Aquella confesión le trastornó un poco, pero una parte de si mismo se cubrió a si misma ante la posibilidad de que aquello fuese otra de las orquestadas mentiras de su antigua domitora. El ghoul cerró los ojos, pensando en sus palabras antes de abrirlos y responder. Su gesto se relajó un tanto y aunque le hubiese gustado quedarse a hablar un rato más era bastante posible que Chris estuviera en apuros.
- No sé si confiar en lo que me dices, Raven. Pero sí que sé que la manada está ocultando gordo si pudieron matar a alguien así. Voy a intentar descubrir lo que pueda, sacar algo más en claro y vendré mañana a verte... y hablaremos. - le dijo Darryl, girándose a la puerta y abriéndola - Hasta mañana. Dile a tu camarera que el margarita de pepino estaba cojonudo. -
Tomó el camino de vuelta al local para salir por la puerta principal a paso ligero. Rezó por que quien siguiera a Chris fuese un vampiro, porque un humano iba a sufrir lo que significaba tocar los cojones en el peor momento.
Intentó abrir la puerta pero esta estaba cerrada. Podría derribarla de una patada probablemente, aunque la pregunta era ¿por qué Raven no quería que saliese de allí? Y la respuesta era muy obvia.
- ¡¡No!! - la sangre que había tomado comenzó a hervirle de pura rabia al notar la puerta cerrada. Chris no tenía nada que ver con aquello... acababa de llegar, como él, y se encontraba en un marrón no muy diferente al suyo. Si le pasaba algo jamás se lo perdonaría. - ¡¡DÉJAME SALIR DE AQUÍ!! -
Se giró para encarar de nuevo a la vampiro, flexionando las extremidades como un animal acorralado que se prepara para defenderse con uñas y dientes ante lo que pueda estar por venir. - ¡Él no tiene culpa de nada, Raven, ha vivido lo mismo que tú y que yo! ¡Déjame salir, por lo que más quieras! -
Raven le miraba impasible oculta tras un gélido muro de hielo.
-No le va a pasar nada, pero será un buen incentivo para los suyos para recapacitar sobre lo que han hecho. ¿De verdad vas a arreglar todo este daño? Júrame que lo harás. Después hazlo y tu amigo será libre de nuevo.
De no saber que hacerlo significaría su muerte de forma instantánea se habría lanzado contra Raven hasta su último aliento, posiblemente para ser borrado de la existencia antes de llegar a alcanzarla siquiera con un dedo. Así que se acercó de nuevo hacia la mesa y haciendo uso de las fuerzas renovadas que tenía por haber bebido sangre agarró una de las butacas y la apartó lanzándola hacia un lado y armando un buen escándalo para luego señalar a Raven acusadoramente con el dedo.
- ¿Así es como me lo pagas? ¿Te escucho, te ofrezco mi ayuda y tomas a mi amigo como un rehén? Debería haberte atravesado el corazón con una estaca cuando tuve la oportunidad... - de haberse mordido la lengua en aquel preciso instante se podría haber envenenado - Juro que solucionaré tu jodido problema, pero te mereces muchísimo más que ésto. -
Escupió de mala manera el suelo frente ambos, con desprecio. - Eres igual que los perros de los que te quieres vengar, Raven Parr. Me das asco. -
Raven, Roxane, o como fuera que se llamase aquella zorra, se quedó inmóvil tan solo encogiéndose ligeramente cuando Darryl empotró la butaca contra la estantería. No hizo nada o dijo nada para defenderse, como si fuese impermeable a sus cuchilladas. Pero Darryl sabía que, en el fondo, muy en el fondo, aquello le había dolido.
-Ágatha. Abre la puerta.
Se escuchó un leve tintineo y la puerta se abrió dejándole salir.
Incapaz de decir nada más se giró para salir corriendo a todo lo que daban sus piernas. Poco le importaba ya Drew, el resto de clientes o cualquiera que le viese pirarse disparado del local.
- ¡Chris! - gritó en cuanto cruzó la puerta, rezando por que el garou estuviese todavía bien y pudiese escucharle. De no estar por allí no le quedaría otra que ir corriendo a la moto y comenzar a dar vueltas hasta encontrarlo.
-¡Uh-hu! ¿No llegas un poco tarde a la fiesta, sanguijuelilla? -rió aquel endiablado vampiro cuya camiseta estaba salpicada de sangre-. Pensaba que los chuchos mordían más, pero este ha sido fácil.
A su lado iba el tipo de traje y una niña rubia que no tendría más de trece años.
Así que era cierto. Aquel desgraciado estaba de parte de Raven... así como el tipo del traje. La presencia de la cría le habría impactado más, pero todo su cuerpo era un hervidero de furia homicida y prácticamente ni la miró.
- Dónde está. Decidme dónde está ahora mismo... - gruñó encorvando el tronco, preparado para salir corriendo o para golpear. El tono en su voz era peligroso por mucho que supiera que no tenía la más mínima oportunidad ni contra uno sólo de ellos en esa situación... pero Darryl Emerson no se doblegaba ante nadie - Fuera de mi camino. Podréis matarme, pero juro por toda la Creación que me llevaré a uno de vosotros por delante. -
-Espera... Creo que lo he perdido entre los pliegues de la camisa...
La niña le dio un pisotón que no debió dolerle mucho, pero hizo que brincase a la pata coja mascullando improperios. Después se volvió hacia Darryl, y parecía verdaderamente apenada.
-Sabes que no podemos decírtelo, chico. No hagas salir a Roxane. Será peor...
-Son órdenes, señor Emerson. Todos sabemos cómo funciona esto.
Darryl hizo tanta fuerza con la mandíbula que sentía la presión en ambas partes de la mandíbula, y no tenía muy claro en aquel momento qué parte de su ira estaba dirigida a Raven, a aquellos vampiros, al Club y a la manada.
- De acuerdo. - miró un segundo en dirección a donde había dejado la moto y antes de encarar hacia allí, señaló al vampiro pelirrojo y alzó el brazo para señalarle. Iba a espetarle algo, pero cambió de opinión y bajó el brazo, echando a andar en dirección a la moto como una furia. Todos iban a pagar su parte de culpa y el haber soltado toda esa mierda sobre sus hombros.