Partida Rol por web

Dragon Age: Las Cenizas de la Ruina

1. Cumpliendo una Promesa

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28/10/2011, 15:51
Narrador

Gondwan era un pequeño pero próspero pueblecito pesquero. El mismo pueblo que te había acogido tras tu precipitada huída desde el sur para escapar de la Ruina y durante ésta se había convertido en tu refugio.

Recordabas que, por aquel entonces, hasta el último embarcadero estaba a rebosar de refugiados y gente desesperada que buscaba como fuera la manera de hacerse con un pasaje que le permitiera atravesar el Mar del Despertar para huir con destino a Kirkwall y el resto de tierras del norte. El caos y el miedo habían flotado por doquier junto a las inquietantes noticias sobre el avance imparable de la horda de engendros tenebrosos desde el sur. Pero por suerte eso había pasado ya.

La Ruina había terminado.

La estampa que te mostraba el lugar era ahora muy distinta; las calles de tierra aplanada tenían un tránsito muy holgado, los pescadores llegaban y salían con regularidad de los embarcaderos transportando las capturas del día y el goteo de caravanas con mercancías procedentes del resto de Ferelden era lento pero constante. Incluso a veces llegaban barcos que volvían llenos de refugiados deseosos de retornar a su hogar ahora que la amenaza había pasado.

No te había sido difícil ganar el pan en aquél lugar. Nunca se le hacía ascos a un par de manos más que ayudasen a un armador o a un vendedor a descargar su mercancía, pero ahora debías cumplir algo que le habías prometido hace tiempo a un compañero caído. Tenías que partir hacia Denerim.

Pero para llegar a la lejana capital hacía falta dinero, conocimiento de cómo se encontraban los caminos en la actualidad, o incluso compañeros... Solo que no sabías "cuánto" hacía falta de ninguna de las tres cosas, ni si te hacían falta por fuerza las tres. Desde la plaza central podías ver la entrada del pueblo en la que una carreta que acababa de llegar era atendida por un guardia, la posada, el embarcadero al fondo y las dos docenas de casas que formaban el humilde pueblecito.

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30/10/2011, 13:47
Sion

Quizás lo que veo sea la mayor fuerza de la humanidad, no importaba lo dura que hubiera sido la guerra, al final de esta, con toda la esperanza perdida la gente continuaba con sus vidas y quehaceres como si nada hubiera pasado. Puede que fuera el destino de la raza, repetir una y otra vez los mismos errores hasta que el precio acabe siendo la extinción. O perseverar contra viento y marea.

Aun me duelen los brazos, en los últimos días los muelles han aumentado su tráfico de manera espectacular, hay que descargar a toda prisa para que otros barcos puedan atracar y más celeridad es menos cuidado con el trabajo. Un par de días de molestias no me los quita nadie.

Incluso con la Ruina acabada no puedo ir a Denerim solo, los restos de la horda pueden estar dispersados por cualquier parte, sin contar ya con bandidos y animales salvajes. Pero el tintineo del anillo en su cadena al cuello me recuerda que no debo tenerlo más tiempo conmigo de lo necesario, alguien se merece saber el destino de su retoño.

Las caravanas vienen y van a diario. Probaré suerte de guardia o porteador quizás algún trabajador sepa de algún mercader preparado para irse.

- Perdona que te moleste amigo, pero ¿por ventura no sabrás de alguna caravana preparada para irse que este buscando algunos brazos verdad? -

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31/10/2011, 12:35
Campesino

Los guardias parecían ocupados con la carreta recién llegada así que la primera opción fue uno de los mercaderes de la plaza que en aquél momento se hallaba ocioso sentado en su puesto y que al verte se levantó rápidamente ante la perspectiva de un posible cliente.

Buenos días—dijo ajustándose el sombrero de paja—. ¿Qué va a ser?

Por su aspecto parecía un granjero que cosechaba su propia mercancía puesto que había organizado su puesto alineando ordenadamente más de una docena de sacos de arpillera repletos de semillas e incluso alguna que otra especia de aroma agradable, aparte de varios cestos con frutas por si el comprador quería el producto final en lugar de la primera etapa.

