La mujer se llevó las manos a la boca al recibir la noticia y buscó con urgencia la puerta del local, alternando entre esta y Darryl conforme hablaba. Los ojos se empezaron a empañar y pareció ir a derrumbarse, pero apretó las palmas de las manos contra los párpados hasta que las ganas de llorar desaparecieron.
-Vale... Un médico. Dios... -Giró sobre los talones para darle la espalda, todavía con la diestra sobre la boca, y tras varios pasos en una dirección escogida al azar se volvió de nuevo para encararale acusándole con el índice-. Janet. Janet tiene razón. Vais a acabar todos muertos. Como... no salga de esta...
Volvió a llevarse las manos a los ojos y después se las pasó por el pelo hacia atrás.
El motero torció el gesto ante la mención de Janet. - Puede ser, tiene bastante razón en lo que dijo. Pero tanto ella como tú sabíais como era esto desde el principio, otra cosa es que pensarais que nada iba a pasar... hasta que pasa. Nadie está aquí engañado... y menos tú, que no eres ni por asomo la tonta del club. - había dureza en sus palabras, pero no dejaban de ser una verdad como un puño - El problema es que esto no nos lo hemos buscado. Las cosas están mal... y si no le ponemos remedio vamos a acabar todos, y esta vez de verdad, en una caja de pino. -
- Te pido por favor que no digas nada de esto último que te acabo de contar, Laura. No quiero que cunda el pánico, por favor. -
Laura permaneció con el cejo fruncido y los ojos teñidos cada vez por más rabia.
-No soy una chivata, Darryl. Sé lo que hay que decir y lo que no -se defendió, como si su confianza hubiese sido un ataque más que una muestra de amistad-. Yo no soy del Club, no soy una croweater ni una de vuestras ladies. Estoy aquí por mi padre y como se muera... Me da igual quién tenga la culpa, no me voy a quedar callada como Janet. Ni quieta.
- No espero menos. - espetó, dando por finalizada la conversación: aquello estaba empezando a cargarle. - Iré dentro, quiero asegurarme de que todo esté bien. -
Sin más giró hacia la izquierda para enfilar la entrada del Clubhouse. Entendía el dolor de Laura, pero él sólo había intentado ser claro con ella. Ahora mismo tenía problemas más graves que ese, y es que la idea de tener que negociar con un montón de vampiros que le verían como a una mierda igual o mayor que los propios Brothers of Mayhem... no le acababa de gustar en absoluto.
Laura se mordió el labio viéndole volver dentro. Titubeó haciendo un amago y al final reunió el coraje suficiente para seguirle pronunciando su nombre y agarrándole del brazo para que se volviera ya en el umbral.
-Darryl -llamó de nuevo, esta vez con un tono más dócil aunque en su mirada se seguía leyendo el dolor-. Mi padre me dijo que eras una buena persona, que sabrías hacer lo correcto. Sé que no dejarás que se muera...
Le miró intensamente y sus dedos se cerraron un poco más sobre su antebrazo, asintió y se dio la vuelta caminando en otra dirección por el patio. No era mala su intención, Darryl podía decirlo con certeza, pero eran demasiadas las cosas que pesaban sobre sus hombros como para prestarle atención a todo. Por poco no los habían tiroteado a todos de nuevo, y ahora que conocía la verdad con mayor claridad no podía evitar sentir toda clase de pensamientos buenos y malos. ¿Qué pasaría si Walter no lo lograba? ¿Qué pasaría cuando fuese del todo consciente de lo que estaba pasando? Hacía un par de noches todo habían sido risas, cerveza y compañía. Ahora...