Las miradas se entrelazaban entre algunas certezas, esperando el momento idóneo para actuar.
Speeir acariciaba el rostro de su gran lúpino, mientras este os escrutaba con ojos rabiosos… Sin embargo su dueño guardaba la calma.
Entonces, como un destello, el hombre gritó a su hermano animal: ¡¡¡ Ahoraaaa !!!.
El oscuro animal comenzó a correr en pos de Marion, mientras sus fauces crujían preparándose para una dentellada, a la vez que por camino contrario pero gemelo en dirección, Speeir avanzaba dejando a vista de todos, una mandíbula que poco a poco se acerca a más a la de una bestia que a la de alguien normal.
Casi llegan ambos a su meta final, pues la acción fue rápida pero por suerte Marion reaccionó, y unos lazos grisáceos de aquella bruma que jugueteaba a sus pies llegaron hasta las gargantes del hombre y el animal, y las apretaron y lucharon por lanzar a ambos contra la pared.
Speeir luchaba, y sus manos se hincaban en aquella bruma como si de carne se tratase, y tras un pequeño hilo de sangre que empezó a gotear desde la nariz de Marion, está tuvo que ceder, mientras los lanzaba contra las columnas, dejando de esforzarse en controlar aquel don.
La capucha de Speeir danzaba hacía atrás mientras jadeante retomaba la respiración con fiera mirada en la batalla, buscando cuál sería su próximo rival….
Entonces Bril sacó su violín, iba a alzar el brazo para tocarlo, pero una fría sensación recorrío su espalda. Puso el rostro serio… no hacía falta tocar… Miraba fijamente a aquel hombre y comenzó a silvar, mientras el cuerpo del lobo de color azabache comenzó a temblar mientras un férreo dolor lo atravesaba una y otra vez.
El animal gimoteaba como un pequeño cachorro, ante la atenta mirada de Speeir, que con el sabor de la hiel en sus labios comenzó a gritar, mientras decidía ir a por el violinista y cerrar aquella boca de una vez.
El músico sabía su intención pero no pararía en su decisión… Siguió silbando mientras los aullidos lastimeros del animal le seguían el compás.
Las manos fieras de Speeir estuvieron a punto de aferrar su pechera, pero entonces la mirada de Melknhar se posó sobre él y como un acto reflejo, Speeir quedó entumecido, ni un músculo más podía mover, una sensación de estar preso mientras el resto de su mente seguía en acción.
La mirada de Speeir fue dando saltos desde Amarok hasta Melknhar… El lobo había dejado de contracturarse, y haciendo un esfuerzo se movía casi arrastrado bajo un gran peso, intentando llegar hasta el hijo de Caín.
Unos pasos que se frenaron al mero roce de la hermana de este… pues Eve extendía su mano, mientras el lobo frenaba en seco a la vez que sus ojos caían en una especie de supor…
Poco a poco la primogénita llegó hasta el lobo, y con manos féminas pero fieras agarró el gaznate del lobo y su pechera con fuerza y fiereza empezó a arquear aquella curva mientras la piel crujía bajo sus manos y los huesos de distendía hasta casi no poder más.
El dolor mostrado en el lobo, marcaron una mueca de agonía en su amo, una mueca que no tendría mucho más recorrido, pues mientras sus ojos lamidos en lágrimas, miraban a su antaño fiero compañero, no se percató de los pasos de Lylian que empezaron a moverse mientras desenfundaba sus manos de aquellos guantes, y con serenidad acogía una de las extremidades de Speeir entre sus dedos, mientras los guantes quedaban en el suelo.
El dolor marcado por aquella caricia, fue creciendo a medida que miles de ampollas brotaban de su piel… la voz de Speeir se rompía a la vez que la piel agarrada por Eve empezaba a ceder.
La mirada de Melknhar dejó de actuar, el cuerpo de Speeir caía sobre el suelo mientras pústulas y llagas llenaban cada centímetro de su piel.
La garganta del lobo se abría en pequeños jirones de un cuerpo que también ya estaba sobre el suelo….
El sllencio llegó a la sala mientras desde una zona sombría la mirada de una mujer enfundada en negro miraba aquel reguero de muerte a la vez que peinaba su pelo con frialdad.
Unos segundos que se hicieron eternos mientras la mirada de los presentes sentían como las almas de aquellos que habían visto caer en unos pocos días circundaban la sala sin más…. Desde las sombras, como aquella presencia, aunque desde una perspectiva distante y lejana, como si ella no estuviese entre ellos, como si aquello solo acabase de empezar.
