Partida Rol por web

Lylian se quedó mirando el cadáver de Nessa dudando. Creía que ella podía ser una de los asesinos y, a pesar de que las voces de su cabeza se habían silenciado de nuevo, dejando que fuera ella quien tomase la decisión, podía sentir perfectamente la expectación de Zyllah, que esperaba que diera un paso adelante, mientras Nybras se mantenía contenida, dando por hecho que Lylian haría lo correcto.

Valoró también la posibilidad de confirmar así si había acertado o no con la chica y sus intenciones. Aunque era una decisión demasiado definitiva como para que esa confirmación fuera determinante al tomarla. Así que se preguntó si ese era el destino que quería para ella. Nessa parecía haber estado continuamente ocultándose bajo una fachada. Sola y confusa. Parecía perdida en cierto modo. En eso se parecía a Lylian. 

La joven dio un pequeño paso hacia el cadáver mordiéndose el labio inferior envuelta en sus dudas, pero entonces el movimiento de Mimí distrajo su atención y sus ojos se posaron sobre el lirio que había dejado al desvanecerse. Como si fuera una señal para ella. ¿Lo era? La anciana había visto algo en su interior, quizá trataba de ayudarla a decidir. Con un pequeño suspiro, cambió su dirección y se acercó a la flor para tomarla del suelo. 

Todavía no estaba segura de qué destino quería escoger. O tal vez tan sólo tenía miedo de tomar la decisión. En cualquier caso, decidió posponerlo un día más.

- Tal vez mañana lo vea todo más claro.

[color=#0B610B] - ¡Maldita sea, Lylian! Mañana podría ser tarde. Mañana podrías no tener una oportunidad tan clara como hoy. Mañana podrías estar muerta. - [/color]Saltó Zyllah, impaciente. [color=#0B610B]- Mañana quién sa... [/color]

[color=#B40404]- Es su decisión. - [/color] Intervino Nybras, interrumpiendo a su hija con voz firme.
[color=#B40404]- Sólo ella debe tomarla. No la presiones más. [/color]

Y de nuevo el silencio volvió a hacerse en la cabeza de Lylian, mientras ella negaba levemente con la cabeza y apretaba el lirio entre sus dedos. No era el momento de elegir aún.

Lylian llevaba toda la mañana sin prestar atención a las voces de su cabeza, más preocupada por lo que sucedía en el mundo que la rodeaba, en el que Dante parecía querer acusarlas a ella y a Marion con sutileza y en el que alguien había matado a Mariam en pleno día.

La joven trataba de no perderse ningún detalle. Ni de quiénes defendían a Gabrielle, ni de lo extraño que había resultado que Speeir -ese hombre que iba con un lobo y que había estado pegado al culo de la Eve desde que los caminos de todos se cruzaron en Oldland- dejase de defenderla a ella para empezar a defender a Dante. Sin demasiados argumentos, cabía admitir. 

Fue sin embargo al ver a los dos nuevos visitantes que escuchó a su abuela mientras los contemplaba con estupor. 

[color=#B40404]- ¿Nekhbet? ¿Qué hace ella aquí? -[/color] La voz de Nybras sonaba realmente sorprendida al reconocer a la mujer rubia. [color=#B40404]- No tiene sentido... Ella no murió en Oldland, salió junto a los demás.
¿Por qué está su alma atrapada en este lugar? ¿Volvió después?[/color] 

Sin embargo, una carcajada interrumpió las dudas que la presencia de su amiga había suscitado en Nybras. Zyllah, ante la imagen de Andrew y Katia, no dejaba de reírse. 

[color=#0B610B]- Oh, por favor. -[/color] Consiguió decir entre una carcajada y otra. [color=#0B610B]- Ojalá Eko pudiera ver cómo Andrew está metiendo la pata hasta el fondo. [/color]

La mención de Eko fue lo que convirtió las risas en un suspiro cargado de añoranza que fue como una punzada de dolor en el pecho de Lylian. Desde que habían puesto un pie en Oldland, Zyllah extrañaba al joven y a su pájaro como nunca en los últimos años.

Cuando Lylian se acercó al cuerpo de Dante, supo que había llegado un día más el momento en que sentía como si el tiempo se detuviese. El momento de tomar una decisión. No se sentía preparada, pero empezaba a impacientarse y a preguntarse si en algún momento lo estaría. Sus ojos grises contemplaron al hombre, analizando su comportamiento y tratando de dilucidar cuál había sido su destino. Parecía envuelto en una búsqueda, como lo había estado ella. Aunque se temía que en ese proceso las intenciones del hombre habían terminado asemejándose a lo que su madre deseaba. 

