Partida Rol por web

Era domingo y la salida de París había resultado bastante repentina, así que no contabais con gran cosa para el viaje. No obstante, tal como se predijo, todo os fue favorable y abandonásteis la ciudad sin mayor problema. Además, ahora ya en camino, estando el verano tan cerca, el tiempo era bueno y los caminos cerca de París fáciles de transitar. No se necesita viajar con mucha carga por esta zona. Vuestra dirección, remontando el Sena, hacia el Yonne, uno de sus afluentes que surgía del Morvan, la asilvestrada región del corazón Burgundy. Pronto los caminos empeorarían y el viaje se endurecería. Muchas quedaban por resolver antes de que el astrólogo y sirviente cortesano alcanzasen su objetivo conjunto.

Después de cierto tiempo de pasar malos momentos en la corte del Rey de los Francos, más cuando los pedidos dejaron de ser las tonterías de siempre y pasaron a ser cuestiones de la peor calaña que uno puede imaginar Matthews se sintió asqueado de tantas bajezas. Cuando se llegaba a saber que había aconsejado a tal o cual personaje, de inmediato sus enemigos se interesaban en saber sobre quien o que había consultado y cual había sido el pronostico.
Al principio pensaban que con monedas lo solucionaban todo, cuando vieron que no era posible pensaron que con amedrantamiento lograrían obtener la información pero pobres de ellos que a pesar de que Matthews no era físicamente fuerte su fuerza estaba en su poder para dominar a los hombres...

pero aun así se canso de tanto veneno y bajezas y entendió que era necesario salir de cual suplicio era tanta belleza y lujo. Cuando una cuadratura de estrellas y planetas indicaron que era la fecha propicia para viajar junto en un petate todas sus pertenencias. Muchas de gran valor para el más no de valor real dado que eran de plata.

Cuando se preparaba para salir se cruzo con un joven cortesano que se veía desesperado por irse, lo había visto muchas veces acompañando a un Baron, el cual era todo un carnicero, este joven veía que deseaba realizarle muchas preguntas y a pesar de que por mantener las apariencias jamas le había dirigido la palabra, con sutil magia sabía que no era otro magi pero algo en el llamaba la atención.

Por ello cuando se cruzo en el camino de salida le dijo.

Como os llamais? responde ya!

Jean-Louis mi señor, he sido criado de Guillaume III

No importa, ya no, se que lo abandonas y se que debemos ir juntos, más no tengo tiempo para explicaros ahora, pero si me sigues te prometo ser mejor señor que esa bestia, que dices.

Se había dejado manipular. Ahora lo sabía y no podía sino arrepentirse. Las exigencias de su señor, amparadas en el miedo que le inspiraba, le habían hecho pecar con damas... Todo para beneficio de alguien que se hacía llamar noble. Tantos meses siviéndole como paje y como supuesto recadero. Jean-Louis había temido su ira, pero una pequeña parte de sí mismo le hacía pensar que en el fondo, se había dejado seducir por lo que se presentaba como placer fácil y pecado con excusa.

Pero el último encargo le había hecho despertar. Tal vez, como le irritaba admitir ante sí mismo, porque había despertado sus ansias de mantenerse de una pieza. Una de las alternativas era negarse y ser azotado (si tenía suerte, hasta la muerte) por su señor... Después, si tenía la mala suerte de resistir, iba a tener que arrastrarse a las capas más bajas de la sociedad para subsistir. Cualquiera sabría que acabaría haciendo. Y la otra opción era aceptar, y perder la oportunidad de desarrollar canas por obra y gracia de una espada.

Caminaba, sumido en sus negras reflexiones y agobiándose cada vez más. Iba con pasos veloces, dando vueltas por los pasillos como una fiera enjaulada. Cuando se encontró con el adivino recordó, más tarde de lo que debía, hacer una torpe reverencia. El que este se dirigiera a él fue toda una sorpresa, como lo fue que supiese su necesidad de salir de aquella Corte cuanto antes.

-Acepto sin dudar vuestra oferta, noble señor -dijo con expresión esperanzada, aunque también muy sorprendido ante los hechos. ¿Cuán ciertos son los rumores sobre el adivino?- No puedo sino agradecer a la Divina Providencia que me salvéis del destino que parecía aguardarme. Pero partamos cuanto antes de este lugar, y ojalá que el hogar de mi señor arda como la Gomorra con la que tanto tiene en común -añadío con algo de furia, mirando hacia atrás y santiguándose.

