Está oscuro. Tan oscuro como siempre. Como cada día y cada noche, aquí abajo partes indistinguibles de algo llamado tiempo, que pasa de largo. El aire, enrarecido, asfixia en cada inspiración. La humedad que nace del suelo sube por las paredes de piedra y llega al techo, reptando. Todo está mojado. La gota que cae en el pasillo, rítmica, desquiciaría al más cuerdo. Su perpetuo "plop... plop... plop..." penetra hasta lo más profundo de tu cabeza, y en sueños se convierte en una tortura. Una más.
En este mundo la luz es un bien escaso. La única prueba de que se han abierto los ojos es ver la tenue claridad que pasa bajo el resquicio de la puerta, vieja y oxidada, pero resistente, acorde a su función. Del otro lado, unos farolillos colgados del techo intentan alumbrar lúgubres pasadizos poco transitados.
Unas tablas colocadas en un rincón hacen las funciones de lecho. Un agujero en una esquina para hacer las necesidades. El resto de la cámara son gruesos muros, y tenue penumbra.
Perfecta.
Compartes el lugar con el frío, acomodado desde hace mucho. Y cada vez más a menudo te visitan los temblores. De vez en cuando voces te ayudan a recordar que no estás solo. Gemidos y lamentos se alzan entre las sombras, maldiciendo con incomprensibles vocablos que terminan en una prolongada agonía.
Luego, silencio...
Frente a ti están los muros, que tras ellos es donde hay otros mundos en los que sigue saliendo el sol. Eso gritan los que aún se creen vivos. Un recodo gira a tu izquierda, pero no puedes llegar hasta allí a no ser que encuentres una forma de salir de tu celda.
Lo último que recuerdas es que saliste de la Casa de Hin para buscar al asesino de tu hermana hacia Aguas Fuertes, pero curiosidades de la vida despiertas en un mazmorra donde torturan y mantienen prisioneros a bastante gente sin saber el porqué.
Solo tienes tus ganzúas, tus herramientas de ladrón básicamente y la daga. Tus ropas son un pantalón de cuero, una camisa blanca muy simple, y unas botas.
Los minutos se convirtieron en horas, las horas en días, y la soledad era cada vez más acusadora, antes de que lo encerraran logró escamotear sus herramientas y su daga en la cara inferior de sus pantalones, todo lo demás le fue sustraído, sus espadas, armadura, su honda... todo, incluso la cordura. Encerrado en su celda no recordaba que tenía su daga y sus ganzúas y pasó varios días sentado sobre la madera, sin saber cuando exactamente dormir ya que no sabía si era de día o de noche. Raramente lograba ver a alguien al otro lado de los barrotes, sólamente cuando le daban de comer, todo era frío y lamentos. Cuando despertó un día en ese lugar se acordó de que tenía sus herramientas entre las piernas, cogió su daga con la mano derecha y colgó su saco de ganzúas como buenamente pudo en la cadera. Cogió la ganzúa justa para la cerradura de su celda, y al tercer intento encontró una ganzúa que entrara en el lugar que estaba hecho para una llave, no para ganzúas, paro ese no era problema, no para él.
Al primer intento la cerradura no cedió, el estar tanto tiempo sin luz ni compañía había olvidado cómo abrir una celda como esa, a demás las torturas habían hecho que su mente entuviera disminuida en cuanto a capacidades, un tiempo después, tras asegurarse que nadie venía volvió a intentar...
Tirada: 1d20(+12)
Motivo: Abrir cerraduras
Resultado: 5(+12)=17
Tirada: 1d20(+12)
Motivo: Abrir cerraduras (segundo intento)
Resultado: 13(+12)=25
Has perdido algo de equilibrio en tus dedos, y eso se nota en tu primer intento. La culpa la tiene el Tiempo, que ha dejado que tu piel se quede pálida, agrietandote la superficie de esta. En cualquier caso no te importa lo más minimo todo eso y tu concentración es máxima en tu segundo intento.