Los ojos de aquella mujer, escrutaban el cuerpo convulso e inerte de Speeir, con una mueca de asco en su rostro, ya que sus labios permanecían sellados por una llaga seca...
Parecía como si le diera igual que la vieraís, hasta que reparó en las figuras de los primogénitos y su rostro primero esbozó una sonrisa, que poco a poco rasgaba esa costra que cosía su boca, y luego con ojos impávidos siguió mirando mientras con el filo de sus uñas cercenaba esa lacra de sus labios... para empezar a hablar...
Los ojos de Vael temblaban por primera vez, mientras se exaba hacía atrás con las pocas fuerzas que quedaban en sus brazos, mientras sus labios temblorosos decían: La da... la dama oscu.....
Sus labios abrían dicho la última palabra si no fuera porque las manos femeninas de aquella mujer agarraban su rostro y tras darle un beso con los labios llenos de su propia sangre torció con furía y fuerza el rostro del bibliotecario, dejando que un solo sonido opaco en su cuello fuera el predecesor a la muerte de aquel hombre que tanto había luchado.
Miró sus manos mientras decía: Estoy harta de ese nombre... Nadie recuerda mi nombre... solo el hecho de que maldecí tierras y fronteras que ugaron en post de esta furcia... - Dice escupiendo su sangre sobre el ataúd de piedra.
Sonríe por un momento y dice.- Al menos ese juego, me sirvió para manchar su nombre... y su tumba...
Mira a Kimberly y chasquea la lengua mientras dice.- Parecía que darías más juego, mientras la sangre de tu hermano se resbalaba entre tus dedos, pero ya veo que me equivoqué.... Ya no sirves para nada... pues ni siquiera eres útil para mí...
Le sonríe y dice.- Enhorabuena Kim... estás sola, y ahora la muerte de tu hermano te ayudará a perpetuar la locura de tu madre una generación más.... -. Suspira y dice para ella misma.- Ira... ella si que supo derramar sangre y no tú...
Los ojos de Kimberly temblaban entre una red de lágrimas que oscilaban alrededor de aquel sello púrpura que eran sus ojos, mientras en su mente recorría las imagenes con las que cercenó la vida de su hermano y guardaba un poco de su sangre en aquel frasco de cristal...
Como en un principio, los dedos de la albina se escondieron entre sus ropas, y decidieron cual era el pago de aquel mal que ahora ahogaba su pecho y volcaba un vacío en su alma, inimaginable para otros que no fueran de su condición.
Enguantó sus manos con sus garras... y mientras las lágrimas se derramaban entre sus mejillas cogió con una mano aquel frasco y lo miró, mientras susurraba.- Christofer... yo....
La otra mano se acercó a su propio cuello y con la suavidad del tacto de la seda introdujo aquellas garras en su piel, y mientras una lágrima se confundía con la sangre que empezaba a brotar de aquel trazo blanco de su cuello, aferró con fuerza una de las arterias y tiró de ella, dejando que un gran volcán de sangre terminasé con aquella locura, y con aquella condena que ella misma había firmado antes de llegar a Oldland con la muerte de su mellizo, en una habitación... bajo la atenta mirada de la luna, y la sonrisa de aquella dama oscura que sin saberlo espiaba desde la esquina de la habitación...
La Dama Oscura miró con cara de asombro y dijo con desprecio mientras el suelo teñía de rojo la piel de la pequeña albina.- Pobre mediocre, al menos su madre sobrellevó la locura hasta que otros la mataron... pero al parecer ella no...
Todos la mirabais con cierto asco, miedo o repulsa, mientras la mujer paseaba por la sala... había llegado el momento de la explicación, mientras se sentaba en una esquina, y miraba a los tres primogénitos empezó a chasquear la lengua mientras decía.- Tan valientes e hipócritas como la cerda de su madre.... Al menos podíais darle un beso a vuestra Tía Evelinne... ¿o acaso esa puta nunca os habló de su gemela?.
Aquella que fue con ella hasta esta puta puerta, el día que vuestro padre llegó... y aquella que fue la primera en hablar con Caín...
No seguro que no... ella solo habló lo que cuentan las viejas historias... Y vivieron felices y comieron perdices...- Dijo con sarcasmo....
Alzó un dedo y dijo mientras negaba con él.- Lo siento pero el cuento nunca fue así... vuestro padre era un puto demonio, y como tal le encantaba el pecado, y más concretamente aquel que se escondía entre mis sabanas, mientras la mojigata de mi hermana cuidaba de sus vástagos...
