Partida Rol por web

Las tierras en las que vivís han estado en guerra toda vuestra vida.

La Reina ha decidido emprender un largo y peligroso viaje para negociar una alianza con un poder lejano.

La Reina os ha escogido a todos vosotros, y solo a vosotros, para que seáis su séquito y la acompañéis en este viaje.

Os ha elegido porque sabe que la queréis.

Antes de ser guardia de la Reina Lidia tuve otra vida, que ahora parece lejana. Nuestra Reina y su bienestar acapara ahora la existencia de quienes velamos por ella, pero antaño fui joven, y en estas tierras conocí a otra gente. Amores, amigos, enemigos... Una mezcla de todo y nada me hizo amar y huir de estas tierras hace un tiempo, pero es ahora la fidelidad a nuestra Soberana la que me hace ser leal a Ella, y seguirla y protegerla a donde quiera que vaya.

- Oh, vamos, este viaje va a ser largo. Detalles, por favor, detalles. ¿Quiénes fueron esos amores, amigos y enemigos? ¿existen todavía? ¿alguno puede darnos problemas?- inquirió Lazarus, el experto en "cosas raras" de la corte de la Reina mientras se echaba hacia atrás en el asiento y bebía un sorbo de su copa de vino finamente trabajada.

-Vaya, Maese Lázaro, no os contaba tan curioso. El aburrimiento hace hablar a los más callados, está claro. Sabréis ya que para servir a su Alteza la discrección ha de ser legendaria, y a ella apelo en cuanto a información de amores. De enemigos nada que temer de aquel entonces, pues la juventud nos hace a todos ser temerarios y a la vez invencibles. A quien no murió a mis armas, no le quedó ganas de combatir. Y aún así, no serían rivales para nosotros hoy día. 

Prefiero no saludarles, de todos modos. Quizás ellos me recuerden mejor a mi que yo a ellos. 

Si te soy sincero, hijo. No son los viejos enemigos los que preocupan en tiempos convulsos como estos, sino los viejos amigos. Esperemos que no sea con ellos con los que te encuentres y eso te haga replantearte tus fidelidades.

Inquirió Augusto, siempre tan afable como incisivo.

El pasado siempre vuelve, creeme. Si hay algo de lo que sé es del pasado.

¿Alguno de esos viejos amigos podría tener suficiente peso sobre ti hoy para provocar un cambio en ti?

-Como veis, no es con ellos con quien trato. Estoy aquí en vuestra compañía, velando por nuestra Reina. A ella es ahora a quien dedico mi lealtad, pues los juramentos no han de ser jamás en vano. Las amistades son volátiles con el tiempo, y más aún si no se cuidan - Felton se incorporó antes de seguir respondiendo, dejando así clara la importancia de sus palabras-. Ahora mi vida es otra, enteramente dedicada al bienestar de Su Alteza. Eso es lo que ahora me importa, y a lo que doy prioridad. No hay amigos cuando hay un deber.

Guadalupe escucha la conversación mientras corta unas verduras con celeridad y precisión. Tal vez se encuentre demasiada aburrida hoy, por lo que lanza una pregunta a Felton.

Ahh, pero no nos ha dicho que tipo de conexión es esa que le une a esta tierra. Solo nos ha dicho que tuvo amigos y enemigos por aquí. Parece que el señor Felton se esta guardando algo que no nos quiere decir. ¿Un lío de faldas? ¿Un duelo que no acabo bien? ¿O tal vez provoco usted algún tipo de altercado del que prefiere que nadie se acuerde?

-Está claro que no me vais a dejar tranquilo hasta que os distraiga con alguna anécdota, ¿no es así? Guadalupe, si tenéis a bien servirme una copa de buen vino como el que degusta el Maese Lázaro, pensaré alguna mientras vais a buscarlo.

La discrección era sagrada, pero la sed y el empeño también hacían de las suyas. Cuando tuvo el vino, lo alzó a modo de brindis hacia sus compañeros y prosiguió:

-Sois persistentes, a fe mía. Veamos... Como dije, los amores los reservo en mi recuerdo y allí deben quedarse... Pero curiosamente uno que no lo fue me trajo a un enemigo celoso. Por aquel entonces yo viajaba alquilando mi espada a empeños bien pagados, y uno de mis empleadores se empeñó en que su esposa me requería para misiones más amorosas de las que él me había encomendado. Por una vez eso no era cierto, pero me granjeó un enemigo testarudo... El hombre tenía buenos amigos y alguna influencia en la zona, así que por un tiempo tuve que defenderme de quienes me atacaban, y atacar a quienes me ofendían. 

Como véis, su empeño fue inútil, y mi práctica con las armas mejoró notablemente gracias a su colaboración involuntaria... Cuando tuve bastante me fui, no sin antes despedirme de mi otrora empleador y en ese momento enemigo. Como dije, era de abolengo y no me convenía matarlo, así que me escabullí en sus aposentos de noche burlando a los guardias y los desperté a él y a su señora, la causante de mis malas noches y peores días. Abrí un Chardonnay, y apuntándoles con mi espada les dejé claro que ni una me interesaba ni al otro le tenía estima como para no poder matarlos en ese mismo momento. Parecieron entenderlo, pero por si acaso se lo demostré prendiendo fuego a las cortinas de la estancia con el Chardonnay, algo de pólvora, y una bala bien disparada. El fuego se extendió por la estancia, pero no hubo más que lamentar. Algunos cuadros valiosos, sin duda, pero eso es barato comparado a meterse conmigo.

Desde esa noche no volví a pisar el valle, ni ganas que me quedan. Solo una orden de la Reina podría lograr que lo hiciese.

Lázaro responde al brindis de Feton asintiendo y elevando hacia él la copa.

- Mucho mejor ahora, sin duda- piensa, divertido, para sí, mientras imaginaba la escena, ya sin pronunciar palabra.

- Y cuéntanos, ¿cómo son las tierras que estamos atravesando?, ¿hay algo que las haga especiales?

Tras un sorbo, prosiguió:

-Desde aquí* no tengo la misma perspectiva que viajando desde tierra, pero la zona más habitada es el valle. Allí se asienta Torreblanca, ciudad dominante del lugar. La rodean montañas de las que muchos habitantes viven, pues la minería es el modo de vida principal en estos parajes. Entre otras vetas, también de vez en cuando joyas aparecen, y eso incentiva el comercio y a los viajeros. Son buenos constructores y vendedores... Y también hay ladrones, por supuesto. Eso hace de cualquier estancia en la zona un reto entretenido.

Guadalupe disfruta también de la copa de vino mientras escucha la historia de Felton. Mucho más interesante que no el galimatías anterior.
:)