Partida Rol por web

Cuando River terminó de revisar el documento, en la cara de Ryan apareció una muy leve sonrisa, parecía que ella lo sabía y él sabía que ella lo sabía y cuando acabó de rebuscar en los ficheros del hospital sus apellidos, se acercó a abrazarla, de una forma en la que nunca había abrazado a nadie, apoyando su cabeza en el hombro izquierdo de la muchacha.

River podía notar como el chico hacía mucha fuerza hacia él con aquél abrazo y como sus dedos agarraban la ropa de la chica también con mucha fuerza, como si no quería que aquél momento se le escapara de las manos, a pesar de que era inevitable. - No voy a poder ayudarte más River, ya estoy en mi límite. - comentó con una voz baja y tranquila. - Debes conseguir ese documento, a cualquier coste, así nadie dudará de lo que le vayas a decir.

Se separó de la chica, aunque no la soltó, quería mirarla a los ojos, aunque ella vería como el chico tenía una sonrisa apenada y por su rostro no paraban de caer lágrimas, a pesar de que no lloraba. - Seguiré intentando ayudarte en lo que puedo ¿vale? - esta vez sí, se separó de la chica y se dirigió a la salida. - Confío en ti, River. Confío en que tomarás las mejores decisiones para todos nosotros. - fueron sus últimas palabras antes de marcharse.

La idea de que Ryan y Ethan fuera la misma persona se le había cruzado por la cabeza tras releer el documento, pero se había dicho a si misma que no podía ser así. Que aunque ahora encajara más el asesinato a puerta cerrada de la bolera, o explicaba como el gas había acabado en su coche, no podía ser que Ryan fuera el asesino. Intentó concentrarse en otros pensamientos, ganar tiempo. No podía ni mirar a su amigo, concentrándose en seguir leyendo el resto de ficheros. No quería que ninguno de sus gestos pudiera delatar lo que estaba pensando, pero parecía que era tarde.

Sus dedos la agarraron con fuerza, la sostuvieron contra él. River no opuso resistencia, sorprendida por lo inesperado del abrazo. Ryan nunca había hecho algo así, y su primera reacción fue buscar en el reflejo del cristal el arma con el que esperaba que le castigara por descubrir su secreto.

Pero Ryan tenía ambas manos sobre ella, y no parecía tener otra intención que seguir abrazándola. A pesar de que sus palabras fueran de ánimo, su cara estaba tan cerca de la suya, con su aliento haciéndole cosquillas en la oreja, que no podía evitar sentirse asustada. 

Y entonces se separó de ella y se despidió. River se quedó sola, temblando. Aliviada y asustada a partes iguales. Había sobrevivido, pero nada tenía sentido. Ahora que las palabras se repetían en su mente, una tras otra, empezaba a ver como el miedo le había hecho creer que estaba en peligro, pero que Ryan no parecía haber tenido intención de herirla. Lejos de un asesino, parecía una víctima pidiendo auxilio.

-¡Ryan, espera!

River echó a correr fuera de la sala, pero no fue capaz de encontrarle. Había perdido unos segundos valiosos en asimilarlo todo, y ahora estaba sola, y con un mensaje esperándole en el móvil.

River se refugió en su habitación, debajo de las sábanas. El poco sentido que le había encontrado al secreto de Ryan había desaparecido cuando recibió aquel mensaje. ¿Cómo podía hablarle así? ¿De verdad le odiaba tanto? ¿Desde cuándo? Recordaba cuando había llegado al pueblo, sin conocer a nadie. Se había hecho muy amiga de Teddy, Luke y Jordan enseguida, pero a Ryan también le había considerado un amigo al poco de conocerle. Le había ayudado a integrarse en el instituto, y lo más importante, sin burlarse de las grandes lagunas de conocimiento que tenía en ciertas asignaturas.  ¿Había sido todo mentira?

Releyó aquel mensaje, deteniéndose en las partes más duras. Nunca había pensado en la droga de esa manera, y ahora le dolía pensar que Ryan la culpaba de su dolor. ¿Pero entonces por qué el abrazo, por qué la había animado a seguir investigando?

Estaba atrapada. Agotada. No quería pensar en nada más de eso. En otras ocasiones, habría ido a por un porro. Todavía le quedaba, pero sospechaba que ahora mismo, fumarse uno solo la haría pensar en los padres de Ryan. Decidió que dormiría, y olvidaría un poco todo aquello. Pero cuando se levantó a apagar la tele, se fijo en la película que estaban echando.

Se quedó unos minutos viéndola, de repente las piezas del puzzle empezando a encajar.

Corrió a por su móvil y marcó un número.

