Partida Rol por web

Laura se apoyó en su hombro descansando la cabeza por un momento.

-Supongo que cuando Walter esté bien y toda esta borrasca se haya ido -respondió en un susurro. Se quedó un momento en silencio y abrazó su brazo-. Gracias.

- Vale... - apoyó su cabeza en la suya en un gesto de cariño, alegre en el fondo de que la tormenta hubiese pasado al menos durante un rato - No tienes nada que agradecer, es lo mínimo que puedo hacer por ti. -

Entonces pensó en algo más y se tomó unos segundos antes de volver a hablar. - Tú sabes por qué me fui, ¿verdad? -

Laura permaneció en silencio un momento, sin moverse.

-No mucho. No estaba aquí cuando pasó.

- Conocí a una mujer en una concentración en Tucson, hace ya seis años. Era una tía muy llamativa: guapa, fuerte y con dos ovarios bien puestos. Alguien como tú. Estuvimos unos cuantos meses juntos y... por poco no salgo vivo, pero ella consiguió sacarme a flote y pasé junto a ella los cinco mejores años de mi vida. Sin embargo las cosas salieron muy, muy mal... y me quedé totalmente solo en la oscuridad, sintiéndome traidor y traicionado, atrapado en un mundo que no era el mío y que tenía que ser mi nuevo hogar. - tuvo que cerrar los ojos y su respiración se aceleró un poco, poniéndose ligeramente nervioso al recordar todo aquello - Y ahora, cuando vuelvo para intentar solucionar todo este embrollo, descubro que la misma mujer de la que estaba enamorado está aquí, metida de lleno en todo ésto... y ni ella ni yo estábamos preparados para el reencuentro. -

Laura le frotó el brazo y dejó un beso en su hombro. Después de aquel derrame de lágrimas, la atmósfera se había templado dejándoles algo KO y abriendo una brecha de confianza y honestidad entre ambos. Darryl había dado con un secreto muy bien guardado, y ella apreció su sinceridad escuchando con atención.

-Algo había oído sobre ella, pero no tenía ni idea. ¿Es la mujer con la que estáis tratando? ¿Ogden? -preguntó con curiosidad en un tono de voz mucho más dulce y agradable. Uno que, de hecho, no le había escuchado hasta la fecha. ¿Habría sido así con Dimitri?

- Sí... pero no se llamaba así por aquel entonces. No tenía ni idea de que era ella hasta que me la encontré... y bueno, ella tampoco sabía que yo estaba aquí. - murmuró muy agradecido por aquel gesto de cariño por parte de la abogada - Al principio las cosas no fueron del todo bien, pero creo que todo lo ocurrido sirvió para solucionar esto con más rapidez... y creo que estamos volviendo a entendernos. Y ahora... ahora no sé qué voy a hacer. Somos personas muy diferentes y vivimos en mundos totalmente distintos, pero no sé si quiero quedarme aquí cuando todo esto acabe o irme con ella y volver a intentarlo de nuevo. Creo que todo dependerá de cómo acabe todo ésto. -

-Sólo no mires atrás. -Fue el único consejo que se le ocurrió después de todo lo que estaba pasando-. Hagas lo que hagas, haz lo que te haga feliz. El pasado está en el pasado y no te va a traer nada de vuelta. Céntrate en lo que tienes delante únicamente.

Se incorporó ligeramente, apoyando los codos sobre las rodillas.

-Mira, aquellos que te quieren te querrán siempre, no importa a dónde vayas o con quién andes. Eso me lo dijo mi madre cuando decidí volver, y me lo dijo mi padre cuando le dije que me iría. Al final el que quedas eres tú con tu vida y los demás, bueno, ellos tienen la suya y ellos sabrán lo que hacen. Es egoísta pero, podría quedarme aquí y darle... darle un hijo a un tío que me hizo daño, o puedo coger las maletas y ver qué hay más allá. Sé que el Club y el parche lo lleváis muy adentro, pero encerrado en una jaula no vas a ver qué hay más allá de los barrotes, Darryl. Mi padre ha dedicado su vida al Club, igual que Mark o Eliot. ¿Qué tienen ellos? ¿Qué tienen Dimitri o Maxwell a estas alturas? Dinero y problemas. Y nadie que les recoja las penas salvo un montón de botellas vacías.

No sé. Igual ella tampoco te hace feliz. Igual tampoco te conviene, pero igual hay alguien ahí fuera que sí.

Lo peor es que delante suya tenía el pasado... y el pasado. Cada uno radicalmente diferente al otro, aunque Raven había conseguido devolverle la confianza en que todo lo que había vivido con ella podría llegar a salir bien. - Tienes razón... y lo tuyo no es egoísta. Sencillamente es tu decisión, Laura, y nadie puede tomarla por ti. Y respecto a mi... supongo que si no pruebo no podré saber si las cosas ahora pueden salir bien. Lo que sí sé es que ya no siento los colores como antes. - esbozó una sonrisa algo cansada, pero satisfecha en dirección a Laura - Muchas gracias, de verdad. ¿Me avisarás antes de irte? Me gustaría despedirme de ti. -

-Claro, no te preocupes. Igual... Bueno, si Walter no mejora con mucha rapidez, igual te pido un favor y que me lleves a Tucson o a algún otro sitio para... Ya sabes -comentó mientras jugueteaba con las manos. Tomó aire y le palmeó la rodilla-. No me des las gracias, te las debo yo a ti.

Se levantó del sofá, enérgica de nuevo. En su mirada desprendía aquella resolución que tanto le caracterizaba. En verdad era una de las mujeres más fuertes que conocía, pero todos tenían sus momentos de debilidad.

-¿Quieres quedarte a comer? Ahora somos un par de renegados.

- Estaré a una llamada de distancia para lo que sea. - le dijo con una sonrisa. Ya era la hora de comer y aunque había rechazado quedarse con Doggy, no tenía mucho más que hacer hasta la noche (aunque seguramente luego descansaría un rato antes de que Travers volviera) y a la hija del viejo le vendría muy bien algo de compañía - Claro, ¿te ayudo a preparar algo? -

-Si quieres. Había dejado preparado para hacer burritos. Espero que te parezca bien.

Se dirigieron a la cocina para preparar texmex, charlar de algo que no tuviese que ver con todo lo que estaban pasando, y pretender que el mundo seguía girando normalmente sin que les afectase demasiado.