Partida Rol por web

-¿De Nuln? Preguntó Verner con curiosidad arqueando una ceja al mismo tiempo. Interesante... Es algo a tener en cuenta y que no deberían olvidar cuando vayan a entrevistarse con cierta gente que ha sido arrestada esta misma mañana en la ciudad por alborotadores. La Guardia Imperial los ha arrestado por una trifulca en la que han participado, cerca de la Taberna de la Vieja Emma. Y luego, han venido a verme...

Dejó las últimas palabras en el aire, esperando a que uno de los cuatro guardias allí reunidos complementara la historia.

-Así es caballeros... Dijo uno de los guardias tomando el relevo y al fijarse en Katherina añadió y dama. La personas han sido arrestadas bajo las acusaciones de alteración del orden público, y homicidio. Durante esta mañana participaron en una pelea de taberna que terminó con la muerte de tres personas, resultando herida una cuarta... bueno, un halfling. Dijo intentando corregirse de un aparente error. Los arrestados son una maga, una mujer de raza élfica, dos hombres, y un matador enano. Estamos interrogando a los parroquianos de la taberna para saber quién inició el conflicto y si son o no culpables o merecedores de un juicio, pero al menos uno de los dos hombres, está en busca y captura por múltiples robos. No habriamos sido enviados por nuestro capitán para alertarles de no ser por que... bueno, por que aunque la maga está licenciada por los colegios y tiene todos los papeles en regla, portaba algo que pensamos podría ser de su interés.

El hombre calló y bajó la vista a la mesa, en donde Verner dejó caer un pergamino que había estado en su mano todo aquel tiempo y que había pasado inadvertido para el grupo de templarios, quienes ya estaban acostumbrados a verlo trabajando en sus documentos. Los templarios pudieron ver que el pergamino estaba escrito en una lengua indescifrable para ellos, en la que se repetían numerosos símbolos, entre ellos uno que destacaba especiálmente y que reconocieron dada su experiencia con el caos: el símbolo de Nurgle, Señor de la Podredumbre.

Verner los observó mientras dejaba que estudiaran el pergamino, con su rostro serio y sin decir nada.

—Correcto —apostilló Heinrich tras las palabras de Thalber—. Un trabajador de las diligencias en Nuln llegó enfermo a Altdorf sobre la fecha en la que comenzó la plaga, Su Eminencia. Si estamos en lo cierto sobre su origen —evitó nombrar el artefacto maligno lanzando una ligera mirada a los soldados que había en la sala; no le gustaba hablar de asuntos delicados ante oídos ajenos a los templarios. Si fueran soldados de la orden haría una excepción, pero siendo guardias de ciudad lo más probable es que, en cuanto acabara su turno, fueran a chismorrear a la primera taberna que encontraran— el enfermo debió entrar en contacto con él. No sabemos, sin embargo, si se cruzaron cuando ambos llegaban a la ciudad o cuando iban en direcciones opuestas...

Dejó la frase sin terminar, creyendo haber dicho ya demasiado frente a esos extraños a los cuales no conocía de nada. Ni a ellos ni su cometido en la sala.

A continuación, escuchó al cardenal atentamente y después al soldado que prosiguió con la declaración. Al principio el inquisidor no comprendía que les podía importar una pelea tabernera —bien sabía Sigmar que era el pan de cada día en la ciudad— y su atención se desviaba a la decoración de la sala. Hasta que la perorata llegó a su final y Verner soltó la bomba.

Heinrich abrió los ojos desmesuradamente cuando contempló lo que reposaba sobre el escritorio. Resultaba obvio que el pergamino pertenecía a los poderes ruinosos, pero el caso requería un análisis más de cerca.

—Si me disculpan... —musitó el interrogador mientras se acercaba a la mesa y tomaba el legajo entre sus manos sin esperar a recibir el consentimiento de nadie. No es que hubiera importado; estaba absorto en la manipulación del pergamino y nada menor que un grito le sacado de su ensimismamiento.

