Partida Rol por web

Raven se recostó sobre la cama imitando la posición fetal.

-Son los antiguos, como los primigenios, se cree. Muchos ignoran su existencia. La mayoría, diría yo. Solo intervienen en asuntos de vital importancia, y Anthony Ogden lo es. -Suspiró-. Harán lo que tengan que hacer, y te aseguro de que nadie notará su presencia. Viven en la sombra y el anonimato.

- Joder. - él se había imaginado una especie de agrupación de vampiros, una fuerza de choque capaz de hacer arder un campo de batalla, o algo asi... pero la élite de las sanguijuelas sonaba mucho más terrorífico. Se acurrucó junto a ella, abrazándola. - Espero que no ocurra nada muy malo. ¿Tú... estarás bien? No tienen motivos para ir contra ti, ¿verdad? -

Entralazó una de sus manos con la de él y se la llevó al pecho, asegurándose de que se quedaba a su lado.

-No tienen motivos para ir en contra de nadie. Estaré bien: harán su trabajo y se irán.

¿Y cuál era su trabajo? ¿Colocar allí a alguien adecuado para el puesto e irse? ¿O acaso investigarían y tomarían represalias contra los supuestos culpables? Todas aquellas preguntas quería hacérselas a la vampiro, pero sabía que ya le estaba dando demasiada información y no quería que eso se convirtiera en un interrogatorio, así que sencillamente se acomodó junto a ella y besó su pelo. - Me quedaré hasta que te parezca bien. Aun así deberíamos continuar yendo por separado a la reunión para que las cosas no empiecen peor desde el principio. - no quería ni imaginar la cara que pondría Chris si le viera ahora mismo... y eso que la suya sería la más comprensiva de todos los Brothers of Mayhem

Raven asintió cerrando los ojos, aunque Darryl no pudo apreciar el gesto. Se encontraba infinitamente a gusto en aquel momento, con las responsabilidades rondando en la cabeza pero ni de lejos de forma tan pesada como ocurría recientemente. Aquel momento se había transformado en el limbo para ambos.

-Puedes quedarte cuanto quieras. Por la mañana tengo que trabajar en unas cosas que no pueden esperar. Llevar un negocio y eso... -Se volvió hacia él quedando justo de frente, aprovechando para besarle de forma suave e intensa-. Quiero que te quedes -susuró-, pero no me gustaría que esto arriesgase el trato.

Que le dijera que podía quedarse le sacó una sincera sonrisa y respondió a su beso llevando una mano a su rostro para sostenerlo y acariciar su mejilla. - Gracias... y yo quiero quedarme, pero será mejor que yo también me vaya al amanecer. Hubo una trifulca en el club ayer y la hija de uno los miembros ha estado desaparecida casi todo un día, pero al final la han encontrado, así que me gustaría ir a hablar con ella y ver qué ha ocurrido. - le explicó, torciendo un poco el gesto al recordar la situación de Laura. Una parte de él rezaba porque Walter entrara en razón y decidiera irse con ella cuando todo terminase... porque la abogada no parecía estar muy por la labor de aguantar todo aquello por mucho más - Y como dices, pondría en peligro el trato. Cuando Paul y tú lleguéis a un acuerdo ya no importará y podremos hacer lo que queramos. Creo... creo que la reunión saldrá bien. Sigue siendo un chucho, pero parece ser bastante coherente. -

-Todos somos coherentes cuando la situación nos favorece. Pero no sé qué más podría hacer por solucionar todo esto... Y dejarte marchar. De verdad que ignoraba que estuvieses aquí. Preston no sabía nada de lo nuestro, así que no consideró necesario mencionar que tú eras uno de los que había vuelto. -Raven deslizó su mano desde su mejilla hasta el pelo, y después hacia su espalda-. Si lo hubiese sabido...

Decidió no imaginar aquellas posibilidades y en vez, volver a probar sus labios y su piel, abrazándole como si en cualquier momento fuese a convertirse en humo.

