Entrevistas 2
Los Rollitos de Primavera
- ¡Hola de nuevo, espectadores! ¡Soy yo, Pepe Livingstone otra vez! ¿Me echabais de menos? - dice Pepe frente a la cámara, sujetando su micrófono con una mano y secándose la frente con la otra. - ¡Uf, vaya caminata! He tenido que venir corriendo desde el Cajón de Barro, he dejado al viejo tendero haciendo la prueba porque si no, no me daba tiempo a llegar. ¡Esto no está pagado!
Pepe se sobresalta cuando alguien de los Rollitos de Primavera cae al agua. Casi se le cae el gorro.
- ¡La leche! Parece que los concursantes ya están haciendo la prueba, pero algunos han acabado en el agua. ¡Bueno, mejor eso que en el barro! ¡O eso creo! ¡Vamos a ver lo que nos cuentan!
Pepe corre haciéndole gestos a la cámara para que le siga, acercándose tanto a los concursantes que han pasado la prueba como a los que no.
- ¡Hola! ¿Qué tal los Rollitos? - pregunta. - ¿Están ricos o te han dejado un sabor un poco de salsa agridulce? - pregunta, y empieza a partirse el culo él solo de la risa.
A La Caputana se la han tenido que llevar atada y amordazada, pues está intentando comerse los rollitos
"Dadme rollitoffff ¡Dadmeee! ¡Me han dicho que fe comeeeen!"
Y dando saltitos se acerca a Pepe Livingstone. Supongo.
"Puefff me han eliminado. Fe acabo" dice luchando contra la mordaza, tan necesaria para que no se coma al entrevistador. Alguien diría que el apellido de la Caputana deberia de ser "Lecter"!!!
Konehito Saltalín llegó bastante animado al entrevistador. En la anterior entrevista no se atrevió a hablar por si era descubierto, pero ahora, después de pasar tan horrible prueba, se sentía preparado para todo.
- Hola, hola. A mi no gustal los lollitos de plimavela. Tenel mucha agua y poca cal... do, eso, poca caldo... muy aguados. Pol lo demás estal muy licos. Veo que la lubia se ha mojado mucho... mejol me voy pol allí, no quielo que me ablace y me moje... Manchalía mi bonito pelaje blanco...
Dicho esto, Konehito Saltalín se alejó en dirección contraria a la que recordaba de muy mala gana lanzando películas de Disney + como si no valiesen nada... y para él valían mucho.
El doctor Tekuro Otimato se acercó hasta donde estaba el entrevistador.
—¡Hola!..— Tekuro hizo un gesto de saludo a la cámara, a continuación se acercó al micrófono de Pepe Livingstone II —..los lollitos son geniales, a mi me gustan mucho y a mi mami también pelo ella, en vez de lollitos de plimavela, plefiele los de otoño ¿sabes pol qué? polque le caben en el c...bolsillo, ji, ji, ji. Sois muy picalones..— dijo mostrando una risita desvergonzada —..se los lleva en el bolsillo pala almolzal cuando va a tlabajal.—
—Aunque estoy un poco decepcionado, ya llevamos dos pluebas y no hay helidos glaves. Y yo, siendo doctol necesito pacientes pala plactical— añadió un tanto molesto.
Despistado, observando boquiabierto el tamaño de los rollitos Chun-Lo se topa de nuevo con Pepe Livingstone II, ¿dos encuentros en la misma mañana?, ¿Sería casualidad?, o tal vez el destino los había juntado junto a los mismos charcos de barro y agua, todo místico, se acerca ajustando sus moños y con una gran sonrisa aún llena un poco de barro -¿Tienes chulos en la calavana?- cuando sus mofletes se inflan y toman un color ketchup le suelta un puñetazo -¡Pelveltido!- y se aleja corriendo tapando su cara por la vergüenza, vergüenza que desaparece al ver un conejo saltando por ahí cerca -¿Hola del almuelzo?- pregunta tras el conejo
Konehito Saltalín mira al... ¿qué era eso? Bueno, daba igual, porque por su tamaño, su pregunta y la sensación de ser él mismo a quien aquel sujeto tenía por almuerzo se detuvo en seco, se puso en pie para que viese que no era tan pequeño.
- ¿Ves a esa lubia de ahí? Pues ella sabel donde estal el almuelzo y a que hola sel. - Con suerte ocurriría como en el supermercado de la esquina, que aquello se convertiría en un 2x1, se quitaría a dos del medio por el precio de uno. - Cole, cole. Que se te escapa. - Le motivé incluso haciendo gestos con mis manos cubiertas con aquel disfraz de conejo.
Lo estaba petando, si seguía así no descubrirían que era un gato y no acabaría en la olla... o en la panza de aquel sujeto.
Belnaldino no quería hablar con el reportero otra vez. Era un cotilla. Pero, como gran líder futuro que iba a ser, debía dejarse conocer por el resto de China.
—Hola de nuevo, lepoltelillo. ¿Has visto lo fácil que me ha lesultado? Pues así gobelnalé, sencillo, lápido y bien. ¡Ciudadanía—se encaró con la cámara—acoldáos de mí, pues voy a hacel histolia!
Entonces se percató en el conejo y puso mala cara.
—En mi tiela los conejos van a la olla. Mandalé captulal todo conejo gigante pala alimental gente. ¡Selé glande y lecoldado!
Después de bañarse un rato en la piscina, Ping Gao sale de la piscina de los rollitos, intentando secarse las gafas. Después de ver toda la discusión sobre si comer rollitos, churros o conejo, el chaval entiende totalmente la conversación y se suma muy animado.
