El invierno nunca es bueno.
Es tiempo de recogerse de nuevo el la guarida y luchar contra el frio y el hambre. Al menos lo poco que hayamos hecho en otoño mejorara levemente nuestra estancia aqui.
Nos intentamos mantener alejados de los ruidos extraños y los duendes, asi como intento vigilar que el pequeño no se vuelva a escapar con ellos...por que me parece que es lo que pasa..no parece que le hagan ningun mal...pero no me gusta, asi que intentare evitarlo en la medida que pueda.
Intento pasar los dias tranquilo, a veces practicando un poco con Tierri y François, o alejandonos un poco para ver si cazamos algo.
Aunque la verdad es que estoy cansado, pues muchas noches las paso en vela esperando volver a ver a mi dulce rayo de luna...todas las noches que me parecen propicias subo a ver si esta...o si al menos puedo verla de lejos.
El invierno se abate cruel y duro este año, precedido de intensas lluvias y un frío cortante. Pronto os tenéis que retirar a vuestro refugio y todos maldecís a los demás por no haber trabajado lo suficiente en mejorar vuestro acomodamiento invernal y tú a ti mismo también por no haber conseguido que esta banda de desánimos haya trabajado mejor. También te preocupan las provisiones, más por que se pierdan por una mala conservación que por que os las podáis comer todas, pero siempre hay algo de temor con estas cosas.
Pero esos temas son fugaces, intrascendentes. Al llegar el invierno tu pensamiento lo puebla algo muy diferente. O más bien alguien. Tu dama recortada contra la luna llena, en lo alto del farallón rocoso, la silueta de la mujer más bella que jamás hubieras podido imaginar. Una vez más puedes contemplarla encaramada al farallón, iluminada por la sola luz de las estrellas en una nocha atípicamente despejada. Y otra vez más asciendes en su búsqueda, aún sintiendo que será inútil por que ella habrá desaparecido al llegar a donde se encontraba, como ya ha pasado en otras ocasiones, pero sin poder evitar sentir la esperanza de que ésta no sea igual que las anteriores. Y contra toda probabilidad, allí está ella, esperándote. De sus ojos desaparecieron las lágrimas brillantes a la luz de la luna. Tu corazón se llena de un irrefrenable calor. Tu sangre se enciende y sientes cómo tu deseo toma alas y se convierte en el conductor de tu cuerpo. En unos instantes te das cuenta que vas a violarla y, lo que es peor, no te importa. Pero ella te detiene con un simple dedo en tus labios. El frío te invade y tu movimiento se para por completo. Luego empieza a andar por el farallón y te señala a otra roca sobresaliente del paisaje en el que destaca un enorme lobo blanco. Ajeno a vosotros, en esta noche despejada y gélida, el lobo exhala el poder del invierno.
Es en ese momento en el que el invierno realmente comienza en el bosque. La escarcha cubre los árboles y rocas. Ella, sin emitir ninguna palabra, te ha demostrado que ella y el invierno son espíritus afines y que tú no eres nadie para tratar de someterla. Pero no es darte una lección o atemorizarte lo que pretende de ti. Te quiere a su lado. De alguna manera sientes que te has convertido en su juguete, en su divertimento, pero nada puedes hacer para dejar de seguirla. Lentamente, según pasan las noches eternas y sin días comienzas a poder esponder las preguntas que te formulabas tiempo atrás: ¿Quién es esa dama? ¿Qué le pasa? ¿Por qué desaparece así? ¿Por qué te sientes así? ¿Qué debes hacer ahora? Ella es un hada invernal que ha jugado hasta conseguirte, que desaparecía con sus poderes sin dejar rastro y no podía aparecer ni de día ni en otra estación que en invierno. Te ha hechizado, sin duda, más de lo que jamás podría haber hecho ninguna mujer. El frío atenaza tus músculos, incluso tu cerebro, pero los últimos estertores de tu instinto de supervivencia te gritan que debes huir. Pero no te sientes capaz de hacerlo. Y las noches se suceden unas a otras con sólo nimias diferencias en el grado de blancura del paisaje. Ella te admira, como un trofeo, te acaricia, como a una mascota, pero te desea con una mirada fiera que te hace estremecer. Y sin embargo te mantiene a distancia, sin dejar que la toques como desearías.
