—Estate quieta y nadie saldrá herido —gruñó Beellana—. Tus amigos están arriba. Si no haces ninguna estupidez y ellos tampoco, quizá salgas de una pieza.
—Oh. ¿Han venido? —dijo Fasber con el alivio en la voz.
Hubo un latido de corazón de silencio antes de que la gnoma chillara otra vez.
—¡Glimgmar maldito zoquete! ¿Por qué no has venido antes? Como vuelvas a hablar de ir de aventuras te voy a... ¡brlflblf!
Beellana le había tapado la boca.
—Ahora dejaréis que salga por la trampilla. Mi bastón está apuntando a su cuello. Un sólo paso en falso y su cabecita explota como una sandía madura. ¿Entendido?
-Sabia que diria eso.-Pienso mirando a Glimgar cuando la gnoma empieza a hablar en el piso de abajo.-Bien, por ahora vamos bien.-Digo tratando de conservar la calma.-Ahora falta devolver a su ser a Satara y a tu empleado, Aldo. No me caía demasiado bien, pero creo que su familia preferirá que pueda llegar andando a su casa en lugar de tener que cargarlo. ¿No? Voy a empezar a retirar los contrapesos que he colocado en la trampilla, tranquila, no tardaré mucho. Los demás iran saliendo de la tienda para evitar futuros malentendidos, ¿De acuerdo?
Antes de inclinarme a coger el primero de los objetos, hago un gesto a los demas para que salgan de aqui. No conviene arriesgarse más de lo necesario.
- ¡FaasbBer! - casi llorriqueó - ¡aún estamos a tiempo de dejarte ahí abajo, maldita gnoma del demonio! - nunca erra demasiado clarom si bromeaba o no, salvo tal vez parra gente como Tabin, más despierta parra leer entre líneas.
- No son necesarrrias tantas prrrecauciones - le reprochó - te doy mi palabrra. - cambió el tono al dirigirse a la brruja.
Glimgmar tenía que estar atento, pero había sentimientos, emociones, que no le hacían la tarea nada fácil. En ese momento despertarron todas de golpe. En primer lugar, oir la voz de Fasber fue como una bofetada infantil, infantil porque le había transportado a cuando apenas tenía barba, en otra época, donde erra más altanerro y creía que realmente podía hacer grandes cosas por su cuenta. Después, caer en la cuenta del olor, de la condición de Ardreth....aquella afrenta no serría perdonada tan fácilmente.
Las botas pesadas de Glimgmar recorrieron el suelo hasta acercarse al semifata. - Muchacho, aguanta. Te pondrás bien. - le susurró curriosamente, sin prestarle en aparriencia mucha atención.
- Haz lo que tengas que hacer, perro hazlo de corrazón. - le espetó a beellana - no te detendremos si los recuperras.
Tenemos un trrrato. - recordó - ¿es así?
Estas no son prácticas que deban llevarse a cabo. - Se aseguraba de que no sólo utilizase aquella oportunidad parra salir indemne.
Ardreth cogió la poción desesperado y se la bebió de un trago, pero la magia de la bruja era demasiado fuerte como para ser tratada con aquel brebaje. El semifata se sintió ligeramente mejor mientras la bebía, pero cuando la última gota se perdió por su garganta el dolor volvió a visitarle.
El olor de su propia carne chamuscada le daba arcadas y tenía que hacer grandes esfuerzos para no devolver la poción. Oía voces, pero no entendía bien que decían. La única que consiguió atraer su distraída mente fue la aguda y estridente voz de Fasber. Ardreth sonrió agarrándose a las ropas de Tabin.
-Fasber... -murmuró.
El semifata tragó saliva y levantó la mirada hacia la semielfa mientras arrugaba la tela de su vestido entre los puños.
-Tiene que salvarla.
El estaba bien dentro de lo que cabía, una visita al templo y como nuevo... Aunque jamás se olvidaría de lo vivido. Pero la gnoma aún estaba en peligro y él no estaba en condiciones de lanzarse a aquel agujero y salir para contarlo.