-¿Mickey? Estoy en el hospital. ¿Puedes venir a buscarme?

Mickey, el de los mil nombres, no tardó en llegar al hospital acompañado de su nueva amiguita la psicóloga. No tardó en mostrar una cara apenada al ver que su hija estaba herida, aunque la intentó disimular. - Me alegra que hayas podido salir ya del hospital cielo. - asintió.

Una vez en el coche, se giró hacia River, que había subido a la parte trasera del vehículo. - Creo que no os he presentado formalmente, River, esta es Olivia Medina, un alma pura, amable y maravillosa. - se ruborizó levemente cuando la miró. - Y Olivia, ella es mi hija, también es increíble, aunque alguna que otra vez me da sustos. - volvió a mirar a su hija. - ¿Dónde quieres que te lleve? ¿A casa?

Hola. - sonrió mostrando una paz inalterable. - Me ha dicho tu padre que querías verme. ¿Qué necesitas pequeña? Intentaré ayudarte en lo que pueda. - estiró su mano hasta una de las rodillas de River, para transmitirle así cierta tranquilidad.

River se vistió a toda prisa, asegurándose de que las mangas de su chaqueta se estirarán todo lo posible para que no se notaran las marcas de sus muñecas. Pero cuando comprobó su aspecto en el espejo del baño, sintió que si quería que su plan funcionase, iba a tener que cambiar algo. No podía dejar de darle vueltas a lo que hacer. Con un respiro de resignación, se levantó las mangas lo justo para que se pudieran ver si te fijabas.

Cuando vio a Mickey, corrió a abrazarle. Hizo un pequeño gesto de dolor cuando su torso se toco con el suyo, un poquito más alto de lo que de verdad sentía, pero permaneció abrazada unos segundos de más, con la cara enterrada contra su pecho, como si no quisiera separarse de él.

-Encantada.-respondió a la presentación con una sonrisa solo de boca. Era una de las pocas palabras que había dicho desde que les había visto. Ni siquiera en el camino al coche había dicho mucho, prefiriendo caminar pegada a su padre.

-A casa, sí...-musitó, llevándose las manos al bolsillo. Entonces se incorporó, y empezó a palparse el cuerpo entero.-Espera. Oh no.-miró al hospital con gesto triste.-Creo que me he dejado el móvil en la habitación.

Abrió la puerta, pero se detuvo en el último momento de salir. Se quedó sentada, como si se hubiese quedado bloqueada en su intento de caminar. Se giró hacía su padre, y continuó con aquella farsa que solo continuaba porque creía que era lo mejor para él a largo plazo.

-Mickey, ¿te importa ir a por él, porfa? Prefiero evitar entrar ahí otra vez....

Lo único que necesitaba era un rato a solas con Olivia. Esperaba que en algún momento pudiera contarle todo esto también a su padre, pero por ahora no podía arriesgarse a que supiera demasiado.

Mike no parecía muy dispuesto a ir a por el teléfono, pues quería estar con su hija, sin embargo tras una mirada cómplice por parte de Olivia, este asintió con cierta resignación y se marchó adentro. - Sé cuando alguien necesita hablar a solas, lo llevo viendo mucho tiempo a lo largo de los años. - comentó con una leve sonrisa. - ¿Tan grave es que tú padre no puede enterarse? - intentaba mantener la calma, de hecho nadie podría sospechar que estaba algo nerviosa. Una cosa es tratar con problemas de adolescentes normales, otra muy distinta, tratar a una víctima de un asesino en serie. - Tranquila que nada va a salir de este coche.

Cae la noche, la peli ya ha terminado y Allison parece estar cayéndose de sueño, pero manteniendo su promesa de quedarse junto a las dos chicas. Tras una cabezada, recibió un aviso por radio y asintió. - Parece que vuestros amigos se han ido ya, parece que se encontraban mejor. - comentó, intentando levantar el ánimo.

Se estiró un poco, aún sentada en su silla. - ¿Queréis hacer algo? Puedo pedir una peli nueva, juegos de mesa... Seguro que algo tienen. - estaba claro que la pobre Allison no tenía muy claro que hacer o decir, lo que si que pudieron notar tanto Samantha como Diana, es que el dolor iba menguando poco a poco. Benditos analgésicos. - Aunque ahora que lo pienso, Diana, en un rato querían probar a quitarte el respirador, para ver si eres capaz de respirar un poco por ti misma. Mientras antes empiecen a acostumbrarse tus pulmones a trabajar de nuevo, antes te recuperarás.

Mi cabeza daba vueltas, pensando en mil cosas, después de irse aquellos dos.