A pesar de no entender la lengua en la que esta escrita, lo examinó cuidadosamente en busca de señales o marcas —además del consabido símbolo del Señor de la Podredumbre— que pudieran decirle algo más sobre su contenido u origen. Era habitual que los sectarios grabaran su emblema en sus escritos y, a pesar de adorar a un mismo dios, solían ser diferentes de una secta a otra. Heinrich continuó con su examen comprobando si reconocía alguno de los símbolos como el emblema de uno de los grupos que había conocido a lo largo de su carrera.

El templario, estudió cuidadósamente el pergamino que tenía entre sus manos para encontrar cualquier indicio que lo relacionara con la investigación que estaban llevando a cabo, y lo cierto es que su mente se perdió entre las indescifrables palabras que allí había.

Pero algo sí que sacó en claro, y es que nada de lo que allí había escrito se asemejaba a lo que habían encontrado en el diario que Albert el loco les había proporcionado. Aquel idioma no era ninguno común, y desde luego, no era uno reconocible por Heinrich. Sin emabrgo, las evidencias estaban allí. El texto, escrito en lo que parecían una sucesión de jeroglíficos sin sentido, mostraba el símbolo del Señor de la Podredumbre en algunos puntos, y aquello, en las circunstancias en las que se encontraban, no era algo como para pasar por alto.

Maul escuchaba, al principio sus sospechas sobre el desastre dela charla se vieron confirmadas aunque la verdad, tras proceder a rascarse la cabeza algo confundido por las nuevas sobre la pelea de la taberna...no acababa de entender que pintaban ellos con los responsables, dejando aparte claro que eran un grupo que parecia sacado de una de esas novelas tan curiosas que rondaban por Altdorf ultimamente, Mis peripecias con Gotrak o algo parecido, muy entretenidas....

Eh...¿Herrs?...¿ no les parece raro el grupo de la pelea?...o sea, un enano matador...de esos con el pelo naranja que estan como cabras....¿ y un elfo?....si yo casi ni sabia que existian....¿ juntos?, ¿en medio de la capital imperial?....

Maul miro de reojo el legajo con esos abominables grabados y tras gruñir como un perro presa, apreto el mago de su martillo; no le gustaba absolutamente nada el pergamino...era demasiado...propio de una sucia rata del caos.

Escritura blasfema...mascullo, mirando intensamente a su compañero, como ya habia sucedido con el diario del anciano, a la mas minima señal, Maul le administraria la compasion de Sigmar antes de dejarle perder su alma...

-En efecto Herr Maul, un grupo muy raro, y pintoresco, añadiría yo. Le dijo Neuman al musculoso hombre. De hecho no se me ocurren muchas cosas que harían trabajar juntos a un elfo y un enano, y si dos sujetos de esas razas andán paseando juntos por la ciudad, con este papel entre el equipaje de sus compañeros... Bueno, digamos que es un tanto sospechoso ¿No les parece?

Verner, habló sin cambiar ni un ápice el semblante de su rostro, dejando claro que lo que tenían entre manos era algo muy a tener en cuenta en aquella investigación.

Heinrich levantó la vista del pergamino y lo depositó otra vez en el escritorio mientras hablaba:

—Y con una hechicera licenciada nada menos. Esos siempre traen problemas con los Colegios enredando por en medio. Un grupo extraño ciertamente. Una troupe de mercenarios, o aventureros como gustan de llamarse, diría yo. Lo cual me recuerda... —adquirió un semblante pensativo acariciándose la barbilla con sus largos dedos— meine Kollegen*, ¿no habló el arzobispo de un mercader tras el cuál andaban? Por tratar en los Poderes Ruinosos. Dijo que el susodicho contrataba gente de fuera de la ciudad para hacerles el trabajo sucio y después deshacerse de ellos. Y que ahora había alquilado los servicios de un grupo de, he aquí la coincidencia, aventureros. Sin embargo no encajan con el grupo arrestado, habló de dos elfos y una humana, pero quizás no tuviera una información completa o exista alguna relación...

