La noche caía de nuevo, o eso creíais, pues poca era la luz que la niebla dejaba que la atravesase. El juicio había concluido y el gobernador alzó de nuevo su voz para declarar al culpable:
-Señor Winston Brown, ha sido usted acusado del delito de brujería y de la autoría o colaboración en los asesinatos de Nathan West, Eileen Schulze, milagrosamente aquí presente, y el señor Marcus Brodie o el señor William Wellington (este último asesinato aún no aclarado). Como máxima autoridad en Salem, le condeno a morir en nombre de este jurado popular. Procede, Patrick.
Sin más dilación, el verdugo procedió de igual manera que hizo la última vez, acudiendo a por su enorme hacha y colando el cubo donde otrora cayese la cabeza de Laurent Bryde.
-Que el Señor te condene a sufrir por toda la eternidad si es el Oscuro quien habita en tu corazón, mas que te reciba con los brazos abiertos y sepa perdonarnos a nosotros si es inocencia lo que hay en tu interior.
Sin más, la cabeza del señor Brown se separó de su cuerpo con una facilidad asombrosa cuando el hacha del verdugo descargó sobre su cuello un golpe con una tremenda fuerza.
La sala se quedó en silencio. Un silencio que duró poco. Unos aullidos demasiado cercanos os dieron escalofríos a todos los allí presentes. De pronto, las velas que alumbraban la mansión se apagaron con una violenta ráfaga de viento, y se hizo la oscuridad.
Desde una de las ventanas, la misteriosa niebla se volvió a apartar y dejó ver una siniestra imagen:
Apenas pudiesteis ver a aquellos extraños lobos unos segundos, cuando una segunda y aún más extraña ráfaga de viento volvió a azotar la sala y las velas volvieron a encenderse.
Lobos. Como en el sueño que tuvisteis la última noche. Lobos, rodeando la mansión, muy cerca de vosotros.
Mas preocupado por que mi acusado fuera un brujo que por los aullidos, mire impaciente a la Señorita Mary Jensen esperando sus palabras.
-Padre nuestro que estas en los cielos...
Me acerqué al cadáver del señor Brown, y lo examiné cuidadosamente..
-Señores, este cadáver no presenta síntomas de haber sido poseído por el maligno, y un alma noble subió a los cielos, Dios la tenga ya en su gloria. Recemos por ello, y que los santos nos amparen en la búsqueda de las almas corruptas, que ha de continuar en Salem.
Cerré los ojos lentamente y bajé la cabeza tras las palabras de la señorita Jensen. Habíamos cometido un gravísimo error... Otro inocente había caído.
- Que Dios lo acoja en su seno.
Estaba inquieta. Era de noche, y esta vez alguien más sería víctima de las brujas. Por no hablar de aquellos lobos... ¿serían siervos de estas?
Otro fallecido mas había en este pueblo y cuantos nos quedaría más por ver… la noche callo y unos aullidos de lobo se escuchaban desde la distancia. Se me pusieron la piel como escarpias nada más a escucharles. Pero no me tenían que dar miedo eran unos simples lobos y estaban lejos ya que la luna brillaba más que otras noches. Pero no me soltaba del brazo de mi marido por si algo malo estaba a punto de ocurrir.
Escuche como algunos recaban por el fallecido, y dije como otra más. – Que descanse en paz…
Otro inocente condenado por sus semejantes, pensaba Alexander. Al menos, a ojos de Nuestro Señor podrá atravesar las puertas del Cielo.
- Señor, - oró con lagrimas en los ojos - acoge el alma de este inocente entre Tus Brazos y condúcele a tu reino, que tu Paz reine entre nosotros y tu Luz ilumine nuestra mente para encontrar a los culpables de manchar Tu Obra. Amen.
-Reverendo, gracias por las palabras -dije paesadumbrado. Volví a mirar a Mary Jensen - señorita, me pregunto, ¿seria posible que igual que hace con los cadáveres usted nos estudiara detenidamente uno a uno para poder saber si hay alguna bruja o brujo entre nosotros? Tal vez poco a poco si nos examina con cuidado pueda descubrir algo, ¿es posible?
No fui capaz de ver como mataban al señor Brown al fin se había ganado mi confianza y moría. Por otro lado la señorita Mary si bien no había explicado claramente lo que la llevaba a asegurar que los asesinados eran brujos de alguna forma demostraba estar segura, quizás había cometido un error al señalarle como enviada del demonio.
- He de decir que el señor Brown había demostrado tener alguno conocimientos que nos hubieran sido útiles, me pregunto si podrá ayudarnos desde el cielo a encontrar a los culpables. Me temo que ya no puedo señalar culpables, puesto que aunque rezo no encuentro respuestas.
"y las que encuentro me asusta decirlas en voz alta porque no quiero creerlo"
-Que dios me perdone por haber acusado a este hombre inocente. Agaché la cabeza y me santigüé un par de veces después de contemplar el horror en estado puro, otro más sumado a la lista de desgracias que estabámos viviendo durante aquellos días oscuros. Una pesada losa cargaba sobre mi conciencia. De entre los presentes Winston era el que más desconfianza me causaba. Hubiese sido mejor no tomar partido en el juicio y mantenerme determinada en mi pensamiento de no acusar sin tener motivos firmes. -Voy a rezar para que su espíritu encuentre la paz y el sosiego que merece después de haber recibido una muerte tan injusta y terrible.
