Dado que Roland es consciente de que sus conocimientos de Intellego y Terram, combinación necesaria para, quizá, lograr saber por qué motivo la vis no está donde debe, decide usar sus habilidades no arcanas para obtener información. Planea preguntar en la aldea en la que contrató a los pescadores para que le llevaran al islote si han visto a alguien más acercarse allí. Además, también tiene intención de pagar una pequeña cantidad de dinero al hombre al que juzgue más idóneo para el trabajo con el objeto de que esté atento para enterarse de si alguien va al islote. La persona que elige no tiene que hacer nada más, si no lo tiene fácil, como pueda ser enterarse de quién o quiénes son los desconocidos que vayan al islote. Pero se asegura de que entienda que, si lo hace y logra darle más información, será recompensado.
Cita :
Te refieres a que la vis "aparece", por así decir, en un momento específico del verano, pero que luego puedes recogerla cuando quieras, no? (es que pusiste "recoger" en ambos casos y, por el contexto, supongo que es lo que te digo, pero no estoy seguro.
Nadie ha visto nada. En esa aldea nadie más que tú había contratado sus servicios para llevarle a la isla y la isla no es visible desde la costa, así que, dado que no tiene nada interesante, nadie le presta atención ni se preocupa de vigilarla. No obstante, la promesa velada de una recompensa futura si descubren algo sí que lleva a que se cree ese interés que necesitas. Tal vez el año que viene sí que presten más atención si la paga es lo suficientemente buena.
Dada la infructuosa recogida de vis a la que se lanzó Roland, y visto que hará falta algo de tiempo para que los pescadores consigan algún tipo de información sobre el modo en que la vis ha desaparecido, Roland decide que hubiera podido obtener datos sobre el hecho con un intellego más desarrollado. La verdad, siempre le resultó muy aburrido durante su aprendizaje el obtener información de modo mágico, pues pensaba que había maneras mundanas de hacerlo que conseguían iguales resultados: el vuelo de los pájaros para predecir el tiempo; el estudio de las huellas en un camino para saber quién ha pasado por él y en qué circunstancias, ... Sin embargo, ha experimentado en sus propias carnes las limitaciones de esos métodos no mágicos, y se siente... frustrado, esa es la palabra. Por no hablar de que está seguro de que Gornych le echará los perros encima. Con sólo parte de razón, eso sí: la vis no estaba, pero eso no era culpa de nadie; él mismo debió decidir antes colocar centinelas o algún tipo de ingenio mágico que le permitirea descubrir un posible asalto.
Así que, de nuevo, va a dedicarse a la odiosa tarea de estudiar, esta vez de la summa de intellego que hay en la biblioteca de Contegum. Haciendo honor a la verdad, cada vez le resulta menos pesado estudiar. No sabe si es algo de lo que alegrarse o no, puesto que probablemente se deba a que ha asumido que la vida de un mago tiene una buena parte de estudio puro. Pero también empieza a encontrar un pequeño placer en el estudio, probablemente relacionado con las potenciales recompensas en forma de mayores éxitos en las empresas que intente.
Con la sola compañía en la biblioteca del incansable y políglota bibliotecario, comienzas tu estudio de la interesantísima técnica de Intellego. La luz otoñal no ayuda demasiado al estudio, ni la temperatura, para qué engañarnos, pero como ya empezabas a percibir, el estudio en sí te resulta cada vez más agradable. Tal vez sea la edad...
En cualquier caso, tras unos cuantos días de estudio, irrumpe en la alianza una curiosa comitiva encabezada por el que pronto se convertirá en mayor atracción de la Alianza: Chrétien de Troyes, el gran novelista de la corte francesa. Ha sido invitado por la bella Ginebra, que parece haberle engatusado con insinuaciones sobre conocimientos arcanos, sabios y demás. El personaje es proclive a la exageración y la efusividad, pero es un excelente cuenta-cuentos y sabe muy bien cómo mantener la atención de su público, además de ser una autoridad andante sobre los mitos artúricos.
