—Oh, vamos —desestimó Morgan—. Irulán no os hubiera reclutado sino supierais defenderos en combate. ¿O sois sus primeros cesteros?
Se dio un toque en el sombrero.
—Nos volveremos a encontrar, Brisilla —dijo, y se precipitó calle abajo por el peto de la cubierta.
Si mirases abajo, verías que había aterrizado sobre un caballo negro ensillado y cabalgaba calle abajo. ¿Lo tenía previsto o acababa de robar el caballo? Con Morgan nunca se sabía.
Kayle: +750 px.