Partida Rol por web

Claro intrepido lider sonrio el hombrecillo sin por el momento atreverse a desafiar al cazador, ya se habia untado de mierda el solo en Altorf y ahora queria entrar a las buenas en un lugar plagado y nunca mejor dicho con nada mas que su estupidez como defensa.

Esperaremos a que lleguen los sacerdotes y la guardia para hacerse cargo de todo esto se encogio de hombros, sabiendo que era el, el que hablaria con las autoridades y no el fogoso señor Thalber...

Maul se llevo el martillo a los hombros y asintio conforme su jefe daba las ordenes; por el momento era un despliege tactico bastante majo; no es que pudiera hacer mucho mas pero con eso tendria que bastar por el momento para ver que diablos habia pasado en el interior de la posada.

Preparandose para entrar, Maul apreto el mango de su martillo e hizo de tripas corazon por el olor nauseabundo que se filtraba desde el interior..

Mientras esperaban refuerzos, en una prudente aunque no muy valiente actitud, oyeron gritos en el interior de la posada, choque de acero. La detonación característica de un disparo. Una pelea había comenzado.

La bruja blanca alzó los ojos al oir el disparo y de repente sus músculos se pusieron en tensión. Flexionó las rodillas y se llevó la mano izquierda a la frente mientras extendía la derecha.

Hay algo ahí dentro. No es la corrupción, es algo más...profundo. Un artefacto que manipula y corrompe el Aethyr.

Vaya, vaya...¿y nuestro intrepido lider esperando comodamente en el exterior?..hum...no se yo como se tomaran eso los altos cargos de nuestra orden, cobardia ante el enemigo....medito Heinrich con una elocuente y gran sonrisa en direccion a Thalber junto a una mirada al interior de la posada.

Si esperaba que un hombre de letras como el cargara como un guerrero al interior es que era mas estupido de lo que parecia, ¿ para que estaba el cacho de carne con martillo de Maul entonces?, el guerrero estaba para esos menesteres, proteger a sus superiores y obedecer todas las ordener que se le dieran.

Hay dentro hay alguien luchando y por Sigmar que me he cansado de estar papando moscas penso Maul antes de comenzar un carrera directa al interior de la posada, ignorando todo lo que era posible el fetido olor que salia del interior.

Con el martillo en una posicion elevada para evitar chocar con el mobiliario que habra alrededor probablemente Maul entro a la posada dispuesto a hacer migas a lo primero que se encontrara en el camnino..

Al escuchar el ruido del disparo Thalber se puso tenso, alerta. A Lazár apenas le ha dado tiempo a entrar pero no tenemos tiempo.

Entrad y matad. Gabriella, con nosotros. Debemos encontrar al portador del objeto y matarlo en primer lugar -rugió Thalber sacando su ballesta de repetición. El cazador se quedo detrás de Maul para dirigirse una última vez a Heinrich -Tu puedes quedarte aquí esperando a las autoridades, cual portero. Yo voy a cumplir nuestra sagrada misión.

Ojalá se deje llevar por la ira y entre al interior de la posada. En ella podrá tener un ligero accidente...

Lazár caminaba con desganada hacia el interior del local cuando el estruendo de un disparo lo sorprendió. Aún aturdido apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando Maul entró por la puerta blandiendo su martillo.
El batidor sacó su pistola, capaz de matar a cualquiera de un solo impacto, y se adentró siguiendo a Maul, el segundo del grupo.

Corrupción. Muerte. La inmunda mano de Nurgle había tocado aquel lugar. Había cuerpos descomponiéndose a ojos vistos, un espantoso hedor y ríos de gelatina verde por doquier. No hacía falta ser un hechicero (o brujo) para notar la magia en el aire. Lo que una vez fuera la sala principal estaba irreconocible y las ventanas y puertas que daban al patio interior parecían haberse derretido. Quién sabe cuántos cuerpos habría allí, en aquella posada que un día fue el centro de reunión de importantes patricios de Middenheim.

En una de las escaleras laterales una mujer, un sacerdote de Sigmar gravemente herido, un mercader y un hombre común se enfrentaban a un grupo de hombres armados, mercenarios (uno de ellos también era una mujer). Un cadáver yacía en las escaleras estorbando a los que luchaban mientras su sangre fluía por ellas.

Rojo, naranja, verde y amarillo. Los colores de los líquidos se mezclaban en aquel lugar maldito que nunca se recuperaría de la marca del Caos.

El objeto que buscamos está ahí dentro. No os acerquéis a él si valoráis vuestra vida.

Desde una ventana de al otro lado de la calle, a unos cincuenta metros, se oyó el grito de una voz familiar

¿Qué hacéis aquí? Os daba por muertos, como a todos los demás. ¡No quiero problemas! He venido por asuntos personales...

Era Llolenda.

Antes de pasar a la escena no os olvidéis de que Lollenda os está hablando.

Decidle algo

La elfa del demonio....enarco una ceja Heinrich con un gesto mas que desagradable como si hubiera encontrado una mierda y lo que era peor, la hubiera pisado, estos mercenarios habian sido tan utiles como una yesquera de paja pero al menos eran un escudo de carne mas entre ellos y el mundo.

Asuntos Sigmaritas dijo Heinrich sin alterarse lo mas minimo mirando a la elfa que habia dicho que tenia asuntos personales, bueno..¿ que clase de asuntos personales la traen a una posada infectada por la plaga?...Heinrich miro de reojo a sus alrededores para saber cuando iba a aparecer la jodida guardia de la ciudad o un buen continge de tropas..quizas era hora de validar algunos acuerdos legales que pendia sobre la cabeza de ella..

Lollenda le dedicó con una mirada altanera, propía de los elfos que desdeñaban sobre todo a aquellos humanos, los miembros de la base de la cadena alimenticia y se creían lo mejor que había en el mundo - jodido sea Sigmar, solo fue un bruto con taparrabos - pensó, no era idiota, decir aquello en voz alta sería muerte segura. Se movió hacía atrás, pero solo subió unos peldaños sin llegar a ascender por la escalera ¿donde estaba el tabernero? fijo que esto no le gustaba nada