Siendo el único mago que queda por la torre, a parte del reclusivo Janos de Verdi, Chrétien trata de abordarte. Está interesado en las Artes (mágicas, se entiende), aunque escasamente llega a entender nada de lo que le cuentas más o menos indirectamente. Incluso trata de convencerte para visitar tu laboratorio y te cuenta que en la corte bretona acaba de instalarse un alquimista a quien tiene muchísima manía y a quien espera sinceramente que hayan echado para su vuelta. Le ha visto hacer prodigios y trucos, de hecho hace demostraciones públicas, pero seguro que vosotros podéis hacer cosas mucho más impresionantes y verdaderas... De hecho, estás prácticamente seguro de que pretende desbancar de alguna manera al susodicho y que si es por medio de la magia, tanto mejor.
Tienes dos opciones:
a) optas por escuchar atentamente lo que tiene que decir Chrétien, en cuyo caso te instruye sobremanera sobre el ciclo artúrico (3px en Mitos y Leyendas )
b) sigues con tus estudios de Intellego, ganado 19px y pasando de Intellego 1/0 a 4/0
Lo que decidas de cara al cuenta-cuentos podría tener cierta trascendencia, a lo mejor deberías comentarlo.
Dado que Roland es el único mago capacitado de la alianza para tratar con alguien como Chrétien, y no queriendo defraudar a Gornych, decide escucharle y tratar, a su vez, de obtener informacion sobre la corte bretona. Una persona capaz de informar de primera mano de algunas de las intrigas de la corte puede resultar útil, por mucho que los flambeau opinen que podría quemarse todo lo mundano y no se perdería nada. Además, los mitos suelen tener una base real, con lo que es posible que las leyendas que este hombre conoce sean fuente de búsquedas de objetos de enorme poder, algo que ni siquiera alguien como el líder de la alianza podría negar. De modo que Roland, no sabiendo realmente si se siente aliviado o apesadumbrado, o quizá ambas cosas en realidad, relega sus estudios sobre Intellego a un segundo plano, o más bien a otra época, quizá del mismo año, quizá de otro.
Lo cierto es que trata de congeniar con el cronista y cuentacuentos, algo que no parece difícil dados los caracteres de ambos, e incluso le invita a visitar su sancta, no sin antes advertirle de que se trata de un hecho muy extraño, y algo que no debe probablemente ni siquiera sugerir a la inmensa mayoría de los magos. Además, mitad para caerle bien, mitad porque piensa que es así, comenta que el alquimista al que tanta inquina tiene, probablemente sea un farsante, o bien alguien con algunos conocimientos pero sin verdadero poder, puesto que quienes de verdad son poderosos no suelen dedicarse a "entretener" por así decir, a los nobles, salvo quienes buscan un beneficio económico y no verdadero conocimiento y poder. Incluso, le permite ver su laboratorio, aunque prohibiéndole entrar en él, arguyendo que hay elementos extraños y, algunos, peligrosos (en parte podría ser cierto, aunque más bien Roland lo hace para mantener el interés de su visitante, como él mismo hace con sus historias llenas de hipérboles).
Dime si quieres que concrete o almplíe algo ;)
El cuenta-cuentos no puede por menos que estar de acuerdo contigo, ese mezquino alquimista... Algún día le gustaría ver cómo funciona la verdadera magia y espera que alguien tan cortés como tú tenga a bien el invitarle para ver alguno de los prodigios de los que eres capaz, en un círculo privado y discreto, por supuesto. Así mismo te invita a visitarle en la corte bretona, donde está temporalmente, pues está seguro de que podrías ayudarle a desenmascarar al descarado alquimista y seguro que podrías conseguir algún beneficio con todo ello (y él tiene algún dinero ahorrado, más allá de su favor)...
Todo correcto y compresible. Ganas Mitos y Leyendas a 2/0
Roland parece haber logrado su objetivo cuando se da cuenta de que el contador de historias y gran conocedor de los Mitos Artúricos está verdaderamente interesado en ver alguna demostración de magia en un círculo íntimo. El orondo mago no llega a comprometerse para llevarla a cabo porque considera que quizá viole el Código, amén de oponerse a los deseos de Gornych, pero tampoco se cierra en redondo.