Todo era perfecto hasta que le pedí un pequeño aumento en nuestra relación... - Acarició su vientre y empezó a decir.- Sólo quería un pequeño que como vosotros llenara mis huecos con ilusión, pero el se negó... -. La cara de aquella mujer iba de la tristeza a una ligera sonrisa cuando empezó a decir.- Y ella pagó su negativa... sólo había que quedar en un sitio y acabar con ella... El tiempo me daría lo que yo quería mientras las vísceras de vuestra madre plagaban este mismo suelo, pero tenía que hacer acto de presencia el amor... -. Dijo con sorna y repugnacia.- El bueno de Caín al verla no pudo aguantar y tuvo que sesgar su existencia sin más....
Los ojos de Evelinne se llenaron de lágrimas mientras decía.- Una muerte que me llevó a la locura, y que selló mi alma a la demencia hasta que encontré en el Odio y la Venganza el bálsamo que necesitaba para respirar...
El Odio y la Venganza misma que hicieron de mi alma un sesgo marchito de maldad que condenaría a Oldland y a todo aquel que viniese de alguna manera del vientre de Joselinne.
He estado jugando con Oldland desde el principio, bebiendo de la sangre de muchos para enjugar mi dolor, y divirtiendome con las penas próscritas de aquellos que al morir sellaban su alma como la mía en una tierra que no los dejaría ir jamás...
Limpia sus lágrimas y dice mirando ahora al resto.- Soy Evelinne aquella que llenó de noche Oldland, y aquella que gracias a la sangre de muchos despertará de nuevo la cárcel que mantenía cerrada esta puerta que pronto os llevará a la miseria y la agonía....
Muchos me llaman Oscura... pero yo prefiero decir que soy Justa, pues las lágrimas con lágrimas se pagarán y el vacío de vacío se llenará... Y la sangre que un día brotó de mis labios que hervían en hiel, pronto brotará de los vuestros y os hará retorceros hasta perecer....
Las manos de la Dama Oscura se apoyaron en una zona de la pared, donde se dibujaba un surcó llenó con runas y grabados primigenios y rituales, que como aquel que ya había muerto sabía, era la puerta por la que un día Caín, dejó atrás el infierno y empezó a querer.
Las manos de aquella alma perturbada tocan la pared que empieza a dibujarse entre líneas de sangre que poco a poco ascienden desde el suelo trazando lo que antaño sería una puerta.
Los labios de Evelinne se entrecierran mientras entre susurros vuelven a maldecir.- Maldita la estirpe de aquella que yace aquí... maldita la sangre que corre entre la humanidad y maldito el sello que antaño se cerró y que ahora debes abrir...
Eve estaba harta de escuchar aquella que tanto había dicho, aquella que tanto daño había hecho y tanto tenía que reprochar... Puede que pocos se dieran cuenta, pero aunque Joselinne nunca hablara en las historias de su hermana, siempre guardó para ella un sitio especial, por eso su pequeña portaba en parte el nombre de aquella que había compartido llantos y sangre con ella al nacer.
Como una fiera Eve se lanzó contra aquella presencia, sus manos se apuntaban en fieras garras y su boca se aunaba en afilados dientes dispuestos a romper todas aquellas palabras que le hacían tanto mal.... pero al llegar contra la pared, aquella figura fue atravesada por sus manos como si fuera gas... pues solo era el recuerdo de un alma herida... un recuerdo capaz de herir con sus palabras, y de recordar aquello que deseaba hasta lograr que el sello se volviera a iniciar.
Las manos de Eve golpeaban la piedra mientras sus dientres se aferraban a sus labios y sus ojos contenían lágrimas que entre gritos de furia ahogaba una vez más... Unos golpes que hacían más daño dentro de la propia Eve, que en aquella pared.
Las manos de Melknhar comprendiendo aquella esencia, apoyó como hiciera hace muchos años las manos sobre su hermana y le dijo con la voz ahogada por la rabia y la tristeza de que todo esto ocurriese en este lugar.- A mamá no le gustaba verte llorar, hazlo por ella... hermana.
La mirada aguada de Eve se fundía con la de su hermano que sin quererlo rompía un silencio y una barrera creada hace enios, y recobraba miles de imagenes en las que la pequeña Eve, se acurrucaba junto a un adolescente Melknhar.
