-Él fue mi primer sospechoso, pero llegó hace apenas un mes cuando yo ya estaba aquí. Puede que haya operado desde fuera durante el resto de meses... No lo sé.
- O puede que sea un simple peón de alguien más. Sea como sea, es una sospecha como otra cualquiera. Paul, has dicho que confías en los tuyos pero que tienes maneras de sacarles la verdad si fuera necesario. ¿Sólo funciona con tu gente? - ahora le encaró a él, interrogante
-Se llama tortura con regeneración instantánea -dijo Paul esbozando una sonrisa divertida.
Roxane torció el gesto.
-Puede que los tuyos te sigan respetando después de eso, pero yo no puedo sacarle los intestinos a los míos y pretender que después sigan siendo leales.
-Eso es porque nunca lo fueron.
Darryl alzó la ceja mirando a Paul con una cara que decía: '¿Me estás hablando en serio?' - Menuda mierda. Me esperaba... otra cosa. Aunque... - una idea pasó por su cabeza, aunque quizás era una locura - E imagino que alguien de los tuyos pille a Cassidy para sonsacarle información sin vincularle con Roxane y devolverle como si nada si no tiene nada que ver está fuera de debate... -
Roxane le devolvió esa mirada, y Christopher también. Aunque fue la primera quien habló.
-No creo que haya muchas maneras subversivas de preguntar si alguien está implicado en una conspiración sin apuntar hacia mi.
-Nosotros no tenemos muchas razones para andar molestando a los vástagos por esto. Es más fácil matarlos -apuntó Paul con tranquilidad.
-¿Pero quién te crees que eres?
Christopher alzó las manos.
-Paul, por favor. Se supone que estamos en una reunión de paz. No hace falta que alardees de esas cosas.
-No alardeo. Es la realidad y creo que es evidente que no nos arrepentimos de ello. No voy a mostrar algo falso sólo por no herir sus sentimientos.
-Yo no he venido aquí para aguantar esta mierda -protestó Roxane levantándose-. Quedaros con vuestros terrenos. Los Mayhem quedan fuera de todo esto también y la Hermandad se encargará de todo esto cuando llegue. Y si uno solo de los vuestros se interpone, haceros cargo de vuestras consecuencias.
-Vale -comentó Mark, satisfecho, mientras que a Paul aquella actitud ni le impresionaba ni le conmovía.
Paul le había parecido una persona coherente, pero estaba claro que no dejaba de ser un adolescente prepotente al que le gustaba alardear de sus logros frente a sus enemigos. El ghoul pensó que bien podía meterse su orgullo garou por el culo y cuando vió que Raven se levantaba de mala gana supo que poco más podría sacarse de aquella reunión.
- Bueno. Está claro que fuera de tu casa te vuelves un impresentable. - dijo Darryl con frialdad, pegándole un trago a su bebida. Realmente no sabía qué más decir al respecto de todo aquello. - Igualmente gracias por venir hasta aquí. -
Aquello último iba tanto para el garou como para su antigua domitora. Quiso seguirla pero una vez había sido más que suficiente... y al fin y al cabo, el Club había salido bien parado del trato, ¿verdad?
Roxane sacó la cartera y soltó varios billetes sobre la mesa.
-Desde este momento cualquier garou que se adentro salte los parámetro, a excepción de Christopher por su pertenencia a los Mayhem, se considerará intruso y será tratado como tal. Si necesitáis contactar conmigo, enviad a Darryl. Y Paul, puedes meterte tus exigencias de rehenes por el culo. Cruza esa línea y estás muerto. Buenas noches.
Se abrochó la chaqueta y se dio la vuelta para marcharse del dinne sin miramientos.
Christopher resopló, miró a Darryl y negó con la cabeza. No había habido derramamiento de sangre, pero no había ido todo lo bien que uno podía esperar. Y seguía quedando en el aire el asunto del traidor que, claramente deberían manejar cada facción por su propia cuenta.
Tras devolverle la mirada a Chris suspiró cerrando los ojos y frotándose las sienes. Había sido una victoria a medias: y ahora básicamente sólo restaba esperar a la Hermandad y a la investigación del posible traidor (o traidores).
Esperó a que Raven saliera del dinner para volver a abrir los ojos y mirar al garou. - ¿Vas a hacer algo por intentar descubrir si alguien de tu gente está involucrado en ésto? - preguntó, aunque se esperaba un 'no es de tu incumbencia' o algo así
-Claro. Hay gente inocente muerta y si la más mínima sospecha puede apuntar a los míos no voy a ignorar este asunto. Ni tampoco a dejar que tomen ventaja de nuestras diferencias para desencadenar una guerra.
Por primera vez desde que se había sentado le dio un trago a su bebida. Mark, que ya se había terminado las patatas, se limpió las manos con una servilleta de papel y miró al garou.
-Paul. Hay algo más que tratar aquí que no tiene nada que ver con la tipa esa. Por algo que vosotros hicísteis mal dos de nuestros members están muertos y otro acaba de salir de la cárcel bajo vigilancia. Los asuntos que conciernen a Dimitri y a mi nos caen sólo a nosotros. Bueno, y ahora los de Chris. El Club se quita de esta mierda.
Paul aldeó la cabeza, por primera vez sorprendido desde que Darryl lo había visto hacía varios días. No respondió de inmediato, inclinándose sobre la mesa para apoyar los codos.
-¿Cómo que "nos quitamos de esta mierda"? -inquirió en un tono que hizo que un escalofrío les recorriese el cuerpo.
Mark chascó la lengua y se cruzó de brazos.