Tras la pausa señaló el legajo blasefemo y continuó:

—En cuanto al pergamino, no puedo averiguar nada más que lo obvio: es caótico en su origen, con el símbolo del Señor de la Podredumbre grabado en varios lugares. Los detalles habrá que preguntarselos a los invitados de la Guardia —miró a Thalber con una media sonrisa en los labios—. Tengo mis herramientas listas y a mano, Herr.

Kat se mantuvo apoyada junto a la pared mientras los hombres hablaban pues, a pesar de que por el camino y durante la comida habían puesto en común lo hallado hasta ahora, no se encontraba del todo centrada en ello.
De todos modos en cuanto a lo que el grupo de "aventureros" extraño se referia, la mujer se mantuvo atenta escuchando sin perder detalle.
Una elfa y un matador... ¿juntos? ¿Qué les habrá hecho poder caminar por la misma senda sin matarse? Eso es digno de ser estudiado... sin duda, pensó Katherina antes de hablar tras el silencio que dejaron las palabras de Heinrich:

- Yo... mi señor, si usted cree que no estaría de más hablar con los integrantes de dicho grupo sospechoso, creo que no hay más que hablar ya que el arzobispo no ha querido dar información sobre su.. objeto custodiado. - dijo la mujer muy seria sin moverse ni un ápice de su sitio apoyando toda la espalda contra la pared.- Y supongo que el grupo arrestado estará, quizá, en las celdas de este mismo edificio.

-Negativo Frau Katherina. Le respondio Neuman a la mujer. Como ya he dicho, esa gente está arrestada en las dependencias de la Guardia Imperial, fueron ellos quienes los arrestaron. De modo que sí, no vendría mal ir a investigar este nuevo suceso, puede que tenga que ver con lo que estamos investigando, o puede que no, pero creo que merecerá la pena tenerlo en cuenta, no quiero que se nos escape nada. Y de todas formas, sigue siendo algo que huele demasiado a la esencia del caos. Si no tiene nada que ver con lo que tienen entre manos, otro grupo se encargará de ello.

Verner tomó aire, y zanjó el tema con un:

-Estos amables integrantes de la guardia les acompañarán al lugar en el que tienen apresada a esa gentuza.

¿Interrogar a los pendencieros?, bueno, mismamente pero que no se les olvidara que tenian que tratar con la gente de las diligencias Vientoligero, para saber si ellos, segun lo interrogado al hombre de la taberna, era el siguiente paso a seguir.

¿No ibamos de camino a tener una ligera charla con los de la diligencia viento ligero? pregunto Maul en voz alta si bien esta...cosa casi escupio al referirse al legajo tambien ha de ser investigada, reconozco que saber que ha juntado a un elfo y a un enano juntos me llena de curiosidad y encima Herr Arztmann ha dado en el clavo como siempre, a lo mejor estan relacionados y todo....en fin que lo unico que se me ocurre es hablar con ellos, antes de ir a las estancias de Viento ligero para continuar con la mision original...

Extraño grupo, y portando un pergamino vinculado al Caos... Hummm... pensó el cazabrujas, esto puede ser interesante...

- Mejor será acercarnos, puede que los arrestados nos provean de algo más de información... Elfos y enanos en un mismo grupo solo puede darse por intentar conseguir un objetivo que requiera la colaboración incluso de gente con la que no tratarías... - No había más que hablar, poniendose de nuevo el sombrero se despidió de Verner - Eminencia, volveremos a visitarle cuando hayamos interrogado a los nuevos arrestados y hayamos visitado la oficina de las diligencias.

Se giró a los guardias imperiales. - Si son tan amables...

—Asumo que el pergamino quedará aquí bajo custodia, ¿cierto? —dijo Heinrich— No creo que nos haga falta y no me gustaría andar por ahí con él. Si tuvieramos necesidad de él sabremos donde encontrarlo.

No sabemos quien puede andar detrás de él... —terminó mentalmente.

—Su Eminencia... —se despidió, como siempre, con una sonora reverencia.

A continuación se situó a la altura de los guardias, esperando a que sus compañeros se dispusieran para el trayecto, y les preguntó:

—Y díganme ¿Hay más detalles que puedan proporcionarnos? ¿Como quién llevaba el pergamino? Necesitaré que me lo indiquen cuando lleguemos a su cuartel.

