Partida Rol por web

Me restriego la nariz con mi puño mientras aspiro fuerte. Luego miro al techo del coche y cuando Frank me habla, levanto los brazos del volante y asiento con la cabeza sin decir nada.

Sonrío sin mirara a Chenhoa. 

- Calma, tía. Si esparcimos unos polvitos del tarro de magia... - levanto la toga y saco una bolsa llena de papeles. - Y mira, ya está. 

Deja caer la toga nuevamente y extiendo los documentos a Langley.

No puedo creer lo que mis ojos ven.

- ¡¿Los llevabas encima?!

El que parece el guardaespalda, coge la bolsa. Saca unas gafas de su bolsillo delantero de la chaqueta y se las ajusta. Abre la bolsa y comienza a mirar los papeles.

Frank suspira.

-Tía, te quiero pero estás como un cencerro-dijo mirando como la monja se quitaba el fajo de papeles de debajo del hábito-¿No habría sido más fácil que me pidieras los putos papeles? En fin...supongo que debemos alegrarnos. Estamos vivos y ya nos hemos deshecho de esa mierda.

Saco un chicle y comienzo a masticarlo. Miro a mi compañero.

- ¿Es correcto, Brend?

Hago una pompa tranquilamente con el chicle.

Termino de ver los papeles muy por encima.

- Si, es correcto. - Miro ha Ade. - La próxima vez, traedlo en mejor estado, el jefe se va a cabrear. 

Guardo los papeles en la bolsa y sonrío a Ade.

- Buen trabajo, eh. Si, Ade. Si el jefe Búfalo Hill y mis colegas de la oficina 27 de la Policía de Luna te vieran ahora, puede que se quedaran paralizados de miedo. 

Me giro y acompaño a Langley hacia el Helicóptero mientras sin mirar hacia atrás, sigo hablando.

- No se confunda. Nuestro trabajo es aniquilar a los enemigos de Luna. No nos pagan por arrestar a criminales. Cuando tenga otro trabajo para la Hermana Yolanda, quiero que responda que lo intentará, ¿de acuerdo?

No miro a Frank ni le contesto. Le hago una señal. Esto se estaba acabando y en cuanto aquellos dos polis se fueran, hablaría con él. Intentaba estar relajada, pero la situación no lo era para nada sencilla. Estaban ante la policía, y podían arrestarlos en cualquier momento. No podía pasarse un pelo y hablar de más en esta situación era un problema. Una vez entregado los papeles, lo único que quería es que se fueran y poder tomar un trago.

¿Próxima vez?¿Estaba haciendo esto Ade con regularidad?

Apostaba a que sí. Menudo marrón.

No había mucho más que hacer o decir, salvo esperar. Arqueó las cejas mirando para Legarth, probablemente la única persona que se enterase menos que él de lo que sucedía.

Observo como la policía se monta en el helicóptero, este arranca, convirtiendo todo en una tormenta de aire, para lentamente, desaparecer en el cielo. Sonrío aliviada. Mi tarea era mantener con vida a Frank y parece que lo hemos conseguido. 

- Por fin se acabó el trabajo. 

Miro a mi compañero.

- ¡Vamos! Tenemos que cobrar.

Entro al coche y miro a Frank.

- Mira que eres borde. Déjate de tantas preguntas. 

Era evidente que no podía responderlas con Chenhoa y Legarch delante. Así que miro a Frank con recriminación en mi mirada.

- Y ahora la cosa va en serio. Nunca jamás volveré a hacer algo así, gilipoyas. No te vuelvo a salvar el culo. Los gastos extra te los cobraré la próxima vez que trabajemos juntos. ¡Y la próxima vez que quieras que te ayude, se lo pides al Cardenal! ¡Joder!

Y resoplo cabreada.

-¿Pero se puede saber qué hecho yo ahora?-contestó Frank sorpendido por la reacción de Ade-Mira...ya hablaremos de esto en otro momento y si no quieres hablar, tendré que joderme.

Frank negó con la cabeza.

-Está bien. Ya me voy. Te llamo en unos días a ver si estás de mejor humor. Y si no, pues es una pena. Supongo que el placer ha sido todo mío. Au revoir

Frank se bajó del coche. Ni siquiera se despidió de Chenoa y Legarth. Tan solo siguió andando hasta buscar un taxi o una linea de bus, metro o lo que fuese.