Estaba aliviado, pero también asombrado en extremo. ¿Cómo había sabido el adivino que deseaba partir? ¿Cómo había estado en un lugar tan oportuno? La adivinación era, como él bien sabía, pecado a los ojos de Dios... O al menos, saber lo que sucedería en el futuro. Sin embargo, la experiencia le había demostrado que los hombres a menudo llaman pecado a lo que no entienden... Y aunque lo fuese, ¿acaso quedárse no era mucho más erróneo que viajar junto a un pecador?

El primer día avanzaron bastante, gracias a que Matthews logro convencer al conductor de un carruaje que volvía vacío que los llevara hasta la entrada del castillo de su Señor.

El Joven Jean-Louis no pudo quedar menos que impresionado por la capacidad de convicción de este adivino, aun a pesar del temor que sentía porque ya se imaginaba condenado al infierno.
Pero Matthews conocedor de estas improntas aprovecho el viaje en el carruaje para hablar con el joven.

Jean-Louis, primero que nada gracias por acompañarme en este viaje, dado que las estrellas te señalaron que eras necesario para un viaje exitoso a mi destino.

Te cuento que en realidad no soy un adivino, sino que soy un astrónomo y astrólogo, como astrónomo estudio las estrellas y los planetas - son planetas esos llamados luceros - estudio como avanzan en los cielos e intento de saber sus secretos.
Como astrólogo estudio el efecto de las estrellas y los planetas en nosotros los hombres.
Estas ciencias están totalmente relacionadas y están basadas en estudios aritméticos y geométricos, más no en brujerías o encantos.

Es decir, mi arte no tiene nada que ver con artes oscuros, pero escucha bien joven, el averno existe, los demonios y sus sucias artimañas también existen. Pero ellos no brindan conocimiento ni dicha, solo buscan la corrupción de las almas.

De pronto callo y miro por el camino un rato meditando... dejando también a Jean-Louis pensando en vaya a saber en que... y de pronto empezó a hablar de nuevo:

Os voy a decir, mi destino es en una remota zona de Normandia, allí debo asistir a una reunión a la que no tengo la menor de las ganas de asistir pero es mi obligación.

Según mis estudios de las estrellas hoy debíamos salir de viaje, y a pesar de no conocerte anteriormente sabía que debía ir acompañado de alguien en particular.
Alguien marcado en el nacimiento con la Luna en Venus en cuadratura con Neptuno, una combinación no muy deseable para el nacido, pero que tampoco es una maldición sino una molestia.

Lo que haré en esta reunión es ver de lograr ser aceptado en una alianza en donde descansar y estudiar nuevamente los astros sin mayores complicaciones.
Por cierto que seguiré visitando los castillos más no en plan de lograr fortuna puesto esa es una ambición ya pasada y pisada.

Pero dejemos de hablar de mi y cuentame algo de ti, porque tu huida, cual es tu historia.

-Si por vuestras estrellas y vuestra ciencia llegasteis a la conclusión de que ayudarme a escapar sería provechoso, no puedo sino alabarlas -dice con una leve sonrisa, parece más aliviado conforme queda claro que están escapando. -He de admitir que ese tipo de ciencias me da sus resquemores, quizás por las habladurías. Sin embargo, vos no parecéis el tipo de persona que pediría poderes al Adversario... Y soy el primero en saber que a veces, en la ignorancia, llamamos pecado a lo que no entendemos.

Tras escucharle un poco más...

-Perdonadme si soy molesto como un tábano y os agobio con preguntas, mi señor, pero me intriga lo que decís. ¿A qué os referís con eso de un nacido en la luna de... la diosa pagana del amor? -parece no entenderlo en absoluto. -Y, ¿qué es ese lugar al que nos dirigimos?

Tras escuchar las respuestas...

-Respecto a mi historia, mi señor, no hay mucho que contar...

Comienza aquí una narración esquemática de su vida*, explicándote su nacimiento, su estancia en el monasterio y la razón por la que estuvo allí, su entrada en la corte, la doncella que conoció, los "favores" (y su gesto se torcerá con desagrado) que su señor le obligó a hacer a las damas...