Respondí a lo que el señor Miller me preguntaba..
-No, señor Miller.. Si supiera ver en los vivos lo que apenas distingo en los muertos, no dudaría en decirlo, y librar así a las almas inocentes del tormento de la muerte injusta..
Presencie el ajusticiamiento del señor Brown en la confianza de que mi voto había contribuido a eliminar a uno de los brujos, así que las palabras de la señorita Jensen me turbaron completamente. ¡Señor, esto es horrible! Estaba convencido de que era uno de los brujos. Me dejo caer apesadumbrado. La felicidad por la vuelta de Eileen se contraponía al dolor por las muertes de los inocentes, a que se unía el señor Brown. La diferencia es que por vez primera uno de los inocentes era víctima de un error en la acusación. Busco la mirada de Eileen en busca de consuelo.
Terribles nuevas que desolaron a Roderick cuando según Jensen, en quien Usher confiaba plenamente, el pueblo acababa de ajusticiar a un inocente y el novelista hubo sido partícipe de tales votaciones.
- Aberratio ictus... No es justo.
Sin duda la noticia fue para todos una ración de realidad y una jarra de agua fría, habría que pensar más detenidamente el próximo voto.
Había sido extraño ver como el señor Winston era ajusticiado. Lo cierto era que desde los primeros días lo había tenido por sospechoso. Sin embargo, no sé porqué en el último momento decidí no emitir voto alguno. Estaba convencida de que Winston era culpable, hasta que la señorita Mary dijo que no era brujo. Recé para que Dios lo acogiera en su seno, y también recé por todos nosotros, pues por nuestra palabra había muerto un inocente.
Me percaté de la mirada de Alfred; entendí lo que significaba, aunque tampoco hubiera hecho falta aquel gesto para darme cuenta del dilema moral que sentía. Me acerqué a él y lo abracé.
- Tranquilo, -le digo casi en un susurro- errar es de humanos, y más si estamos inmersos en esta locura. Ahora el señor Winston ha encontrado la paz, y el Señor sabrá perdonarnos a todos.
Esbozo una sonrisa y le doy un beso en la mejilla.
Si bien mi voto había sido en blanco, me sentía tan culpable de su muerte como si lo hubiera votado. Íbamos todos a una, y cuando el elegido salía por mayoría, todos aceptábamos su muerte como si de una ley se tratase.
"Espero que quede poco para que esta tortura acabe..."
Seguíamos orando la muerte del último fallecido... pero seguíamos sin saber quienes de nosotros podría ser el supuesto brujo. Pero nadie decía nada, y mientras que seguíamos saber quién podría ser ellos nos llevaban delantera y tendría pensado ya en la siguiente víctima.
Mire a todos los estamos y les dije. – Mientras que oremos al fallecido, es supuesto asesino nos lleva ventaja, y nosotros seguimos quién de nosotros podría ser el asesino de todas la muertes.
- Por amor a Dios Blanca me tienen hartas tus quejas- me cubrí la boca nada más hube expresado aquellas palabras, por la falta de respeto que había mostrado en el tono de las mismas-Lo lamento es solo que esto me está superando nuevamente. Verá, entiendo que aún quedan brujos y brujas con vida si supieramos quienes son creame que ya estarían muertos, sin embargo hasta ahora nuestros aportes no han servido más que para provocar la muerte de un inocente así que si vuestra merced tiene una mejor idea sería agradable que la compartiera con nosotros.
-La tendré harta como mis quejas, y a mi usted con sus oraciones. Pero está claro que aquí algunos que murieron eran inocentes, al igual que eran cazadores e iban en busca de los culpables, pero claro ahora la pesada soy yo… Y cuando algunos lo decían constantemente no eran cansinos...
Respire hondo y continúe. -Una idea demento solo me ocurre que estemos bien alerta porque el culpable puede ser uno de nosotros, y puede estar jugando al despiste con nosotros y puede hacer que nos acusemos unos a otros. Ya que se le da bien ese tipo de juego.
- Al menos nuestras palabras tratan de reconfortar al resto. Usted no para de repetir lo mismo una y otra vez, por lo que obviamente, no aporta nada nuevo. ¿Que hay seguidores del mismísimo diablo entre nosotros? Ya lo sabíamos. ¿Que mientras nosotros oramos ellos siguen cometiendo asesinatos? También. ¿Pero qué podemos hacer? No parece haber nada en nuestras manos. Nada. ¿O acaso usted puede hacer algo? -Cerré un momento los ojos, tratando de tranquilizarme. A mi también me habían superado sus quejas. Igual creía que estabamos de brazos cruzados porque queríamos.- De momento solo tenemos los datos que la señorita Jensen nos facilita, que no son pocos. -la miré y le sonreí, agradecida.- Y lo que dijo el señor Winston antes de morir, que tanto la señorita Leyton como el señor Usher son inocentes. ¿Por qué lo ha dicho? No lo sé, pero está claro que él era inocente, así que si lo dijo tan seguro... por algo sería.
- Por favor, haya paz. - intercedió el reverendo - No manchemos la memoria de los muertos inocentes con discusiones. Si no desea orar por sus almas. - añadió mirando a Blanca Margaret - No es necesario que lo haga pero deje a quien quiera presentar sus respetos y rezar por su alma hacerlo tranquilamente. Puede buscar usted misma a los brujos sin molestar a quienes desean interceder por el difunto ante Nuestro Señor.