Motivo: Poción
Tirada: 1d8
Resultado: 2(+1)=3
3 puntos. Weee. Estoy a 7pg :D, creo que ahora vuelvo a tener cinco centímetros de piel nueva en algún sitio xD.
Tabin se agachó para ayudar a Ardreth a levantarse.
-Vamos a esperar afuera. Creo que todos queremos que esto acabe sin más problemas -murmuró la semielfa-. Si hay alguno, gritad y vendré a ayudaros.
Beellana emergió de las profundidades del sótano, sujetando a Fasber mientras la apuntaba con el bastón. Se había vuelto a cubrir la cabellera con la prieta cofia.
—Tenemos un trato, sí. Pero como no sería la primera vez que intentáis alguna estupidez, Fasber me acompañará hasta mi casa. Como comprenderás, no soy tan estúpida como para entregártela con tus amigotes esperándome fuera —dijo con desdén.
Beellana le arrojó a Aramil un vial.
—Esa es la última dosis de ungüento que me queda. No tengo más, así que os tendréis que apañar con esto. En tus manos está devolverle la vida a Aldo o a ese saco de pulgas y garrapatas que te acompaña. Y por favor, no insultes más mi inteligencia tratando de ganar tiempo. Sé perfectamente que la fulana genasí ha ido a buscar a la guardia. ¡Así que en marcha! Redactadme un documento renunciando a esta pocilga para que lo firme y pongamos fin a esto.
¡Fasber!
Verla así despertaba algo vil en el interior de Glimgmar. Era el momento de alzarse sobre la arpía, de golpearla repetidas veces hasta que con el hacha empuñada con ambas gruesas manos se dejaba a un éxtasis de golpes sin sentido, tratando de no matarla, de hacerla sufrir todo cuanto pudiese. Incluso pensó en convertir en piedra alguna de sus extremidades y "tallarla", o mutilarla mientras ella lo miraba....luego no la mataría, sería demasiado compasivo, dejaría que se fuera traumatizada por los golpes, haciendo que su mente no volviese a ser jamás la misma. Y su soberbia y altanería se convirtiesen en un eco lejano de lo que alguna vez fue. Mutilarle las cabezas de serpiente una a una mientras lo siente todo conscientemente....
Glimgmar se afianzó el escudo, el escudo era lo único que frenaba a Glimgmar entonces. El escudo que protege su cuerpo, que protege a sus aliados, que sirve al indefenso. El escudo era más como Glimgmar, más como la roca. Podía ser golpeada, pero se quebraba con dificultad. En la roca a veces no había nada...en otras, se encontraban piedras preciosas. Glimgmar no pensaba mucho sobre eso, pero lo cierto es que no sabría decir si en su interior de roca había un gran rubí, puro, en bruto, o por el contrario sólo había roca...roca y más roca, sin nada.
- Tal vez fuerra más bondadoso entregarnos la receta del ungüento a fin de deshacer lo que has hecho. - le recomendó a la brrruja tratando de no pensar activamente en que tenía a Fasber entre sus manos, como una arpía que toma un rehén...
¿No erra aquello muestra suficiente de que erra una mala decisión dejarla marchar?
Glimgmar aún se debatía en su interrior, aunque, por otrra parte, seguía las instrucciones con pasividad, eso sí, pesadamente, plomizo, como si su armadurra y escudo jamás hubiesen pesado tanto.
- Y el muchacho está sufrriendo. - se refirrió a Ardreth, preocupado, perro no por ello despistado del asunto que llevaba entre manos, realizar un contrrrato de renuncia. La tienda erra lo de menos...perro erra el comienzo parra la libertad de Fasber.
- Estoy segurro de que erres capaz de superrar con una buena obrra lo que has hecho con una mala intención. - observó con confianza el enano.
- Sin daño, no hay falta. - decía mientras preparraba papel y algo con lo que escribir. Fasber siemprre tenía objetos como esos a mano, ella llevaba bien las cuentas, no erra tan descuidada.