El grito de la primogénita ahora se volvía angustia que sin quererlo aferraba sus manos con fuerza al cuerpo marchito de Melknhar que aunque sangrando, acariciaba la melena de Eve, mientras tarareaba una vieja nana, para que olvidase las penas como hubiera hecho Joselinne en su lugar.
Grovehn miraba como su hermana estaba herida... herida en un alma que no dejaba de sangrar lágrimas desde hace tanto tiempo contenidas, que desfiguraban su rostro en una bestia doblegada a la pena y a la ira por no ser capaz...
El pequeño tragó saliva y esgrimió su gran espada como había aprendido a la sombra de aquella vieja casa, que permanecía desolada en la vieja zona de Oldland.... No podía dejar que su hermana llorase así, no podía dejar que alguien hiciera daño a aquel trio que hace tanto tiempo se separó, y que ahora ante la tumba de su madre se volvía a forjar.
La hoja blandía y chillaba al viento mientras ondeaba su mango y tras una fiera estocada, la hoja se introdujo en aquella zona donde se marcaba aquel alma, y aquella puerta que era la esencia de la muerte en realidad.
Aquel alma herida, que creía que nunca volvería a ser herida jamás, dejó escapar un pequeño brote de aliento de sus labios, mientras sentía como aquel filo desgarraba su alma, y de haber tenido sangre, ella hubiera enjugado aquel acero otra vez más....
Los ojos llenos de lágrimas de Grovehn miraban con furia como aquella alma en pena se deshacía en mera niebla, en un quejido de dolor, mientras el sentenciaba como buen guerrero después de la muerte de su agresor.- Nadie hace llorar a mi hermana... ni si quiera un familiar...
Todos mirabais atónitos como aquellas tres figuras que para todos habían sido un ejemplo y un legado de fuerza y de gran vitalidad, se rompian en pedazos, dejando tres personas como el resto de los demás... capaz de ser heridos, rotos por sus dolencias, y empañados en la pérdida de lo que un día más quisieron... aquella que otros llamaban Joselinne, pero ellos siempre llamaron Mamá...
El símbolo roto se volvía a unir... la testa aferrada al puño que era protejido por la hoja una vez más....
Puede que fuera tarde pues la puerta empezaba a temblar, mientras miles de signos bañados en sangre de inocentes y traidores hardían con una llama especial, aquella llama que desde el inicio dio vida al infierno y que ahora daría vida a vuestro final.
Todos se estremecían y incluso algunos se abrazaban pensando que ya no habría momento para pensar... los últimos segundos de Oldland estuvieron en sus manos y la dejaron escapar...
Pero entonces como siempre había hecho, era el momento de protegerlos como hermano mayor. Melknhar guió las manos de Eve hacía su mellizo y se apoyó en la pared, mientras sus débiles manos se aferraban a aquella aldaba de sangre para evitar que la puerta se abriese mientras dejaba que el poder de los influjos bañase su cuerpo, mientras ondeaba el viento, sonaba el agua, crecía la hierba o ardía su mano sin más... la oscuridad lo rodeaba, la electricidad lo protegía, mientras el esfuerzo vertía sabre de sus labios como sacrificio a aquello que intentaba parar.
La puerta parecía aceptar el sacrificio pero no era suficiente para algo que llevaba tanta furia dentro como para que una sola mente desolase aquel miedo capaz de matar.
Las fuerzas flaqueaban en aquel vacío cuerpo que poco a poco se arrodillaba ante aquella puerta, y poco a poco darían fin a aquella inmortalidad que pensaba nunca iba a acabar... La mano de Melknhar se separaba de aquella aldaba pero pronto la mano de su hermana Eve, se aferró junto a la de él...
Un grito de la mujer se asemejó al lamento de un león, mientras las uñas de su otra mano se hundían en la puerta que poco a poco se dibujaba... La fuerza de mil bestias contenida durante tantos años se apoyaba contra aquella pared, que era una losa capaz de arroyar aquel dominio que durante años había caracterizado a la hija de Caín.
Las manos de ambos hermanos se fundían en aquella aldaba mientras sus miradas, recomponían un lazo que ojala hubiese dado tiempo al tiempo para trenzar y ahondar.
La puerta de aquel infierno seguía siendo oprimiendo la fuerza de ambos hijos cuando las espaldas de Grovehn se apoyaron junto a sus hermanos impidiendo que la apertura se abriese, a la vez que colocaba su espada como travesaño para que ayudara un poco más...
