Las palabras de la diosa retumbaban en mi cabeza. No podía dar crédito a lo que había escuchado. Estaba completamente pálido, con la boca abierta y los ojos fijos en el infinito. ¿Co…co…como? ¿Qué Atenea ha muerto? ¿Qué demonios ha pasado en el Olimpo?
La noticia resulta demasiado para mí. Las fuerzas me abandonan y caigo de rodillas entre el estrepitoso entrechocar de mi armadura. Me sujeto la cabeza con ambas manos, temeroso de que esta se caiga ante mi falta de fuerzas. Las palabras de la diosa siguen rondando por mi cabeza, haciendo que mis fuerzas disminuyan lentamente cual veneno. Si las palabras de Hebe eran ciertas, había fracasado en su sagrada misión como caballero. Sentí deseos de morir, pues mi razón de ser había desaparecido junto con la vida de Saori. Tampoco sabía nada del resto de caballeros de bronce. Perder a tantos amigos y a aquella a la que jure proteger con mi vida había sido un golpe duro, más cuando todo sucedió sin que yo pudiera hacer algo.
Cerré los ojos, desando no volver a abrirlos, pero cuando lo hice, una figura apareció en mi mente. Al principio estaba demasiado borrosa como para distinguirla, pero poco a poco un halo de luz la fue envolviendo, hasta hacerla completamente visible: se trataba de la propia Atenea. Levanto su brazo derecho hacia mí y me dijo las siguientes palabras: “Levanta caballero y recuerda, no eres solo un caballero de Atenea, eres un caballero de la justicia. Recuerda que esta está incluso por encima de mí, y que aunque yo no esté tu deber sigue siendo protegerla.”
Abrí los ojos de golpe, una pequeña lágrima apareció en mi ojo derecho. Se trataba sin duda de una imagen del pasado, pero gracias a ella recordé para que estaba allí. Mi deber como caballero no había terminado, y no terminará hasta el fin de mis días. Me levante lentamente, con renovadas fuerzas, dispuesto a enfrentar la terrible crisis que se cernía sobre el santuario.
Cuando volví a centrar mi atención en el mundo que me rodeaba, me encontré con que la diosa había desaparecido y mis hermanos de batalla estaban discutiendo entre ellos. Al parecer, mientras yo me mantenía absorto en mis pensamientos había tenido lugar entre los caballeros y la diosa, y esta continuaba ahora entre los que se suponen que tienen que estar unidos. Saga estalla de ira, e incluso el siempre prudente Mu levanta la voz más de lo que nunca le había escuchado. Si esto seguía así, sufrirían una aplastante derrota antes de empezar la guerra.
¡CABALLEROS TODOS, HERMANOS EN LA BATALLA! exclamo con voz fuerte y autoritaria mientras extiendo mis enormes brazos a ambos lados de mi cuerpo ¿ACASO HEMOS OLVIDADO QUIENES SOMOS? SOMOS CABALLEROS DE ATENEA, GUARDIANES DE LA PAZ Y ENCARGADOS DE MANTENER LA JUSTICIA EN EL MUNDO. ESTAS DISPUTAS ENTRE NOSOTROS NO TIENEN NINGÚN SENTIDO, MENOS AUN EN LOS OSCUROS TIEMPOS QUE SE AVECINAN. NO POR NOSOTROS, SINO POR ATENEA, Y POR NUESTROS COMPAÑEROS CAIDOS.
ESTOY SORPRENDIDO POR VUESTRA ACTITUD, MÁS ANTE UNA DIOSA, QUE AUNQUE NO SEA LA PROPIA ATENEA MERECE TODO NUESTRO RESPETO voy pasando la mirada lentamente por todos los presentes en la sala, deteniéndome en Dohko, al que señalo con el índice derecho Y MÁS EN TU CASO, CABALLERO DE LIBRA. ATENEA TE HA CONFIADO EL SANTUARIO ENTERO DESIGNANDOTE PATRIARCA, ¿Y ASÍ ES COMO TE MUESTRAS DIGNO DE ESA CONFIANZA? ME HAS DECEPCIONADO, AL IGUAL QUE TODOS VOSOTROS. PERO EL TIEMPO DE LOS LAMENTOS HA FINALIZADO. AHORA ES TIEMPO DE MIRAR HACIA ADELANTE, Y DE LUCHAR POR ESTE MUNDO QUE JURAMOS PROTEGER.
