Partida Rol por web

Prueba 4
La Seta Asesina

*** En lo más profundo del Castillo de Takeshi... ***

¡Takeshi, que decías que con los bolos iban a caer un montón,
pero sólo ha caído uno!
¿Qué ha pasado?

¡Cállate, Júnior!

Takeshi le da una buena colleja a Júnior.

¡Ay! ¿Pero por qué?

Pues porque soy tu jefe, y al jefe no se le piden explicaciones.

Mira, ahí tienes razón.

Además, que lo de que pasaran tantos estaba todo planeado.

Ah, ¿sí?
No lo parecía.

¿Cómo?

¡No, que sí, que estaba claro!
¡Qué listo eres, Takeshi!

Muy bien, Júnior.
Sigue así y algún día todo esto será tuyo.

¿En serio?
¿Me dejarás tu castillo en herencia?

No, te dejaré presentar cuando me vaya de vacaciones.
Que ya tengo los billetes de avión para irme a la playita.

¿Tenemos vacaciones?

Tengo, tengo.
Pero hablemos de las cosas importantes, por tu culpa han pasado todos menos uno.

Ah, sí, lo siento...
¿Eh?

Pero no pasa nada, para remediar tu cagada
he preparado una de las pruebas más letales de todas.

¿Y cuál es?

Leches, Júnior, lee el título de la escena.

¡Ah! ¡La Seta Asesina!

¡Eso!
¡Ya verás qué risa de ver cómo se agarran a la seta!

¡Y luego se pegan un costalazo!

¡Eso es, muy bien, Júnior!
¡Si en el fondo estás aprendiendo cosas útiles!
¿Ves como la beca funciona!

Bueno, sí, pero estaría bien cobrar algún día...

¡Mira, mira, que empieza la prueba!

***

- ¡Piltrafillas, estoy muy triste! - dice el General Tani con una expresión compungida, y apoyado en su vara. - ¡Cuando he vuelto a la tumbona, un señor llamado Pepe me había quitado el sitio! ¡Le he azotado con la vara, pero estaría acostumbrado a los golpes, porque no se ha movido ni un milímetro! - explica Tani, secándose una lagrimita con su guante blanco. - ¿Y sabéis lo que me anima cuando estoy triste? ¡Pues un buen abrazo de mis seres queridos! Pero como vosotros no tenéis de eso, por lo menos podéis abrazaros a... ¡La Seta Asesina!

- ¡Tranquilos! - dice Tani. - Sé que el nombre asusta, pero en realidad la seta es muy maja. Sólo hay que abrazarla muy fuerte y no soltarse! La Seta intentará escapar, ¡PERO NO LA SOLTÉIS! Al menos no hasta que estéis encima de la plataforma roja, entonces sí que podéis soltaros y procurar no resbalaros. ¡Sólo así pasaréis la prueba! - dice, y toca su silbato. - ¡Venga, piltrafillas! ¡Al turrón!

"Que ilusión ¡Ya estoy aqui! ¡He vuelto pa quedalme y de una vez pol todas demostlalos que yo lo valgo mucho!"

Con gran convicción me intento agarrar a la seta.
Y lo único a lo que me agarro es AL GENERAL TANI, antes de que este, algo asqueado por la comebarros, la tire al agua de una patada.

"Glu glu glu....."

Tras haber pasado la prueba de los bolos, donde Huan Cho tuvo una grandísima suerte en el lugar donde el destino quiso ponerle, ahora sintió que esa suerte volvía a abandonarlo. Otra vez le tocaba trepar... pero bueno, para cabezota, él.

Se arremangó tras ver el piñazo de la rubia de los DVD's, y le gritó:

-¡Apalta, que ahí voy yo! -esperando no caerle encima.

Se encomendó de nuevo a los ancestros, y se abrazó a la seta mortal.

-¡Oveja que bala, ronca de nocheeeeee....! -gritó, mientras empezaba a moverse.

Empezó a escurrirse por el tallo del hongo. Hizo bien en pedir sitio en la colchoneta.

Yotoko se agarró a la seta haciendo gala de su cuerpo fibrado de atleta. El bueno del conspirranoico se había prepardo toda su vida para escapar de los zombies cuando llegara el momento y aunque no había zombies, su entrenamiento diario le había valido hasta el momento para superar todas las pruebas casi sin pestañear.

Así pues, se lanzó agarrado a la seta y atravesó el charco con gran facilidad, localizando la plataforma con la vista de un águila. Fue entonces, cuando confiado en superar la prueba de forma sencilla, se confió y eso fue su perdición. Había subestimdo a Takeshi y las indicaciones del general Tani. Aquella plataforma estaba muy resbaladiza.

- ¡Mileda! - Dijo cuando sus pies empezaron a resbalar en un extraño baile en el cual el pie derecho sustituía al izquierdo sobre la base de la plaaforma cada vez a mayor velocidad. - ¡Calacoles! - Exclamó justo antes de perder definitivamente el equilibrio y precipitarse a la charca.