-Darryl... Jamás me había dolido tanto separarme de alguien -susurró, todavía con su rostro oculto entre su cuello y hombro. Dejó un suave mordisco en su piel entre palabras-. Tú no lo entiendes. No sabes lo que es vivir sabiendo que estás por encima de todos. Es duro pensar que no existe una relación sincera, que todo se debe a la sangre... Y entonces me di cuenta de que estabas conmigo porque querías estar, sólo porque querías estar... -admitió. Su voz temblaba entre susurros, y podía notar el ligero cosquilleo de sus labios al moverse contra su piel. Volvió a besarle justo bajo el lóbulo de la oreja antes de proseguir con aquella confesión-. Si no podía hacer que te quedases, podías irte en cualquier momento... Podía dejar de gustarte, podías encontrar a otra. El Club podría requerirte... Lo siento... Jamás debería haberte presionado pero no podía soportar que no fueses mío... Lo siento.

- Te creo. - respondió rápidamente respecto a Travis. Sencillamente había sido su manera de conocer los secretos del Club... cualquier otro vampiro habría hecho lo mismo. Siguió escuchando con atención, respondiendo cariñosamente a los gestos de Raven. Lo que vino después le dejó helado y sintió de repente como si algo le atenazara el corazón, como si se le revolvieran las entrañas al comprender el por qué del temor de Raven, el sentido que tenía todo aquello... y se sintió muy triste por la no-vida de la mujer, vivir un día tras otro dudando de los sentimientos de todos los que están a tu alrededor... Debía ser algo horrible. Entendía ya otro de los motivos por los que Raven a veces no soportaba su condición como vampiro. La otra noche le había dicho que estaba sola...  y así había sido siempre, exceptuando el tiempo que habían pasado juntos.

- Por muy inmortales que seáis, seguís cometiendo errores como el resto de los vivos... No necesito entenderlo, no quiero entenderlo. Sólo me importa que te has sentido sola y aislada... y que yo puedo hacer que te sientas mejor. Ambos cometimos nuestros errores, y aunque las cosas podrían haber salido mejor tenemos que lidiar con ello. Yo fui incapaz de soportar que la mujer de la que estaba enamorado intentara forzar mis propias decisiones en contra de mi voluntad... y sólo supe huir como un cobarde. Yo también lo siento, Raven... - acarició su pelo cariñosamente: su propia voz vacilaba debido a la emoción por comprenderla un poquito más bajo ese casi sempiterno muro de hielo

- Escúchame... dices que no podías soportar que no fuese tuyo, pero nunca he dejado de serlo, ni cuando estuvimos separados. No he dejado de pensar en ti ni un día pese a todo lo que dolía, y hace nada dije que si volviera a encontrarme en una situación así volvería a tomar el mismo camino: volvería a quedarme en aquella concentración, volvería a escaparme en moto con una chica de pelo corto, para acabar medio muerto frente a una licorería en medio de la nada. Volvería a equivocarme, a luchar y a sentir dolor, porque todas esas decisiones me llevaron a conocerte... y me han traído hoy aquí contigo. - la estrechó más entre sus brazos, cerrando los ojos para evitar que las lágrimas se le escapasen de los ojos - Así que olvídate: no vas a librarte de mi fácilmente. -

-No lo hagas -pidió, separándose lo justo para mirarle. Ella también parecía ser incapaz de controlar aquella marea de emociones.

Raven besó con extrema suavidad primero uno de sus párpados y después el otro, antes de sellar sus labios con un beso largo y lleno de cariño. Darryl no podía recordar uno más genuinamente sincero. Nunca antes había logrado atisbar tanto de ella como en aquel instante, desnuda en cuerpo y alma, y supo que todo había merecido la pena. Después llegó otro más intenso, avivando la llama que había quedado reducida a cálidas brasas, como una urgencia de sentir que nada ni nadie sería capaz de separarlos tras todo lo que había ocurrido. Después de tanto tiempo, no resultaba difícil en absoluto dejarse arrastrar hacia el mismísimo infierno si era necesario, aunque este quedase sujeto a la extraña realidad que vivían. La vampiro enredó una mano en su pelo, aferrando la otra a su brazo reclamando cada centímetro de él, cada beso y cada aliento. Primero pasó una pierna rodeando su cintura, robándole el sentido con cada movimiento para acabar sentada a horcajadas sobre su vientre. Al inclinarse, su larga melena acarició su rostro en un gesto comedido, haciéndose esperar. Dejó un delicado beso en sus labios y le miró fijamente, respirando con dificultad. Movió su diestra sobre su piel hasta posarla sobre su garganta, apoyando el pulgar en su barbilla aplicando una ligera fuerza que le impedía girar la cabeza o acercarse.

-Dime que vas a quedarte conmigo -dijo con la voz rota.

