Entrecierro los ojos, cabreada. Y miro hacia dentro de la sala para recriminar a la Hermana Yolanda la decisión, pero ya ha desaparecido.
- ¿Pero que mierda? ¿Por qué yo? ¡Joder!
Miro al tío que me está tocando ya mucho la moral.
- Pues acabemos con esto rápido.
- Tengo que ponerme en contacto con Frank. Y le confesó: - Que no tengo idea de quién es, y tengo que hacerlo ya.
Sabía que a la hermana esto le estaba llegando a las tetas, y mira que está buena y todo, pero el cabreo que está pillando le es algo morboso. - Seguro que en la cama es igual de fiera. Se buró para si mismo, sonriente, y con esta broma que él mismo se había contado, parecía disponer de un rostro amable, que sólo reclamaba ayuda.
- ¡Mierda! No tengo ganas de ver a la puta de Lyona, joder.
Recapacito un poco. No tenía ganas de llevarlo hasta Frank, ya que vería otra vez a Lyona. Pero no tenía otra opción. Si la Hermana Yolanda lo había dicho, tenía que hacerlo.
- En fin... se donde encontrarlo. ¡Vamos!
Y me dirigí a la puerta de la Iglesia. Al salir de allí, miré al tipo.
- ¿Tienes un vehículo?
Se golpeó las piernas con las palmas de las manos y añadió: - Si, estas son mi medio de transporte.
De todas maneras, conque me dejes en el sitio, puede irme bien, y así te ahorras ver a esa tal Lyona. Lo dijo como si fuera un problema, y pronunció el nombre con asco. Así por lo menos se solidarizaba con la monja que tan cabreada parecía estar. - Y la hermana dijo que indicásemos que iba de su parte. Su voz delataba inocencia. Como el que no sabe porqué pero que igual tenía importancia. - Igual hay que avisarle de que vamos ... a Frank, me refiero.
Miro al incauto soldado con asco.
- Está bien. Me da igual ver a Lyona, a esa puta se la tengo jurada, pero puede esperar. En cuanto a Frank... no hay que avisarle. Estará en el Spadonna, nos tomaremos unas cervezas con él y tendrás tiempo de contarle tu historia.
Miro el reloj.
- Vamos. Tenemos que andar un poco.
Y comienzo a andar en busca del bar Spadonna.
Se colocó las armas lo más cómodo que puedo y mientras andaban preguntó: - ¿Y no será raro entrar así armado a ese garito? ¿O vamos a hacer que salga para hablar con él?
Lo vuelvo a mirar de arriba a abajo.
- No te preocupes, novato, en el Spadonna lo raro es no ir armado.
Estaba realmente extrañado, pero quedó en silencio y siguió andando sin preguntar nada más: - Así será el sitio, como para llegar con armadura táctica, equipo de asalto y que lo único que desentone sea la boina. Además, sabía que si entraba en una nueva organización, sería un novato hasta que sus habilidades fueran reconocidas, y eso no era cosa de un día. Luego ya lo situarían donde correspondiese, si hacía falta.
Tras varias horas andando, parecía que Ade no era muy simpática y que le gustaba andar, ya que no le importó tardar tanto. Por lo que conocía Murray la ciudad, no habían andado en círculos, simplemente el bar estaba muy lejos. El barrio donde se encontraba era uno de los más peligroso de Luna. Un lugar donde se reúnen los más peligrosos asesinos. La entrada estaba perfectamente iluminada, y dentro, había gente por todas partes, un local grande y con un olor reconocible. Como bien había dicho Ade, a simple vista, parecían que todos iban armados. Nadie prestó atención a la entrada de los dos.
Miro el bar y saludo con la vista a varios de los clientes. Cuando mi vista se para en una mesa, allí está la puta de Lyona. Sigo mirando y veo a Threshun y un joven pijo. ¿Que estará haciendo ese ahí con ellos? Pero me sorprendo de no encontrar a Frank allí. Sigo mirando y lo encuentro en la barra, junto a una mujer vestida de criada. Me encojo de hombros. No era asunto mío en lo que estuvieran metidos.
- Ahí lo tienes. Vamos.
Le señalo la barra y me dirijo a ella. Un trago me vendrá bien. Que demonios.
- Joer con la monja. Casta y comedida ... ella. Y sonrió, aunque no, como podía parecer, por haber encontrado su objetivo, sino por que le empezaba a caer simpática la salvaje de la señora que le había servido de guía.
Se acercó a él, por un lado. No quería parecer que intentaba asesinarlo, y rápidamente interpeló al tipo con su asunto. No quería ser tomado por asaltante ni nada por el estilo. - Me envía la hermana Yolanda. Quiero formar parte.