Diana estaba para el arrastre, y durante toda la película no pude si no pensar en cuánto habían cambiado las cosas. Me encontraba en punto muerto, sinceramente. No sabía que íbamos a hacer ahora mismo. O más bien, mañana.

- ¿Cómo lo haces?- Pregunté a Allison cuando se movió en su asiento. - Me refiero... a no disparar. Siempre he creído que tener una arma te obliga necesariamente a usarla.

El mal atrae al mal, decían. Y una pistola no es como el ramito de tomillo que te da la gitana en las puertas del mercado, como símbolo de buena fortuna.

- ¿Crees que podría ser poli?- Dije sin pensar.- Tengo muy mala uva y como los polis siempre vais de dos en dos he pensado que quizá pueda hacer de poli malo.- No sabía si realmente la morfina me estaba jugando una mala pasada o realmente pensaba en eso.

¿Ser poli? ¿Yo? Bueno, siempre eso era mejor que estar al otro lado de los barrotes.

- Siento... lo de Matt. - La miré directamente y cierta pena. Sabía que se lo había dicho anteriormente, pero ahora... sabiendo que en cuanto amaneciera iban a enterrar a su hijo...- De... verdad. Sé que soy un grano en el culo pero... - Mire a mi mano perdida y después a mi otra mano, suspirando pesadamente.- ...creo que eres mejor madre que mis padres. Al menos te has preocupado más por mí que ellos.

Al escuchar lo que le comentaba Sam, se sentó a su lado en la camilla y le mostró la pistola. - No te creas que no he querido usarla muchas veces. - miró a Samantha con cierta pena, también dirigió brevemente su mirada a Diana. - Hace poco os amenacé con ella, porque pensaba que alguno de vosotros habíais sido los responsables. - negó con la cabeza, mostrando así que había abandonado aquella idea hace tiempo.

Hay que ser frío con esta pistola, porque cuando arrebatas una vida, aunque sea la del peor criminal del mundo, siempre te va a perseguir, siempre va a ser una pesadilla, nunca olvidarás la cara de a quien le has arrebatado la vida. - con una pequeña pirueta, guardó su reglamentaria nuevamente en la funda. - Así que mi truco para no usarla es precisament ese, no querer arrepentirme toda la vida.

Le acarició el pelo a la joven manca. - Primero habría que ver cómo es tu puntería usando solo una mano. - bromeó. - Y también ver donde apuntas, pues siempre hay que intentar dar en las piernas o brazos. -añadió también como explicación adicional a la primera pregunta de la chiquilla.

Al sacar el tema de Matt y la maternidad, Allison cambió bastante de tono, a uno mucho más apagado. - No soy una buena madre. Si hubiera estado más atenta a él, incluso después de que le atacaran, algo que debería haberme tomado como aviso de lo que estaba por venir, seguramente él estaría vivo. - resopló y miró al suelo. - Pero no, me insistió en dejarle en la bolera para estar con sus amigos cuando salió del hospital y yo, en vez de negarme e insistir... Simplemente le dejé ir. - se quedó callada unos segundos. - Es mi deber preocuparme por todos. - continuó. - Por todos los que no sean unos sanguinarios asesinos o sus aliados. - dijo para rematar y finalizar su pequeño discurso.

River asintió. Había comprobado que las puertas estuvieran cerradas y que su padre estuviera lo suficiente lejos del coche antes de hablar.

-Desde que me desperté en el hospital, yo...-bajó la mirada a sus manos, que se movían nerviosas, y dejó una pausa. Como había ensayado.-No me gusta lo que pienso. No quiero hacer algo que no quiero hacer.

Todavía recordaba las últimas palabras del mensaje de Ethan. "YO lo veo todo, YO lo sé todo, YO tengo el control de todo". En la bolera le explicaron que tenía que ver con los móviles, pero no supo hasta que punto era factible hasta que leyó la ameanaza de Ethan.

Por eso se había dejado el suyo en su cuarto, y ahora mismo se estaba arriesgando a que se enterara por el de Olivia. Pero si no hablaba con ella, se desvanecían las posibilidades de poder ayudar a Ryan. Así que reveló de entre sus manos un papel de liar, en el que había escrito "Sé sobre Ethan Greenfield y Ryan Mui. Es mi amigo, por favor, ayúdame a ayudarles", y se lo enseñó a Olivia.

-No quiero que sepa nada de lo que me pasa por la cabeza.-dejó aposta fuera a quien se suponía que no debía enterarse. Y tras otra pausa, alzó la cabeza y la miró a los ojos.-No quiero preocupar a Mickey. Lo siento, te estoy pidiendo mucho y solo nos acabamos de conocer.