Visiblemente más calmado después del reproche, me acerco al nuevo patriarca y me arrodillo frente a el pido disculpas por mi tono y por mis formas patriarca. Estoy dispuesto a asumir cualquier castigo que veáis oportuno.
¡Maestro!
La voz de Jabu era apremiante. Con eso consiguió que la vista del caballero de Oro lo mirara alarmado. La sintió aunque no la buscaba, y también sintió la de Nikola, ambos lo miraron con preocupación durante una milésima de segundo hasta que estuvieron seguros de que todo iba bien.
No veo justo que atosiguéis a la dama. Cada respuesta llegara a su debido momento. Y no hay más urgencia que la paciencia. Creo que en cierto modo eso era lo que pretendíais decirme hace un solo momento.
Jabu se entretenía jugando con la pequeña, sentado en la cama, y casi de espaldas a ambos. Pero como de costumbre, su inteligencia le hacía decir las cosas de manera particular, dando gran veracidad a lo que decía y sin necesidad saltarse la educación.
Había conseguido lo que quería sin moverse del sitio. Llamar la atención de ambos. Con su tono apremiante. Aunque era desagradable recurrir a un peligro que ambos sentían en sus mentes para hacerlo. Pero no era real, seguramente no se enfadarian por eso.
Luego simplemente remarco el hecho de que Camus estaba forzando que ella hablara. La urgencia era real, eso no se podia negar, pero atosigarla, hablar con rapidez, dejando que la prisa marcara el ritmo no era la mejor de las opciones.
Suponía que entre hombres intelectuales, no hacía falta volver a mencionar el tema. Creía que Nikola explicaría todo lo que sabía, más temprano que tarde, y que todo lo que podrían averiguar le seria revelado.
Disfrutaba de la calma de la habitación de Saori y de los ruidos de los juegos de Verite con el caso. Que ahora se encontraba en su cabeza, quedándole completamente grande.
Pronto todo estaría en su sitio.
Tirada: 1d10(+6)
Motivo: Idea (Inteligencia)
Dificultad: 10+
Resultado: 6(+6)=12 (Exito)
Master, corregime si me equivoco.. estoy tirando 1d10 + el atributo inteligencia. Con dificultad 10 como dijiste.
----
EXITO!!!
Espero que me confirmes si esta bien lo que hice para postear.
Te percatas de que la palabra que ha soltado Hebe significa "Abierto" en griego. Crees que podría tratarse de la clave mágica que empleó para encerrar a vuestra enemiga y liberaros de su carga.
Está hecho perfecto. Además, me gusta que en una parti de hostias hayas decidido darle uso a una característica de PJ que pocos de tus compañeros van a llegar a usar en la partida.
Todo se estaba desmoronando a mi alrededor, los caballeros de oro quienes deberian ser pilares de hermandad y justicia se estaban peleando entre si, tras insultar a una diosa que habia dado su vida para llegar a nuestro lado y darnos informacion. Entiendo que sus ofensas fueron graves, pero despues de todo eran solo palabras.. y sus acciones habian contado mucho mas que aquellas palabras. Nos habia salvado a Shun y a mi de una muerte segura a manos de Zeus, y habia arriesgado su propia inmortalidad para compartir con nosotros lo que sabia.
Luego de la partida de la Diosa un sin fin de comentarios acerca de lo sucedido surgieron de todos lados. Los caballeros dorados seguian recriminandose, y separandose, aunque algunas voces trataban de imponerse sobre el resto y reclamaban serenidad y union... Todo aquello me parecia ajeno, porque en mis pensamientos seguia flotando una palabra... la ultima palabra que habia dicho la Diosa Hebe...
Eso queria decir "Abierto" en griego... seria posible... que....
-NO PUEDE SER!!!!!! RAPIDO HAY QUE IR A LA CASA DE PISCIS!!!
Si mal no recordaba alli es donde Hebe dijo que la habia teletransportado. Debo apurarme antes de que perdamos la ultima pieza que nos queda de donde extraer algo de informacion.
