Partida Rol por web

Casi todo el mundo que te conoce te considera hermoso. 

¿Cómo hace la Reina que te cuestiones esa percepción?

-Vaya, vaya... - Felton se sorprendió ante la cuestión que se le brindaba. 

Realmente no se planteaba seriamente la hermosura en sí mismo, aunque la apreciaba en otras personas. El tiempo y la vida le eneñaron a no despreciar a nadie por su aspecto, pues alguien bien parecido puede ser el mayor de los rufianes, y otro a quien no tomaríamos en cuenta ser el alma más noble.

-Quizás me tachen de falso modesto, pero no me considero especialmente hermoso. Genética y algo de cuidados, sí... Pero no dedico mi vida a ello. Pese a eso, gozo de cierto éxito en el sector femenino, eso es verdad. Pero la Reina... ¡ah, amigos!... Su Majestad está hecha de otra pasta. Pocas veces he podido contemplarla, mas hacerlo fue siempre un gozo supremo. Rodeada de penumbra, su belleza resplandece a la luz de las velas. Quienes la hayáis visto sabréis a qué me refiero.

Dedicó unos segundos a rememorar su imagen, a la vez que tomaba un nuevo sorbo de vino.

-Confieso que a ella debo mi lealtad, pero también mis pensamientos. Y sin embargo Su Alteza nunca vio en mí más que a un servidor, así que eso, además de dolerle a mi ego, hace que me plantee no ser tan hermoso como dicen que soy. No aspiro a nada más que a protegerla y servirla, con ello me conformo, y estoy más que satisfecho... Cambiaría todo mi exito con las demás damas por una mirada apasionada hacia mí de nuestra Monarca. Daré mi vida por La Reina, y daría también mi alma, si ella la quisiera... Pero no, sin duda otras importantes cuestiones hacen que no vea en mí más que una parte de su séquito. ¡Vaya mi sacrificio por la gloria del Reino!

- Entonces... ¿Te verías como rey de nuestro reino?

Y lo más importante, ¿Te "tocas" por las noches pensando en la reina? - pregunta Guadalupe hablando lentamente y en voz baja, pese a que es es evidente que le hace burla a Felton.

-¿Rey, yo? No, eso no es para mí. Una vida de lujo con muchas responsabilidades... Prefiero seguir sin rendir cuentas a nadie más que a quien decida que me contrata. Es una existencia más insegura, pero sin duda emocionante. Como dije, me conformo con servir a Su Alteza en lo que ella estime oportuno, además de salvaguardar su vida.

La pregunta de Guadalupe, tan descarada como inoportuna, lo descolocó levemente. Parece que la dama pretendía hacerlo incomodarse, pero no sería eso lo que lo amedrentase en una mera conversación. Le contestó también en el mismo tono bajo y burlón.

-Guadalupe, querida... si respondo a eso quizás seáis vos la que se toque pensando en mí.

- Una última pregunta, Felton- intervino Lazaro cuando parecería que ya nada iba a decir- Has indicado que no dedicas tu vida a tu belleza. Pero también has señalado, y creo que no es la primera vez que haces referencia a eso, tu "éxito con las demás damas"... ¿no piensas que es precisamente tu éxito con las demás damas lo que puede hacerte menos atractivo a los ojos de la reina? ¿que a veces, y para un tipo excepcional de personas, la mucha experiencia penaliza más que la escasa? ¿Te ha comentado alguna vez la reina algo en ese sentido? 

Pensó por unos segundos la respuesta. Quizás fuese cierto, quizás esa fama de "donjuan" le estuviese trayendo más problemas que alegrías. Así pasó con la marquesa de Torreblanca, cuyo esposo fue quien acabó por echarlo de estas tierras... o la dama Constanza de Valleoscuro, cuyo fuego pasional casi le hacen perder el sentido y asentar la cabeza a su lado. Por desgracia su hermano no compartía su opinión, y sí tenía en alta estima a su familia como para permitir que se casase con él, "un cazafortunas". Aún le dolía recordarla tras una celosía tras tomar hábitos, para salvarle a él la vida.

-Amigo Lázaro, quizás tengáis razón. Algunas historias hubo, mas no todas son ciertas. Ignoro la opinión de Su Majestad a ese respecto... No me he atrevido ni siquiera a plantearlo. ¿Cómo podría yo, un simple soldado, aspirar a tal confianza? Como dije, con servirla me conformo. Si a sus oídos han llegado mis andanzas, es seguro que también ha llegado mi prueba de lealtad a ella... Desde que la sirvo, no hay otra dama en mi corazón ni mi cabeza, y así seguirá siendo mientras una gota de sangre quede en mi cuerpo. Todos tenemos un pasado, mas lo que importa es el presente y el futuro. Los míos están a su servicio, siempre que ella así lo requiera.

Diría que estamos pinchando demasiado al chico. Dejadle que respire un poco.

Dijo Augusto sin que estuviera muy claro el motivo por el cual pedía esa tregua.

-No os diría que no, Augusto... pero... ¿Qué hay de todos vosotros? Mucho preguntar por mis anhelos, más no soltáis prenda de los vuestros -Felton les sonrió. No lo decía de mala fe, cada vez se sentía más cómodo con estos antaño desconocidos. 

-Confesad, a alguno o alguna nuestra Reina le ha bajado tambien los humos?

Felton: 
- Guadalupe, querida... si respondo a eso quizás seáis vos la que se toque pensando en mí.

Guadalupe se ríe ante la respuesta de Felton.

- Quien sabe, igual es pensando en vos que yo también "me tocó" por las noches.

Felton:
- Confesad, ¿a alguno o alguna nuestra Reina le ha bajado también los humos?

Guadalupe sonríe con malicia ante la nueva pregunta.

- Por supuesto, su alteza nos ha bajado los humos y nos ha devuelto a la realidad en más de una ocasión. ¿Qué sería de nosotros sin su apoyo y distinción? Algunos volveríamos a ser ciudadanos, y además ciudadanos pobres. Pero todos acudiríamos a su llamada, aunque fuese a altas horas de la noche y en sus aposentos. Al menos yo, si que lo haría, si fuera llamada por ella.