Por favor, que Olivia estuviese de su parte...

Olivia miró el papel de liar y arqueó una ceja. - Hmmm... - decía intentando recordar. - Sí, me acuerdo. - asintió finalmente. - Ethan siempre ha sido muy buen chiquillo, bastante impulsivo, eso sí. También se tomaba la justicia por su mano, más de una vez me lo han traído a consulta porque había roto los lápices de colores de todos sus compañeros ¡y todo porque le habían quitado a él algún color o la goma! - rió levemente. - Pero quitando eso, siempre salía a defender a sus compañeros más débiles, no soportaba que le hicieran daño a nadie. ¡Incluso enseñaba a los que recibían algún que otro golpe a defenderse de sus abusadores!

Su rostro, hasta el momento tranquilo y alegre, se tornó algo sombrío. - Pero cuando ocurrió el accidente en el que murieron sus padres... Me llegó a la consulta sin reaccionar, ni hablar, parecía un muñeco de trapo. - asintió. - Querían "acabar con su sufrimiento", pero yo lo impedí, insistí una y otra vez en que con tratamiento se mejoraría.

Quién insistió bastante también en salvarlo fue su actual madre, la señora Mui, que antes trabajaba para la familia. - ladeó la cabeza. - Aunque creo que lo hizo para poder adoptar al niño y quedarse con el dinero de la familia, nunca le interesó demasiado el bienestar del pequeño. - rio levemente. - Aunque tendrías que haber visto qué cara puso la señora cuando se enteró de que no iba a recibir ni un centavo, que le correspondía todo a Ethan cuando fuera mayor de edad.

Volvió a ponerse seria. - Tras muchas sesiones, finalmente empezó a hablar, tenía una personalidad mucho más reservada y tímida, de hecho no parecía recordar nada del accidente y pensaba que su madre adoptiva era un encanto. Tenía también una forma muy positiva de ver la vida, aunque... A diferencia de a como era antes, empezó a dejar que abusaran de él, nunca más se defendió, nunca más se tomó la justicia por su mano. - ladeó la cabeza. - Y lo más curioso de todo es que no se reconocía a sí mismo como Ethan, si no como Ryan. - dirigió su mirada hacia el hospital, observando a los policías. - La verdad es que el apellido Greenfield no era muy bien recibido por aquí, eran amigos de Dana Scully y eso siempre estuvo muy mal visto, aún a pesar de que nunca hicieron nada en contra de nadie, así pues Ethan Greenfield murió para todo el pueblo y solo quedó Ryan Mui.

Miró fijamente a River. - Pero no tienes que preocuparte cielo, de esto hace muchos años y a Ryan se le ve feliz con su vida, no tienes que preocuparte por tu amigo, ha demostrado ser todo un superviviente. - dijo ajena a todo lo que River REALMENTE sabía sobre Ryan e Ethan. - ¿Hay algo más que quieras hablar antes de que vuelva tu padre?

Lo que le contó Olivia confirmó lo que se imaginaba, además de contarle cosas que no se habría imaginado nunca. Las personalidades tan distintas que tenían entre sí, la aparición de Ryan y por qué lo quiso adaptar la señora Mui... Ahora entendía por qué estaba tan empeñada en que su hijo consiguiera un trabajo.

-¿Y nunca has tenido un plan por si volvía a ser como antes, por si recordaba lo que le había pasado?

No se le pasó por alto que la mujer parecía creer que solo era un caso de amnesia y una personalidad nueva, más que alguien con dos personalidades en un mismo cuerpo. Pero River lo había visto, Ryan y Ethan no eran continuaciones uno del otro, parecían estar conviviendo, incluso combatiendo por el cuerpo. Era la única manera en la que todo tenía sentido.

River miró por la ventana, buscando a su padre. Había querido mantener la conversación más sutil por si Ethan se enteraba, pero parecía que tendría que confiar en que no lo había hecho y cambiar ligeramente el plan.

-Necesito echarle un vistazo a esos papeles. A los de Ryan y Ethan, esta noche. 

¿Un plan? - preguntó confusa. - Creo que has visto demasiadas películas cielo, no estamos luchando contra un demonio o algo similar. - comentaba con cierta sorna, intentando quitarle hierro al asunto. - Si recuperara la memoria, pues tendríamos que ponerle un poco al día de todo lo que ha pasado, pero tampoco creo que fuera a escalar tanto la cosa como para estar tan preocupados.