Nada de diosas paganas, sino al planeta Venus, también llamado lucero del alba, es esa pequeña estrella verdosa que aparece justo antes de amanecer, aunque es cierto que esta relacionada con la Diosa, pero no es que sea ella, sino porque si este planeta esta ubicado en el zenit de la casa astrológica cuando uno nace, este planeta afecta al destino de uno por el resto de la vida. También hay otro planeta que estaba en cuadratura negativa, es decir que alteraba los efectos de venus pero en una forma negativa además que nacer también con la luna en la casa ascendente en tan mala conjunción... bueno no es para que te asustes, pero ya te habrás dado cuenta que la vida no se ha sido fácil.
Por ello tienes mucho éxito amoroso, pero la negatividad viene de la alteración de impone tanto la Luna como Neptuno sobré tu planeta regente, hace que este éxito no sea el que desearías.

después de ver la cara de desesperación de Jean-Louis, Matthews se dio cuenta que había atosigado al joven.

Pero no pongáis esa cara, que la vida no ha acabado, lo que los astros nos han dado no puede ser cambiado con sutiles encantamientos que modifican la fuerza que te dan los astros.

Yo ahora debo asistir a un tribunal de mis sodales. Pero buscaré un nuevo lugar donde asentarme y la verdad que si tenéis otras dotes además de zambullirte en las sabanas de viejas fieras capaz que te encuentre algo útil, y totalmente distinto.

Si es así capaz que pueda encontrar algo útil en ti.
Por supuesto no te estoy obligando a nada, una vez que lleguemos a nuestro destino eres libre de marcharte a donde lo desees, si es que lo deseas...

Las largas explicaciones sobre astrología y los astros que había en la hora de su nacimiento le resultan complicadas, aunque capta el sentido general.

-Lo que implica que mi mala suerte en estos temas... ¿Se debe al nacimiento? -suspira. -Gracias por decírmelo, pues... Y maldita sea la hora en que nací, con razón.

La charla preguntando sobre sus habilidades hace que se ruborice.

-Mi señor, a pesar de lo que pueda pareceros, mis talentos no consisten en esas actividades tan indignas. Si actuaba así era por miedo a mi señor, y en lo que a mi respecta, tengo la firme intención de confesarme cuanto antes y de mantenerme lejos de las sábanas -lo dice muy rápido, obviamente avergonzado.- Mi señor no utilizó muchas de mis habilidades. Sin embargo, tengo buena mano en el trato con la gente, especialmente los nobles. También tengo cierta instrucción en las Artes Liberales... Y quizás lo más sorprendente, y os lo digo a vos porque espero que no os asustéis ni lo consideréis pecado como hicieron mis padres, es mi capacidad de hablar y entender cualquier lengua -sonríe ligeramente. -Casi se diría que yo no estuve presente cuando pecaron en Babel.

Se rasca la barbilla, intranquilo. Ahora que ha salido del palacio y su vida no está directamente amenazada se da cuenta de que, para alguien con sus talentos, encontrar un modo de ganarse de la vida fuera de las cortes puede ser verdaderamente complicado...

No os preocupéis ni apesadumbres por el estigma de tu nacimiento, puesto no es ninguna hora maldita, todos aquellos que nacen en esta conjunción tal ves tengan más difíciles las cosas en encontrar un buen amor.
Pero también da muchas otras posibilidades, pues tu alma se ha templado en el fuego del dolor, pues resulta mucho más fuerte.

Notando el interés del joven en parecer provechoso, lo pone a prueba hablando en diferentes dialectos y lenguas que Matthews conoce, por lo visto las entiende a todas...

La verdad es que es interesante que poseas conocimientos en Artes Liberales, además de entender lenguas.

Matthews pasa un tiempo pensando. ensimismado, ignorando al joven.

Estuve pensando Jean-Louis, te ofrezco que te quedes conmigo, un joven con tantas cualidades no puede desperdiciarse criando cerdos en alguna granja de mala muerte.

Como os he dicho debo ir a una reunión a la cual participar por obligación, pero mi interés es en encontrar una Alianza que es como llamamos a lugares especiales donde nos reunimos los nuestros, los magus. Pues es cierto, soy un magi.
- pero no pongáis esa cara hombre -
Que no soy mago de las magias del averno, sino mago que dominamos los elementos sutilmente con capacidades que vienen de nacimiento.

Mi capacidad es en la astronomía y en las relaciones con los nobles. - comportaros como hombre - y dejame hablar.

Otro día os hablaré más de la magia hermética.

Regresando a mis planes: Quiero conseguir una alianza a la cual pertenecer, si me acompañais como paje y ayudante no os faltará nada.
No, el oro no sobra joven, pero cama, comida, abrigo y protección sin duda que no os faltará.
Después de asentados me comprometo a crear algún ítem mágico que ayude o evite los efectos negativos de la conjunción en vuestro nacimiento.

