Lollenda abrió los ojos de par en par, sorprendida se mantuvo en la escalera donde estaba y alzó las manos, sin armas con la que luchar y aún gravemente herida, la exploradora tenía poco hacer... huir o rendirse, al menos vería que iba a pasar.
Maul, Thalber y Lazar también entraron en la posada, esgrimiendo sus armas. Gabriella, ese indeseable de Heinrich y Katherina se mantuvieron a la espera.
¿Qué hacéis aquí? Os daba por muertos, como a todos los demás - dijo al fin mirándolos con cierto desprecio, detestaba a aquellos humanos y ahora empezaba a temer que pudiera pasar con ella - no quiero problemas, he venido por asuntos personales...
Editado por el Director: Están un poco lejos (unos cincuenta metros), puedes gritarles si quieres.
jodo, tan sordos estan??? xD que son 50 metros xDDDD bueno, les grito xD
La elfa del demonio....enarco una ceja Heinrich con un gesto mas que desagradable como si hubiera encontrado una mierda y lo que era peor, la hubiera pisado, estos mercenarios habian sido tan utiles como una yesquera de paja pero al menos eran un escudo de carne mas entre ellos y el mundo.
Asuntos Sigmaritas -dijo Heinrich sin alterarse lo mas minimo mirando a la elfa que habia dicho que tenia asuntos personales, bueno..¿ que clase de asuntos personales la traen a una posada infectada por la plaga?...Heinrich miro de reojo a sus alrededores para saber cuando iba a aparecer la jodida guardia de la ciudad o un buen continge de tropas..quizas era hora de validar algunos acuerdos legales que pendia sobre la cabeza de ella...
Lollenda: Copio-pego el post de Heinrich.
Lollenda le dedicó con una mirada altanera, propía de los elfos que desdeñaban sobre todo a aquellos humanos, los miembros de la base de la cadena alimenticia y se creían lo mejor que había en el mundo - jodido sea Sigmar, solo fue un bruto con taparrabos - pensó, no era idiota, decir aquello en voz alta sería muerte segura. Se movió hacía atrás, pero solo subió unos peldaños sin llegar a ascender por la escalera ¿donde estaba el tabernero? fijo que esto no le gustaba nada
Que asco me dan todos ellos, de verdad y yo sin putas armas
El tabernero regresó con un tubo catalejo entre sus manos y se asomó a la ventana justo en el instante en que Gabriella entraba en la posada. El ex-Lobo Blanco frunció el ceño ante lo que veía.
Malditos sigmaritas, ¿qué están haciendo aquí? ¿Y qué es toda esa mugre que hay en la Luna Roja?
Calle arriba se podía ver tan solo una esquina de la posada "La Luna Roja", referente en lo tocante a buen alojamiento y juego ilegal. La calle realizaba un giro y la disposición de los edificios tapaba la mayor parte de los acontecimientos, pero algo estaba claro, se trataba de un incendio. ¡Está ardiendo! Exclamó el corpulento tabernero asomado a la ventana con el catalejo en las manos. Una ceja se alzó involuntariamente. Excelentes noticias en verdad... más clientes, seguro.
Estaba claro que aquello tendría repercusiones en todo el barrio, pero no dejaba de ser curioso que fuera la segunda posada incendiada en aquel distrito en menos de un día. La anterior había ardido como una cerilla la noche pasada. La guardia ya estaba nerviosa, pero tras aquello estaría histérica. Era un hecho que no podía quedar sin contestación. Ahora los escasos clientes presentes en la posada se asomaban por las ventanas, desde donde se veía una gruesa columna de humo ascendiendo hacia el cielo.
Negó con la cabeza, cada día despreciaba más a la amplía mayoría de seres humanos... corruptibles, egoístas... pero sobre todo, violentos y ciegos, esas dos ultimas cualidades le parecían las peores de todas.
La elfa miró a un lado y a otro con cara de pocos amigos y se cubrió el rostro con la capucha para ocultar sus puntiagudas orejas, no quería problemas, quería recuperar lo que era suyo por derecho de nacimiento. No estaba a gusto, quería realizar su trabajo y marcharse de esa pútrida ciudad y su nauseabundo olor...
Se ignora lo que pasó con los sigmaritas? es decir, ese inicio de conversacion cuando entraron en la posada donde estoy?