La sentía rebullirse en su interior, callada, pero expectante, deseando que Lylian extendiese la mano y tomase el destino de Dante. Igual que sentía a Nybras, calmada y silenciosa, dejando que ella tomase su decisión.

Sentía ganas de escuchar a su madre, de tomar a Dante y confiar en que fuese uno de ellos, de los que querían liberar a Joselinne y los mataban por las noches. Así podría desplumar al hombre cuervo cuya actitud tanto le crispaba. Pero era una decisión enorme, el resto de su vida podría verse marcada sólo por una venganza tan pequeña que podría resultar insignificante.

Lylian se mordió el labio inferior mientras se debatía en sus dudas. Sin embargo, su mirada se desvió hacia las escaleras. Se preguntaba qué habría más abajo. Y con estas dudas, aplazó algunos instantes la decisión que marcaría su destino. Sabía que cada día que pasaba sin que hiciese nada, era un día más que estaría perdida, que no sabría hacia dónde caminar, pero en ese momento estaba demasiado confusa para hacer su elección. Sentía que todavía le quedaba algo de tiempo para tomarla y decidió esperar un poco más.

Entre unas cosas y otras a Lylian se le pasó el momento sin que apenas se diera cuenta y cuando volvió a fijarse en el cuerpo de Dante, ya no quedaba nada en él que ella pudiera recoger allí. 

Suspiró, entre aliviada y frustrada, pues se había librado de tomar la decisión un día más, pero al mismo tiempo empezaba a estar cansada de dar tumbos y no saber hacia dónde caminar. Sentía que estaba perdiendo el tiempo y a pesar de su naturaleza tranquila y apacible, empezaba a sentir bullendo en sus venas una impaciencia más propia de su madre que de ella.

Y fue precisamente Zyllah la que protestó en ese momento. 

[color=#0B610B]- ¡Joder, Lylian! Deja de perder el tiempo de una vez. Tu padre y yo hemos sacrificado mucho para que estéis aquí tu hermana y tú y no dejas de desperdiciar la oportunidad y dar la espalda a tu destino. [/color]

- Yo... No estoy segura de que ese sea mi destino, mamá. Quizá no es eso lo que debo hacer o... 

[color=#B40404]- No la presiones. -[/color] Dijo Nybras, interviniendo por primera vez desde que Dante había caído. 
[color=#B40404]- Tú tomaste tu decisión. Respeta a tu hija y deja que sea ella la que tome la suya.[/color]

La aparición de aquellos tres personajes sacudió a Lylian, pero también a las dos mujeres que habitaban en su interior. Como de costumbre fue la impaciencia de Zyllah la primera en reaccionar.

[color=#0B610B]- ¿Son ellos de verdad? Oh, Lylian, seguro que han venido a abrir la puerta para su madre, como deberías estar haciendo tú. ¿Por qué otro motivo viajarían hasta Oldland justo ahora?[/color]

[color=#B40404]- Espera, Zyllah.[/color]- Interrumpió Nybras entonces con tono pensativo.[color=#B40404]- Siempre hablas del destino de nuestra familia, uniéndolo a este lugar y repitiendo que todo es por ser de la sangre de Joselinne. Pero, ¿por qué ibas a ser tú más de su sangre que cualquier otro semidemonio? Ellos son de su sangre. Sus tres hijos. Tal vez sea el momento de que te hagas a un lado y dejes que cada uno se escriba su propio destino.[/color]

[color=#0B610B]- ¡No! Me lo dijo aquella niña-demonio, Madre. Dijo que yo era de la sangre de Joselinne. Y Eko y yo acordamos crear una nueva estirpe que le abriese la puerta...[/color]

[color=#B40404]- Quizá tan sólo se refería a tu legado, a ser una semidemonio. Quizá no eres tan importante como siempre has creído, Zyllah. Quizá... No exista un destino que puedas cumplir.[/color]

Y con esas dolorosas palabras Nybras guardó silencio, dejando que tanto su hija como su nieta rumiaran algo que llevaba rondando sus pensamientos mucho tiempo, pero que por fin había llegado el momento idóneo para expresar en voz alta.