Noche 0 - Oscuridad en ciernes
La noche cayó y el alguacil informó a los aldeanos de que su encierro se prorrogaría indefinidamente, pues se habían habilitado catres para que durmiesen allí, y mencionó también que no debían preocuparse por sus familiares y demás gentes de la aldea. El gobernador recomendó tranquilidad y reflexión para que Dios les bendijese en los juicios venideros.
No tardaron en empezar las primeras acusaciones, centradas en primer lugar en los forasteros. Los ánimos se calmaron un poco al llegar la oscuridad de la noche, pues a pesar del evidente nerviosismo ante tal horrenda situación, las acusaciones entre los pueblerinos de Salem cesaron, y los extranjeros pudieron respirar algo más tranquilos. Alexander pidió calma y oración, además de ofrecer el sagrado sacramento de la confesión. Nathan siguió levantando alguna pequeña polémica, pues era el único que había tenido contacto con los repugnantes herejes que al parecer compartían impunemente habitación con el resto.. Los aldeanos se dieron cuenta de que carecían de pruebas para acusar a nadie y se preguntaban qué sucedería cuando saliese el sol.
Día 1 - Amanecer negro
Un grito de dolor en la oscuridad. Un estruendo enorme, como de un trueno, le siguió en una fracción de segundo. Dos cadáveres fueron hallados al pie de las escaleras que daban acceso al ala superior de la mansión: William Wellington (Brujo), quien había intentado asesinar aquella noche, y Marcus Brodie (Cazador), que consiguió arrastrar consigo a la muerte a su agresor de un disparo de su escopeta, en un último y desesperado esfuerzo, mientras sufría un intenso dolor en su torso a causa de un hechizo. La sangre cubría ambos cuerpos y había dado lugar a un enorme charco que empapaba las ropas de ambos, cuyas prendas absorbían el espeso líquido poco a poco, tiñéndose de rojo. Ambos fueron encontrados con los rostros horriblemente desfigurados, haciéndolos casi irreconocibles. Al parecer, la causa de la muerte fue común: ambos tenían un agujero en el pecho que les causó la muerte y que aún continuaba manando sangre a raudales de los dos cuerpos.
Noche 1 - El terrible reflejo de la desesperación
La noche cayó y el primer juicio concluyó. Samanta (Bruja) fue quemada por votación popular tras unas polémicas declaraciones que fueron consideradas heréticas por muchos de los presentes, delatándola como "sierva del Oscuro". Rick O'Brien (protector) aprovechó cobardemente la ocasión para quitarse la vida, seguramente presa de los horrores vividos hasta el momento, abandonando su responsablidad para con el pueblo de Salem. Leiden Sygdoom (Saqueador de tumbas) perdió los nervios ante una nueva muerte, y puso en peligro a la comunidad intentando abandonar el edificio. El Alguacil Clemins estaba convencido de que, tal como le había asegurado el Gobernador, sheriffs de toda la región se habían ocupado de poner a disposición judicial al resto del pueblo, tal como ellos estaban haciendo aquí. Viendo en esta huida un gesto de autoinculpación, decidió prevenir antes que curar y se vio obligado a disparar ante la no respuesta tras varias llamadas al orden.
El resto de habitantes quedaron horrorizados con tanta muerte en tan poco tiempo, y muchos se empezaron a preguntar cuántos brujos quedaban entre los presentes. Mary Jensen (Enfermera) arrojó algo de luz asegurando que Samanta era una bruja, siendo por tanto ya dos los brujos eliminados.
Día 2: Sangre, misterio y nueva compañía
Las brujas no se quedaron de brazos cruzados ante la situación en la que se encontraban, perdiendo aliados a un ritmo alarmante. Por eso aquella misma noche decidieron acabar con la vida de Eileen Schulze (La insomne), eliminando sin saberlo a uno de sus mayores enemigos en la sala. Pero esa misma noche la envidia se apoderó de la mente de Arlette Leyton (La envidiosa), quien, cegada por esa misma envidia que la consumía, acabó con la vida de Katherina Reyghers (La fiel creyente), obteniendo así sus capacidades a cambio de ser mancillada por el pecado. Este detalle pareció ser advertido por Roderick Usher, mas luego quedó relegado a un segundo lugar.