-Que no voy a dejar que vuestras peleas dañen más al Club. Tú mismo lo admitiste: fue vuestra culpa que nos hayan llovido todos estos problemas y sabes tan bien como yo que seguirá pasando. Soy un líder y sé que esto no es bueno para los míos. Nos quedamos fuera. Lo que tengas que resolver de la manada con los entendidos pues lo haces a parte. Mayhem ya no tiene nada que ver con los tuyos.
Aunque por dentro se alegraba de que el tema por fin saliera a la mesa, sencillamente puso una mano encima de la otra y miró alternativamente a Mark y a Paul, atento a sus reacciones. Aquello, junto a la salida de Travers... significaba un antes y un después en la historia de los Brothers of Mayhem.
Y eso estaba totalmente ligado a su futuro, fuese fuera o dentro de Lake Atwood.
Los fríos ojos de Paul se clavaron en el President. Y no de una forma amigable o comprensiva.
-Eso traerá consecuencias. Nosotros forjamos y ayudamos a los inicios de los Mayhem en Arizona.
-Ya. Y casi nos lleva a la extinción también. Paul: no hay más que hablar de esto. Sois bienvenidos en el Club, si eso, pero nuestros tratos quedan cerrados y tras nuestra generación no vendrán más. Puedes comunicárselo a los tuyos.
Se levantó y miró a Christopher y a Darryl.
-Si quieres te acercamos.
Paul bufó.
-Déjate de tonterías, Mark. Si crees que esto se acaba aquí es que nunca has entendido nada de nuestra sociedad.
-Lo que tú digas. Lo discutiremos otro día, tengo un member al que agradecer que siga con vida. Hasta mañana.
Aquella bomba cayó sobre Paul de manera totalmente inesperada y no pudo evitar sentir por dentro una casi enfermiza satisfacción al ver al garou trastornado por la noticia. En cuanto Mark le miró se levantó como si tuviera un resorte anclado al culo pensando que hasta a Raven le costaría contener la sonrisa en una situación como aquella.
- Todo lo bueno que tu gente ha hecho por el Club no será olvidado. - dijo el ghoul mientras se apartaba de la mesa para colocarse junto a sus dos hermanos
Un gruñido fue toda su respuesta. Después, los Mayhem abandonaron el lugar con una comedida sonrisa henchida de orgullo para regresar al Club House y continuar la celebración que, aunque no era un completo triunfo, era más de lo que habían podido saborear en todo aquel tiempo. Todos los miembros disponibles unidos, y un ambiente de jolgorio y desfase de los que hacían que uno se olvidase de todo. Si bien, no había sido un trago agradable para Raven, ni mucho menos. Pero Darryl no podía dividirse y estar en ambas partes al mismo tiempo, aunque le hubiese gustado. Sin embargo, disfrutar un poco también le hacía falta a su organismo, aunque fuese para liberar todo aquel estrés y angustia que había padecido durante la última semana.
De modo que diez minutos más tarde los tres estaban de nuevo aparcando la moto para reunirse con los suyos. Fueron celebrados con aplausos y bebida de la buena (nada de cerveza ya calentorra). Por una vez, daba gusto estar en casa.
Había sido reticente la primera vez, pero la segunda Darryl llegó con una radiante sonrisa en los labios. Había vuelto a Lake Atwood para ayudar al club y aunque las cosas habían cambiado mucho desde entonces parecía haber conseguido su objetivo: no sin bajas, pero los Brothers of Mayhem habían salido de toda aquella mierda y se habían quitado de encima una batalla que no iba con ellos.
Darryl bebió y celebró con ganas, feliz de que al menos aquello pareciese haber salido bien. Sabía que Raven había pasado un mal momento en aquella reunión y le hubiera gustado estar con ella, pero podría ir a visitarla el día siguiente. Faltar a aquello hubiese sido demasiado y su presencia, de algún modo, era necesaria allí para limar asperezas.
Una vez todos fueron informados de cómo había procedido la reunión (bien para ellos, más o menos), la celebración se animó más, por fin disfrutando plenamente del ambiente. Seguía habiendo cabos sueltos que atar, pero eso era cosa del mañana. El ahora les brindaba alcohol y risas, y un breve descanso. Después de una hora, cuando Darryl se quería escapar, Big Jonny trajo de vuelta la 'chiquillada' que tenían que hacerle a Christopher y a otro member de su propio Club. Esta vez no tuvieron excusa, y arrancaron al garou de las manos de Lena (tras muchas protestas) para que empezase a beber bodyshots de las que se ofrecieron, que, como ya había predicho, no eran pocas. En el rin esperaba Eliot, ya que Walter se había retirado hacía un rato, y dijo que él podía con ambos. Quince minutos más tarde el novato de los Black Rangers había vomitado encima de una pobre chica, y aunque Christopher mantenía el tipo (probablemente gracias a sus mierdas garous) se le veía bastante tocado.
-¡Venga! ¡Sube si puedes, gandul! -vociferó Eliot con ganas, y Christopher no se lo pensó dos veces cargando hacia el ring y enredándose con las cuerdas para risas de todos.
Ya estaba, por fin, frente a Eliot trastabillando y levantando los puños como si de verdad fuese a acertarle cuando llegaron los fuegos artificiales. Unos fuegos artificiales que nadie había preparado.
La explosión retumbó en todo el lugar, y a lo lejos se vio una intensa llamarada iluminando la noche y lanzando pedacitos desperdigados que imitaban a algo que celebrar. Algunos aplaudiron, probablemente demasiado bebidos como para comprender lo que era. La mayoría se quedaron en silencio o haciendo preguntas. No había venido de Lake Atwood, ni en dirección a Tucson. Venía de los descampados más al sureste, donde los Mayhem tenían el almacén con al armas.