La bestia que nos acecha me hace sentir mal, ansiar su destrucción ya que es desagradable para todos mis sentidos. Deseando acabar con su existencia con rapidez desenfundo mi arma y me lanzo a por la criatura acompañado por Maximillian que, al igual que yo, se encuentra bastante recuperado de nuestra odisea.
Mi espada va directa a la boca del ser, el único rasgo distinguible, lanzando un tajo con una fuerza sorprendente para mi peso.
Motivo: Espadazo
Tirada: 1d100
Dificultad: 46-
Resultado: 33 (Exito)
Motivo: Daño
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+3)=13
Motivo: Furia
Tirada: 1d100
Dificultad: 46-
Resultado: 44 (Exito)
Motivo: Daño Furia
Tirada: 1d10
Dificultad: 3-
Resultado: 9 (Fracaso)
Bueno, la cosa empieza bien. Impacto y causo un crítico, 22 de daño para el bichejo feliz nada más comenzar. Maximilian, ataca mientras aún te deje participar xD
Maximillian cargó en la oscuridad. La elfa se le adelantó, hiriendo brutalmente al hediondo ser de las alcantarillas.
Sería la oscuridad, el mal olor o los nervios ante tan nauseabundo ser, que el joven noble erró por poco su ataque. La espada pasó a escasas pulgadas del cuerpo de aquella bestia fabricada con heces y podredumbre.
Max maldijo por lo bajo, un contratiempo más que los retrasaba.
Esperaba que Klins inclinara la balanza en favor de los sectarios...
Motivo: Carga (+10% superioridadad)
Tirada: 1d100
Dificultad: 61-
Resultado: 64 (Fracaso)
Hoder, para variar fallo...
Espero que Klins sacuda a base de bien y remate a lo que queda del bicho tras la masacre de Farmiekh xD!
Todos se lanzaron sin temor sobre la criatura de fango. Pero fue la elfa la primera que llegó hasta ella y dejó bien claro a todos porque era un sierva de Khaine. De un único y contundente espadazo partió a la criatura por la mitad y pronto fue difícil distinguir la mugre del canal de los dos pedazos en los que se había convertido el monstruo.
Nadie osaría enfrentarse a la elfa después de haber visto eso.
Farmiekh: En efecto, es una carga como Dios manda. La criatura no tiene esquivar. Por lo que se come el golpe y muere. He aquí el combate más rápido que he visto en mis 7 años en Umbría. Es el tipo de tiradas que no te saldrían e un combate final.
Max observó cómo la elfa daba buena cuenta del enemigo. Lo cierto es que la mujer era una guerrera letal, como había demostrado en varias ocasiones. Aquí volvió a dejarlo claro.
- Buen trabajo Farmiekh.- dijo Maximillian observando el putrefacto y difunto ser- Sigamos, hay que salir de aquí cuanto antes.- comentó a sus compañeros.
+1 a Farmiekh por volver a salvarme ejejejejej :)
Recojo mi arma tras blandirla un par de veces en el aire para limpiarla un poco. Vamos, quiero repetir lo hecho con seres que griten más -respondo con una sonrisa cruel dibujada en la cara mientras continuamos nuestro camino.
La verdad es que estoy teniendo una racha de críticos y pifias bastante interesante.
Ninguna criatura, natural o caótica, pudo impedirles que lograran recorrer las laberínticas alcantarillas de Altdorf hasta dieron con el exterior.
Por el tiempo transcurrido, todavía no debía ser de noche. Pero una capa oscura ensombrecía las calles de la capital. Parecía como si luz hubiera perdido la fuerza que caracterizaba a un día soleado de verano para convertirse en el tímido de una vela moribunda. Una capa negra cubría el cielo de capital a medida que más y más cadáveres eran arrojados a las interminables piras donde los infectados por fin encontraban el descanso de Morr. Los supervivientes y los que estaban en las primeras fases de la enfermedad acarreaban a los difuntos en carretas sin animales. También ellos habían muerto. Humo y llamas. Esa era la ciudad de Altdorf.
Olía a miedo. Olía a muerte. Olía a desesperanza. Los muertos habían superado en número a los vivos y se habían instalado en las calles. El silencio reinaba en la ciudad, y ni los llantos lo perturbaban. El viento zarandeaba los carteles de posadas que permanecían cerradas. Las fraguas estaban frías y nadie recogía los excrementos de las calles. Los ojos de los vecinos veían sin ver y nadie hubiera podido jurar que había un alma tras ellos.
Por aquí, mi señor -indicó Klins-. Os llevaré hasta el palacio de vuestro padre. Evitad a los moribundos. El Padre Nurgle pronto dará cuenta de ellos.
Guiados por Klins observaron cómo toda la ciudad parecía estar en un estado semejante. Muertos y vivos se mezclaban en la otrora animada capital de Altdorf y si alguna vez se cruzaron con un guardia este parecía huir de algo o estar robando a quienes había jurado proteger. Había amplias zonas de la ciudad en llamas y nadie parecía dispuesto a sofocar las llamas.
Era un lugar peligroso. Un grito en un callejón se convirtió en un cadáver sangrante y dos figuras encapuchadas huyendo con un pedazo de carne ahumada como botín.
