La Reina esta siendo atacada.
¿La defiendes?
ATENCIÓN. Por favor, envía tu respuesta "Solo para el director".
Augusto Sandoval había participado en orquestar aquel complot.
Todo aquel viaje y su presencia allí tenía por último objetivo acabar con la vida de la Reina, su propia hija, y poner así fin a su reinado. Salvar con esta acción final el Reino, aquel Reino que tanto había amado Verónica, su único y verdadero amor, y entregar su vida en aquel acto justo y necesario.
El plan de Lidia de Siempreviva era horrible. Era egoísta, avariento, mezquino, cruel, insensible para con su gente, narcisista, odioso... El conocer el destino que Lidia reservaba a su pueblo hacía revolver las tripas de Augusto. Aquella hermosa criatura que había surgido de su semilla había crecido tomando el modelo de personalidad del Rey, a quien creía su padre. Había rechazado la dulzura y amabilidad que habían sido propias de su madre y se había convertido en alguien temible e inmisericorde.
Por eso alguien debía frenarla. Y por ser su hija, esa responsabilidad recaía sobre Augusto.
El plan era sencillo:
Habría un ataque. El séquito de la Reina, sus propios compañeros de viaje, estarían preocupados por protegerla ante el agresor. Augusto solo tendría que aprovechar la proximidad para darle el golpe final. Y por si aquello fallaba o no era suficiente, alguien más en la comitiva estaba involucrado en aquella traición. Aunque Augusto desconocía su identidad.
Todo sucedió según estaba planeado. El zeppelin fue abordado, la Reina sufrió un ataque y sus acompañantes la defendían. Augusto se acercó a ella fingiendo defenderla y se preparó para propinar el golpe. El acto que pusiera fin a aquel horror que Lidia planeaba.
Pero...
Que Dios me perdone. Verónica, perdóname.
En el momento de la verdad, Augusto no pudo. Era su propia hija. Imploró el perdón de dios y de su único amor por fallar en su responsabilidad y decidió proteger a su hija del ataque.
-Sí, sin duda la defiendo. Es mi deber, está en mi honor el hacerlo, y en mi corazón y cabeza el lograrlo. Daría mi vida por protegerla, y así lo haré, sin ápice de duda.
No sé cómo está siendo atacada, pero actuaré como la ocasión lo requiera contra quien ose intentar algo contra ella.
Guadalupe miro su copa de vino, escucho las voces alzadas de sus compañeros, los gritos de los guardias, y vio aparecer a los agresores en la habitación. Pero ella se limitó a seguir bebiendo de su copa, nada más que eso. En silencio, mientras disfrutaba de ese excelente vino burdeos que tal vez fuese el último que consumía en vida.
Bastante sufrimiento y maldad había provocado la reina como para además tener que defenderla. No, Guadalupe no va a defender a la reina.
Tamara NO ayuda a la reina. Ha visto en sus visiones el futuro que les espera con ella gobernando. Sólo tenía que acabar la guerra con los rebeldes, darles su libertad. Y sin embargo... Sin embargo alguien se está empeñando en cambiar las cosas... ¿Quién sería?... No importaba, pues había una oportunidad. Simplemente se apartaría a un lado, al fin y al cabo, sólo era una anciana, ¿qué iba a poder hacer en un ataque?
Y, al final, tan solo se trataba de eso.
¿La defiendes?
Y la respuesta fue sí. Era su reina, después de todo. Y el maestro ocultista a pesar de todo lo que había escuchado se dejó llevar por la fe. Fe en que las palabras de Tamara Ojolejano sobre ella no resultaran ciertas. Fe en que la promesa que se le había hecho fuera real. Fe en que ella no pretendiera pactar con los rebeldes sino destruirlos y lograr esas necesarias reformas.
Fe en que la persona que conocía, en definitiva, no fuera una mala de opereta ni un producto de su imaginación. Después de todo, Lázaro quería a la reina.
Personaje | Si | No |
Augusto Sandoval | X | - |
Felton | X | - |
Maese Lazaro | X | - |
Tamara Ojolejano | - | X |
Guadalupe Argento | - | X |
Tres votos a favor de defenderla y dos en contra.