Cuando cerca de la tarde el conductor del carruaje se detiene y dice

Señor, el castillo de mi señor esta más adelante, pero os dejo aquí en esta posada, en donde podrá pasar la noche tranquilamente. La comida es buena, las camas sin pulgas y no son ladrones según tengo entendido

No importa y dile a tu señor que muchas gracias por este favor

Después de tanto hablar durante el camino Matthews entra seguido de Jean-Louis a la posada, aprovechando la oportunidad para dejar constancia de su nueva posición le deja el petate al joven para que este lo lleve.

La posada era tranquila, con muy pocas personas sentadas en la barra bebiendo grog y cerveza, por lo cual después de encargar dos platos de guisado de cordero, dos jarras de cerveza y pedir que preparen una habitación para ambos, todo esto seguido con un curioso regateo por parte de Matthews tras el cual todo esto le costo solo una pequeña fracción de lo que originalmente pedía el dueño.

Después de todo esto Matthews elige una mesa apartada, cerca de una chimenea que tenia un buen fuego encendido y tras beber un buen sorbo de cerveza se pone a hablar con Jean-Louis

Conversando, conversando, acabáis la velada con considerable sueño. Os habéis contado buena parte de vuestras historias, algunas vivencias e incluso compartido algunos detalles que no revelaríais a cualquiera. Ambos tenéis, sin duda, un carácter que parece animar a la confianza y el entendimiento. Os retiráis por fin con buen ánimo, sabiéndoos alejados de la corte y camino de lo desconocido, pero algo desconocido lejos de los agobiantes manejos de la corte del rey de Francia.

Al día siguiente proseguís vuestro camino, algo soñolientos, hacia el Morvan, remontando el Sena, hacia el Yonne. Como esperábais, los caminos pronto comienzan a empeorar y el trayecto se endurece. Ya no encontráis más posada en las que alojaros cómodamente. Las posadas dejan paso a las casa campesinas ese día y el siguiente. Al tercero de viaje nada más podréis encontrar para refugiaros bajo techo. Acabáis de dejar la última aldea antes de llegar a la zona de Morvan. Aquí todo son montañas, riachuelos y bosques...

Hlaford, después de tanto tiempo en palacios, este viaje se le estaba haciendo totalmente insoportablemente duro, y a pesar de que al principio con Jean-Louis fue todo hablar cada uno de sus propios intereses, ahora la marcha era tan dura y ambos sin caballos propios que solo refunfuñaban bajaban la cabeza y avanzaban.

Hlaford, siempre buscaba convencer a algún carrero que pasara para que los llevará, a veces por simple encanto propio así otras veces ayudado de algún cuarto de moneda.
Pero al final durmiendo en casas de campesinos o al costado del camino alrededor de una hoguera lograron llegar a Morvan. Sin (o casi sin) inconvenientes.

Jean-Louis dedicó el viaje a conocer más a fondo al que, según parecía, iba a ser su Señor. Siempre que le era posible, intentaba ayudarle a conseguir alojamiento o transporte. Sin embargo, aún tenía que ponerse algo al día sobre las maneras de los campesinos...

De lo que si tiene buen cuidado es de mantenerse lejos de las mujeres. Habiéndole señalado el sabio que su problema es real, y no una simple cuestión de mala suerte, prefiere curarse en salud...

Excepto miradas suspicaces de aquellos que no reconocían vuestros acentos y no sabían si podían fiarse de dejaros entrar en sus "casas" (si a los pequeños cuchitriles de madera y barro en los que vivían se podían llamar así) a cambio de un pequeño estipendio, nada importante había ocurrido hasta llegar a Morvan.

Pero Morvan era muy diferente. Un día caminábais por un mal camino de pueblo y al siguienteos encontrábais recorriendo colinas campo a través. Al poco encontrásteis el bosque, un entorno con el que ninguno de los dos estábais familiarizados. Pero las indicaciones que seguía el adivino estaban suficientemente claras: río arriba. Y por allí fuísteis.

Durante varios días caminásteis peleándoos con la maleza, recibiendo arañazos y durmiendo a la intemperie, despertándoos a la mañana siguiente empapados por el rocío, si no la niebla. La duda hacía mella en ambos, adivino y cortesano. Este no era vuestro lugar y el lugar a donde debíais ir no aparecía, a pesar de estar siguiendo las indicaciones correctas.

Pero al fin aparecieron los últimos signos que antecedían a vuestro destino: Moles Magna.