Partida Rol por web

Hyun no tenía del todo claro aún como iba todo eso en ese nuevo lugar, así que tras ver como otros lo hacían, trató de imitarlos...

Laura, hay que reconocerlo. Has jugado muy bien tus cartas, seguramente el hecho de ir por tu cuenta ha ayudado. En fin, no se si serán palabras que caerán en el vacío... pero que no sea por no intentarlo. - Hyun sonrió - Hay muchos vivos que no parecen estar por la labor, como ves. Yo lo estaría encantado. A fin de cuentas, parece que de los otros grupos, ni uno ni otro me querían realmente. Así que si fuera posible algún tipo de intercambio... ya sabes mi opinión.

Respiro con alivio al ver que Jared podría tener esperanza. Después se preguntó cuanto de aquel arrebato había sido por ella misma y cuando un impulso de su programa, pero ya no importaba. Se queda en silencio, observando la escena, temerosa de cómo pudiese terminar todo.

- Niña... ¿Crees que cualquiera puede tomar una decisión como esa? ¿Que cualquiera podría escoger a alguien para matarlo, a la espera de que la cadena de cambios en el mundo dé con el no-nacimiento del paciente cero, si es que lo hay?

Escúchense. Hemos llegado a un Guía, tenemos la decisión en las manos y aún se permiten dudar de la Oportunidad, proponiendo buscar otro objetivo para dejar al planeta a su suerte... ¡Ninguno de ellos comprende! ¡Ninguno es digno! No son mejores de los que fueron los últimos, y no se dan ni cuenta de lo que va a pasar. 

​

Apareció entre la bruma...

En el medio de las discusiones algo pasaba desapercibido... El almacén de datos había empezado a moverse. Poco a poco y sin saber porqué, las personas empezaban a quedarse calladas.
Mientras que aún quedaba alguna conversación en el aire, los más receptivos escrutaban el espacio intentando vislumbrar aquello, sea lo que fuere, que perturbaba la atmósfera.

...
¿Qué ha cambiado?¿Que está sucediendo?
...

Una inquietante brisa sopló hasta que un repentino e infernal grito silenció a todos.  Provenía de un rincón en el que se encontraban dos figuras. En el espacio virtual que conformaba el almacén nunca hubo buena percepción del espacio tangible, pero era como si en ese momento una gran ráfaga de datos, una especie de luz, de calor, proviniera de aquellas dos figuras.

¿Rosa? ¿Aquella chica era Rosa Álvarez? Si, y estaba siendo agarrada por una silueta que permanecía en la sombra. La silueta era antropomorfa... bastante alta... fría e inhumana.

El sujeto rasgaba de arriba a abajo el código de la muchacha. Según recorría el pecho de Rosa con sus largas uñas, se oía un fuerte sonido como al rasgar una tela. De esa terrible fisura era de donde provenía la luz. Se podían ver ráfagas de datos saliendo despedidas en distintas direcciones, y otras arremolinándose en torno al cuerpo de Rosa. De alguna forma ese ser estaba consumiéndola... absorbiendo todo lo que no salía despedido demasiado lejos del cuerpo.

Aunque la criatura se tomaba su tiempo y permanecía impasible ante el sufrimiento de ella, las cosas pasaban demasiado rápido y se le notaba sediento... 

Pronto se acabaría lo poco que quedaba de cuerpo... 

En su último estertor, Rosa mira a su verdugo. Sus ojos lentamente comienzan a apagarse, dedicándole solo una última mirada a Robert de súplica... pero no puede hacer nada. Nada puede hacer nada. 

Lo que queda de Rosa se desvanece en jirones frente a todos... y la criatura aún está hambrienta. 

Casi como de un capricho se tratase, una voz ya escuchada por algún otro antes de ahora, alcanza el almacén.

"Los desprogramadores no son vuestros únicos enemigos. No os fiéis... nunca"

La criatura termina el sádico festín y...  ¿Eso es una sonrisa?
 
Da unos tímidos pasos hacia el lugar donde se encuentra el grueso del pelotón de los caídos. Tras esa sombra, ese ángel oscuro, un rastro de datos lentamente alcanza su cuerpo y va pasando a formar parte de su ser...

El tiempo se acaba. El miedo es denso y el espacio es infinito, quizá eso reprime los primeros impulsos de correr. El único sonido perceptible es esa respiración ronca e infernal.