Se sentía como estar descubriendo a una nueva Raven, aquella bajo toda la maraña de mentiras, de frialdad y de dudas. Una mujer tan fuerte por fuera como débil por dentro, llena de cicatrices en el alma que década tras década no había podido curar. Sencillamente se dejó llevar: cada movimiento de ella era hipnotizante, pero estaba allí por decisión propia, por ella y no por el ansia por la sangre que recorría a todos, estaba allí por Raven la mujer y no por Raven la vampiro... y por eso ella era suya, tanto como él era suyo.

En apenas un instante se vió atrapado por ella, incapaz de acercarse o separar la vista de sus ojos. Y antes de responder se dejó llevar por esos ojos claros, nadando en ellos como si fuesen el único sitio de la Tierra donde querría estar. - Voy a quedarme contigo, Raven. Y pobre del que intente evitarlo... -

Su mano aflojó el agarre y se movió con una caricia prolongada hasta su esternón. Ya no le sujetaba, pero seguía perdido en aquella mirada cristalina y pura, y cargada de tantas cosas que resultaba imposible de descifrar. La veía como siempre, y a la vez como una persona absolutamente nueva, como si fuese capaz de mirarla tal cual era por primera vez en todos aquellos años. Y probablemente fuese la primera vez que ella le veía a él de tal forma.

-Te quiero, Darryl.

No recordaba cuándo fue la última vez que se lo dijo, pero ninguna había sido tan sincera como entonces. Era algo difícil de explicar, pero lo sentía como una fuerza sobrecogedora y cálida en el pecho. Raven se acostó sobre él reclamando sus labios y buscando ser uno solo, dejando las prisas y la urgencia a un lado para vivir únicamente aquel glorioso instante. Entonces, en medio de todo aquello, Darryl se percató de que de su boca sobresalían dos afilados colmillos, y no supo decidir si era un acto reflejo o no.

El ghoul se preguntó en qué cambiaría todo aquello: si Raven y él continuarían así o las cosas se calmarían al separarse por la mañana. Darryl la amaba, pero si algo había aprendido en aquellos años era a mantenerse cauto en cualquier momento y aquella no era una excepción. Aun así estaba entregado a Raven, con una mano en sus caderas y otra sobre su pierna, respondiendo a besos y caricias por igual, disfrutando de aquel instante que era suyo y de nadie más, un momento de sinceridad que no habían tenido en todo el tiempo que pasaron juntos.

Cuando vió los colmillos de Raven una parte de él sintió temor. Temor porque ella hubiese cambiado de opinión y decidiera actuar por su propia cuenta... y estuvo a punto de colocar las manos sobre sus hombros para pararla, aunque sabía de sobra que jamás podría hacerlo si ella no quería. Y sin embargo... confió. Confió en lo que ella le había dicho, confió en que no deseaba aquello para él sin que él se lo pidiera antes... y sencillamente cerró los ojos, embriagado por sus sentimientos.

- Y yo a ti, Raven... -

Dejándose en las manos y los deseos de Raven, Darryl cerró los ojos confiando en quien había sido su Domitora durante cinco largos años. Cinco años que habían quedado marcados por un vínculo invisible que su dependencia había manchado; una relación basada en una confianza inexistente que había tocado fin dejándolos apenas en pie. Una relación que acababa de emerger tras un choque con la dura realidad y una brecha de honestidad que jamás había acontecido antes. Y es que Darryl había sido el único que había estado a su lado cuando más lo necesitaba, de forma genuina y sin compromiso arriesgando más de lo que tenía y más de lo que ella merecía.

Se dejó llevar, y Raven se encargó de hacer que aquel gesto mereciese la pena una y mil veces. Hundió los colmillos en su piel y una repentina oleada azotó el cuerpo del ghoul dejándole jadeando, envuelto en una agradable calidez que nublaba sus sentidos ante un goce que no hacía sino ascender vertiginosamente hacia el éxtasis. Y Darryl sólo quería dejarse llevar a donde fuera. Ni la mejor de las drogas lograría jamás acercarse a lo que sentía y agitaba cada parte de su ser, y más cuando aquel inmenso placer venía de quien más ansiaba tener en sus brazos. No se resistió, si es que alguien habría podido hacerlo. Su cuerpo y su mente se vieron arrastrados al mismo tiempo hacia un limbo entre el cielo y el infierno, entre la vida y la muerte, desbordando sus sentidos ante aquella diosa que le había arrancado de cualquier emoción terrenal. Hasta desfallecer.

