Marion aguardó la respuesta de Zoar, pero mientras tanto a sus oídos llegaron las palabras de otros. La identidad del chico que acompañaba a Katia ya la había supuesto, pero la de la mujer no tanto. Sin embargo, al escucharla presentarse, una pequeña sonrisa apareció en su rostro y se dirigió a ella con tranquilidad.
- Saludos, Nekhbet. - Le dijo antes de hacer un gesto de asentimiento al oír a Lylian. - Yo también he oído hablar de ti. Tu cabezonería es legendaria. - Afirmó, y a punto estaba de iniciar una pregunta cuando su hermana se adelantó, planteando la misma cuestión palabra por palabra. Entonces permaneció atenta, a la espera de que la antigua Grovhen resolviera esa cuestión.
Fue entonces cuando llegó a Marion la respuesta de Dante y se giró para mirarle, sorprendida de que después de todo lo que ella le había dicho no se hubiera dignado a responder y tomándolo como una batalla ganada. Sin embargo, al ver que su aportación se reducía únicamente a señalar algo que su hermana acababa de explicar como si lo hubiera deducido él mismo hizo un gesto, divertida.
- Confiésalo, Dante. - Le dijo clavando en él sus ojos ambarinos. - Te encanta oír tu propia voz, ¿verdad?
Arqueo la ceja ante las palabras de Marion y Speeir mientras los observo extrañado. -Por supuesto, aunque... ¿acaso no tuvisteis mentores?
Me meso el mentón mientras los observo incrédulos. -En fin, mi maestro me explico que Oldland hace que despierte en los semidemonios extrañas habilidades, ya sean dones, aptitudes físicas y un largo etc. Al parecer esas habilidades eran inherentes en los primeros de nuestros linajes. Pero al ir diluyéndose nuestra sangre con la humana esos extraños dones se han ido perdiendo a través de las generaciones. Es ese el motivo por el que decidí venir a Oldland específicamente en la noche de los difuntos. Para descubrir mi verdadero legado y poder.
Al parecer los antiguos dones se agrupaban en distintos grupos... Os pondré un ejemplo: los había del tipo clarividencia, semidemonios que eran capaces de ahondar en nuestras almas y detectar nuestros poderes o habilidades, estos comúnmente eran llamados Videntes, en cambio otros podían ahondar en las almas de los difuntos y revelar de esta forma sus secretos, su don era conocido como el Enterrador. Otros tenian la habilidad de hablar con los muertos a estos comúnmente se les denominaba Mediums, por razones obvias... hago una pausa para asegurarme de que me están siguiendo y comprendiendo. Ahora que caigo mencione el Tozudo y esto ha sido un grave error por mi parte... me encojo de hombros quise decir el Condenado, este es un don bastante extraño pues se asemeja más una maldición que otra cosa... Me explico, si en algún momento recibía una muerte violenta su extraña habilidad hace que resucite pero acaba por ligarse a aquel o aquellos que le mataron.
Mi suposición está basada en los conocimientos adquiridos por mi mentor. Por ejemplo, el don de la Niña, por así decirlo de alguna forma permitía espiar pero puede ser descubierto por aquellos que son observados... Bueno, no quiero cansaros con mis historias... ya que carezco de pruebas tangibles y tampoco he visto y sentido ningún extraño poder sobre mí... como veis es una idea descabellada. Debo de añadir que mi maestro estaba un poco tarado, supongo que la edad hace estragos.
Desde la discusión con Dante, Gabrielle había caído en un completo mutismo. Se había emocionado al ver a Vexy enfrentarse al Grovehn, y sentir a su pequeño panda encima de su hombro, gruñéndole. Defendiéndola de aquellos ataques gratuitos. Se lo agradeció con un pequeño cabeceo y terminó de trasladar el cuerpo de Melina junto a Trevor.
Vio a los dos extraños que hicieron acto de presencia y enarcó suavemente una ceja. Aquel lugar parecía una caja llena de sorpresas. Les observó durante unos pequeños instantes, en silencio, pero enseguida perdió su interés y se ocupó de llevar el cuerpo de la pobre Mariam y dejarlo junto al de Melina. Tuvo cuidado de dejar sus espadas tal y como las había dejado Nathaniel. Sabía lo importante que eran las armas para los Grovehn y si él las había colocado de aquella manera, imaginó que sería a modo de respeto, así que procuró que quedaran en la misma posición.
Volvió a las escaleras y sus ojos negros se detuvieron en la figura del pájaro de la Eve. Arrugó el ceño, molesta y se acuclilló, recogiendo al ave con mucho cuidado y llevándolo junto a la fallecida. - Esto no debería estar pasando - Murmuró, contemplando el rostro de la joven con una expresión triste y cansada. Se mordió el labio y levantó de nuevo la mirada, dirigiéndola hacia la figura de Zoar.
Se incorporó, sin apartar sus ojos de los del Eve. Caminó unos pasos mientras le continuaba escuchando. Su rostro pasó por un abanico de expresiones. Primero curiosidad, cuando él empezó a hablar de su maestro. Después, su ceja se arqueó y sus labios empezaron a curvarse, en una señal de perplejidad y diversión, para finalmente pestañear, y morderse el labio para no estallar en una carcajada. No era el momento de reírse, en realidad no tenía ganas después de toda aquella discusión, pero cuanto más pensaba en lo que había dicho Zoar, más ganas de reír le entraban.