Como si antes solo se lo hubiera estado pensando, ahora se abalanza vertiginosamente sobre la multitud y comienzan los gritos. Pánico. Ha agarrado a otra persona: Robert Drake.

De un zarpazo lacera violentamente su espalda y saltan restos. Drake cae genuflexo por esa herida mortal, y pronto la sombra se abalanza alimentándose de forma lasciva.
En el frenesí, la sombra contorsiona, adopta formas macabras e imposibles.

Aquellos destellos de datos y gritos sobrenaturales se apoderan de la calma de la sala.

Robert apenas tuvo tiempo de intentar alcanzar al Rosa, cuando la misma suerte lo alcanza a él. 

Las voces les pasado siguen persiguiéndoles en este último estertor.

Skynet.... Adonai..... UNO..... son la clave..... que no se acerquen a la matriz...... si algún virus encuentra esto.... que le infecte y todo sera suyo. Si quien lo encuentra es otro? Bueno.... no dejéis que le infecte

Los límites sinuosos del lugar son rebasados por personas desesperadas... Los datos que componen a los seres de la zona, cada vez se hacen más bastos... se están degradando. Las personas sienten como al roce de su piel con ese espacio etéreo se están desgastando... muy poco a poco... casi de forma imperceptible...
Reacciones distintas. La gente mira asustada a un lado y a otro. Nadie parece saber qué hacer. Mientras que unos corren, otros se quedan inmóviles. Sus códigos peligran... sus datos, sus vidas peligran.

Ha atrapado a aquel anciano, Sean James... ¿Pero a quien le importa? ¿Qué vale una vida cualquiera comparada con la de uno mismo?

De pronto todos parecen comprender algo obvio... algo que quizá muy pocos se habían planteado hasta ahora... ese algo que da respuesta a los que quedan atrapados en el almacén y se preguntan ¿Y ahora qué?
Preocupaciones... recuerdos... todo se acabaría...

- ¡Huíd! - Es cuanto le da tiempo a gritar hacia su espalda cuando la criatura se abalanza. Su entrenamiento militar sería útil si las fuerzas no estuviesen tan terriblemente desparejadas. 

Cuando los últimos resquicios de su vida comienzan a desvanecerse, un nuevo paquete se desencadena.

Simplicibus, quid hie aeterna erit iustus ab initio examine.
Hi sunt verba novissima principem tertius cantavit de navi "De bullæ", aedificata in ordine ad salvage humanitas ex sua consequatur sicut generis, et ad conservare absque totalis evanescant.
Ad perniciem accepit qui non pertineret. Si autem vivere ..... responsum exspectamus in tenebris, clam in fugacior ...... etiam in morte.
LIBELLUS, tertiadecima die, anno MCCCXIII studium a summo duce.
Quod est agere et pati, ut pax tranquilla pretium fiunt.

Decrépitas palabras continúan resonando a lo lejos... "¡Huid!", "¡No pares, dame la mano!", "Tengo miedo..."

Por lo pronto tenían unas bastas y extensas dunas de datos para intentar huir. Millones de hexabytes de información que conformaban el almacén de datos de la Burbuja. Montículos de recuerdos... bruma... objetos fluctuantes... gargantuescas estructuras en ruinas... todo ello una inconmensurable vorágine de datos.

Aún estando dentro del almacén, en un comienzo no percibían tal hostilidad.  Los ridículos y sinuosos límites de la salita del ángel blanco hacían casi acogedor a aquel espacio.
 Pero no. Aquél era un lugar inimaginable. Un lugar que si tenían suerte, podrían recorrer durante décadas antes de convertirse en un amasijo de datos irreconocibles...
Para seguir huyendo del ángel caído tenían que recomponer los datos que sus cuerpos iban perdiendo. Restos corruptos... o quizá trazas de locura, puede que pensamientos brutales e inhumanos... cualquier madeja de datos que  encajara en sus cuerpos decadentes serviría. Con el tiempo acabarían perturbados y locos... posiblemente se convertirían en polvo.
Su lucha siempre presidida por una ridícula esperanza... aplacada por pensamientos de aciagos sucesos que casi con certeza, llegarían a su terrible resolución.

¿Sobreviviré?
¿Saldré de este infierno?