-Me parece adecuado que el pergamino se quede aquí por seguridad. Le respondió Neuman a Heinrich, mostrándole la palma de la mano para que se lo diera. Sin duda será algo que habrá que estudiar, colaboren o no colaboren esas personas, y en caso de que lo hagan, como bien dice, pueden volver a nuestras instalaciones a consultarlo.

Neuman recogió el pergamino con sumo cuidado y todavía con el mismo en la mano, se despidió de los templarios:

-Tengan mucho cuidado, las artes y engaños del caos, son impredecibles. Les dijo caminado hacia la puerta y abriéndola para dejar salir a todo el grupo de la habitación. Los Guardias Imperiales fueron los primeros y antes de que los templarios los siguieran, Verner entrecerró lévemente la puerta dándo la espalda a los guardias, y les habló a sus hombres de tal manera que los guardias no le oyeran:

-No hace falta que les recuerde que este asunto es competencia nuestra. Esos hombres de ahí fuera ya están avisados, pero si sus superiores lo olvidan, recuérdenselo. No quiero que lo que tenemos entre manos salga más allá de nuestro entorno, bastantes rumores hay ya en las calles, de modo que interroguen a esa gente como crean oportuno, pero no quiero a ningún hombre de la Guardia Imperial enterado de lo que está pasando. Lo único que nos faltaría ahora es que la información se filtrara a la población por cauces oficiales.

Los cuatro guardias vieron que aquello ya estaba decidido y se dispusieron a llevar a los templarios hacia el edificio de la Guardia Imperial, una vez todos salieron del despacho de Verner.

-Bueno, creo que para eso ya está el capitán, pero puedo decirle que el pergamino lo llevaba una hechicera del grupo. Respondió el guardia a la pregunta de Heinrich. Tiene todos los papeles en regla, por lo que esa maga esta colegiada y no se le puede acusar de nada por ese lado, pero ese pergamino en cuestión le pareció muy sospechoso al capitán, y por eso vinimos. Al parecer mi superior no estaba equivocado en sus sospechas, por lo que me ha contado su superior antes de que llegaran ustedes.

El hombre calló un momento para apartarse y dejar pasar a Heinrich en unas escaleras y continuó hablando por detrás de él.

-Es una mujer de pelo blanco. Por sus vestiduras diría que pertenece a la escuela esa de las estrellas, pero no me haga mucho caso, yo no entiendo de esas cosas.

El grupo, terminó de salir a la calle, y comenzó a caminar hacia el lugar que era su próximo objetivo. La expectación ante lo que podían esperar de aquella gente era elevada, y aunque no ensombrecía el alegre día y bonito día, si que contrastaba con el mismo.

Maul permanecio  tranquilo detras de los guardias cuando estos los llevaban a conocer al interesante grupo; una panda de esos que llaman aventureros, lo mas probable; de esos que andan siempre por los caminos enredados en sabe Sigmar que berenjenales con toda clase de cosas, en ocaciones hacian el bien, en otras la liaban mas parda de lo que ya estaba...

Por desgracia para ellos, les habian pilllado con un legajo blasfemo,craso error, con esas cosas no se juega y a la primera que cualquiera de ellos mostrara la mas minima corrupcion, Maul personalmente, pintaria las paredes con sus sesos, no obraria de otro modo, mejor darleun descanso eterno en el abrazo de Sigmar que permitir que queden corruptos....

Aunque Neuman les habia dejado claro..puntito en boca con respecto a los pobres soldados de la guardia, cuanto menos sepan mejor...

En fin; que una vez mas, el pobre Maul iba a estar de como mas que de comparsa; aun asi, mas valia martillo en mano que ciento rodando...

Siguiendo a los guardias, Thalber pensaba, y prefirió cerciorarse.

- Arztmann - llamó al interrogador, para que se volviera - ¿cómo piensa interrogar al matador y a la maga? El primero no creo que se deje intimidar facilmente, y la maga puede que nos la intente jugar mentalmente sin que nos demos cuenta...

