- Plamplinas.
Dijo ante la negativa de Hakkon, pero lo hizo de buen grado. No obstante, estuvo muy atento a quien daba un sorbo o no a su cerveza. Sería muy mala idea aceptarla y dejarla allí. Bueno, no sería tan mala idea si regresaban pronto de donde fuesen a ir.
Caminó hasta su silla de trabajo y se sentó con cierta violencia pero pasividad, se mostraba en apariencia hostil, pero ¿cómo podían saber si era la forma de su cuerpo, preparada para el combate y la vida en una mina, o era su actitud?
- ¿Porr el rrío? - Musitó incrédulo, bajó la mirada, como dos piedras preciosas ocultas tras un abultado rostro y una esbelta barba roja como el hierro. - No. ¡No soy tu hombrre!
Se precipitó a contestar.
- Habrrase visto.
Pedirrle a un enano que se adentrre en un río. ¡Ha! - Colocó una pierna sobre el banco de trabajo y frunció el ceño observandolos. Su actitud era mucho más hostil y desenfadada, ya no era necesario seguir siendo tan amable.
- Largo de aquí. ¡Vamos! - Dictó con furia, aunque no tanta como cuando le gritaba a Fesber.
No esperaría a réplica...era su hogar, y tenían que obedecer sus peticiones. Sin embargo, algo se procesó lentamente en su cabeza mientras esperaba a que se fueran de allí.
arrr....dirrán que lo hago porr cobardía...segurro...
Miró a Kayle fijando terriblemente su mirada en ella, vigilante...con un detallado escrutinio.
...la brruja va...
¿y si tuvierra algo que ver con las desaparriciones?
¡Ahá!
Alzó las piernas a punto de caerse hacia atrás con la silla y saltó sobre el suelo pesadamente, con las rodillas ligeramente flexionadas. Todos podían verle la coronilla mientras iba de un lado para otro.
- Deja que coja mi HA-CHA - le recriminó a Kayle muy indirectamente. - No podemos perrmitir que sigan desaparreciendo criaturras inocentes.
No tuvo que preguntar por ella, ni por su escudo de flamantes púas, con el yelmo en la cabeza parecería más una estatua de metal que un ente vivo. Golpeó el hacha contra el escudo ruidosamente.
- ¡FESBER! ¡No me esperres para la cena!
Gritó con una gran sonrisa, miró de soslayo a Hakkon y Ánder, manteniendo el ceño fruncido y le sonrió asintiendo.
- ¿Por dónde empezamos? - concluyó motivado.
La escena según se mirase podía resultar amenazante o cómica. Amenazante porque el enano miraba a Kayle con un escrutinio férreo. Cómica porque lo hacía desde unas cuantas cabezas más abajo.
Tras cinco segundos así, la maga se encogió inocentemente de hombros y miró a quienes la acompañaban.
—¿Es normal que últimamente tenga la sensación de que todo el mundo me odie?
Ulfe resopló.
Fasber apareció en la puerta de nuevo, como por ensalmo. Hace un momento no estaba y, sin embargo, ahora estaba allí. Tenía los brazos en jarras y la expresión tormentosa de una esposa celosa en el rostro.
—¿Cómo que "no te espere para la cena"? —preguntó en un tono que era como una espada saliendo de la vaina.
- ¡Pues eso! - Se quejó, pero trató de no alzar demasiado la voz.
Se ajustó la coraza de placas, le quedaba perfecta. culo gordo....recordaba mientras se disponía para no dejar en mal lugar a Hakkon, si era éste el que le había recomendado. No era el más sagaz del mundo...bueno, era sagaz, ya hemos dicho que sagaz como un zorro, o más, pero ...¡un zorro no sabe de personas! sabe...de presas, de peligros, como la brrujerría.
- He de partir en una importante misión, Fasber. Tendrás que arreglartelas tu sola. ¿Crres que podrrás hacerlo? - Discutió buscando bronca con la gnoma.