Y una noche, sin preámbulo alguno, susurra a tu oido:
-Vuelve a mi el próximo invierno y te daré todo lo que sé que deseas. Riquezas. Poder. Y sí, también mi cuerpo...
Despiertas sobrecogido por esas palabras, las primeras que le has oído en meses, que resuenan en tu conciencia. Estás acurrucado sobre el farallón, desnudo pero arropado con una piel de lobo blanco. Hoy es la mañana siguiente a la noche en la que comienza el verano.
Cuando regreses a vuestro refugio, no encontrarás rastro de tus bandidos. El lugar quedó abandonado hace meses.
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La dama de hielo. Mi señora del invierno*.
El frio y el fuego se mezclan de manera extraña...que he de hacer...
Me arropo con la piel del lobo blanco, no solo para cubrirme y darme calor, sino tambien para tenerlo cerca de mi piel...el recuerdo del sueño de una noche de invierno. El sol de verano no puede fundir ahora el hielo de mi corazon que solo la luz de la luna del invierno puede ahora encender, eso es algo que se ve en mis ojos, en mi mirada, algo que noto en mi piel, pues el sol no me puede calentar por que el frio lo tengo en el interior.
Aun asi no me siento abandonado, ni por ella, ni por los mios. Pero aun no se que hacer...
Tengo que encontrar algunas preguntas para luego poder buscar algunas respuestas. Solo se me ocurre que Petit podria saber algo, pero donde esta?? Hace meses que se fueron, pero donde? Con que intencion?
De todas maneras lo mas seguro es que Petit no haya dejado el bosque, no querria...no podria. Seguro que al menos el aun esta en el bosque.
Pero primero necesito poder sobrevivir y para eso necesito ropa, comida, agua...y a ser posible un arma. Sin un arma si que me siento desnudo.
Busco alguna granja un poco apartada, cercana al bosque, donde poder encontrar lo mas primordial para empezar a vivir de nuevo. Mi tamaño, aspecto y fuerza ayudaran bastante. Soy imponente, soy fiero, soy grande y fuerte. Un enorme guerrero envuelto en la piel de un lobo blanco...
Quizas me excediera un poco con esa pobre familia, pero necesitaba lo que tenian. Con las ropas andrajosas del padre, un hacha de leña al hombro, un cuchillo al cinto, algo de comer en un hatillo y la piel de lobo arropandome empiezo a buscar preguntas y respuestas.
Voy de pueblo en pueblo, a veces robando a algun incuato viajero o algun grupo pequeño, a veces ganandome el pan ayudando en alguna granja, vendiendo leña, pequeñas cosas...Pero nunca me alejo demasiado del bosque de Broceliande, siempre en sus lindes. Esperando escuchar algo del grupo de bandidos, o algo de Petit o el forestal, a veces entro en el bosque, buscandoles donde yo estaria...pero yo ya no estoy. A saber donde se los habra llevado François....
En cada pueblo intento tambier encontrar a las viejas, a las brujas, a las mujeres extrañas que viven apartadas...por que las meigas no existen, pero haberlas haylas...
Las pocas que encuentre quizas me den preguntas o respuestas.
Quien es ella? Lady Winter? Que desea? Que he de hacer yo?
Tambien intento fundir el hielo de mi interior con la calidez de los muslos de alguna buena moza, pero no consigo mas que un triste consuelo que no dura ni un momento.
Asi pasan los dias, las semanas y los pueblos...pronto no quedaran poblaciones cercanas al bosque y no se si me acojeran bien de nuevo en ninguno de los lugares por los que pase. No soy exactamente una buena persona.
* My lady Winter = Milady Winter (De dartagnan :D)
Tras meses no creo que pueda seguir ninguna huella, asi que ni lo intento.
Me intento ganar la vida de mala manera, comer, beber, follar...y busco, busco a Petit o a alguna otra persona que yo crea que pueda contarme algo sobre el bosque y sobre Lady Winter.
Comienzas tus andanzas por el bosque y sus inmediaciones nada más comenzar el verano. Tras meses ni siquiera te molestas en tratar de buscar rastros de aquellos a los que considerarste "de los tuyos" durante tanto tiempo, algunos bastantes años. Nunca te alejas demasiado del bosque, permaneciendo siempre en sus lindes, pero esperando escuchar algo del grupo de bandidos, o de Petit o de Gascón. Otras veces entra en Brocéliande, buscandoles donde tú irías. Nada consigues inicialmente.
