La posadera no tarda en servirte un buen plato de caldo caliente mientras te prepara un pedazo de carne de ciervo con especias. Te ha costado encontrar una mesa libre para estar a tus anchas, lo que es inevitable es el ruido de la gente gritando el nombre de "Gordo".
Rosita te trae la segunda jarra y recoje el cuenco de caldo.
-Enseguida te traigo el segundo plato. Por cierto forastero. Te dice antes de volverse hacia la barra. Se apoya en la mesa marcando sus grandes pechos y te hace un gesto para que te acerques. Te habla despacio para que nadie más se entere. Sabes que tu amigo, el elfo de pelo blanco y cara ensombrecida se enfrentó contra Gordo..- Añade, señalando disimuladamente al gigantón.
Querelar mira a Rosita, tras ojear de forma inevitable las pesadas tetas, y responde.
- Por favor alégrame el día y dime que el Gordo le dio una lección a mi "amigo".- Hace una pausa y pregunta de nuevo.- Dónde está ahora el elfo.
Ríe un tanto jocosa la mujer al esuchar tu comentario irónico.
-¿Es que, es que no os llevabáis bien?. Se atreve a preguntar mientras toma su pose habitual para no dar tanto el cante. Bueno, no importa. El caso es que hubo una dura pelea como bien sabrás. Tu compañero entro empujando a todo el mundo tiró una jarra de cerveza encima a Gordo, parecía cabreado por algo..- Se queda un tanto pensativa pero finalmente le quita toda la importancia.
-Se lo llevaron los "pescadores". Así es como se les conocen por aquí. Creo que arrojaron su cuerpo al mar, deberías andar con ojo si no quieres que te pase a ti también..- Te lo dice tan solo como una advertencia, por prevenir.
-Tengo que continuar trabajando, enseguida te traigo tu plato..-
Tras la iformación dada, Rosita vuelve al trabajo esquivando a varios borrachos que babean por sus pechos como de costumbre de camino a la barra.
Parece que al final algún diós ha abierto los ojos y se ha asqueado por la arrogancia del elfo, bien. Puede que aún esté a tiempo para no ser un completo gilipollas.
El valletano de sangre calishita come el plato, primero vorazmente, paro a medida que se va saciando se dedica a degustar más la comida. Con la tripa ya a medio llenar se acomoda en la silla y se fija con más dtenimiento con los personajes que andan por la taverna, pasea la mirada, sin depositarla más tiempo de o que dicta la educación.
Bueno tal vez he sido un tanto intransigente con el gilipollas, la verdad es que me ayudó durante los combates, claro que si yo caia el me seguiría, no es lo suficientemente bueno.
Su mente, tras la segunda jarra de vino divaga por diferentes temas a la vez que termina de llenarse la tripa.
Pescadores... lo habrán degollado, o tan solo se trata de un susto? A decir verdad, por lo queparece, la guadia de esta villa se ha dormido en los laureles... ningún lugar medianament civilizado pemitiría tales animaladas... a decir verdd la civilización está... sobrevalorada.
Intentas relajarte sentado sobre la silla con las piernas estiradas y apurando las últimas gotas de vino. Una jarra de vino más y tus habilidades podrían verse sacudidas por el alcohol. Estás a punto de pedir una jarra más para, probablemente, irte a descansar al lecho. Sin embargo, alguien entra en la taberna de un portazo, gritando que la aldea está en peligro.
Desde tu posición ves al muchacho que da la alarma. Un muchacho de no más de 10 años de edad.
-¡NOS ATACAN!. ¡¡HAN VUELTO!!. ¡¡ESTÁN ATACANDO LA ENTRADA Y NO TARDARÁN EN ATRAVESAR LAS MURALLAS!!...-
Al instante todos los clientes luchan por salir de ahí y correr hasta sus casas para ponerse a salvo el máximo tiempo posible, otros cogen sus armas y corren ebríos a la entrada para dejarse la piel por su aldea.
Escuchas los cuernos que dan la alarma por toda la Villa. Parece que una dura batalla está a punto de dar comienzo.
Perdona la tardanza tio.
Al inicio el valletano ve la escena incrédulo, un poco ajenado por el cansancio. Pero en poco tiempo la realidad le golpea, como si le cayera un yunque encima de sus maltrechos hombros.
No puede ser, es que hoy no acabará nunca?! Joder!
Pero aún estaba sumido en sus dibagaciones cunado su cuerpo actuaba por si solo, no se percató de lo que hacía hasta que estaba a punto de llegar a las murallas con el equipo encima, el acero centelleando en su mano, el tintineo del camisote acompañándolo.
Cuando se aproximaba a la muralla busco con su mirada a alguien que estubiera organizando la defensa del pueblo, para ponerse bajo su servicio.
No te preocupes, ya me avisaste de que estabas esperando a otros jugadores.
Por cierto, imagino que no tengo disponibles los espacios de conjuros correspondientes al aumento de nivel hasta que descanse, no?