Se rascó la barba ante la pregunta pues por lo visto no venías en busca de negocios pero aun así no te puso mala cara ni te respondió hoscamente. No debías ser el primero que se unía a una caravana en un viaje puesto que con el goteo constante de refugiados provenientes del otro lado del Mar del Despertar, era normal que muchos buscasen una a la que adherirse para volver a sus hogares... o lo que quedaba de ellos.

Bueno, yo saldré esta tarde porque vivo a unas pocas horas al oeste de aquí, pero dudo que mi granja sea su destino, buen hombre. Que yo sepa hoy salen un par de caravanas más aunque no sé si le servirá alguna... ¿A dónde se dirige?

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31/10/2011, 14:23
Sion

Denerim o lo más cerca posible de la capital... aunque tras la Ruina y el asedio tal vez no quede nada de capital donde ir. Pero no tengo manera de saberlo sin acercarme antes.

- A la capital o bastante cerca de ella, no me importaría quedarme a un día o un par de días de camino, pero el resto del viaje solo un loco lo haría solo. -

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01/11/2011, 00:56
Campesino

El hombre soltó un silbido agudo mientras se mesaba la barba pensativo como si aquello fuesen palabras mayores.

Ya lo creo. Ir a Denerim hoy día es toda una hazaña—dijo—. La Carretera de la Costa es el camino más corto pero está prácticamente abandonada a los bandidos porque todos los esfuerzos de reconstrucción están centrados en el Camino Imperial. Dudo que haya caravanas por esa ruta en una buena temporada a menos que vayan armadas hasta los dientes.

Dejó de mesarse la barba y señaló con un curtido dedo hacia un puesto que había a varias decenas de pasos. Este parecía vender piezas de herrería.

El viejo Vartan salía hoy hacia Lothering, pregúntele a él. Si acepta llevarle, seguramente allí sí que pueda encontrar alguna otra caravana que le lleve por el Camino Imperial hacia Denerim.

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02/11/2011, 00:03
Sion

Lothering... un nido de refugiados, descastados, desertores y quien sabe. Estaría a reventar de gente, pero era un buen comienzo y al menos estaba más cerca de la capital, no lograría nada solo.

- Gracias amigo, que tengas un buen negocio. -

Un herrero, las herramientas y útiles que elaboraría eran más que necesarias ahora en plena reconstrucción de la ruina, el negocio no debía irle mal. Aunque una ciudad más grande como Lothering o Denerim proporcionarían seguramente mejores beneficios. Quizás sea mi día de suerte.

- Perdone buen hombre, estoy buscando al mercader Vartan. -

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03/11/2011, 00:47
Balaena

Lo que habías confundido con un mercader al acercarte al puesto no resulto serlo, o bueno, no al menos en el término masculino.

Tras el improvisado mostrador de madera había alguien agachado que seguramente estuviera sentado trasteando con alguna de las cajas de mercancía. Al oirte levantó la cabeza para descubrir quién le abordaba y constataste que era una mujer, una muchacha quizá algo más joven que tú y que llevaba la melena del color del trigo recogida en la nuca para que no le molestase al trabajar. Vestía una blusa roja de lino y una falda de gasa blanca, que estaban algo tiznadas de la carbonilla de la forja pero al ser ligeras eran ideales para no acabar asfixiándose al estar continuamente cerca de la lumbre. Tenía un trapo en una mano y una daga en la otra así que su tarea debía consistir en presentar la mercancía lustrosa e impoluta.

Oh, hola—saludó enjugándose el sudor de la frente con el dorso de la mano (en realidad fue más bien un gesto reflejo porque lo cierto era que no estaba sudando) Luego dejó cuidadosamente la daga sobre un pequeño taburete de madera a su lado y se frotó las manos con el paño—. Soy Balaena, su hija. Puedo atenderle yo si quiere.

En ese momento hizo una pausa al parecer cayendo en la cuenta de algo.

A menos que sea un asunto de negocios—sonrió casi con disculpa—. Perdone, enseguida le aviso.

Dejó el trapo sobre el mostrador y haciendo un gesto de "espera" con la mano, caminó a paso ligero hasta girar tras la carreta que tenía detrás y desde donde podías escuchar el rítmico tintineo de un martillo contra el metal, amén de intuir el suave resplandor de las ascuas de la forja.