Además descubres, poco después de tu fechoría a las lindes del bosque donde exterminaste aquella familia, que éste ha sido un invierno terrible. El verano ha llegado para dar un respiro a la población, pero aunque ha dejado de llover, el ánimo no es el mejor, pues todo lo que se podría ahora ver crecer en el campo está casi ausente. Los cereales se han podrido, fueron arrasados por las aguas o bien simplemente nunca pudieron ser sembrados. El hambre y la ansiedad se huele en el ambiente. Este invierno tendrás más competidores.
Sin demasiada preocupación de momento, sigues con tus pensamientos, yendo de pueblo en pueblo, a veces robando a algun incuato viajero o algun grupo pequeño, a veces ganándote el pan ayudando en alguna granja, vendiendo leña, pequeñas cosas... En cada pueblo intentas encontrar a las viejas, a las brujas, a las mujeres extrañas que viven apartadas... Y aunque no deberían existir, aunque están condenando su alma por sus oscuras artes y la Iglesia las condena en vida por lo mismo, haberlas hailas...
Es en el pueblo de Ploëmel donde encuentras a Gwenaëlle, la bruja. Ella, tras un comienzo no muy afortunado acaba hablando en una mezcla de bretón y francés bastante malsonante sobre las desgracias que acaecen a todos los que se adentran demasiado en el bosque, que buscan a la Dama o que se dejan engatusar por la música de los duendes. Desde su punto de vista cualquiera que haga alguna de las 3 cosas mencionadas o es un loco o se volverá loco. Eso si tiene suerte y regresa. Los dioses antiguos eran benévolos, regalaban dones y todavía se conservan en la zona sus siervos, aunque sean en forma de piedra: no muy lejos del pueblo, hacia el Noreste, todavía se alza el Gigante de Kerderf, un pilar aislado al que las mujeres que desean concebir acuden para frotar su cuerpo (ella emplearía otra expresión bastante más vulgar) contra él. Pero el bosque... mejor evitarlo. Puede nombrar a mendia docena de personas que nunca volvieron de él y otras tantas historias sobre desapariciones de niños, secuestros de doncellas, raptos de hombres... El hada Morgana comanda a los duendes del lugar, pero no es la única que puebla el bosque. Otras, de mayor y menor rango viven en sus cuevas y fuentes, en sus peñas e incluso en las aguas de su lago. Son hadas oscuras, frías, de las que toman por capricho la vida de los hombres. No puede uno fiarse de ellas... Y sin embargo tú estás profundamente enamorado de una de ellas. Y ni siquiera sabes su nombre. Pero, oh, los nombres. Los nombres de los duendes son secretos, quien lo conociera tendría poder sobre ellos, poder para hacerles obedecer. Pocos son los hombres que han logrado saberlos, arriesgando su vida para conseguirlos. Pero tú querrías ser uno de ellos ¿verdad?
Meditas sobre las palabras de la vieja, sin atreverte a forzarla a más, pues intuyes que has conseguido más de ella de lo recomendable y que cualquier nuevo intento de hablarle podría provocar que te maldijera. Y todo el mundo sabe que una mujer moribunda emite las peores maldiciones. Y si ella ya sabe hacerlo sin morir...
Y mientras meditas, sigues con tu "sencilla" vida, hasta que a finales de verano topas con Gascón en el propio pueblo de Ploëmel, tratando de eludirte. No le ha salido bien la jugada y le has descubierto antes de que se pueda escabullir. Forzado por tu presencia, confiesa que está solo, que salieron del bosque a por presas con las que llenar las "arcas" y escucharon de unos frailes que tenían que llevar un cargamento hacia Rennes en cuanto cesaran las lluvias. Sabiendo que los frailes son tacaños e irían mal defendidos, siguieron la pista a esa partida y les emboscaron, para descubrir que era un engaño y no eran otros que los soldados de Pléchâtel los que iban disfrazados de frailes. Han muerto todos, cree. Sólo él ha podido escapar porque estaba a cierta distancia por su condición de arquero y se tiró al río antes de que lo atraparan. De nuevo utilizaron magia y esta vez cayó también Petit, aunque cree que tal vez haya sobrevivido si se han apiadado de su alma. En todo caso se lo debieron llevar, porque cuando volvió al cabo de un par de días no había tumbas ni cuerpos.
