Partida Rol por web

- No me cabe duda que es un honor... pero para los que no somos vampiros, la vida es algo que empieza, se acaba y sólo pasa una vez. Si yo tuviera que cuidar de esta cabaña durante el resto de mi vida y me dijeran que es el mayor honor que puedo tener... ¿tendría que quedarme toda la vida aquí encerrado? - torció un poco el gesto y se encogió de hombros - Si de verdad sientes que quieres hacerlo y vivir esta vida... hazlo. Pero si quieres tomar otro camino yo, al menos yo, creo que tienes todo el derecho del mundo a hacerlo. -

No pudo evitar sonreir con cierta sorna. - Sería muy hipócrita por mi parte decirte cualquier otra cosa, por otro lado. Si necesitas hablar de algo así en cualquier momento solo avísame: estoy en deuda contigo y es lo mínimo que puedo hacer. Todos guardamos secretos que no queremos que sepa prácticamente nadie pero que queremos sacarnos del pecho, así que seré una tumba. -

Darryl pudo percibir que sus palabras no caían en saco roto. Los ojos de Abbie desprendían los destellos de esperanza pero una corazonada le decía que iba a hacer falta mucho más que unas pocas frases para lograr despertar aquel espíritu alicaído y lleno de dudas. Quizá no fuese la clase de persona que puede lograrlo, o quizá sí. Lo que estaba claro es que aquel momento, en medio de todo aquello, podía ser peligroso.

-Gracias, lo tendré en cuenta -dijo tras una pausa con educación, y aunque parecía que sí quería, Darryl tenía sus dudas sobre si en realidad llegaría a buscar ayuda en todo aquello. A fin de cuentas él solo era el idiota que la había confundido con un garou.

El silencio se abrió entre ellos como una brecha, y Abbie terminó por levantarse e irse a otro lado de la casa excusándose en que tenía cosas que hacer, de modo qeu Darryl salió fuera con Dimitri. Charlaron de nada y todo mientras desde la lejanía se podían escuchar las voces de los garous perdidas en el viento. Esperaban que todo aquel esfuerzo valiese para algo, aunque claramente el asunto estaba difícil.

Una hora más tarde, más o menos, el pequeño Jim apareció para decirles que por favor le acompañasen de vuelta al árbol. También entró a buscar a Abbigail. De nuevo se encontraban todos reunidos bajo las hojas y ramas, expectantes ante la decisión de los garou. Las miradas se centraban ahora en Dimitri, lo que le daba cierto alivio y a la vez no.

Como portavoz y Alfa de la manada, Paul se levantó de nuevo para transmitirles su decisión.

-El Consejo, tras una larga deliberación, a accedido a tu propuesta bajo una serie de condiciones. Primero: El prisionero será tratado con dignidad y no sufrirá mal alguno por causa de los vampiros. De ser así, se proclamaría guerra absoluta. Segundo: este acuerdo servirá como preámbulo para próximas parlamentaciones, dentro de las cuales reclamamos el territorio del Saguara. Tercero: esta acción se considerará como compensación con el Club debido a nuestra negligencia, y con ello dejaremos una balanza equilibrada de nuevo. Cuarto: el intercambio será realizado en la frontera, y cualquier intrusión venidera de los vástagos desde ese momento se considerará guerra absoluta. Además se decretarán dos vocales, uno por nuestra parte y otro por la parte de los vampiros que parlamentarán ambos intereses en el Club de los Mayhem como seña de buena voluntad.

Esas son las condiciones inamovibles. ¿Aceptáis o no?

Una vez allí volvió a sentir el peso de lo importante que era la reunión. Sentía sus brazos y piernas en tensión mientras Paul se levantaba, como si tuviese que salir corriendo de allí por algún peligro invisible. El Alfa de la manada habló por fin y Darryl escuchó con toda su atención.

Las condiciones no eran malas, pero aunque no terminaban de ser de su agrado poco más podía pedirles a los garou. Aceptar el intercambio ya era algo muy grande y el ghoul sabía que todo era debido al error que habían cometido dejando de lado al Club en todo aquello. Sencillamente estaban dando su brazo a torcer debido al honor de los garou.

Por otra parte, a Darryl no le gustaba nada aceptar la cuarta condición a espaldas de Mark. Él era el President y debía saber aquello antes de aceptar (o no), pero también sabía que le habían llamado para interceder por el Club en toda aquella movida y tenía que permitirse ciertas libertades. Darryl miró a Dimitri, buscando su reacción, pero él ya lo tenía claro.

- Sí, aceptamos. -

Darryl lo tenía claro, pero Dimitri no pareció tan convencido. Sin embargo, nadie les dio unos minutos para parlamentarlo y se aceptó la propuesta con sus consecuentes reacciones.

-Bien. En ese caso transmitid nuestro acuerdo al club y a la hija de Ogden. Si ella acepta el intercambio, regresad mañana con las nuevas.

El ghoul se levantó como un resorte, cansado de la reunión de los perros y sus estiradas normas. Se despidió con un gesto de cabeza y echó a andar hacia fuera, aunque Merten tendría que devolverles al clubhouse ya que habían venido en una de las pickup de los garou.

No tenía ni idea de cómo iba a reaccionar Raven. Mark se aberraría, diría que no iba a tolerar a más monstruos en su club y tendría que pararle los pies: al fin y al cabo había sido él quien rechazó la ayuda de los garou en el pasado y quien aceptó tenerlos de su lado en su día. Y la vampiro... Darryl tenía que convencerla de permitir que fuese Ronald el vocal, si aceptaba el trato. Jamás pondría a la niña y mucho menos al pelirrojo en la mesa, y ella podría perder el control ante los asesinos de su Sire. También rezó porque el vocal de los garou fuese Paul o Merten y nadie más.

Una vez fuera esperó a Darryl y a quien más saliera, cruzando de brazos y con gesto hosco. Tenía tantas cosas que hacer y sentía tanto que el tiempo jugaba en su contra...