Tras mis palabras sali corriendo del santuario de Athena en direccion a la casa de Piscis, esperaba que los caballeros dorados entendieran mi mensaje, pero no tenia tiempo para quedarme y explicar. No debia permitir que esa mujer/bestia escapara por nada del mundo.
Oleee que nos olvidamos de algo ;).
Al oir el comentario de Ikki, la mente de Camus actuo de manera rápida, el estar atento a la pelea entre sus propios hermanos dorados, no cayó en la cuenta de la extraña palabra que dijo Hebe, al recordar que significa rápidamente tuvo que tomar una decisión desesperada.
¡¡ MALDICIÓN !! -dijo con voz tajante -
Jabu coje a la niña,¿puedes andar y correr Nikola?, tenemos que salir rápidamente de aqui, nos teletransportaremos*, iremos a un lugar seguro, anular vuestro cosmos para dificultar nuestro rastreo, debemos de salir ahora, la niña esta en peligro al igual que Nikola, debemos de irnos a otra parte, la persona que retenian Ikki y Shun se habrá liberado, tenemos tiempo para escapar, no pregunteis y agarrarme todos la mano, ya os explicare con más detalle en nuestro nuevo paradero. -dice con autoridad, forzando al resto a que cojan las manos, la verdad que no iba a broma, lo que hacia lo hacia con un buen fin -
¡¡ MARCHEMÓSNOS YA, EL TIEMPO ESTA DE NUESTRA PARTE !! - dice autoritariamente extendiendo su mano para teletransportarse todos*, para que obedezcan sin preguntar nada mas -
Nos vamos a Siberia, Master, pero desviare algo de mi cosmos hacia otra zona muy alejada, para evitar que la que tenian retenida Ikki y Shun nos encuentre, ya informare a los demas dorados en cuando esten seguras las dos chicas y Jabu.
dice autoritariamente extendiendo su mano para teletransportarse todos* _ Creo que si pueden teletransportarse los Caballeros Dorados
Mu observa confundido la reacción de Ikki. ¿Ha sentido algo? Es improbable, alguno de los otros caballeros lo habría notado también... Dohko o Shaka al menos. Saga, probablemente. Sin embargo, haya notado algo o no, la urgencia de su tono es evidente. No es un impulso momentáneo.
En la sala del trono todavía reina el caos. Unas voces claman, otras piden calma, nadie dice nada, nada parece presto a hacer nada. Mu se da cuenta de que es inútil quedarse aquí, nada de provecho sucederá hasta que se haya restaurado la calma, y tampoco hay realmente nada que hacer ya, con Hebe ida. Solo podría auxiliar a Shaka tratando de curar a la mujer, y eso de todos modos es algo que el Caballero de Virgo ya ha hecho. Se vuelve hacia él
Tú cura a la sierva de Hebe. Ya has arriesgado tu vida en el ágora una vez, permite que sea yo quien salga al encuentro del peligro ahora.
Mu desaparece de su puesto al lado del asiento y vuelve a reformarse a la puerta de las habitaciones. Ikki siempre ha sido un caballero notable por su devoción y por su lealtad, el más duro y sacrificado, quizás, de los caballeros de bronce. Si cree que hay algo importante que atender, de seguro no será un capricho o algo sin importancia. Además, con el santuario en semejante desorden y hasta los propios dioses que parecen conspirar contra él, no quiere dejar que se enfrente sólo a lo que quiera que sea que espera encontrar. Sin dudarlo, Mu sale a la carrera detrás del Fénix, hacia la Casa de Piscis...
Ahi zus quedáis, me voy de parranda con Ikki :P
Shaka comienza a impacientarse al ver el comportamiento de todos los caballeros. Se dirige de nuevo a Dohko:
- Espero comprendas que me ausente a la casa de Piscis. Voy a visitar a la guerrera, y a tratar de terminar lo que empecé en el Agora. No quiero parecer prepotente, pero me gustaria que te replanteases la idea de enviar a alguien a investigar qué ha pasado con la guardia de Atenea.
Shaka sale tras Mu y el caballero del Fenix. En realidad se ha limitado a ser cortés con el Patriarca, pues tenía muy claro qué debía hacer él en esos momentos. Si Dohko no está de acuerdo, que se pronuncie.