- Pues a mí me gustan las lentejas de mi madre y las croquetas de mi abuela... Hablábamos de eso, ¿no? - pregunta confundido al ver que alguien dice algo de glandes.
Aquel extraño conejito blanco que daba ciertamente bastante grima, estaba siendo bastante incoherente... No le gustaban los rollitos por estar demasiado aguados, pero por otra parte quería que tuvieran caldo. A excepción de eso, consideraba que estaban en muy ricos.
- Sospechoso... - Se dijo a si mismo mientras se acariciaba si imberbe barba. - Muy sospechoso.
Y entonces apareció en escena en supuesto adolescente odiado por sus padres, su familia y el resto de amarillos en general. Su acento era cuando menos misterioso. Muy misterioso. ¿Están agentes infiltrados? Sin duda alguna.
- Se quiénes sois. - Les dijo al conejo y al empollón, mirándoles de forma inquisidora. - Os estalé controlando... - Se alejó de ellos sin dejar de mirarles fijamente y se camufló entre unos arbustos, aunque no muy bien...
Según Konehito Saltalín se va alejando disimuladamente de la gente, escucha a otro oriental hablar de comérselo a él directamente. Inicialmente, Konehito se agacha para ver que ocurre cuando le manda a la turba y luego sale corriendo al ver que van a por él.
Sabe que lo que le ha mandado ese loco, le matará en el acto. Así pues, al verse casi atrapado, Konehito Saltalín hace el amago de pararse, mientras que calcula el salto que va a dar. En el salto, un claro salto mortal con tirabuzón, golpea en la cabeza con su pata trasera a su contrincante, el cual queda plantado en el suelo y Konehito Saltalín, se marcha, con un alegre trote, a la siguiente prueba.
- ¡ME VAS A COMEL LOS WEVOS DE PASCUA! - Se le escucha gritar mientras se aleja de allí.
Luego se cruzó con el tipo de la máscara rara y sus miradas se intercambiaron. - Otlo que me va a comel los wevos de Pascua. - Digo mientras veo como intenta ocultarse y retomar mi marcha.
—¡Pelea! ¡Pelea!— exclamó el doctor al ver cierta acción entre los demás concursantes, y no porque hayan puesto el último hit reguetonero, sino porque vio como "El Konehito Saltalín" hacía una pirueta propia del mejor luchador de artes marciales.
El atisvo de olor a sangre en ese conflicto y la posibilidad de algún herido animó a Tekuro, que se acercó hasta el lugar de la contienda.
—¿Hay algún helido? Soy médico semi-plofesional— dijo mientras se ajustaba unos guantes de látex
La CaputanaM-A-RvL levanta un dedito
"Auxiliooooo"
La luz del sol le cegaba tras su exilio forzoso. Pensando que entonces llevaría una vida de lujo y despreocupación, Huan Cho fue cruelmente obligado a participar en una prueba de repesca, que además, pese a sus intentos de fracaso, ganó. De nuevo regresaba, abatido, con sus dados traidores en un bolsillo.
- Yo vengo a quejalme dulamente. Estaba yo tan pancho con mis palomitas intentando vel flacasal a esta gente, si se les puede llamal así, y van y ¡PUMBA!, me vuelven a incluil. Me parese un tlato deniglante y cluel. Exijo volvel a mi descanso plometido y no disflutado. Espelo que el destino me siga ayudando a cumplil mi sueño.
prr, pr, prr, pr. -Los botines de Lewis, hacían un extraño ruido a cada paso, puede que estuvieran libres de barro, pero estar mojados era un nuevo nivel de incomodidad, de la que nadie le había hablado.
-Maldita sean las aceras extranjeras... -Concentrado en su ropa de color rezando por que no encogiera. Se topo de nuevo con el señor del safari, que al parecer cambio su rifle por un micro o algo.
-¿Rollitos? -Carraspeo -¿Lollitos? ¿Que dan comida? Pus ya me puede decil donde polque después de caelme en un enolme zocabon pol culpa de su mala estluct.. estul.. -esa palabra era difícil en oriental. -Las calles, me e mojado entelo, alguien debelía decil... decilles... Alguien debelia aleglal ese suelo y limpial que lesbala que da gusto. -Tanto hablar en cantones o algo, le dejaba la lengua como un catete y eso que estaba empapado. -Dita dicotomia.
-¿Y sabe donde estan esos lollitos? ¿Pol allí? -Señalo una dirección cualquiera mientras se alejaba.
prr, pr, prr, pr.
El chavalín se ve pillado por sorpresa cuando se acerca a él el hombre extraño de las... ¿gafas? ¿Botella recortada? Le devuelve la mirada fijamente mientras éste se aleja, con una cara tan seria, hasta que hace una pregunta verdaderamente importante.
- ¿Pero usted quién es? - dice con todo el cariño de su corazón, todo el que se puede tener hacia un extraño tan extraño.
Tampoco sabe si le va a responder o se va a quedar en los arbustos, así que Ping Gao se queda más o menos a una distancia prudencial de él, y del conejo que parece mucho más agresivo que un conejo normal.
Yotoko salió parcialmente de los arbustos.
- No soy nadie, no me conoces. - Le dijo al adolescente gafotas. - Nunca me has visto. - Y acto seguido volvió a camuflarfe entre la maleza.
- ¡Auch! - Se quejó. - ¡Maldita lama! ¡Sel muy maldita! ¡Clavalse entle las costillas!