-Sabes que esto era completamente innecesario ¿verdad?-dijo Frank desenfundando su pistola.
Pero entonces Lyona se plantó en medio, entre Ginji y él. Frank se encogió de hombros. A Lyona siempre le habían gustado los combates épicos. Él era más pragmático. Y lo cierto es que mientras Lyona se encargaba de Ginji, Yukio quedaba sin protección.
-Que conste que por dos veces te he dado a elegir. Al final resulta que Glec tenía razón sobre ti.
Y sin más contemplaciones se acercó a ella y abrió fuego.
Lyona y Ginji se pararon en seco, y a una imperceptible señal, se lanzaron al combate los dos. Las espadas chocaron varias veces, mientras no paraban de correr de un lado para otro. En un momento, paré un golpe de Ginji que venía de arriba hacia abajo. Lo miré a los ojos.
- ¡Cabrón!
Aquello se estaba poniendo caliente y estaba disfrutando. El yakuza no podía con mi habilidad en la espada. Y eso me hacía sentir muy feliz.
Retiro mi espada y jadeo por el esfuerzo.
- Ojalá, - digo aprovechando que estamos tomando un descanso, - no hubiese traído a la señorita. Depsués de todo, nosotros somos así. Da igual hasta donde lleguemos, no somos decentes. A esta clase de sitios sólo puede ir gente como nosotros, ¿no opinas lo mismo, chavala?
Recupero el aliento y me lanzo nuevamente al combate.
Permanezco quieta mientras Frank avanza hacia mi.
- Tenemos que luchar para vivir.
-Ya me he dado cuenta-dijo Frank mientras descerrajaba dos disparos sobre Yukio-De haberlo sabido antes, todo habría sido más sencillo. Pero así son las cosas.
Motivo: Disparo
Tirada: 5d6
Resultado: 22
Motivo: Disparo
Tirada: 5d6
Resultado: 20
Hago dos disparos.
Yukio cae al suelo con sendos disparos sobre el pecho y un reguero de sangre que indica que su cuerpo, al caer, ya no contiene vida. Cuando Frank se gira para ver como va Lyona y Ginji, ve a Lyona en el suelo, con la espada de Ginji clavada, desde su posición juraría que la tiene clavada en el pecho. Lyona mantiene su pistola con la mano izquierda apuntando la cabeza del yakuza, que casi toca con sus labios el cañón. Ambos tienen sangre en distintas partes del cuerpo.
Escucho los disparos de Frank y me doy cuenta de que... - He fallado.
Mi espada se había clavado en el brazo derecho de Lyona, que lo mantenía junto a su cuerpo. Había conseguido en el último momento, parar mi espada y desviarla para no recibir una herida de muerte. Miré el cañón que tenía cerca de mi boca y no me dio tiempo a decir nada más. El disparo me atravesó la cabeza y caí al suelo muerto.
A Frank le dio un vuelco cuando vio a Lyona tirada en el suelo, con la espada del yakuza atravesándola.
-Hijo de puta...-.
Poco tiempo tuvo el mierda ese para congratularse de su éxito, pues Lyona tuvo tiempo de dispararle un tiro que lo fulminó en el momento. Todo había transcurrido tan rápido...
Apartó a Ginji a un lado e intentó socorrer a Lyona. Aunque en un inicio le había parecido que tenía la espada clavada en el torso, en realidad le había alcanzado en un brazo. Una herida fea, pero sobreviría. Le aplicó un torniquete de la mejor forma que pudo. y la ayudó a levantarse.
-Venga, vamos. Debemos salir de aquí cuanto antes.
Pensó que lo mejor que podrían hacer era coger el metro y salir de aquel barrio. Regresar a Luna City. Cuanto antes.
- Uh, - gimo de dolor, - bien, estoy bien.
Me dejo incorporar por Frank y me apoyo en su hombro para no caer.
- Frank, me has salvado, cuando te he visto disparar a Yukio, joder, ha sido una auténtica pasada. Si no le llegas a disparar, me habría rajado.
De repente, un fuerte dolor me sacude el cuerpo, pierde las fuerzas y vuelvo a caer al suelo.
-Debimos cargárnolos antes-dijo Frank-Nos habríamos ahorrado muchos problemas.
Frank siguió cargando con ella al hombro alejándose del lugar. Necesitaba llegar a un lugar seguro. En territorio Yakuza no encontrarían a mucha gente dispuestos a ayudarles.
No sé si tengo a alguien a quien recurrir. Supongo que para la Hermana Yolanda no sería factible venir a recogernos.
Quizá algún otro contacto que nos pudiese sacar de aquí y llevarnos a lugar seguro. Pero ¿quién?
Sin ayuda no podría mover a Lyona muy lejos. Y además lo mismo no aguantaría el viaje. El torniquete no era bueno y podría desangrarse o morir por efecto del Shock. Ante esto, la única posibilidad era llamar a la Hermana Yolanda y que pudiese recogerles.
Pulsó las pantalla táctil de su teléfono a toda velocidad con nerviosismo. Cuando le descolgaron se apresuró a decir.
-Soy Frank. Necesito ayuda urgente. Es Lyona. Tiene una herida grave en un brazo y no soy capaz de parar la hemorragia. Os mando mi ubicación.
Frank mandó la ubicación y se quedó al lado de Lyona intentando detener la hemorragia.
- ¿Frank? - La voz era de Ade. - Parece que haga mil años que no te veo. - Escucho lo de Lyona y me río. - Esa hija de puta, maldita sea. No puedo ayudarte desde aquí, pero pide un Taxi, te costará caro, pero te traerá hasta aquí. Y en cuanto vuelvas, tengo un trabajo para ti. La Upo quiere un cargamento de armas. Para pasado mañana tienen que estar en el puerto de Tsanwei. En fin, no tardes. Te espera un chupito bien frío. - Y cuelgo.
-Ok. Ya hablamos-dijo Frank antes de colgar el teléfono-.
¿Los taxis de aquí llevarán heridos sangrantes? Mucho han cambiado las cosas.
Luego pidió un taxi por teléfono.
-Necesito un taxi para esta dirección. Es urgente. Prometo una buena propina si viene cuanto antes.
Luego se desplomó en el suelo junto a Lyona. Luego de la tensión, el bajón de adrenalina pasaba factura. Solo podía esperar y vigilar la herida de Lyona. Intentó apretar el torniquete y taponar la herida con un trapo de tela limpio. No sabía hacer más. Esperaba que sirviese de algo.
El taxi no tardó en llegar, y el conductor ni se quejó de la sangre de Lyona. Estaban acostumbrados a no meterse donde no les llamaban. Por el camino, Frank pudo escuchar la cadena de radio que tenía puesta el conductor.
- Continuando con el terrorismo del año pasado, el conflicto entre organizaciones violentas y la afluencia de organizaciones criminales corporativas han provocado un aumento de la inquietud social. Hoy, el partido gubernamental ha formado una comisión para tomar contramedidas para con el departamento de policía nacional, la situación...
El taxista, dada la situación, considera oportuno cambiar la cadena y poner algo de música.
Frank acomodó a Lyona lo mejor que pudo y continuó atendiéndola, intentando evitar que se desangrara.
-No sé a dónde vamos a ir a parar-dijo Frank disimulando-Uno va a divertirse un día de fiesta y acaba jugándose la vida. Le ruego que apure todo lo que pueda. Le pagaré un buen extra.