+1 px en regatear, es decir, Regatear a 1 (los campesinos son de por si tacaños, pero este año lo son todavía más), +1px en Cultura Feérica, es decir, Cultura Feérica a 1.
-AH! Fill de cochon!!!
-Por fin te encuentro, demonio de...
Pero mirando fijamente a los ojos de Gastón me doy cuenta de que yo tambien me habria ido. Para que esperar a los que no vuelven.
Aun asi golpeo con rabia alguna pared.
- Merde!!!
Tras escuchar lo que Gastón me a de contar me enciendo pensando en mis compañeros.
-SacreBleu!!!
-Malditos, bastardos...cobardes.
Me revuelvo inquieto intentando pensar. Tras un momento le pregunto a Gastón algo que me ronda la cabeza.
-Ningun cuerpo entonces? Ninguna tumba?
Quizas esten vivos, sobre todo Petit, quizas siga vivo en el castillo. Tengo que averiguarlo, el conoce a la gente del bosque, quizas incluso mejor que la bruja. El a estado con ellos y a vuelto.
Miro a Gastón.
-Voy a ir ha hecharle un vistazo a le Pléchâtel.
-Quizas Petit sigua con vida y necesito hablar con el. Me acompañaras?
Me acompañe o no hay un par de cosas que quiero hablar con el, asi que sin demasidos tapujos, pues no soy hombre de sutilezas, le pregunto por Petit. Donde lo encontro? Sus andanzas? Como es? Sus extrañas desapariciones? Y le cuento incluso parte de mi propia historia, pues el lleva mucho tiempo en el bosque y algo quizas sepa de el. Me emociono hablando, le miro con la mirada llena de hielo y de fuego...
- Me perdi en el bosque, me perdi en la oscuridad, siguendo...no se...no se lo que era...creia!...Vi el invierno Gastón. Vi el invierno y le mire a los ojos. Y era tan bonita...tan fria, gelida y caliente a la vez...La viste alguna vez? Como un rayo de luna entre las sombras, como un claro entre los arboles.
-No se cuanto tiempo paso, pero estuve con ella todo el invierno...Para cuando volvi ya os habiais ido.... No os culpo por ello....Pero ahora necesito que me ayudes, tengo que ver si Petit sigue con vida. Tengo que hablar con el.
Tambien le pregunto por mis cosas. Si se llevaron mis hachas y las tienes ahora los cerdos de Pléchâtel. Otro motivo mas para ir, otro motivo mas para odiarlos.
Con o sin Gastón me acerco hacia Pléchâtel, con cuidado, primero preguntando un poco en el pueblo de al lado, a ver que rumores corren sobre las gentes del pueblo y del misterioso castillo. Despues con cuidado me acerco al propio pueblo. Intentando no llamar la atencion buscamos algun trabajo que nos de de comer y un lugar seco en el que dormir, no nos malvendemos, pero tampoco tenemos grandes aspiraciones, el invierno a sido demasiado crudo como para que las cosas anden faciles. Trabajar es ademas una excusa para estar por aqui.
- Veniamos buscando trabajo, cualquier cosa, somos hombres curtidos y fuertes. Podemos ayudarle en la granja.
Los del castillo no son tontos, la trampa que prepararon fue ingeniosa, asi que mejor no ir al castillo directamente, ademas de que recordaran mi cara. Pero en el pueblo quizas pueda averiguar algo sin llamar demasiado la atencion. Cuando tenga algo de confianza preguntare por las gentes del castillo. A ver si podemos averiguar si Petit sigue con vida y si sale del castillo. Quizas pueda hablar con el....
A veces planea por mi mente la idea de ir directamente al castillo. Pero no dura demasiado. O me matarian o me encerrarian, si me encierran quizas pudiera hablar con Petit, pero luego no podria salir.
Se trata de poder hablar con Petit, no voy a asaltar el castillo, tan loco no estoy. Pero si sigue con vida a lo mejor sale para hacer algun recado o algo....(no es que confie mucho en eso, pero me aferro a un clavo ardiendo). Seria la unica manera posible de hablar con el.