Tras elegir las herramientas adecuadas se escucha ese característico click y la puerta de la celda cede.
Ahora todo depende de ti, el silencio es absoluto y el recodo que gira a tu izquierda te queda un paso más cerca que antes.
Vamos que, solo abres la puerta de la celda, no ves nada más que no vieras antes.
Garret sonríe endiabladamente, en su cara se puede ver la locura que ejerce sobre cualquiera el estar encerrado en tan minúscula jaula recibiendo una tortura tras otras, cada cual más retorcida y mezquina, Empuja con suavidad la puerta, que chirría levemente al abrirse y al asegurarse que la puerta se abrió, guardó la ganzúa en el saquillo y salió agachado de la celda, procurando hacer el más mínimo ruido y con la daga en la mano derecha. El tiempo en el que había estado en esa celda, sin hacer movimento alguno le habían hecho perder algo de agilidad en sus movimientos y algo de perspicacia, sin embargo, sus aptitudes son suficientes para pasar inadvertido ante alguien que no pretende encontrarle. El mediano se mueve hacia el recodo, en la zona más oscura de la pared. entre las sombras, y una vez allí asoma la cabeza levemente para ver si el lugar está despejado al paso.
Tirada: 1d20(+12)
Motivo: Moverse sigilosamente
Resultado: 2(+12)=14
Tirada: 1d20(+13)
Motivo: Andar escondido
Resultado: 4(+13)=17
Muchos son los muros y obstáculos con los que te topas. Algunos, al parecer, puestos a propósito a tu paso, como si colocar trabas en tu avance fuese labor de alguien. Son, simplemente, consecuencia de la mala suerte, o de tu capacidad de saber elegir el buen camino, o del propio destino. Altos y sólidos, como si de murallas de un inexpugnable castillo se tratasen, algunos muros son imposibles de derribar, por muchos golpes o maldiciones que reciban. Con el tiempo se aprende que si se deja a un lado el camino y se sigue el perfil de su robusta planta, siempre tienen un final, y es posible sortearlos rodeándolos.
Avanzas sigilosamente y aprovechando las sombras hasta el recodo, allí obervas el mismo paisaje echo por muros. Aunque aquí el pasillo es más estrecho y largo y está completamente flanqueado por rejas tanto a derecha como a izquierda, no se muestra ni un ápice de salida.
Tras esas rejas yacen tirados en alguna esquina los prisioneros, algunos muertos, otros se golpean la cabeza contra el mismo muro y otros simplemente ya han viajado a una vida mejor y solo yacen sus huesos.
El pasillo finaliza con una puerta de madera doble. La madera se encuentra bastante podrida.
Gárret guarda su daga en una pequeña vaina en su muslo y saca varias ganzúas similares a las que había utilizado con su propia celda, para abrir las puertas de los que aún viven sin siquiera intentar abrir las de los muertos, ya que no hay algún consuelo para ellos. Cuando llega al primer reo, señala con el dedo que guarde silencio mientras abre la puerta con sus ganzúas.
Cri, cri cri, clic.
La cerradura se abre y Gárret la abre de un tirón de muñeca, luego se acerca al hueco de la puerta para murmurar algo al reo, que al parecer está aún sorprendido por su aparición.
Adelante, sal y sígueme y serás libre...
Luego va hacia el siguiente prisionero, mientras intenta escuchar si alguno de los guardias va hasta su posición en ese momento, ya que al no tener su equipo debe estar alerta siempre, entre aquellos muros acusadores.
Tirada: 1d20(+12)
Motivo: Abrir cerraduras.
Resultado: 15(+12)=27
Tirada: 1d20(+10)
Motivo: Escuchar
Resultado: 12(+10)=22
Hay seis celdas en total, tres de ellas mantienen el cuerpo del prisionero sin vida. Otras tres mantienen cerrado entre muros a otros tres prisioneros con algo más de suerte. Uno de estos tres no deja de golpearse la cabeza contra el muro, y aunque tú intentas apresurarte para abrir la puerta de su celda ya es demasiado tarde y cae al suelo conmovido por los duros golpes. Los otros dos mantienen un aspecto consumido por estar en esta oscuridad tanto tiempo.