Considera que un conocido como este hombre puede abrirle muchas puertas a él, y a la alianza por extensión, en la corte bretona. Además, desenmascarar, si es el caso, al alquimista, quizá pueda reportarles algún beneficio que, aunque mundano, pueda ser verdaderamente útil.
Roland se despide de Chrétien efusivamente, prometiendo visitarle en cuanto le sea posible. Ha conseguido un punto más en el objetivo de hacer buenos contactos para la alianza.
Visto que los conocimientos, o como quiera que puedan llamarse, de Chrétien de Troyes podrían ser importantes no ya para intentar localizar lo que pudiera ser una pura quimera, la localización de la tumba del legendario Merlín, sino también afectar a hechos mucho más reales y demostrables, como la sobreactividad de los duendes, Roland decide visitar al contador (y quizá creador) de historias en la corte. Sabe que probablemente no lo espera aún, puesto que se han separado hace poco, pero va a tratar de convencerle de que las historias que le contó han llamado poderosamente su atención (lo cual es más que cierto) y de que el problema del mago, o lo que quiera que sea, de la corte, que tan mal le cae al propio Chrétien, es un problema que debe solucionarse.
El plan de Roland es intentar observar al mago residente para intentar determinar si se trata de un mero ilusionista, un prestidigitador que basa sus trucos en el engaño, como muchos, o bien un verdadero mago, aunque no sea de tradición hermética. Nunca se sabe, así que el gordo mago tiene intención de hacer un buen acopio de conocimientos sobre el personaje antes de lanzarse a ninguna acción agresiva contra él, como parece ser la recomendación del líder de la alianza si, en efecto, se trata de un mago no hermético.
Además, mientras esté en la corte, también quiere intentar escuchar más datos que Chrétien pueda darle sobre todo lo relacionado con Merlín. No tiene intención de mentirle: le dirá que realmente es muy interesante para él, y para sus compañeros magos, todo lo que pueda estar relacionado con el personaje. Incluso, le pedirá permiso para intentar investigarle mágicamente, tratando de averiguar de dónde pueden venir.
En cuanto a la demostración de magia que, previsiblemente, su nuevo amigo pueda pedirle de nuevo, quiere ser muy prudente al respecto: sólo la llevará a cabo ante él mismo. Y, de nuevo, será sincero con él respecto a los motivos. De nada serviría mentir a ese hombre.
Es posible que la acción quede muy abierta y que haya que decidir cosas en función de lo que me plantees. He intentado poner directrices para cubrir muchas posibilidades, pero supongo que es imposible hacerlo con todas. Ya me contarás ;)
Tu viaje a la corte no presenta problema alguno y te da tiempo a pensar posibles acercamientos al problema que se plantea entre tu "aliado" el cuenta-cuentos y su "archienemigo". Al verte Chrétien se alegra como si fueras un hermano al que hacía una eternidad que no veía y te invita a visitar la corte dentro de lo que sus funciones le permiten. Pasas a ser naturalemente un habitante de la corte de Rennes, invitado por Chrétien, que atiende a todos tus gastos. Bajo estos mismos techos habitan la duquesa Constanza y el duque consorte, Geoffroy, hijo del rey Enrique II de Inglaterra.
Sintiéndote un tanto acomplejado por la importancia de los personajes que habitan bajo ese techo, te mueves por la corte con toda la diplomacia y etiqueta de la que eres capaz, procurando no llamar la atención sobre tu persona mientras investigas el tema que te concierne. Siguiendo tu buen tino y saber estar, logras tu objetivo y puedes acabar acercándote a Manfred von Richtoffen, el alquimista al que se refería Chrétien, sin levantar sospechas.
Puedes observar algunos de sus trucos y llegas rápidamente a la conclusión de que el hombre no es enteramente un farsante, aunque no precisamente un gran mago. A lo largo de los días descubres que Manfred es capaz de crear pociones con efectos mágicos relevantes, aunque aparentemente no es capaz de hacer magia directa. Incluso asistes a una demostración de conversión de plomo en oro y no puedes sino maravillarte ante el portento, realizado ante buena parte de la corte. Hubieras dado lo que fuera por poder estar más cerca y observar bien el proceso, pero el refulgir del oro es sin duda el que debe.