En todo caso (vea a Petit o no) no me quedare todo el otoño, si veo que no consigo nada. Cuando quede una semana o dos para el invierno me despedire de Gaston e ire a hablar con la bruja. Le dire que pienso entrar en el bosque, se donde tengo que ir, pero no se a quien me encontrare. Calvare mi gelida mirada en ella y le pedire que me desee lo que ella crea mejor para mi y me diga lo que crea que me a de decir antes de ir en busca de mi destino.
Obiamente aqui ya pueden pasar muchas cosas, yo solo hago indicaciones.
Por cierto:
regatear de 1 a 1/1 especialidad (tesoros) Ya la tenia de antes de regatear y vender nuestros botines.
Cultura Feerica de 1/1 a 2 (me diste 2 px en invierno), le puse especialida Hadas (por que diste a entender que es un hada).
Cita :
Tu regreso al mundo ha complicado más que facilitado muchas cosas. De igual manera el reencontrara Gascón también hace ciertas cosas más difíciles. Te das cuenta, aún en tu foro interno, de que no puede tomarte en serio, no menos amenazador que antes, pero sí menos cuerdo. Para cualquiera que te vea, resultas un loco, con ideas que mejor harás en el futuro de mantener sólo para ti mismo.
Gascón se niega a acompañarte. Le han visto, le reconocerían y han matado a varios de sus antiguos compañeros. Es un suicidio y lo sabes. Tampoco es muy inteligente el acercarse al pueblo, y lo sabes también. No obstante, debes hacerlo. Si pudieras hablar con Petit...
De tus hachas nada se sabe, bueno, sí, su último destino fue el mercado de Poërmel, un pueblecito al suroeste del bosque, empeñadas a cambio de algo de comida. Maldito sea François y su estómago sin fondo. De Petit, Gascón sabe poco más de lo que ya te había contado: se lo encontró en el bosque y parecía un chico salvaje, pero sabía hablar gaélico y se entendieron bien. No es un mal chico, sólo es raro. Muy raro. Además habla con las hadas. Lo sabe. Ha desaparecido más de una vez en el bosque y reaparecido a veces al cabo de días, tan feliz. Las hadas le respetan la vida, lo que no hacen precisamente con todos. Petit sabe que las hadas son tema "tabú" para el resto, así que cuando hablaba de ellas las llamaba "sus amigas". Gascón nunca quiso preguntar demasiado. La compañía del crío era agradable y éste le ayudaba en lo que podía y como podía. Era su talismán vivo contra las hadas.
Decidido pero sólo, planteándote incluso ir directamente a la torre, te acercas a la zona atravesando el río. Los campos alrededor del río están todos esquilmados, un mal año. Confirmas visualmente lo que la escasa gente con la que has podido hablar te había dicho ya: el último invierno fue devastador, hubo inundaciones y, además la boda de la duquesa de Bretaña con Geoffrey, el 4º hijo del rey de Inglaterra, ha contribuido todavía a la pobreza de la zona. Este invierno no serías el único bandido en los caminos. No obstante, la zona de Pléchâtel parece haber resistido milagrosamente a las inundaciones y sus campos tienen a más gente trabajando en ellos para la recolección que la mayoría de los pueblos que has visitado juntos. La torre, blanca y reluciente, continúa presidiendo la zona.
El pueblecito a la sombra de la torre sigue con una vida más o menos similar a la de otros años, aunque con menos facilidades. Por desgracia para tu plan, los brazos sobran este año, porque más brazos significa más bocas y nadie puede ni quiere permitírselo. Acabas malvendiendo tu fuerza por un plato de comida al día, pero eso entra dentro de lo razonable en estos días. Cualquiera puede haber sido desplazado de su hogar por las vicisitudes del invierno pasado y cualquier historia es buena para explicar el por qué estás aquí. Y hablando de historias, no son pocas las que corren por el pueblo sobre la torre: que surgió en una sola noche del suelo, que un demonio vestido de rojo habita en ella y a veces se le puede ver sobrevolando la zona, que un día quemaron a una niña en su patio... Pero no todo son cuentos y rumores exagerados, también se habla de la justicia del cobrador de impuestos de Sir Guillaume (el joven noble que se ha hecho con el señorío de Pléchâtel y que dicen que viene de Tierra Santa), de la belleza de su dama, Lady Ginebra (sí, como la de los cuentos artúricos), de la bondad de su fraile y de la brutalidad de sus nuevos guerreros normandos, que a veces vienen al pueblo, causando cierto caos. Con esos sí te puedes entender. Ellos no hablan mucho de sus señores, pero sí que te informan de que hay un joven extraño, que juega con piedrecillas y ramitas, solo, musitando canciones extrañas. No le hacen mucho caso y cuando se lo hacen suele huir antes de recibir algún puntapié...