Glimgmar mirró por el rabillo del ojo derrecho a la gnoma, en su mirrada se transmitía un...."ya falta poco", una petición de paciencia que no se merrecía aceptar, perro ante todo la buena intención de que todos saliesen lo mejor parrados posible.
- Con las bases parra devolver a todos a su estado naturral - decía mientras buscaba un apoyo parra escribir - y con Fasber aquí, entre amigos, la libertad de tus actos deberría convertirse en innegable.
Siempre es mejor salir por esa puerta como alguien librre de culpa, sin un pasado que le persiga por dejar cabos sueltos, que seguir acumulando motivos parra que el futurro no sea estable.
Piensalo. - decía tranquilo, como si el mismo hubiese hecho actos muy parecidos a los cometidos por Beellana - si la guardia llega cuando salgas...
Perro por otro lado, si llega y todo aquí está en orden. Si digo por voluntad y no bajo coacción que nada tengo en tu contrra, podreis marcharros, e incluso regresar algún día a Nesmé sin el temor de ser una fugitiva.
No es el halo de misterrio que necesitarras parra vender tus ungüentos y pociones.
Remarcó, seguía concediendole la posibilidad de uan vida normal.
Tabin apretó los dientes. Del interior le llegaban las voces y las condiciones de Beellana no le gustaban un pelo. Pero era ella quien tenía a Fasber, así que mandaba. Miró a su alrededor. Por un lado, deseaba que la genasí volviera pronto con la guardia para detener a la maga, pero sabía que un enfrentamiento podría conllevar muertos. Maldita sea, ¿por qué no tenían poder suficiente para arrestarla ellos mismos?
-Me ha pillado.-Pienso mientras sonrio levemente.-Pero puede que ya hayamos salido airosos.
-Bien, entonces redactemos en dichoso papel y pongamos fin a todo esto, pero debo coincidir con mi camarada enano. -Asiento apesadumbrado.-Sin perjuicio no hay falta. Si te disculpas y devuelves todo a su ser, la guardia no tendría motivos para arrestarte y nosotros tampoco para intentar detenerte. Es posible que ya esten llegando, pues si la genasí ha sido lo bastante inteligente habrá lanzado un conjuro bien visible hacia el cielo nada más salir, y eso debería haber atraido a la guardia hacia este lugar exactamente. Dudo de que alguna patrulla no esté ya lo bastante cerca.
-¿Vais a dejarla ir sin más? ¿Y vosotros sois los héroes de la ciudad? -le preguntó Ardreth a Tabin. La semielfa no había hecho nada más que ayudarle, pero el dolor le nublaba el juicio y se había enfrentado a quién más tenía a mano-. Déjadme coger las espadas de nuevo y le abriré la garganta en canal.
En su estado el semifata no había pensado en la posibilidad de que las palabras de Glimgmar fueran mentira. Ojalá la bruja fuera tan ingenua como Ardreth en ese caso.
-Eso solo desembocará en muerte.-Digo tratando de hacer al semifata entrar en razon.-En la tuya y puede que en la de alguien más. Aún no soy lo bastante poderoso como para lidiar con eso, asi que preferiría que no lo hicieras.
—¡Ja!, ellos no ven la gloria de lo que he logrado. Da igual que habléis de perjuicios y faltas, a sus ignorantes ojos soy sólo un monstruo. Y como tal me darán caza —señaló Beellana—. No sé quién ha puesto la maldita estatua ahí, si habéis sido vosotros o alguien os ha ayudado. Pero ha precipitado mi salida de la ciudad.
Beellana leyó el sucinto documento que Aramil había redactado. Tras comprobar que en él cedía la posesión de la tienda y nada más, lo firmó.
—Aunque tuvieras la receta del ungüento no podrías fabricarlo. Requiere magia. De la poderosa y cara.
Empujó a Fasber hacia la salida con el extremo de su bastón serpentino.
—Y ahora, si me disculpáis, tengo cierta prisa.
Tabin y Ardreth no ven a la guardia por ninguna parte aún. Vosotros diréis. ¿La dejáis ir con Fasber o la retenéis de algún otro modo? Ya no se va a quedar charlando más.