Hizo una pausa para mirar al cielo, buscando durante un par de segundos a Maelm, que pronto ascendió desde un tejado al ver que su amo la buscaba.

- No me acuerdo quienes otros formaban el grupo, debería refrescarme la memoria... De todas formas, quizá debamos aislarlos cada uno en una celda incomunicada y comenzar a interrogar al que más débil parezca, física y mentalmente... ¿Cual es su opinión, interrogador?

—Su capitán hizo bien, soldado —replicó escuetamente Heinrich a las palabras del guardia y continuó hablando, más para si mismo que para los demás—. ¿Así que la hechicera lo portaba...?

Se encontraba repasando las implicaciones de que una hechicera colegiada, con toda certeza capaz de reconocer artefactos de los poderes ruinosos, llevara el pergamino.

Fue extraído de sus cavilaciones por Thalber. Con una falsa sonrisa en los labios acudió al hombre, cual leal sirviente a la llamada de su amo. Escuchó con atención lo que tenía que decir y, según hablaba el líder, su sonrisa fue tornándose más sincera. Ligeramente más sincera.

Bien, al menos sabe de lo que habla.

—Había también una elfa y dos hombres —recordó el interrogador—, Herr de Wurtbad. Efectivamente, primero deberemos separarlos y determinar cuál de ellos es el eslabón débil. Siempre hay alguno. Estando aislados no podrán apoyarse mutuamente y sólo sabrán lo que les permitamos. Se sorprendería al saber cómo cambia la actitud de algunas personas cuando ven pasar a su compañero con un miembro de menos o la piel arrancada. Se vuelven sumamente dóciles —la sonrisa que mostró esta vez sí era sincera y sin duda preñada de malicia—. Por ello no siempre es necesario comenzar por el eslabón más débil, sino por alguno de los otros y hacerle ver, discretamente, lo que le espera si no colabora.

Continuó hablando, como dando una lección magistral a un joven alumno.

—El enano no me preocupa, más teniendo de entre quién elegir para interrogar. Hay medios si finalmente tuvieramos que tratar con él: quizás él se resista a mis dotes "persuasivas" pero ¿podrá soportar que "persuada" a otros delante suya? Siempre hay una grieta, sólo hay que encontrarla —hizo una pausa, durante la cual su semblante se volvió más grave—. No. Quien me preocupa es la maga. Resulta inconcebible que llevara ese pergamino sin saber lo que es. ¿Qué hacía con él entonces? — bajó la voz— ¿Es una hechicera oscura? ¿O todo lo contrario? Y lo peor de todo: seguro que su Colegio trata de inmiscuirse.

Malditos sean los Colegios. Con una hechicera no registrada todo sería muy facil: *chop* *chop* y a la hoguera.

—Todo es puramente teórico, por supuesto. Hasta que no evalúe a los prisioneros no podré decidir el mejor plan de actuación.

Katherina seguía inmersa en su inquebrantable silencio a pesar de la conversación, interesante cuanto menos, entre el flacucho y el lidercillo de nuestro grupo.
El enano sí puede ser un problema... ¡es un matador! Todo el Imperio sabe que no temen morir pero... ¿acaso eso lo ha arrastrado hacia el Caos? Por Sigmar... pensaba sumida en sus pensamientos admirando sin darse cuenta las escasas nubes que decoraban el cielo de Altdorf.
Y esa maga, para colmo colegiada y portando semejante artefacto en sus manos como si nada. ¿Desconoce acaso lo que es puede acarrearle? No sé qué pretende hacerles Herr Arztmann pero no veo tan fácil que vayan a soltar la lengua, aunque si se nos da luz verde para sonsacarles cualquier información... la cosa cambiará.

Kat seguía al resto mientras una sonrisa maliciosa se podía ver en su rostro ignorando las miradas de los cuidadanos.

Por fin algo más de acción... susurró por lo bajini con la imagen aún de la casa que habían hecho arder esa mañana incrustada en sus pupilas, haciéndola sonreir de felicidad al recordarlo.