Viste a la Reina hacer algo terrible para mantener al séquito a salvo. ¿Qué fue?
Ahora, ¿La respetas más o menos?
Pregunta para Guadalupe Argento.
Guadalupe deja su copa sobre la mesa. El cariz que a ido tomando la conversación estos últimos días ha cambiado la percepción que ella misma tiene sobre la reina Lidia de Siempreviva. Y en este momento puede que lo que va a contar cambié la opinión de alguien más de los presentes.
Señores, lo que les voy a contar no debe salir de aquí. De hecho ni siquiera debería contároslo, pero debido a la información que han compartido últimamente me veo en la necesidad de hacérselo público a ustedes también. Hace unas semanas la reina me pidió organizar un encuentro con un noble local fuera de la corte, lejos de ojos y bocas indiscretas. Así que utilice mis contactos para conseguir un punto de encuentro en una taberna de la ciudad, en un reservado que suelen usar mercaderes y gremios para hacer negocios. Todo fue bien, llegamos al lugar sin despertar sospechas y la reina pudo reunirse en secreto con su confidente. Desconozco que se hablo en esa conversación pues no estuve presente. Sin embargo... al abandonar el lugar un mozo de cuadra reconoció a la reina. Y esta, para evitar que se supiera de su presencia ordeno atraparlo. El joven en su huida acabo muerto, desconozco los detalles, pero de vuelta a la corte pude verlo de cerca con un corte en el gaznate.
La anécdota no pasaría de aquí en otras circunstancias, sin levantar dudas hacía nuestra reina de no ser un por un detalle que me quita el sueño por las noches. La sonrisa que mostraba la reina al observar el cuerpo sin vida del mozo cuando se asomó desde el carruaje.
Tal vez fuera el propio Felton quien tuvo que eliminar al joven súbdito de la reina. Pero en realidad espero que no fuera así, caballero - acaba Guadalupe formulando una pregunta velada a su compañero.
Por si no ha quedado claro, ahora la respeto menos.
Augusto guardaba silencio y, sin embargo, a cada detalle escabroso que sus compañeros de viaje presentaban, él se mostraba más y más apesadumbrado.
La responsabilidad por todas las acciones de la Reina le pesaban en el corazón y le envejecían más y más, porque, aunque siguiese sin ser algo público, él era su padre.
Su determinación cuando tramó la traición a su reina y a su hija (más no a su reino al que seguía creyendo que sus actos demostraban verdadera fidelidad) estaba más viva que nunca y si en algún momento había flaqueado o dudado de todo aquello, todo debate se había diluido.
Sabía que entre sus compañeros había un traidor oculto (otro, en realidad), pero no sabía quién y se preguntaba, ¿acaso todo lo que aquí se ha dicho no ha generado nuevas lealtades? ¿Podían seguir amando a la Reina después de conocer todo aquello? Augusto sí, claro. Pues era sangre de su sangre, pero ¿y el resto? ¿Podían?
¿Cómo te hizo sentir todo aquello, Guadalupe? Al fin y al cabo, tu cabeza bien podía acompañar a la del mozo de cuadras de tu historia si la reina fuese despiadada. ¿Por qué crees que no te pagó con la misma moneda que a los otros testigos? ¿Qué clase de deuda tiene contigo para confiar en ti y tu silencio? ¿Tiene que ver con la muerte de su padre y tu participación en aquel suceso que segó la vida del entonces rey la llevó al trono a ella?
En aquel momento baje la vista y me mantuve en silencio. Posiblemente la reina no pensó en mi como en una amenaza, o tal vez no lo fuera en ese momento. Este conocimiento no me ayuda a dormir por las noches, preferiría no haber visto ni oído nada de lo ocurrido ese día. Pero este es mi trabajo, y debo mantenerme aquí, fiel a mi reina.
Sobre que razones tiene la reina hacía mi persona, me temo que esa pregunta deberéis hacérsela a ella. Yo solo soy una súbdita más del reino, y de mi reina.
Guadalupe se muestra esquiva en su respuesta, empieza a pensar que este tema de conversación no ha sido apropiado para hablarlo en publico. Tal vez por eso se pone en pie para rellenar su copa de vino, evitando continuar la conversación actual.
Tamara no se sorprende lo más mínimo al escuchar la historia de Guadalupe. Sabía de lo que era capaz la reina y mandar asesinar a un simple muchacho se quedaba casi en anécdota sin importancia.
Sin embargo, había algo en la historia que sí la preocupó.:
- Querida. ¿Para qué piensas que quería reunirse la reina con ese noble?
Guadalupe medita sus palabras antes de responder.
Eso escapa a mi entendimiento, pues desconozco quien era esa persona exactamente. Mi suposición es que se trataba de un noble por lo que me comento la reina, pero en realidad podría haber sido cualquier persona ya que no llegué a ver quien era.
Hace unas semanas os habría respondido que sería una reunión por la seguridad y el bienestar del reino, hoy en día no sabría que opinar.
Y vuelve a centrarse en la copa de vino que sostiene en la mano.