Saga escuchaba a sus compañeros discutir tras su estallido de furia y, gracias el intento de Aldebarán de poner orden, recobró la serenidad. Miraba uno a uno a todos los presentes y, tras la inesperada reacción de Ikki, Saga tuvo claro inmediatamente qué le ocurría al Fénix. Quedarse en los aposentos del Patriarca ya no servía de nada, pues ni siquiera podía ayudar a curar a la mujer ya que carecía de conocimientos para ello. Sin pensarlo siquiera un momento, se dirigió a Shun apresuradamente:
Shun, acompaña a Shaka y cuida de la mujer y la niña. Mientras hablaba, fue caminando hacia el Caballero de Andrómeda y, cuando estaba junto a él, susurró para que nadie más pudiese oírle. Y cuéntale a Camus lo que le ha sucedido a Hyoga.
Hasta que Shura lo comentó, ni siquiera se había parado a pensar en que, además de su fiel compañero Camus, Shura y Dohko tembién tenían estrechos lazos afectivos con un Caballero de Bronce. El propio Saga sentía un aprecio especial hacia Seiya, a quien había salvado de la muerte cuando lucharon contra los siervos de Abel, pero no pensaba permitir que la preocupación nublase su juicio. Trataba de apartar ese sentimiento de su mente, pero era evidente que, al menos Shura, no podía. En sus palabras se manifestaba angustia por Shiryu y estaba seguro de que el viejo maestro se sentía también muy inquieto.
¿Será ese el motivo por el cual actúa de forma tan extraña, tan imporpia de él?
Ya que la situación se había descontrolado por completo, le parecía conveniente que Camus supiese que su discípulo podía estar muerto. Así evitarían más sorpresas de ahora en adelante. Las cosas estaban muy tensas, por lo que era un buen momento para que Camus reaccionase ya que tal vez así la situación volviese a su cauce al centrarse de nuevo en Atenea, sus Caballeros y lo sucedido en el Olimpo. Shun era sin duda el más indicado para darle la noticia, pues era un Caballero de gran nobleza y sensibilidad. Además, sería un buen ayudante para Shaka a la hora de curar a las mujeres. Si Dohko tenía otros planes para Andrómeda, entonces los cumpliría, pero sino era lo mejor que podía hacer.
Acto seguido de hablar con Shun, se volvió hacia Shura y, con una firmeza que recodaba a cuando había estado a sus órdenes en la Guerra Sagrada, se dirigió a él:
Shura, aquí ya no hacemos nada. Me voy a la Casa de Piscis. ¿Vienes conmigo?
Y sin esperar respuesta, ya que iría tanto si el Caballero de Capricornio le acompañaba como si no, salió de la sala y se encaminó tan rápido como pudo hacia la duodécima Casa.
Aunque sorprendido como los demás por la reacción de Hebe, me duró menos la confusión... las diosas eran caprichosas y arrogantes, se creían por encima de los demás y los cultos antiguos y los actuales las glorificaban hasta el punto de obedecerlas hasta en el mínimo de sus deseos.
En este caso la diosa había insultado a Atenea, por obra y palabra y cuando le pusieron claras las cosas, se sintió amenazada y huyó. No había más y no me importaba lo más mínimo si se había sentido herida además de traicionada, como nos había dicho... o quizá nos había intentado engañar y cuando vio que no ibamos a obedecerla como borregos se marchó antes de ser atacada, no por uno sino por tres, cuatro y hasta cinco caballeros.
Lo único que me fastidiaba era no haber conseguido la información que, decía, tenía para nosotros. Suspiré resignado. Había otras formas de conseguirla: Verité y Nikolá podrían contarnos lo que sucedía, y la otra guerrera que estaba aprisionado en la casa de Piscis.
En todo caso sería posible consultar a alguno de los Oráculos, o incluso intentar infiltrarse en el Olimpo. Por peligroso que fuera más de un caballero daría su vida para conseguir la información que necesitabamos.
Cuando Hebe escapó, en seguida los caballeros de oro comenzaron a gritarse y pelear entre ellos como si fueran críos. Por supuesto gran parte de la culpa recayó sobre mí. Me levanté y firme, esperé sin inmutarme a que la serenidad reinase de nuevo. A pesar de la arenga que el caballero de Géminis me soltó me permití sonreir, divertido, por la situación. ¿Estos son los caballeros más leales y poderosos? ¿los más sábios y veteranos sobre los que Atenea deposita su confianza? no me hagas reir. Parece que nunca hubieran salido del parvulario.