Dos muertes no parecieron ser suficientes, y Victoria Van Straten (Bruja) intentó suicidarse aquella misma noche. Horrorizados, los vecinos de Salem abrieron las puertas a un nuevo compañero: Laurent Bryde (Brujo). Pronto la gente empezó a desconfiar de aquel desconocido que se presentó en medio de la niebla, y entre discusiones, comenzó de nuevo el debate sobre los extranjeros encabezado principalmente por Winston Brown en un bando y por un detrozado Nathan West en otro, tras la muerte de su amada Victoria.
Por motivos evidentes, los cadáveres empezaron a ser trasladados al sótano.
Noche 2: Viejos y nuevos errores
La noche llegó y las dudas no tuvieron piedad: Laurent Bryde (Brujo) fue ejecutado por decisión de la mayoría del pueblo. Su cabeza fue arrancada de su cuerpo por el verdugo de un rápido, seco y certero hachazo. Es entonces cuando se descubre que el maligno, silenciosamente, está cerrando sus oscuras y largas manos sobre los desgraciados pueblerinos que allí se hallaban en aquella mansiónd de la locura: una fuerza sobrenatural mantiene las puertas y ventanas cerradas, de forma que nadie pueda entrar ni salir de aquel lugar, mientras la niebla iba aumentando.
La señorita Margaret Wellington (Alcahueta) cometió también el terrible pecado del suicido, comida por la desesperación, sesgando sus venas con una daga y muriendo desangrada. Sin embargo, Victoria van Straten (Bruja) "volvió" de entre los muertos: en realidad, no llegó a morir cuando intentó suicidarse. Este soplo de aparente suerte (pues ningún aldeano parecía sospechar de su corrupción) consiguió aumentar un poco la moral a todo el mundo, que pareció alegrarse por su regreso (o al menos, eso fingieron). Los ánimos se calmaron también un poco, dejando de lado algunas rencillas que habían surgido hasta el momento. Lo que nadie podía imaginar es que la joven que acababa de regresar ya estaba hurdiendo un plan para acabar con otro aldeano inocente...
Día 3: Luz y Oscuridad
El amanecer del tercer día trajo consigo un milagro, pues Eileen Schulz (La insomne) volvió a la vida gracias al recién adquirido don de la fé de Arlette Leyton (La fiel creyente), quien ahora sólo podría resucitar a una persona más. Pero como siempre, también el amanecer trajo consigo muerte, y el cazador de brujas Nathan West (El cartero) apareció colgando de un árbol de forma siniestra, rodeado de cadáveres de otros desaparecidos, en un macabro cuadro cuyo objetivo era atemorizar más si cabe a los habitantes de Salem.
Los sentimientos empezaron a aflorar, también de formas dispares... Victoria luchó desesperada por salir a buscar el cuerpo de Nathan, mientras que el señor Statham pidió matrimonio sin reparos a la recién vuelta a la vida. La tensión no tardó en hacerse palpable con un acalorado cruce de acusaciones e intercambio de sospechas, pues el tiempo apremiaba cada vez más, y con él venía la muerte. Algunos de los presentes seguían mirando con recelo a Mary Jensen, quien había "hecho público" su don más abiertamente hasta entonces, quien se defiende antes de terminar el día.
Noche 3: Lobos
La tercera noché transcurrió deprisa. Winston Brown (el fisgón), quien antes de morir afirmó la inocencia del señor Usher (el herborista) y de la señorita Leyton (la envidiosa, ahora la fiel creyente), a quienes había estado espiando, fue ajusticiado. Unos misteriosos lobos, sin duda enviados como tormento por el Oscuro, se dejaron ver rodeando la mansión. La mayoria de los habitantes allí encerrados dedicaron unas palabras, sentidas o no (pues muchos de ellos le habían acusado), a su alma, pero la calma no duró demasiado pues surgió una disputa entre Arlette Leyton y Blanca Margaret (la cotilla pérfida). El reverendo Alexander trató de imponer algo de paz antes de que todos caigan de nuevo presas del sueño.