Motivo: Persuasión Glimgmar
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 5(+1)=6 (Fracaso)
- ¡Alto ahí! - farfulló el enano con gesto molesto y ceño fruncido - ¿insinuas que tu adquisición de la tienda y conocimiento sobrre como devolver a la vida a esas estatuas de piedra no tiene nada que ver con que estén aquí?
¡sospechoso!
Perro se trata de justicia, no de acusaciones deliberradas. - aclaró. - todo parrece encajar....
las serpientes en la cabeza, encapuchada, brrruja....perro el corrazón de Glimgmar estaba dispuesto a perdonar y también a desentrañar verdades dolorrosas.
- Si no erres culpable de que Fasber haya sido un témpano de roca, entonces, habla. ¡Habla, por Morradin!
Los verdaderros responsables deben arrepentirse de sus actos - y curriosamente no hablaba de matarlos, tal vez sólo de tortularlos en manos de Payne, o simplemente de un arrepentimiento puro, ligado a la luz - si erres sólo una oportunista....tu....
¡Ayúdame!
Ayudanos y ayudate.
Elabora esos ungüentos parra nosotros. Te pagarremos. Te contratarremos si es necesarrio. - No erra una plegarría, era una opción de redención...erra una brruja perro...si otro brrrujo más poderrroso la había metido en aquello debido a su arrogancia... - No hay mejor crimen que el resuelto con un falso culpable.
No podía dejar a toda esa gente hecha piedra, y menos al lobo de su nuevo camarrada. Aquello iba en contra de sus principios enanos...una brrrrruja, de las peligrosas...
perro ya habían adoptado al nigromante y Kayle, uno más ya no cambiarrría nada, como mucho, lo haría parra mejor.
- Puedes colaborrar con nosotros en la investigación. Trabajamos parra la guardia, no es un engaño.
Le ofreció y casi le tendía la mano.
Glimgmar deseaba la redención de aquella arpía, su transformación en una brrruja mejor. Si es que había brrrujas mejorres.
Se lanzarría contra la puerta parra negarle el paso si hacía falta, impidiendole físicamente pasar, escudo por delante, perro sin un hacha amenazandole.
-Haz lo dificil.-Digo acercándome.-Si eres inocente eso lo cambia casi todo. Sigues siendo una rancia insoportable, pero inocente al fin y al cabo. Ten valor y confía en nosotros.-Añado tratando de sonar algo mas conciliador.-Cubrete, di que lanzaste un hechizo al sentirte amenazada y que lo revertiras sin objetar. Con eso la guardia te dejará en paz. Ademas, nosotros mediaremos para ello.
Glimgmar tiene razon. Pero te advierto una cosa. Espero que no intentes engañarnos, porque entonces no habra quien te libre de una buena temporada en los calabozos.
—¿De qué habláis? —chilló Fasber, con aquel tono agudo e irritante—. ¡Pues claro que fue ella la que me convirtió en piedra!
La bruja pinchó a la gnoma con el extremo de su bastón para que se dirigiera a la salida.
—Claro que fui yo, mastuerzo —gruñó Beellana—. Fui yo quien obligó a tu amiguita a firmar el contrato para quedarme con el negocio, fui yo quien la convirtió en piedra y te hubiera chantajeado con destruirla si no me hubieras vendido tu parte. El plan iba a la perfección hasta que alguien trajo su estatua aquí para que la encontrarais y forzó esta situación.
Salió al exterior.
—Pero no temas por ella, no tengo la más mínima intención de que me persigan por asesinato. Te he dado mi palabra que la dejaré marchar en cuanto me ponga a salvo y eso haré.
Miró a Ardreth y a Tabin, como quien mira a un plato de vómito.
—Os habéis ganado una enemiga.
La pesada túnica de Beellana revoloteó mientras conducía a Fasber entre los transeúntes.
Aramil, Ardreth, Glimgmar: +750 px.
Tabin: +500 px.
Si queréis, podéis hacer un post de cierre para extraer las conclusiones de vuestros personajes. Continuamos en una escena nueva.