Aún así tienen algo de fuerzas por seguirte, sin embargo corren inundados por el miedo hasta llegar a la puerta del final. Incomprensiblemente la atraviesan como si fueran fantasmas, espectros invisibles. Quizá es que lo son.
En cualquier caso, todo te parece una autentica locura lo que acabas de presenciar entre estos incansables muros. La puerta del final te llama, incluso tienes la sensación de que está susurrando tu nombre...
"Gárret - Gárret"
Garret guarda de nuevo las ganzúas en el saquillo de su cinto y vuelve a sacar la daga que ahora aferra con fuerza, luego se desliza caminando lateralmente hacia la puerta de madera que los prisioneros ya habían traspasado y aguarda unos instantes dubitativo, pensando en qué habrá detrás de esa puerta, apoya la mano en la corroída madera y empuja con fuerza la puerta, abalanzándose con la mano izquierda y preparando la derecha para clavar su daga en cualquier instante.
Notas como una brisa cortante sopla a tus espaldas mientras caminas con pasos lentos pero seguros. Sonidos aullantes resuenan por toda la estrecha estancia. Dubitativo pero valiente, te encaras a la puerta como si tras ella te esperara un gigantesco Ogro. Con un chirrido de los goznes la puerta cede y da paso a una nueva estancia completamente oscura. A tu derecha observas ligeramente como una cascada de agua negra cae desde la cornisa hacia la oscuridad del suelo, que crees que este no tiene fin. Parece que los sonidos aullantes han desaparecido y con ello aquellos humanos que liberaste de sus celdas.
Ahora esta todo en silencio y te hallas en un puente que por extraño que parezca este se expande en dos. Llevando a caminos diferntes, exactamente a cavernas diferentes. Una mas pequeña* repleta de estalactitas y estalagmitas, y otra mas grande** poblada de una extraña vegetacion.
Antes de decidirte por el camino, empotrados contra el muro de tu izquierda se hayan dos cofres del mismo tamaño y semejanza.
*La pequeña es la de la derecha
**La grande es la de la izquierda.
Garret se detiene tras cruzar las puestas pensativo, en medio de la ruta que luego va a bifurcarse en dos caminos totalmente diferentes.
Una vegetación muy extraña, podría tratarse de plantas asesinas o estar repleto de insectos de tamaño antinatural... mala idea, sin embargo en el camino de las estalagtitas el menor ruido podría hacer que tuviera cientos de pequeños punzones calcáreos en mi cuerpo sin poder evitarlo, prefiero los insectos y las plantas venenosas.
Tras un rato dudando entre los caminos a escoger, camina hacia la izquierda, directo hacia el lugar poblado con una vegetación peculiar que nunca había visto antes, que el recuerde.
Sus pies comienzan a pisar terreno más blando, algo que le proporcionó un placer instantáneo al tener que caminar descalzo.
Te adentras por la extraña vegetacion, tus pasos chafan pequeñas ramas que crujen. Enredaderas se mueven por si solas deslizandose por la roca humeda a cada paso que das, las flores cambian de color y hay una extraña brisa que llega hasta tus fosas nasales con un aire aromatizado.
Te sientes bien, como si estuvieras en tu hogar y te vienen fugaces recuerdos cuando jugabas con tu hermana. El corredor termina en unos escalones empinados que llegan hasta la entrada de dos puertas de unos dos metros de alto remanchadas en plata pulida. Sobre la entrada se yerguen dos angeles de la muerte, figuras negras de alas emplumadas, cabezas en forma de calavera y brazos esqueleticos que sostienen guadañas enormes.. Las figuras guardan la entrada de la puerta, y aunque te cueste reconocerlo el lugar te pone los pelos de punta.