La luz del infierno se filtraba por aquella puerta... que era incapaz de ser sostenida por aquellas tres figuras que un día darían vida a todo un legado de mente, dominio y fuerza... que pronto se desdoblarían para crear inocencia y traición alrededor de un nido de mentiras, que poco a poco ganaba fuerzas y adeptos que que tiempo se encargó de engatusar...
El mayor de los primogénitos miro al resto y dijo.- Aún no es vuestro momento... ni el de Oldland... ni el de la humanidad...
Un destello de luz, en la mirada del débil primogénito y todo fue silencio, y vacío por un momento nada más... luego como caídos de la nada, los vivos cayeron ante la puerta de aquella puerta coronada con aquel cartel de madera, con aquel nombre que ahora os decía algo más...
De repente una el estruendo de mil rayos, y mil explosiones llegaron al lugar... Aquel edificio se reducía a ruinas ante vuestros ojos, sepultando bajo tierra escombros y sangre de aquellos barriles tres cuerpos que no solo eran el de tres primogénitos sino el tres hermanos que se habían vuelto a forjar, tres cierres que habían vividos separados y que antes de la muerte por fin se cerraban en un inseparable nudo, una vez más...
Poco a poco aquellas presencias encapuchadas, llegaron a vuestro lado, acompañadas de aquellos que habían muerto, acompañadas incluso de Vael.
Aquel viejo bibliotecario ahora andaba erguido sobre sus dos pies, y portaba entre sus manos aquel libro que tanto tiempo había acompañado su mirada en aquel lugar que ahora solo era un solar de escombros y pasados a recordar.
La mirada del hombre ya no tenía miedo, y una sonrisa se rompía en su barba perlada por los años. Se acercó a vosotros y dijo.- De alguna manera... bajo esos escombros, comienza una nueva era...
Gracias por guiarlos hasta aquel lugar, que tantos años el miedo o los sentimientos negaban que empezaran a bajar.
Miro a cada uno de los vivos y dijo respondiendo una pregunta que siempre estuvo en alto y que nunca respondío.- La llave siempre estuvo en vuestra mano, pues pese a lo que muchos piensen todos podemos manejar nuestro destino hacía un lado u otro sin pensar...
Las miradas de muchos buscaban el suelo, pero sobretodo la de Lylian Letang, como si aquel dicho fuera algo que necesitaba escuchar....
Permitid que vuestro destino sea aquel que marque vuestro corazón... ni reglas ni condiciones, solo vuestra razón... -. Esta vez la mirada del viejo se dirigió hacía Katia.
El miedo no es malo, pero a veces... puede ser la única madera que nos impida avanzar... -Marion giró la mirada, y busco entre sus dedos, no aceptando aquel sermón.
No freneís nunca vuestro destino, pues el tiempo siempre os sorprenderá... -. Aquellas palabras fueron asentidas por Nathaniel.
Ni penséis que siempre estaréis solos, pues si solo pensáis así, nunca lo dejaréis de estar... -. Vexy acarició el pelo de Nimah y empezó a aprender la lección.
Ahora la mirada se fijo en Zoar y Brif y dijo.- Y pase lo que pasé... Seáis quien seáis... no abandonéis aquello que por algún motivo, el camino os puso en medio para tropezar...
El hombre del cuervo, asintió, mientras Brif intentaba descifrar la mirada de aquel hombre... Una mirada que se giró hacía los caídos, que de alguna manera encontraban entre los encapuchados algo que los hacía filiarse al lugar.
El abrazo de un viejo amigo, el beso de aquella persona que siempre quisiste encontrar, la mano de un padre, o la caricia de aquella persona que jamas olvidaras... Poco a poco las almas encapuchadas fueron desapareciendo, dejando sobre los escombro una última ofrenda en forma de flor...
Una ofrenda por los que se iban, o por aquellos que quedan con resignación... una ofrenda que desde el primer día todos sabían que debían de donar, y que incluso el viejo Vael sabía que se ofrecía por lo que estaba por pasar...
Vael miró el viejo reloj que parado se escondía entre las hojas escritas de aquella historia sin terminar... cuando la campana de Oldland volvía a sonar... eran las doce, y todo debía acabar.
Se giró y os miró con la ternura de un abuelo, cuando ve a sus pequeños marchar... En sus labios una frase que aunque nunca sonó a ningunos de vosotros se os olvidará: "Nada termina en Oldland... solo acaba de empezar..."
Y girandose con paso suave, alzó una mano que os dijo adiós mientras su esencia se disolvía entre aquellos escombros que un día fueron su cárcel, y que ahora eran su sepultura... un lugar que nadie olvidará...
