Partida Rol por web

Prueba 2
Los Rollitos de Primavera

*** En lo más profundo del Castillo de Takeshi... ***

¡Júnior, eres tonto del culo! ¿Cómo has dejado que pasen todos esos?

Takeshi le da una buena colleja a Júnior...

¡Ay! ¡Pero Takeshi, la Pequeña Muralla China la pasa todo el mundo!
¡No es culpa mía!

¡No va a ser mía, no te digo! Y a ver, ¿qué es eso de la repesca?

Pues que el que no ha pasado la prueba tiene una oportunidad para volver a concursar... ¡Ay!

¿Y se puede saber por qué dejamos que vuelvan a las pruebas?

Pues no lo sé, es una cosa del concurso. Pero tranquilo, que si falla otra vez se queda fuera.

Venga, vale. Total, quedan como tres semanas de partida.
Si los matamos a todos al principio no tendría gracia.

¿Partida?

¡Que te centres, Júnior!
A ver, ¿qué prueba les has puesto ahora?

Ah, pues una de las mejores.
Es tan buena que hasta nos la copiaron en el Grand Prix.
¡Los Rollitos de Primavera!

Joé, qué hambre me ha dado.

Pues ahora que lo dices, yo también.

Es que ver gente dándose golpes da hambre.

¿Pedimos comida china?

Querrás decir "comida" a secas.

¿Eh? Sí, eso.
¡Mira, mira, que empieza la prueba!

***

- ¡Piltrafillas! - el General Tani, apoyado en su vara, se dirige a los soldados que todavía le quedan con vida. - Un sabio anciano me dijo una vez: El pedo que suena no huele, pero el pedo que huele no suena. Que no tiene nada que ver con la prueba, pero siempre me ha dado que pensar. ¡La prueba son los Rollitos de Primavera! - dice, señalando con su vara y asustando a un señor chino que pasaba por encima de los rollitos. El señor se va para el agua.

- ¡No sé quién era ese, pero ha ilustrado muy bien lo que pasará si no lo hacéis bien! ¡Así que centraos y pasad con cuidado! ¡AL TURRÓN, PERO DE UNO EN UNO! - dice, tocando su silbato.

Si algo tenía Yotoko, era equilibrio. Sin pensárselo mucho fue el primero en avanzar hacia los rollitos de primavera. Aquel hombre de mediana edad, con una visera último modelo, aunque algo manchada de barro, enfrentó con agilidad felina, aquella prueba.

Aquel hombre saltó sobre el primero de los rollitos y prácticamente ni se inmutó cuando dio el salto hacia el segundo. Un nuevo salto le permitió acabar sobre la tercera rueda y aunque tuvo que equilibrarse para no caer al agua, logró alcanzar el cuarto escollo y finalmente alcanzó el otro lado del río.

- Incleible... - Se dijo a si mismo. - Palece que esto está hecho pala mi...

Sólo esperaba que no tuviera que enfrentarse físicamente a nadie, pues su única opción si tenía que pelear, era el salir corriendo o tratar de escabullirse como la gallina cobarde que era.

Agua! Por todos los infiernos! Agua bajo sus pies! Eso le hizo temblar de miedo. ¿A qué gato le gusta el agua salvo a uno enfermo mental? Y tenía que pasar por aquellos condenados rollos de papel higiénico vacíos hasta llegar al otro lado... - Con lo bien que estaba yo en mi casa...

Llegó su turno y... saltó al primero, se movía y veía el agua empapando su peludo cuerpo, pero saltó al segundo deprisa, con tanta fuerza que calculó mal y comenzó a perder el equilibrio. Konehito Saltalín no iba a lograrlo... pero sí, sus patas le impulsaron de tal manera que llego mal parado al tercer "lollito". Tenía ganas de quitarse el sudor de la frente, pero estaba tan inestable que veía que tendría que quitarse el agua de todo el cuerpo.

Konehito Saltalín logró alcanzar el cuarto rollo y de ahí salir de lo peor de todo... el agua.

¡Es la hora de los Rollitos!

"¿Me dice que ahora se quieren enrollar conmigo? ¡Creia que estas cosas eran traición! ¡Que solo podiamos amar a El Ordenador! Aunque aqui no hay Ordenador, y...."

Supongamos que el General Tani le da una buena patada a la Caputanam-A-RVL-004, y esta sale p'alante.

Más por suerte que otra cosa, pasa el primer rollito.
Y sin miedo al éxito, al fracaso, ni a nada que se le parezca, la rubia pega un bote y... Bueno, que va directa al Hagua

Si, el HAGUA. Que es lo que la gente primitiva bebia antes de que se inventase la birra.

¡Splash!

Belnaldino avanzó hasta los rollitos y los miró desafiante. Sí, el desafío era él mismo, no los rollitos. En su mente, pensó las mil formas en las que los rollitos intentarían pasarle por encima, pero en todas Belnaldino ganaba y recuperaba el control sobre China.

Respiró hondo e hizo un saludo pseudomilitar algo vergonzoso, increíblemente épico todo.