- Creo que sí, que estaba muy tarado si te dijo todo eso - . Le dijo y negó suavemente con la cabeza. - La primera noticia que tengo de que nuestros linajes tenían esos poderes. Había oído algo sobre Odland, aunque nunca nada que tuviera esos nombres tan extraños. Pero por lo que tengo entendido, lo que sea es algo de esta tierra, nosotros nunca hemos sido videntes, tozudos, enterradores.... - Según iba nombrando aquellos extraños nombres, la risa iba acudiendo a su garganta y ya no pudo controlarla más.
"Sí, pero mi mentor no me habló de nada de eso."
Escucho las palabras de Lylian tras responder a Zoar. Decido dejar a un lado mis opiniones personales y trabajar con los hechos, con lo que sé. Mi mirada va desde Trevor hasta Katia.
"Trevor, Katia: si calláis, supondré que lo que dice Lylian es cierto. Una persona puede mentir, tres, es más difícil."
Me encojo de hombros mirando a Lylian con media sonrisa.
"No es que no me fíe de ti, pero prefiero asegurar las cosas y que no hayan dudas."
Y mientras ellos responder, miro a Zoar y niego con la cabeza.
"Por ahora, Zoar, dicen que Melina no es quien ve a los muertos. Ellos han estado en el otro lado y, si los tres dicen que no es así, su versión será más creíble que la tuya. Al menos tus... extrañas teorías han dado un paso adelante."
Sin pretenderlo, quizá mis palabras sonaban más ofensivas de lo que pretendía en un principio. Vuelvo hacia la pared, apoyándome, el hombre cuervo me cae bien, incluso de su locura se ha podido sacar un granito de verdad, aunque es realmente peculiar y parece que no a todos gusta. Finalmente vuelvo a desviar mi mirada hacia Dante.
"Sí, vas de cara, pero aún no he visto una prueba de tu inocencia, y sí he visto varias acusaciones por tu parte. Y se acaba el tiempo."
Me encojo de hombros. Al final sólo era cuestión de eso, de tiempo.
A través de la nube de confusión que provocó la aparición de ese chico, escuché a Zoar hablar de cosas que no entendía. Todo aquello de tozudos, enterradores, niñas… me parecía inverosímil y absurdo. Por supuesto todos, en mayor o menor medida, teníamos mentores que nos enseñaban a vivir con nuestros legados y las habilidades que estos nos daban, pero aquellas palabras me sonaban a broma. Yo era una Eve y, hasta el Último, lo único que había tenido era mi vínculo con Sorin. Zoar me había parecido extraño desde el principio, pero ahora me daba la impresión de que lo que le hacía falta era una camisa de fuerza. Sin embargo, lo que me molestó mucho era que pusiera en duda nuestra muerte y resurrección posterior.
-Bueno, pues puedo asegurar que Trevor no me mató y que yo no se lo devolví. Además como estoy bastante segura de que yo no maté a Trevor, pues él tampoco me lo devolvió. Lo único que me dice el hecho de que esa noche nos mataran a los dos, es que los culpables pueden matar a más uno cada noche. Así que más nos vale dejarnos de tonterías de tozudos y niñas, tenemos que concentrarnos porque, como repitan muchas veces eso de matar a dos, nos vamos a ver en un serio problema.- Después me dirigí a Nathaniel.- Sí, lo que ha dicho Lylian es cierto. No era Melina la que estaba al otro lado. No tiene motivos para mentir teniendo en cuenta que tres de nosotros ya hemos pasado por allí.
Tener al chico delante me desconcertaba, afortunadamente había entendido que yo no era ella. Aun así me entristecía mucho que, después de tanto tiempo, la añorara tanto como para venir a buscarla.
-Katia Dragomir, un placer. Le devolví la sonrisa tratando de aliviar si decepción. Sé cuánto me parezco a ella, podríamos pasar por gemelas. En realidad Alexia es mi tía abuela, por eso vine a buscarla. Para contarle quién es ella en realidad y para encontrar a la única familia que me queda. Por lo que sé mantuvo su promesa y vive con tu familia en Toronto. Si consigo salir de aquí y llegar hasta ella, le diré que te he visto.- Después dude un segundo. Tal vez era un error y le hiciera daño a ella si se lo decía, pero me parecía importante darle la oportunidad de mandarle un mensaje. –Si quieres que le de algún mensaje de tu parte…
Observo con semblante serio a la mujer ciervo como arranca a reír a carcajadas. Dejo que esta se jarte a reír y una vez ha terminado. -Al menos he conseguido arrancaros unas risas en tan lóbrego lugar y eso me agrada... Pero tener una cosa presente bambina, quien ríe el último ríe dos veces. Me despido de ella moviendo levemente el sombrero con una sonrisa en el semblante. Después me giro hacia Nathaniel. -Gracias por vuestro cumplido. Debo de añadir que en vos tampoco he visto ninguna prueba de inocencia. Aún así mi intuición me dice que no sois un asesino y eso es lo que cuenta. Creo que ha llegado el momento de la reflexión y que cada cual vote a quien tenga que votar.
Miró a la mujer acompañada del tigre Maltés entrecerrado su mirada, mientras respondía: Una mala decisión...
Decidí guardar las tierras que rodeaban Oldland... y todo fue bien hasta que tres pequeñas empezaron a rondar las fronteras...
Mira al resto y dice: Cada uno de nosotros es una especie de ofrenda ante el sepulcro de Joselinne... tened cuidado... pues hasta la mejor rosa tiene espinas.