Vuestras miradas se fijaron por un momento en aquella mezcla de flores mientras recordaba la última voz de Vael y mientras recordaba todo aquello que había dado y quitado Oldland en tan solo unos días nada más.
Cada uno tenía su camino, y debía de empezarlo antes de que aquello fuera a más. Aquella incertidumbre que el último susurro de Vael marcaba, era el pistolazo de salida de la próxima traición, que pronto traería sudor mentiras y llantos, entre besos y caricias como siempre Oldland había guardado bajo su espolón.
Los primero en desaparecer fueron Zoar y Brif, que mientras el resto seguíais mirando aquellas ofrendas, empezaron a correr, desapareciendo tras las esquina de viejos edificios, mientras sobre ellos, sobrevolando Madame Butterfly, los resguardaba, mientras volteaba la mirada esperando que ninguno fuera en su misma dirección.
La huida de un traidor que junto a la dominación guardaron sus pasos, y les daba una nueva oportunidad, puede que la oportunidad de derramar más sangre, pero era un precio que Oldland estaba dispuesto a pagar...
Vexy miraba la huida, tras negar con la cabeza se agachó para recoger una de las flores con la que adornó su pelo. Miró a cada uno de los presentes, pensando si con alguno de ellos seguiría su camino, pero mientras lo pensaba sus dedos jugaban con el filo de su ropa, mientras sus pasos la perdían por Oldland... De alguna manera su inconsciencia había dicho que no... y mientras triste miraba el suelo, encontró frente a ella un hombre de tez morena que hacia días había conocido como Trevor, pero que a diferencia del anterior, paseaba un perro sin modificaciones... este solo era un hombre tocado por el rasgo de Eve, que le saludo mientras paseaba a su mascota, como cada anochecer.
La mirada de Vexy esgrimió una sonrisa, mientras ahora comprendía que Oldland su camino aún podía cambiar.
Nathaniel pateó una piedra, sin saber si debía de hacer aquello que su mente pensaba una y otra vez, pero luego pensó en las palabras de Vael, y tras una sonrisa pensó que no había nada que perder... Y empezó a alejarse, mientras con su mirada buscaba algún edificio o vestigió de él que fuera parecido a aquel que había visto dentro de él...
Pasos que se perdían entre calles, hasta llegar a una casa, que aunque abandonada siempre olería a jazmín.
Katia recogío sus cosas y empezó a andar, Canadá estaba aún muy lejos, y nada ni nadie la pararía ahora que Oldland le daba una nueva dirección. Quizás el camino troncase sus pasos, pero al menos ella estaba segura de que su empeño y esfuerzo marcaban un horizonte en pos.
Puede que el tiempo fuera ya innecesario cuando llegase a aquel sitio donde buscaba su corazón pero ahora sabía que pasase lo que pasase, aquel rumbo le daría un nuevo sentido a aquel viaje, y a aquel recuerdo maduro ahora en su corazón.
Solo quedaban las dos hermanas, aquellas que llegaron separadas y desconocidas al lugar... La mano de Marion se posó sobre el hombro de Lylian animandola a avanzar... Pero la hermana de pelo azabache, negó con la cabeza mientras con lágrimas comprendía que aún debía de buscar su camino antes de aferrarse a algún lugar... Una gota caía al suelo mientras entre jirones de niebla raudos desaparecían del lugar ella y Enoch.
La rabia llenaba a Marion que con fuerza apretaba sus puños haciéndose incluso sangrar, cuando las palabras de Vael, resonaron en su mente una vez más.
Acababa de comprender que su hermana necesitaba buscar su destino, pero que su destino era estar con ella mientras esperaba a que llegara esa ocasión.
Recogió su mochila a sus espaldas y empezó a mirar hacía atrás, debía encontrar aquella niebla que de alguna manera, siempre le había marcado donde latía su corazón...
Los pasos de todos se perdían entre las calles de aquella vieja ciudad, que anudaba sus destinos, y dejaría una marca imposible de borrar, bajo la sombra de aquella catedral que dentro de unos minutos volvería a sonar, esperando nuevas historias, nuevas vidas, y nuevas tretas que con el tiempo se harían leyendas, como todas aquellas que poco a poco habían llegado y de una manera u otra habían ayudado a que el símbolo de los hermanos se volviese a juntar.
Esa es solo una de tantas historias que Oldland había vivido y que pronto empezaría a recordar...