Partida Rol por web

Dimitri no pareció muy contento con aquello. Después de todo, tres daban más guerra que dos, pero ambos comprendieron que él tenía más que decir que ellos.

-De acuerdo. Mark no tendrá ningún problema.

-Solo avisa cuando salgas para saber cuándo te esperamos -puntualizó Max, recordándole a su madre.

Se despidieron con un abrazo y se después de forma más cortés con Ronal y Roxane. Darryl les acompañó hasta la puerta por las cocinas.Cuando regresó, había un denso silencio en la sala y el ambiente seguía igual de cargado. 

Al volver y encontrarse con aquella situación no pudo hacer otra cosa que resoplar por la nariz. Si de él dependiera dejaría a Ronald y Cassidy clavados a algún tejado con una estaca para que disfrutaran del amanecer, cogería la moto y se piraría de allí con Raven de paquete hasta que las cosas se calmaran... pero no sólo ella no aceptaría eso si no que quedaba la posibilidad de que alguien le hiciera algo a su propia gente en el Club.

- Escuchad. Ahora mismo necesitamos un hilo del que tirar, lo que sea. Correr como pollos sin cabeza sólo va a traer problemas y más problemas. Si fuérais alguien de fuera y tuviérais que esconderos en algún lado o vigilar toda esta mierda... ¿dónde os meteríais? Cualquier sospecha sirve, tenemos una matrícula, eso debe llevar a algo. - no sabía qué más podía hacer o decir, pero había que hacer algo

Se miraron el uno al otro.

-No es tan difícil no hacerse notar en una ciudad como esta. Encontrar un refugio medianamente fiable es fácil.

-Pero tiene que estar cerca de nosotros -puntualizó Raven-. Se está enterando de todo esto y de lo que está pasando. Tiene que haber un filtro de información en alguna parte, sea por donde sea.

-¿Clientes?

-Clientes, sí. Podría ser.

-¿Sigues dudando de mi?

Raven negó con la cabeza.

-No. Pero alguien tiene que ser.

- ¿Y el servicio? - inquirió el ghoul, poniendo las manos en la cintura. Si Raven estaba segura de que Al no estaba implicado... quizás fuese verdad, pero no pensaba quitarle el ojo de encima. - No sé si les tenéis atados con la sangre, pero no podéis descartar la idea de que alguien lo haya hecho para vigilaros. Tanto Drew, como Rose como el resto... ellos son los que más información pueden dar sobre vosotros. ¿Hay alguna manera de que sepáis si están bebiendo de algún vampiro o están dominados por uno? -

Volvieron a intercambiar una mirada que al final recayó en Darryl.

-Pedirles hacer algo que de cualquier otra manera no serían capaces. Pero si están bajo la influencia de otro más poderoso... podrían zafarse. No es tan sencillo. Nunca lo es.

- Deberíamos probar. ¿Qué es lo peor que pueda pasar, que descubran que les han pillado y que huyan para ir con su amo? Ya habéis visto de lo que es capaz quien sea que esté tras ésto, creo que la situación es lo suficientemente jodida como para darle una oportunidad. - se adelantó un poco para buscar asiento, acomodando la espalda y abriendo las piernas con poca delicadeza. Pensándolo fríamente le daba mucha pena lo invasivo que pudiera ser eso para ellos... y lo que podría significar para Rose. - Si Maeves no era, y no es Ronald... nos queda Cassidy y el servicio, o los clientes. Pero creo que es mejor empezar por aquello a lo que tenemos acceso. -

Roxane suspiró agustiada y Ronal se levantó para ponerle una mano en el hombro.

-Puedo hacerlo yo. Les conozco de antes también... No te tortures, por favor.

-¿Y cómo hago eso, Al? ¿Cómo? -replicó a caballo entre la desesperación y la rabia.

Alguien llamó a la puerta: Drew se anunció para decir que había llegado un paquete urgente. ¿Quién mandaba un paquete urgente a aquellas horas de la madrugada? Obviamente nadie que les procurase algún bien. El camarero informó de la empresa y el número, por si quería indagar en ello, y se retiró de inmediato. Roxane había cogido el paquete: una caja pequeña, lo suficientemente grande como para contener varios libros. No lo abrió de inmediato: se quedó mirándoles temiendo qué demonios iba a encontrar en su interior.

- ...no deberías abrirlo tú. - soltó el ghoul de repente tras observar toda la escena en silencio. ¿Dónde cojones estaba Cassidy? Ya hacía un buen rato que en teoría salía hacia allí. - Si es alguna trampa... déjame que lo haga yo. -

Ronal carraspeó.

-Con todos mis respetos, creo que de ser una bomba el que peor parado saldría de los tres eres tú.

Ella no dijo nada. Negó con la cabeza y empezó a desenvolver el paquete. Era una caja que cualquiera podría adquirir en una tienda de decoración. La dejó en la mesita y tras inspeccionarla brevemente la abrió con cuidado. No hubo bomba, al menos no una real, pero por la expresión de Raven sí una metafórica. Al inclinarse, Darryl vio que su contenido era una cinta de vídeo y un tarro de cristal. A través de este se podían distinguir varios dedos.

Ronal masculló algo indecente y se levantó resoplando. Raven seguía con la mirada fija en aquel 'regalo'. Alguien se lo estaba pasando muy bien a su costa.

Apretó los labios, cruzándose de brazos y dejando que la vampiro abriera el paquete. Al observar el interior no pudo evitar torcer el gesto, imaginándose que ahí estaría grabada la tortura a Maeves, seguramente con el objetivo de terminar de sacar a Raven de sus casillas.

- Deberíamos esperar a Cassidy para ver el video. Quizás él vea algo que nosotros no... y cualquier pista que podamos sacar de ahí para encontrar al responsable hará que la muerte de Maeves no haya sido en vano. -

 -Vale. Voy a llamar a ese indecente y a buscar un sitio donde poner eso.

Antes de salir, dejo un beso en la sien de Raven, confortándola con un breve abrazo y, ya de paso, cerró la caja.

- Hum. - murmuró cuando Ronald se fue, torciendo el gesto y llevándose la mano al brazo contrario mientras miraba a la vampiro - Menuda nochecita. Siento haber mencionado a la Hermandad, pero no sabía que era un secreto. ¿Crees que podrían ser ellos? -

Se acercó algo hacia ella pero todavía manteniendo las distancias. No podía evitar mosquearse con los gestos cariñosos de ese puto vampiro.

Negó con la cabeza lentamente sin pronunciar palabra.

-No lo sé... No lo sé, Darryl -musitó, todavía con los ojos clavados en la caja. Se le revolvía el estómago solo de pensar lo que podían estar a punto de ver.

- De acuerdo. - buscó coger su mano, mirándola a los ojos - La vengaremos, te lo prometo. -

Se puso entre ella y la caja, apartando ésta a un lado. Realmente no sabía qué decirle, ni cómo consolarla. Aquello no solo la superaba a ella, si no a él mismo y prácticamente a todos los que estaban allí. Algo gordo se estaba cociendo detrás... y debían descubrirlo pronto si no querían verse sepultados por ello.