—No... —admitió Fasber, antes de darse cuenta de lo que estaba diciendo. Se cruzó de brazos de brazos, frunció el ceño y alzó el mentón:—. Quiero decir: ¡sí!
Consciente de que no había resultado muy convincente, desechó su ademán de tipa dura por el de alguien mucho más inseguro. De pronto la gnoma parecía muy chiquitita y desvalida.
—Quiero decir... ¿qué pasa, Glimgmar? ¿Por qué te tienes que ir?
- Yo...yo.....yo...- balbucía - yo....yo...
Pero no terminaba de arrancar en una frase de disculpa. Se notaba bloqueado, completamente desarmado a pesar de su poderoso escudo, su imponente armadura y su hacha de guerra enana. La gnoma sabía atacar el corazón de piedra de Glimgmar con lava candente.
Pero los enanos habían aprendido con el tiempo a conducir los ríos de lava por sus formidables construcciones en la roca.
- ¡Artimañas! ¡Embauques y embelecos! - Gritó tratando de alzar los brazos para horrorizarse.
- No tardarré. - se justificó mirando a los lados como pidiendo clemencia. Hasta fijar la vista en cada uno de los miembros de aquel extraño y pintoresco grupo. - ¿Verdad?
no se arrependía de no haberlo preguntado, pero no hubiese estado fuera de lugar antes de emprender el viaje...
- Es una emprresa importante de la guarrdia. - empujó el aire con la mano, y se contuvo para no soplar, casi parecía que tratase de hacer que su cuerpo comenzase a corretear de nuevo por la tienda y dejase de prestarle atención.
¿¡Desde cuando tiene tanto interrés!? ¡tendrrá que cocinar para cinco menos!
Parecía que Fasber iba a romper a llorar en cualquier momento. En vez de hacerlo, le señaló con un dedo en un gesto que pretendía ser de enfado pero que no engañaba a nadie.
—¡Más te vale volver pronto, mastuerzo! ¡Y de una pieza! —le gritó al enano, pero todo el efecto se perdió en cuanto le tembló la voz.
La gnoma se arremangó las faldas, giró sobre sus talones y volvió a marcharse.
Hakkon carraspeó después de que el portazo de gnoma precediera a unos incómodos momentos de silencio.
—Puede ser que la misión se alargue unos días... —admitió el sargento.
no tuvo fuerzas para contestarle a la gnoma, o no tuvo la necesidad de decir nada. salvo un... - ¡Ya te darré yo a ti de una pieza! ¡No te darrás ni cuenta de que no estoy aquí! ¡nunca me haces ni caso!
algo sencillo, seguido de un...
- Estarrá bien. - después de que la gnoma abandonase la habitación.
Glimgmar suponía que estaría bien a pesar de todo lo que había vivido. Era una relación complicada, y...o no la entendía o en realidad la comprendía mejor que cualquier otro vínculo en este mundo.
Negó con fuerza como si tratase de quitarse cierta sensación de encima. Sus dedos estaban fríos rodeando el mástil del hacha y su nariz roja, o manteniendo su color pero sobresaliendo sobre la palidez de su cuerpo.
- Unos días...si os acompaño serrán menos.
Adelante.
dijo con hosquedad. - no perdamos más el tiempo.
Tabin estaba sorprendida y emocionada. Lo que parecía una áspera relación de trabajador-capataz se revelaba como una manera distinta de amor, porque era bastante evidente que la gnoma y el enano se querían. Hasta qué punto no podía imaginárselo, pero las inflexiones y cambios de su voz y el modo en que se miraban cuando bajaban la guardia era suficiente para que una experta en la materia se diese cuenta.
No quiso interrumpir la despedida de ambos, así que se mantuvo pegada a Ulfe mientras miraba educadamente hacia otro lado... aunque su corazón se regocijaba al escucharlos.
Glimgmar: +450 px
Kayle: +125 px
Ánder y Tabin: +90 px
Glimgmar: tu relación con Hakkon ha aumentado en 1 punto: Amistad — Asociado (2)
Glimgmar: tu relación con Fasber ha aumentado en 1 punto: Amistad — Asociado (2)