Observo con atención y, para que engañarse, cierta fascinación el estado de la capital imperial. Por fin la humanidad había abandonado esa falsa máscara que les hacía parecer algo más que seres irracionales y se estaban dejando llevar por su naturaleza inferior y repugnante.
Si, evitaremos a los moribundos. No quiero despojarles de su agonía -respondo a Klins pese a que el soldado no se ha dirigido a mi. Los gritos a mi alrededor no me atraen y continuo mi marcha, obviando los asaltos, los muertos y heridos.
Maximillian contempló con estupor la degradación física y moral de la ciudad en la que se había criado. El fuego devoraba las calles, los ciudadanos se mataban -los que no yacían inertes, comidos por las llagas y las pústulas- por un pedazo de comida. No había orden, tampoco límites.
La civilización había comenzado a sucumbir ante la barbarie y el Caos. El Orbe dejaba sentir su influjo.
Klins les guió entre las estrechas callejuelas y las avenidas de la antaño orgullosa capital del Imperio.
- Ardo en deseos de volver a ver a Padre. Se alegrará de nuestro éxito-
comentó con sus compañeros por lo bajo. Su Odisea particular llegaba a su fin.
siento la tardanza, tiempos complicados últimamente
Continuaron recorriendo aquellos senderos de misera y vieron que había pequeñas islas de civilización en aquellas zonas de la ciudad que se habían rodeado de barricadas. Klins les llevó por calles que, según aseguraba, había recorrido para ir a recogerles; pero lo cierto es que realizó constantes cambios de dirección para evitar grupos numerosos de gente y también de criaturas extrañas que nadie hubiera imaginado ver en Altdorf.
Tantas vueltas dio el mutante que al final tuvo que reconocer que se había perdido. Con matices.
Sé por dónde podemos ir. El problema es que la ruta que era segura parece haber sido ocupada por esas bestias rata. Podríamos intentar atravesar por allí, o tratar de cruzar por una de las "zonas seguras" que custodian los pocos guardias que quedan. ¿Qué pensáis?
- Prefiero jugármela con humanos, por peligrosos que sean, que con hombres-rata-
dijo Maximillian. Con un hombre, aunque estuviera hambriento, desesperado o al límite, se podía salir del paso. Con una bestia -sobre todo en el actual estado de descomposición de la ciudad- nunca se sabía. Las leyendas, medias verdades y rumores varios que corrían por la ciudad en los buenos tiempos eran para asustar a cualquiera. Tal y como estaban las cosas, Max suponía que las ratas controlarían parte sustancial del subsuelo, sin contar sus innumerables razzias nocturnas.
-¿que opinas?- le inquirió a la elfa.
Ante la sugerencia de su hombre Maximilian optó por seguir la ruta que atravesaba las calles aún dominadas por el hombre, decisión que apoyo totalmente.
Tu eres el que manda así que por mí estupendo, vamos por esa ruta. Además, es más divertido matar humanos... -concluyo relamiéndome mientras me llevo una mano a mi arma.
Siento la demora, se me pasó totalmente el mensaje.
Quizá no fuera tan divertido matar humanos. Visto lo que esos humanos eran capaz de hacerle a otros. Klins les guió por las calles hasta una de aquellas barricadas que marcaban una zona segura, libre de la plaga. El esbirro les detuo en una esquina y observó la calle. Había tres cuerpos.
Los dos primeros habían caído por flechas en las inmediaciones de la barricada, custodiada por al menos tres guardias que no lucían ningún tipo de uniforme. El tercer cadáver se había convertido en parte de la barricada, y la ausencia de cabeza era prueba suficiente de la causa de la muerte.
La barricada era de algo más de dos metros de altura, fácil de trepar si los guardias te lo permitían. Bloqueaba de punta a punta lo que debía ser la entrada de una de las principales avenidas de la capital. Cerrada como estaba se convertía en el cierre de una muralla que las casas de las calles circundantes hacían parecer infranqueable.
Observo con cierta fatiga la barricada humana. Parece que las cosas no serán tan fáciles después de todo.
Max, entrar allí luchando es imposible. Debemos tratar de convencerles de que nos dejen entrar. Dos opciones, o le dices que vas a buscar a tu padre o a un noble importante o les cuentas que ha llegado un ejército imperial a la ciudad para salvarlos y que las fuerzas se están reuniendo en otro lugar -sugiero al joven humano -yo optaría por la primera pero ya sabes, yo solo se matar humanos no tratar con ellos.
- Intentaremos pasar por las buenas. No hemos llegado tan lejos para fracasar ahora.-
dijo Max. Intentarian negociar con los guardianes. O convencerlos de algun modo. El joven noble asomo la cabeza lo justo para comprobar la barricada.
Imponente. Seria complicado.
Pese a todo, se acerco a la esquina, y llamo la atencion de los guardias.
-¡Salud buena gente!- dijo - Nos gustaria pasar al otro lado. Solo somos simples ciudadanos-
solicito.
Siento la ortografia, no me va muy bien el PC. Max intenta fijarse en los guardias, como van vestidos, armamento etc. para determinar si son milicianos (incluso los propios vecinos), desertores, maleantes...