Ignorando la actitud de Lyona, miro al chico.
- Tú... ¿La has visto pelear alguna vez?
- No. Pero...
En ese momento, en el bar, entran cuatro tipos que os llaman la atención. Por su forma de entrar, han querido llamar la atención y es justo lo que han conseguido. Por su pinta, podríais asegurar que son de la Mafia de Manizalera.
Sin levantar la mirada de la barra, tensa, oigo que la puerta del bar se abre. No me hace falta mirar para saber quien viene.
- Quizás te equivocas, amigo. - Le comento a Frank.
Frank mira de reojo a los cuatro tipos con pinta de mafiosos y se mantiene alerta. ¿No eran dos días?¿Y cómo sabían dónde encontrarnos? Pero Frank, tío...si os pasáis el día aquí metidos.
-Seguro que sí-contestó Frank-Y dado que decididamente, no eres una borracha, debo deducir que buscas a alguien. Conozco bastante bien a la gente que anda por aquí. Bueno, si te puedo ayudar, tú sólo dímelo. Bueno, te dejo. Ya nos veremos por aquí.
Dicho esto, Frank se volvió al reservado.
-Están aquí los hombres de Mazinaleda.
Los hombres de Mazinaleda, después de observar el bar durante un momento, los cuatro juntos, deciden entrar y dirigirse a la barra. Justo en el momento en el que Frank, la abandona en dirección a su mesa, para sentarse junto al crío, Lyona y Threshum.
Cuando Frank les da la noticia, todos se giran para observar a aquellos hombres. En silencio.
Destrás de ellos, entra Ade junto con un militar de Imperial, ataviado con una armadura completa de combate. Cosa que no pasa desapercibida ante el populacho que ronda el bar. Todos giran la cabeza en su dirección.
Al llegar a la barra nos dirigimos a la mujer que está sentada, disfrazada como una friki. La rodeamos entre los cuatro. A pesar de ello, nos sigue dando la espalda, aún sabiendo que estamos detrás suya.
- Dicen que una tía vestida de criada... está metiendo las narices en la mafia Capitolina. Así que hemos venido a buscarte.
El que habla es el que parece ser el jefe de aquel grupo. Se quita la gafas de sol, y continúa hablando.
- Menuda pinta llevas, parece que te hayan sacado de una película capitolina antigua. Si andas vestida así, todos se acordarán de tí. ¿Quien eres? ¿Y que quieres?
Sin girarme, con mi mano derecha, sujeto mi maleta. Con un sutil golpe de mi dedo índice, quito el seguro. Con mi otra mano, cojo mi paraguas. Cuando terminan de hablar aquellos hombres, me levanto despacio y me giro hacia ellos, sujetando con cada una de mis manos, la maleta y el paraguas.
- Ya pensaba que me encontraríais. Sois del Cartel de Manizalera, ¿Verdad? Soy la criada de la Familia Lábrez. Tengo algunas preguntas. Y me temo que voy a ser muy desagradable con vosotros. Las cosas no acaban de ir bien, así que tendré que ser muy dura. Os ruego que me perdonéis.
Entre dientes le protesta a la hermana: - Ade, dijiste que no se notaría.
Lo dejó star. No cabía lugar a protestarle. Ya estaba allí, y fuera como fuere, tendría que seguir avanzando. Mientras andaba hacia Frank escuchó los comentarios de la criada y los mafiosos. Esperaba no tener que intervenir, y sabía que no eran precisamente trigo limpio aquel tipo de gente, pero no era lo que le incumbía ahora. Cumpliría sus órdenes y listo. - Me envía la hermana Yolanda, y quiero formar parte de esto. Miraba directamente a Frank, pero tenía cierto resquemor. Se empezaba a oler que en nada volarían balas por allí, y su armadura era una buena protección ... pero no era gusto de su devoción el que la mayoría lo tomase como diana, y con lo que vestía ... o le evitarían, o le tirarían a lo salvaje. Se imaginaba que habría sensaciones e intenciones dispares, así que alguna bala iría hacia él.
-Será mejor que nos vayamos discretamente por la puerta trasera del local aprovechando que están distraidos-dijo Frank-Aquí se va a liar una de las gordas.
Justo estaba diciendo eso cuando se presentó el tipo con uniforme imperial.
-¿Qué...?¿La hermana Yolanda?...-contestó Frank con desconcierto-Está bien. Mira...nosotros nos vamos. Si nos ayudas, recibirás tu parte. No tengo tiempo para negociarlo ahora ¿Estamos?
Dicho esto, Frank comenzó a pensar cómo llegar hasta la salida trasera o hasta una ventana al exterior, sin llamar la atención.
Cita:
Corregido. Sí, estaba pensando en imperial pero me lié y escribí capitolino.
- Le sigo. Contestó obedientemente.
Es uniforme Imperial.
Sonrío ante lo que aquella joven dice. Era absurdo. Eramos cuatro y ella una sóla.
- ... Ja, ja. - No aguanté la risa. Miré a mis compañeros. - ¿Lo habéis oído? ¿"Tendré que ser dura..."? - La imité. - ¡Eso si que tiene gracia!
Mis compañeros comienzan a reírse.
- ¿Qué vas a hacer con nosotros?
Levanto mi paraguas y les apunto con él.
- Disfrutad con el espectáculo.
Se escucha un arma disparar y mi paraguas se levanta con fuerza hacia el techo, mientras que uno de ellos cae al suelo de forma fulminante. Desplazándose unos metros hacia atrás, cayendo sobre una mesa que arrastra unos metros más.
Todo el bar me mira.
El disparo me sobresalta. Me levanto del asiento, justo cuando Frank da la orden de huir. Y miro hacia donde se ha producido el disparo.
- Es... ¿Ro...? - Lo que miran mis ojos es imposible. No me lo creo. No me había dado cuenta hasta ahora de la presencia de... - ¡Roberta!
- ¿Cómooooooooo?
Me levanto de la mesa de un salto. Frank tenía razón, aquello va a ser un colador. Teníamos que huir. Y ni siquiera me había dado tiempo a insultar a Ade. ¡Con el cabreo que tenía!
- ¿Cómooooooooo?
Grité casi a la vez que Lyona. Sorprendido de como se estaban desarrollando los acontecimientos.
Parecía que esa chica, de la que tenían que huir, era amiga de ellos. Pues habrá que ayudar. No, si ya sabía yo que venir a estos sitios era...peligroso.
Amartilló su arma y se dispuso a lo que hicieran los demás. No sabía si correrían, si apoyarían a la chica, o si qué harían. Estaba tan dispuesto a dispuesto a disparar a los mafiosos como a correr. Sólo necesitaba saber que haría el resto. De todas maneras apuntó a los susodichos.