Poco después recapacitas: ¿cómo puede un hombre ser capaz de transformar plomo en oro y no ser portentosamente rico? Aunque haya logrado hacerlo ante toda la corte, es imposible que fuera así, tiene que haber truco. Tu muy desarrollado sentido común te exige una respuesta lógica para ello. Con esta pregunta en la cabeza, comienzas a indagar en la corte sobre el supuesto alquimista germano. Lo haces discretamente y siempre que te resulta posible sin el menor uso de magia, pero en algunos casos no dispones de tiempo suficiente ni recursos como para hacer otra cosa y te resulta necesaria para acelerar el proceso. Por suerte o por desgracia Manfred parece darse cuenta y su visita a la corte se interrumpe precipitadamente, escapando de tu alcance, recogiendo todo de lo que es capaz de cargar en un carro y dirigiéndose, según cuentan los rumores, hacia la corte de Leonor de Aquitania.
Por otro lado, las conversaciones con Chrétien son de los más fructíferas: habla de Merlín por los codos, hasta satisfacerte en todos los detalles de los que es capaz. Es, para él, un personaje fascinante que vivió en la Inglaterra sajona pre-cristiana y que se mantuvo a salvo refugiado en las viejas creéncias, utilizando hábilmente para sí las últimas reservas de la vieja magia del mundo. Sus conocimientos eran enormes y se hizo un nombre entre las grandes entidades de la región, fueran mágicas o feéricas. Cree que tuvo algo que ver con vuestra Orden, por la parte de los ritos druídicos, pero no está seguro de esa parte. Sabe, de esto está seguro, que descansa en alguna parte del bosque de Brocéliande, encerrado bajo una pesada losa encantada cuyo hechizo sólo puede romper su discípula y amante, la Dama del Lago, Nimue. Todo esto lo sabe a través de visiones que tuvo cuando sólo era un adolescente, ahora ya se confunden en su mente madura, en un caos de conocimientos sobre el mito artúrico, sus visiones y sus adaptaciones y deducciones...
Y la demostración de tu magia, al final, no le sorprende tanto. Al fin y al cabo sólo puedes hacer hechizos poco vistosos o de los que precisan vis (que no desperdiciarías en esto, aunque la tuvieras). Esperaba algo "más poderoso"(1). Tu raciocinio te dicta que no puedes utilizar tus hechizos más poderosos so pena de sobre-excitar al teatrero Chrétien y tiene que contentarse con eso, que es mucho más de lo que Manfred podría haber hecho nunca. Queda, eso sí, encantado de tu visita, de tu interesante conversación y de que Manfred haya salido tan precipitadamente de la corte.
Tirada oculta
Tirada: 1d10(+4)
Motivo: Etiqueta
Dificultad: 9+
Resultado: 7(+4)=11 (Exito)
Tirada oculta
Tirada: 1d10(+8)
Motivo: Don de Gentes
Dificultad: 12+
Resultado: 8(+8)=16 (Exito)
Tirada oculta
Tirada: 1d10(+11)
Motivo: Parma
Dificultad: 15+
Resultado: 10(+11)=21 (Exito)
Tirada oculta
Tirada: 5d10
Motivo: Parma - ¿Pifia?
Dificultad: 10+
Resultados: 2, 1, 5, 10, 9
Exitos: 1
(1) hacer crecer una cuerda del suelo o lanzar una red mágicamente no es lo que consideraríamos espectacular, aunque son prodigios, desde luego.
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Manfred von Richtoffen ;) El famosísimo Barón Rojo aquí ;)
Jajajaja, ya decía yo que me sonaba bien el nombre. Pura casualidad, si quieres lo cambio...
No!!! Sólo lo dije porque el nombre, que típicamente cuando uno es máster se inventa o bien saca de algún personaje y mezcla con el de otro, o algo así, había sido el de ese piloto alemán de la primera guerra mundial, y yo lo conocía, xD. ¿Por qué iba a molestarme? :)