Con una fuerte carrerilla saltó al primer rollito, el cual pasó con algo de duda. Tras comprobar la velocidad de giro y dureza, el segundo y el tercero los pasó con más soltura y confianza. Al llegar el cuarto... ¡casi se falla la prueba! Por suerte, una rival de los que había caído le sirvió de apoyo cuando iba directo al foso. Pisó bien fuerte su cabeza rubia y consiguió así saltar hasta el objetivo final.

Triunfante, se giró a la cámara ignorando totalmente a occidental repipi.

—La foltuna favolece a los audaces, o sea, a mí.

Y se fue tras el de la botella en la cabeza, pensando. "Mmm, palece útil. Me vendlá bien pala mi gobielno."

—¡Oh, no!— exclamó el doctor cuando vio la prueba de los rollitos. No era por el tema de los rollitos, porque a él le encantaban, su madre se los hacía para desayunar, y para merendar, todos con jamón de york.

—Sí, pelo además de los de plimavela me gustan muchos los de velano, ¿sabes pol qué?, pues me la agarras con la m...ji,ji,ji— rio picaronamente —..no me gusta la plueba porque si fallas te caes al agua, y a mí el agua no me sienta bien me salen salpullidos pol todo el cuelpo y luego mi mamá tiene que untalme clemita pol todas paltes,...sí, pol toooodas paltes..— 

Tekuro se resignó y tomó nota de los demás concursantes que habían superado la prueba.

—Cleo que hay que pegal saltitos en hipélbole— se dijo a si mismo. 

Tomó carrerilla y saltó el primero, saltó el segundo, saltó el tercero y ¡saltó el cuarto rollito! completando así la prueba y estando preparado para la siguiente fase.

Chun-Lo aparece corriendo tras el dictador sin dientes y puso sus manos sobre sus rechonchos mofletes alzando una pierna hacia atras y finalmente su brazo izquierdo con el símbolo de la victoria - Hacel lollitos de chulos también en lestaulante, lollitos mis amigos!!- tras sus palabras dio 4 zancadas saltando como una gracil mariposa salta de flor en flor hasta alcanzar el final de la prueba, donde tropieza y cae de bruces contra el suelo.

Al levantarse con la cara roja y sollada por el golpe vuelve a dar un salto y en el aire nuevamente alza el brazo con el símbolo de la victoria - Plemio sela mío, yahtaaaa!!!.

Envalentonado por el éxito general de los demás, Ping Gao llega a la prueba corriendo con ilusión. Ha conseguido quitarse buena parte del barro, aunque está claro que su chándal se va a quedar marrón una buena temporada. ¡Mi madre me va a matar! Al llegar al inicio de la prueba, el chico se queda mirando el agua pensativo, planteándose muy fuerte si darse un bañito antes de que se queden las manchas.

- ¡Luego me baño, mamá! - grita con el puño en alto hacia la cámara, dispuesto a enfrentarse a los rollitos.

Pero como bien dicen las madres, "Luego no, AHORA". Así que debatiéndose entre pasar la prueba o hacer caso a los gritos de su madre más allá de las cámaras, Ping Gao hace un bailecito en el primer rollito. Un pasito palante, un pasito patrás... Y al final se resbala y termina cayendo al agua de cabeza, aprovechando para limpiarse en el proceso.

Mirumoto se dirigió hacia los rollitos con concentración y en silencio. El bushido regía su vida y, si seguía sus preceptos, nada podría ocurrirle. Desenvainó su katana, una katana de verdad y corrió hacia los obstáculos con ella en alto.

-¡¡¡Banzaaaaaai!!!

Superó los dos primeros obstáculos con algo de dificultad. El tercero, sin embargo, lo pasó sin problemas. Pero ¡ay! confiado en sus habilidades, no recordaba que la semana pasada había cumplido 112 años y ya no era un chaval. El último rollito empezó a girar bajo sus pies demasiado rápido y se fue de cabeza al agua.

El perdido en la vida y mas cosas, Straut al fin encontró un sitio donde limpiar sus zapatos y que volvieran a hacer ese herposo sonido chirriante, pero por alguna razón cuando dio el primer paso hacia el lago, el suelo se movió peligrosamente.

-UYUYUYUYUYUUYYUUYUYyy.... ¿Pero quien ha hecho este suelo? Un suizo seguro que no. -Con peligro de caída mortal al agua que tanto buscaba, se agarro al suelo más desequilibrado del mundo y tanto se aferro con brazos y piernas que empezó a dar vueltas sin control. -¡¡Que alguien llame al pelito!! -Exigía mientras el suelo se convertía en cielo y viceversa unas cuantas veces, hasta que el mareito le hizo soltarse y caer al frio acero de agua.

-¡¡Buahhhh!! ¡Esta helada! -Salio como pudo medio tiritando. -Estos chinos deberían hacer algo con semejantes socavones. -Estaba un tanto disgustado secando su maravilloso gorro sin darse cuenta que su objetivo, de hacia menos de diez minutos, ya lo había logrado; limpiar sus pinreles.