Esa voz femenina sigue citando tu nombre:
-Gárret.., Gárret...-
La puerta es doble y está cerrada.
-Una pregunta; ¿Ignoraste los cofres o es que pasaste de ellos?. Por saberlo más que nada =D-
Una vez Garret encuentra el final del camino, representado por dos grandes puertas dobles, exquisitamente adornadas, que desentonan un tanto con el panorama de enredaderas que deja atrás, luego vuelve por sus propios pasos a echar un vistazo a los cofres que había dejado atrás para luego volver.
Una vez llega al lado de los cofres empotrados a la pared y comienza a buscar en ellos en busca de alguna trampa que pudiera hacerle correr un riesgo, porque como ya había comprobado con anterioridad, la gente no deja cofres por que si en cualquier lugar para que alguien coja lo que hay en su interior.
Veamos...
Tirada: 1d20(+8)
Motivo: buscar
Resultado: 19(+8)=27
Tirada: 1d20(+8)
Motivo: buscar (2)
Resultado: 6(+8)=14
Juraría que la última vez que posteé no había leído nada de cofres, pero como estoy casi seguro que esto es un sueño no estoy muy centrado.
Busco trampas en los dos cofres, por eso tiro dos veces.
Vuelves sobre tus pasos hasta estar frente a los cofres, los dos te parece exactamente iguales pero hay uno que te atrae con superioridad. Te agachas frente a él y lo abres; de pronto todo a tu alrededor se mueve como si un huracán quisiera engullirte con su fuerza. En el interior del cofre aprecias a tu hermana como intenta liberarse de varios humanoides que desean violarla, uno de ellos le clava el arma en el estómago y finalmente la dejan sin ropa sobre el frío suelo.... pero no todo termina aquí. Una silueta oscura aparece también en la imagen, la persona que lleva esa túnica recoge el cuerpo de tu hermana... después.... despiertas.
Hace frío, la noche está cubierta por una manta de nubes y pequeñas gotas golpean sobre tu nariz como si fueran lágrimas caídas del cielo. Las gotas de agua te despiertan, y yaces con la espalda retrepada sobre un ancho tronco que no reconoces. Te preguntas una y otra vez como has podido quedarte dormido, pero no todo son malas noticias y el río queda cerca. Ese río conduce hasta Aguas Fuertes, una pequeña aldea rodeada por las comunidades Zelbross y Llorkth.
Desde tu posición observas la pequeña Villa, pero lo más curioso es que ves una manta de antorchas de fuego en el horizonte. Algo está ocurriendo allí.
Cita:
Jajaja. Jo, vaya manera de estropearlo todo xD. Supongo que sería muy evidente, pues nada, me he tomado el atrevimiento de pegar un salto de gigante en la escena.
Garret se levanta de una salto del suelo, sintiendo como la sangre corre por sus piernas de nuevo con viveza, agarra fuertemente sus dos espadas con fuerza, sintiendo de nuevo la fuerza que siente uno al empuñar una espada, en su cara se puede ver una mueca de aparente felicidad. Luego el mediano corre, con los brazos abiertos a la altura de sus caderas y con las espadas en horizontal.
¿qué demonios pasa ahí delante?, será mejor que vaya a ver que ocurre.
Corre por entre rocas y árboles, esquivándolos con agilidad y grandes saltos en zig zag, hasta encontrarse en las proximidades de la ciudad, donde se tiene a mirar lo que sea que esté pasando allí.
El trayecto se te hace largo pero interesante al mismo tiempo, ya que no dejas de tener una sensación intrigante por ver que demonios está ocurriendo en la aldea. Entre saltos y movimientos ligeros y acrobáticos alcanzas las proximidades de Aguas Fuertes.
Cauteloso te arrimas hasta sus altos muros. Allí observas una batalla en pleno bosque, justo en la entrada principal.