La verdad es que me parecía absurdo. Estaba claro que sin la guía de Atenea estos Caballeros no hacían otra cosa que dar palos de ciego. Meneé la cabeza... y yo soy el de Plata.
Finalmente empezaron a moverse, pero tal y como esperaba caóticamente. Los de bronce hacían lo que querían, los de Oro seguían gritándose y discutiendo cómo actuar unos, y otros simplemente hacían lo que querían. Sólo el antiguo Patriarca parecía tener orden y concierto a la hora de actuar, aun después de permanecer airado y no conseguir mantener una calma que sería necesaria para actuar con sensatez, planeando los pasos a seguir con sentido común.
En tal ambiente de Caos, decidí actuar por mi propia cuenta. Total uno más que hiciera lo que le diera la gana no se iba a notar. No me iba a quedar allí parado como una vigilante e ilustre estatua esperando a que el Triunvirato y el nuevo Patriarca dieran ordenes, cuando aun no se ponían de acuerdo sobre qué hacer con respecto a lo que acababa de suceder.
Me dirigí al paso, sin prisa pero sin dilación a donde el Caballero de Acuario y el del Unicornio se encontraban. Por un momento me pareció que Jabu tenía más cerebro y sentido común que todos los Caballeros Dorados de la sala que dejaba atrás. Y más espíritu.
Cuando Hebe pronuncia una palabra clave antes de irse me quedo boquiabierto.
Esto no lo esperaba, me esperaba que pagara su ira conmigo.
De pronto la gente empieza a gritar y es todo caótico, me llevo mis manos que derraman todavía gotas de sangre a la cabeza.
Todo esto se ha descontrolado y es culpa mia.
Antes de que reaccione todo el mundo se adelanta y se marcha a la casa de Piscis.
La ha liberado, debemos ir con ellos.
Aunque todos los caballeros que han ido son más que suficientes para detenerla, no puedo permitir que la maten antes de interrogarla.
Empiezo a correr hacia la casa de Piscis.
¿Qué ha hecho esa Diosa?...¡No!...¿Qué he hecho yo?
Pese a mis esfuerzos en intentar calmar la situación, mis palabras cayeron en saco roto. No solo no había conseguido mi objetivo, sino que la situación se hacía más caótica por momentos. Cada caballero tomaba sus propias decisiones, sin tener en cuenta si eran las más correctas dada la situación. Parecía que la histeria se había apoderado de ellos.
Unos se iban de manera alocada en dirección hacia la casa de piscis. Desconocía le porque de tanta prisa, pero por lo poco que podía entender de sus palabras, puede que tuviera algo que ver con la prisionera desaparecida. Otros se iban junto a Camus y a Jabu, a ayudar a la guerrera caída y a tratar de calmar a la pequeña diosa. Pero al parecer nadie se dio cuenta de un pequeño detalle. Al irse todos, nadie quedaba para defender el propio santuario. Si algún enemigo conseguía llegar hasta aquí sin alertar a la guardia o al resto de caballeros, podría entrar en los aposentos donde se encontraba la reencarnación de Perséfone sin ningún esfuerzo. Y aunque esta se encontraba rodeada de poderosos y leales caballeros, su capacidad de lucha se vería mermada al luchar teniendo que protegerla a ella y a su herida escolta.
Tenía que hacer algo, pero la decisión ya estaba tomada. No tenía sentido que fuera a las habitaciones donde estaban haciendo la cura a la herida, ya que solo sería un estorbo. Y ya iban suficientes caballeros al templo de Piscis como para enfrentarse a cualquier contratiempo, además de que no sabía realmente de que iba la historia. Así que haré aquello que mejor se me da, guardar y proteger la cámara del trono con mi vida si fuera necesario. Abro las piernas para conseguir una postura más equilibrada y cruzo mis brazos sobre mi pecho en silencio, expectante, a la espera de que las aguas bajen más calmas o a que un enemigo se atreva a profanar el santuario con su ingrata presencia.
Fin de escena :)
(Fin del caos, lo siento, chicos XDDDD)