Poco a poco Darryl fue recuperando el sentido, abriendo los ojos dejando atrás un terrible cansancio. Sus músculos dolían, pero le invadía una dulce calidez como sólo había sentido con ella. Y allí estaba, sentada a su lado con una media sonrisa y una expresión de infinito cariño, como si nada en aquel mundo importase más que aquel momento. Su mano le acarició el rostro: el corazón galopaba atrapado en su pecho con el ritmo de cien tambores de guerra.

-¿Estás bien? -susurró-. Nunca te habías desmallado antes.

Cuando abrió los ojos sintió como si estuviera en otro mundo, agotado física y emocionalmente pero a la vez totalmente pleno, satisfecho y lleno de un gozo que ni el mejor de los polvos ni la mejor de las borracheras podían siquiera soñar. Aun así, entremezclado con el placer había una incómoda sensación de desazón, posiblemente movida por la falta de sangre que tenía en el cuerpo. No recordaba la última vez que Raven se había alimentado de él pero por algún motivo aquella había sido infinitamente más intensa que el resto.

La miró largamente antes de responder, haciendo algo de esfuerzo para mantener la respiración y que su cuerpo se calmara. - Sí... es que hace demasiado tiempo... - tragó saliva intentando recomponerse pero estaba más débil de lo que se había sentido en mucho tiempo. Esperaba que aquello hubiese sido una buena idea y encontrarse mejor la siguiente noche. - Me han fallado las fuerzas, pero estaré bien cuando coma algo. -

Su mano también buscó el rostro de Raven con dulzura. Era tan satisfactorio verla ahí tan cerca y no sentir la tensión que había habido entre ambos aquellos días que creía que podía morirse allí mismo de felicidad - Gracias, Raven. Y ahora dame un respiro o no saldré vivo de esta sala. - bromeó con una sonrisa divertida, hundiéndose un poco más en la almohada - Casi había olvidado cómo era ésto. Han sido tantos años viviendo mi condición de ghoul como una simple transacción comercial que había olvidado... todo. -

Ella rió por primera vez, y se inclinó para dejar un beso en su mejilla.

-Las chicas humanas son aburridas, ¿eh? Voy a buscarte algo de comer. Descansa.

Se levantó y sacó una bata del armario que se anudó antes de salir de la habitación, apagando la luz tras de sí. Quedó sumido en un agradable silencio, envuelto en un rebullo de sábanas húmedas en la oscuridad. No recordaba la última vez que se había sentido tan a gusto y protegido, y más tras semejante revolcón. Como no descansase bien, no iba a haber Darryl suficiente para afrontar el día siguiente. Todavía quedaban cosas por atar, pero aquel no era el momento de pensar en ellas, de modo que se relajó hasta que Raven regresó a la habitación con una bandeja de comida que dejó a su lado, encendiendo la luz de la mesita en vez de la principal.

-He traído un poco de todo. No sabía qué te apetecería más.

Apenas asintió con su primera pregunta, con los ojos entrecerrados. Escucharla reír fue como una inyección de endorfinas que le dejó todavía más satisfecho. El día había sido horrible, pero la noche se había convertido en la mejor en mucho, mucho tiempo. Cualquier retazo de dudas sobre si las cosas podían torcerse habían desaparecido de un plumazo. Con Raven a su lado volvía a sentirse capaz de lidiar con todo lo que se pusiese por medio.

Casi se volvió a dormir en el rato que tardó en volver, pero el olor de la comida le despertó los sentidos rápidamente. - Qué bien huele esto. - fue lo que dijo al verlo todo, cogiendo los cubiertos para ponerse a comer casi con prisa - Ugnghgracias. -

La educación en aquel momento iba un poco por detrás del hambre, asi que habló con la boca medio llena para terminar de masticar y tragar. - Está de muerte. -

Tras reponer fuerzas, Darryl sintió como la cama le tragaba lentamente. Reclamó la presencia de Raven a su lado, aunque probablemente ella no estuviese ni la mitad de cansada de lo que estaba él. Aun así, ella se acomodó apoyando la cabeza en su pecho y dejándose querer por el motero. No sabía qué hora era ni le importaba, sólo que no sabía cuantas veces había soñado con aquel momento y finalmente se hacía realidad.