Tekuro se abrazó a la seta fuertemente, para concentrarse mejor pensó en algo que ama con mucho cariño e imaginó que se lo iban a arrebatar.

—¡Ay Mizifú! Eles mi mascota plefelida, te echo mucho de menos, ablázame con tus pequeñas zalpas..— pegó su mejilla contra la seta —..lózame con tus bigotitos, que yo de lozalé con el mío. Agál-late a mí que te quielen lleval, y no lo pelmitilé—

Mientras el doctor seguía con su fantasía la seta comenzó a rodar por la tirolina, girando hacia un lado y hacia el otro y Tekuro permanecía adherido a ella como una sanguijuela. 

—¡Ay Mizifú! No te dejalé..— en ese momento el doctor vio la plataforma sobre la que tenía que saltar —..¡el conculso! ¡se me había olvidado!..— miró entonces a la seta con cara de lástima —..lo siento Mizifú, pelo tengo que soltalte—

Con un pequeño impulso se dejó caer. Unas pequeñas lágrimas saltaron de su rostro al aire. Mientras caía, comenzó a estirar y a encoger los brazos como si estuviese nadando. Adoptó una posición de aterrizaje y cayó sobre la plataforma.

Se levantó un tanto dolorido por el golpe, pero enseguida se dio cuenta de que había superado la prueba con éxito.

—¡Siiii! ¡Soy el númelo uno!—

Tras haber superado la repesca, Ping Gao llega alegremente frente a la seta. Si se ha enfrentado a un grano de café gigante, se puede enfrentar a cualquier cosa que le eche el mundo. O eso piensa. 

- ¡Mamá, te quiero así de grande! - le grita a la cámara, abriendo los brazos y dándole un buen abrazo a la seta.

Pero el amor a una madre no debería poder medirse en extensión de brazos. Y es cierto que a veces también flojea con el tiempo, así que es de esa forma cómo al empezar a dar vueltas Ping Gao termina resbalando y se cae de cabeza al charco. 

- Es que los champiñones no me gustan... - se queja el chaval, cuando le vuelven a mandar pa la repesca.

Belnaldino dejó que los demás pasaran delante. No le gustaba agarrarse a cosas grandes, largas y duras. Además, así podía aprovechar para ver si alguno de esos desgraciados podía servir a su causa.

Por fin, al ver al niñato friki fracasar, le tocó. Se concentró, abrazó la seta y se lanzó.

Era fácil, con lo que aprovechó para buscar la cámara y soltar alguna proclama.

—¡Mílame Xi!

Vuelta.

—¡Soy el uno!

Vuelta.

—¡Voy a conquis... ! ¡MIELDA!

Casi se pasa calculando el salto. Por suerte, se dejo caer a tiempo y cayó en la colchoneta, superando la prueba.

Lewis que venia pelin cansado de esquivar al molesto occidental del camino anterior, necesitaba un descanso, pero al parecer el camino le había llegado hasta un transporte publico un tanto particular.

-Están locos estos chinos. -Ver como aquella seta giraba sin control con chinos agarrados a ella... Había oído de autobuses y trenes llenos de gente en la india y del trabajo nada amable de los empujadores en Japón, ¿Pero una seta colgada de un cable a modo de teleférico?

-Supongo que a esto lo llaman la pobleza de China ¿No? -Comento a quien le indicaba como poner los pies para no perderlos. -Vale... espelo que al otlo lado esteee... -Pero no tuvo tiempo de terminar la frase , cuando la seta empezó a girar sin control, demostrando ampliamente como el sol naciente no tenia ni pajolera idea de la termodinámica al no encajar como se debe ese cable que obliga a girar sin control al pasajero de turno.
Y el pobre Lewis hubiera aguantado aquellos envites locos, es mas, ya divisaba aquella plataforma roja donde debía caer y simulo en su cabeza, mas de mil veces, como caer perfectamente en aquel lugar y ser puntuado con un 11 sobre 10... de no ser porque tuvo que soltar una mano para agarrar su magnifico sombrero lo que provoco que se proyectase al infinito y mas allá. O es este caso hasta al frio elemento acuoso.

Chun-Lo se relame al ver la seta que tiene frente a si, corre hasta ella y con un gracil salto se agarra a ella como si fuera la el último churro del mundo - Me hale un lisoto con chocolate pala desayunal- agarrado con toda su fuerza, giro y giro y giro tanto, que salió despedido a varios metros de la plataforma cayendo al agua.

Mirumoto estaba preparado. Su entrenamiento, perfeccionado durante años, le había convertido en el guerrero perfecto ¿Qué problema había por ir agarrado a una seta gigante giratoria?

Pues todos los del mundo, en cuanto se agarró a ella y empezó a girar, el vejete se escurrió debido al peso de la armadura y cayó al agua con un estruendoso chapoteo.