Instalado en una de las casa, también puedes observar las idas y venidas del cura de la torre, un tal Fray Erwan, colaborando en levantar un pequeño dispensario que se dedicará a atender enfermos y dar comida a los necesitados, si todo va bien, este invierno. Un buen hombre al que te enfrentaste durante unos terribles instantes hace ya un par de años, cuando su expedición plagada de magos se adentró en vuestro bosque. Ni qué decir hay que evitas al hombre todo lo posible. Es él, además, el que oficia los actos religiosos de los domingos también, así que pronto hay cierto malestar entre tu contratante y tú. Él trata de convencerte de que ese es un clérigo diferente, un fraile, de hecho, y con votos de pobreza y castidad, una buena persona y que te escuchará y confesará sin problema. Tu negativa levanta suspicacias...
Con todo, el invierno se aproxima. Has perdido peso, arriesgado tu posición y de Petit sólo sabes que está en la torre, libre pero siempre en la torre. Una tarde audaz a la caída de la noche, mientras ningún mago está visible, consigues acercarte hasta él y hablar un instante. Él no se extraña de tu aparición, pero frunce el ceño, con el desagrado de quien recuerda cuando le pusiste la mano encima alguna vez. Tras hablar con él deberás huir, pues los guardias podrían dar tu descripción y pronto serías carne de horca o blanco de sortilegios y difícilmente podrías salir victorioso de todo ello.
Dispones de unos pocos minutos de conversación sin peligros con Petit. Él no quiere irse de la torre, pues ya ha visto algunos prodigios y se vive mucho mejor aquí que en el bosque, aunque siente cierta "morriña". En cualquier caso lo que no quiere es volver *contigo*. Tendría muy fácil el dar un grito de alarma y eso sería tu perdición. No sabe nada de tu dama invernal, él se relacionaba más con las hadas de las estaciones más benignas y sólo se sabía algunos trucos para esconderse de las "malvadas".
Después de esto podemos seguir con la visita a la bruja a principios de invierno (puedes poner preguntas concretas, si quieres) y el enfoque que haces respecto a la visita a tu dama invernal, pues te recibirá, de eso estás casi seguro.
Puedes ponerte 1px en Embaucar y 2px en Con. Área - Pléchâtel
Dado que todavía te queda hacer la conversación con Petit y depende cómo con la bruja, de momento quedas exento de la regla de "hasta que no ponga la imagen del cambio de estación, por favor, no escribáis" :-P
El fiero guerrero, salteador de caminos, pendenciero y vividor...ahora para si mismo casi desconocido, llevaba tiempo esperando esto. Ha tomado grandes riesgos para poder hablar con el joven Petit al que daba por muerto.
En un momento de distraccion el chico no estaba demasiado cerca de ninguno de esos "magos", cuya sola mencion hacia que la piel se le pusiera de gallina. Podia con la sangre y el furor de un campo de batalla, pero esos seres antinaturales le influian cierto temor.
Aprovechando el momento el "Perro" se acerco al joven para poder hablar con el, llamandolo a un lugar algo mas apartado, evitando los ojos indiscretos y los oidos aviesos. Cogiendolo, sin querer, con cierta fuerza por los brazos le da un abrazo.
- Petit, mon frere...Cuanto tiempo, como estas? Estas bien?
Y parece mirar como se encuentra, la vestimenta que tiene, si goza de buen aspecto.
- Que fue de los demas? Murieron todos? Por que no dejaron los cuerpos?
Tras un momento de leve reencuentro y algunas preguntas algo vanales dejá salir lo que tiene dentro. Con los ojos frios clavados en los de Petit.