Pero parecía que las palabras de Olivia no conseguían calmar a la chica, por lo que hizo una pequeña mueca. - Si tanto te preocupa, puedo darte una copia de los archivos, quizá así te quedes más tranquila cielo, pero no puede enterarse nadie ¿vale? - hizo un guiño cómplice, para ver como justo en ese momento, se abría la puerta del coche.

Ya lo he encontrado. - dijo mientras se sentaba en el asiento del piloto. - Estaba encima de tu cama ¿Segura que no lo habías visto al salir de tu habitación? - preguntaba confuso, pero otro guiño por parte de su nueva compañera espiritual, hizo que no preguntara más, simplemente suspiró.

Bueno ¿Qué os parece si dejamos este lugar cuanto antes? El pestazo a medicina llega hasta aquí y no es que sea muy agradable. - admitió, pues su olor favorito era... El de otro tipo de medicina.

-Sí, no se lo diré a nadie.-suspiró aliviada.-¿Podemos ir ahora? Si los tuviera dormiría mejor esta noche, la verdad.

Le gustaría contarle a Olivia todo lo que había descubierto, pero sentía que si lo hacía, Ghostface cumpliría sus amenazas. Ryan y Ethan estaban en el hospital, pero todavía no tenía ni idea de quien era la otra persona implicada. Y prefería no arriesgarse a que hirieran a ninguno de sus amigos. Claro que por otra parte, cuanto más tiempo pasaba, más posibilidades habían de que alguien más muriera...

River decidió dejar de pensar en ello cuando vio aparecer a su padre con el móvil.

-No me fijé bien, iba con prisa.-respondió, tomándolo y comprobando si habían más mensajes. Temía encontrarse alguno más de Ryan, pero no encontró ninguno. Cuando preguntó por irse, se quedó mirando a Olivia, esperando a que ella indicara el siguiente destino.

Antes de poder elegir destino, Michael recibió una llamada. - ¿Si? - pero pronto su habitual tono calmado, se tornó por uno bastante más exaltado. - ¿¡Cómo!? ¿¡Hubo una fuga de gas en el piso y ha estallado!? - se quedó callado unos segundos más, escuchando lo que tenían que decir los de aquella llamada. - Aún tienen que valorar los daños, entiendo. Menos mal que no estábamos en casa, quedo a la espera de sus valoraciones. - asintió. - Me alegra escuchar que todos los vecinos del edificio han salido sin problemas, sanos y salvos. - fue entonces cuando colgó.

Miró con cierta pena a River. - Parece que hoy tendremos que dormir fuera cachorro. - dirigió entonces su mirada a Olivia. - ¿Te importa que pasemos la noche en tu casa? - con una sonrisa, la psicóloga negó, mostrando así que podían pasar la noche en su hogar y le dedicó un guiño cómplice a River, pues como cosa del destino, no tendrían que inventar ninguna excusa para ir a por el archivo.

No no no no no no n o no no no n o n nO. Aquel audio eran malas noticias en cuanto comentaron que habían ido a su casa. Antes de oír el final, sus manos ya estaban temblando ante la anticipación de lo que se venía. Y su intuición no falló.

Corrió a por su móvil, donde apenas leyó el mensaje de Ethan. No tenía ningún sentido que no hubiera sido él, tenía que haber sido, ¡porque ella no podía haberse mantenido callada! Era horrible la sensación de estar entre la espada y la pared, de querer ayudar a Ryan y tener contento a Ethan, cuando ambas alternativas podían herir a gente, especialmente cercana a ella.

River se encogió sobre si misma y ocultó la cabeza entre sus brazos. Era ella la que tenía que haber quemado su casa, tenía que haber sido capaz de salvarles... 

-Vayamos.-murmuró. Cuanto antes consiguiera aquel papel, más tendría con lo que negociar.

Diana había pasado muy mala noche, sin embargo había logrado empezar a respirar por su cuenta cuando le quitaron el respirador, a pesar de que al ver lo que había pasado durante las noticias que solía dar su padre durante la noche la había dejado sin aliento. Al hacerse de día recibió un mensaje, miró a samantha con determinación. - voy a ir, acabaré con esto de una vez y me vengaré del cabrón que ha matado a mi padre. - decía con lágrimas en los ojos, pero llena de pura rabia.

Diana, quien parecía tener cierta prisa en querer conocer la identidad del asesino de su padre cuanto antes, no dudó demasiado a la hora de pedir el alta y marcharse rápidamente hacia la casa de Jordan, dejando a Samantha sola, pues después de las noticias que había dado Ghostface de que habían escapado (otra vez) los presos, Allison tuvo que ir a hacer acto de presencia en la comisaría a poner orden. Después de todo era la jefaza del lugar.