- Chico! Ahora te entiendo mejor! Ahora se por donde te perdias en el bosque!
- Yo mismo me perdi en el! Chico! Petit! No se si sabes o no lo que yo vi...quizas si, quizas no...
- Fui con el invierno pequeño...la dama de hielo y su lobo blanco
Mostandole la piel que aun llevo conmigo.
-Ella ...es tan....es tan...
Y deja escapar un suspiro cerrando los ojos sin llegar a acabar la frase.
- Y se fue! Y me dejo solo y desnudo pequeño....solo y desnudo...
Vuelve a mirar al pequeño con sus frios ojos.
- Tu has estado con ellos, tu sabes de ello....
- Sabes tu quien es? Sabes algo de ella?
- Que quiere? Como se la puede contentar?
-Cuentame chico, cuantame...por que yo te creere, yo estuve ahi...y nada de lo que me digas caera en saco roto.
-Necesito que me lo cuentes.....por favor!
Tras escuchar las temblorosas palabras del chaval continuo.
- Tu sabes como llegar hasta ahi, necesito verlos...antes de volver con ella...necesito saber algunas cosas...
Respira profundamente, algo excitado.
-Tu vendrias conmigo al bosque? Me llevarias con ellos?
La negativa del chico es como una herida en su pecho, pero la acepta...pero le duele.
-Pues dime al menos como llegar hasta ellos....como ir por el valle sin perderme o algo peor...
-Tengo que ir ahi chico....necesito ir ahi...
Bien...gracias. Estaba esperando.
Me salto todas las respuestas y reacciones del chico tomandome algun que otra licencia..
Hummm!!! una plaza de mago libre!!! No se...
Me gusta Pierre, pero lo mas probable es que se "pierda" en el bosque a no ser que pase algo. Mira que hago tonterias y asumo riesgos con tal de que me pillen, pero no hay manera.
El invierno se acercaba y un irrefrenable instinto arrastraba al enorme forajido hacia el bosque de Brocéliande. Apenas comprendía cómo había podido estar tanto tiempo alejado de él según el tiempo se recrudecía. Las respuestas del chico no le habían satisfecho y este parecía menos que dispuesto a acompañarte. En el fondo lo entendías, aunque no le habías tratado nunca demasiado mal, ¿quién iba a ir voluntariamente con un asesino? Había conocido algo mejor. Bueno, todo lo mejor que pueden ser magos asesinos. Tal vez era algo más "en su estilo". Bah, tanto daba, no había dicho nada de las hadas, salvo que las del invierno no eran aconsejables. La bruja no se portó mucho mejor, apenas dijo nada sobre las hadas y tus escuetas palabras sobre el hada del invierno no sirvieron más que para que endureciera el rostro (todo lo que una vieja arrugada como una pasa puede hacerlo) y que te deseara buena suerte. Ni amuletos ni bebedizos. No los necesitarás, dijo... Tal vez pensara que ya estabas perdido, que nada de lo que pudieras hacer te libraría de tu destino, que ya había sido sellado. Tal vez tuviera razón.
El silbar de los vientos invernales sonó en tu cerebro como una canción. Los primeros copos del invierno cayeron como maná del cielo. El frío descendió sobre la tierra como una capa blanca y acogedora. Avanzaste por el bosque hasta llegar a una colina abrupta y cubierta de árboles. Dejaste tu equipo, tu ropa... todo, todo sobraba, menos la piel de lobo blanco. El frío acarició tu piel, tu cara, tu hocico, tus zarpas. Ya no dejabas pisadas humanas, sino que tu rastro se había transformado en uno de 4 patas. Libre, feliz, abandonaste tu pasado humano. Ahora eras algo más. Corriste por la colina hasta la siguiente, lo suficientemente despejada para que la luna bañara su ladera. Allí te uniste al canto de tus nuevos hermanos y hermanas. Allí te uniste al canto del invierno de tu señora helada.
Hasta aquí llega la parte de Pierre "el perro" y comenzaría la del lobo Pierre. Ironías de la vida...
Ahuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!
Ahuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!!!!!!!!!
GRRRRRRRrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr.....
Snif...con lo bien que me caia el malparido este...tenia ganas de matar a alguien con el.