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03/11/2011, 01:18
Vartan

En cuanto el golpeteo del martillo se detuvo, no había pasado ni medio minuto hasta que Balaena regresó rápidamente con el repulgo de la falda revoloteando tras sus talones, volvió a sentarse donde estaba y sonrió enarcando las cejas cómicamente. Luego recogió de nuevo la daga y el paño y reanudó la tarea de dejar la hoja inmaculada.

Tras ella salió de detrás de la carreta un hombre de cabello y barba castaños que debía rondar la cincuentena, vestía únicamente con una camisa de lino sin mangas que marcaba una mancha de humedad desde el cuello a la mitad del pecho y unos gastados pantalones de cuero, estos sí, tiznados de carbón. Su piel era tostada debido al calor del fuego y se secaba el sudor de la frente con un paño que enseguida guardó en un bolsillo.

Bienhallado, amigo—dijo al llegar—. Soy Vartan, ¿qué se le ofrece?

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03/11/2011, 03:31
Sion

Un perfecto ejemplo de herrero. No era un mal oficio, pero el calor extenuante junto con el olor y ruido no lo hacían muy atractivo. Aunque los había mucho peores. Lamentablemente Sion no tenía ni el físico ni la pericia necesaria para ejercer ese arte aunque en la vida había trabajado de muchas otras cosas.

- Buenos días, creo que su caravana se irá pronto hacia Lothering, a mi también me interesa cambiar de aires. Me preguntaba si necesitaba un porteador, mozo u hombre de armas. Los tres oficios me son conocidos. No deseo pago alguno, me conformo con el viaje y la comida.

Me temo que en estos tiempos muchos tenemos que volver a empezar de cero nuestras vidas, La Ruina... mal rayo la parta, bien se merece ese nombre. -

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06/11/2011, 18:08
Vartan

A Balaena se le escapó el trapo pero logró que no se le cayera, viste de reojo cómo la muchacha tragaba saliva y apretaba los dientes. Vartan palmeó el hombro de su hija que no lo miró y continuó sacándole brillo a la daga en silencio.

—respondió—. Los que aún podemos deberíamos hacerlo.

Se pasó una mano manchada de carbón por la coronilla hacia atrás como si estuviese pensando la propuesta.

Tengo ya a un guarda de caravana pero si le soy sincero, cuantas más manos o más aceros quieran unirse a nosotros en el viaje, mejor. No le haré ascos a ninguna—dijo finalmente. Al parecer la oferta de ser pagado sólo con la manutención era la parte más atractiva del ofrecimiento—. ¿Cómo se llama?

Subrayó la pregunta tendiéndote la diestra, previamente limpia en el paño que le colgaba del cinturón.

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07/11/2011, 00:55
Sion

El pícaro se quito la protección de cuero de la mano, aunque distaba de estar tan callosa y trabajada como la de un herrero tenía las huellas indelebles de la guerra y el trabajo duro sol a sol. Aunque no tenía quemaduras ni la tez morena si mostraba el desgaste de muchos oficios honestos.

- Sion, esperemos poder disfrutar de un viaje tranquilo. -

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08/11/2011, 12:43
Vartan

Pues bienvenido a bordo, Sion. El Hacedor te oiga—Vartan te estrechó la mano con una corta pero vigorosa sacudida—. Saldremos después de comer. Me vendría bien que te dejaras caer por aquí un poco antes y nos echaras una mano cargando las cosas.

Ahora mismo son como las 10 de la mañana. Tu dirás si quieres hacer/decir/comprar/pulular algo más mientras no llega la hora o hacemos elipsis temporal.

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09/11/2011, 00:03
Narrador

Pasaste ocioso las horas hasta que llegó la que te interesaba. Cuando te dirigiste de nuevo a la plaza, te encontraste con que la carreta de Vartan, en efecto, se encontraba recogida y ahora multitud de cajas ordenadamente apiladas la rodeaban listas para ser cargadas en su interior.

Solo que ni a Vartan ni a Balaena se los veía por ninguna parte.

En su lugar divisaste a un tipo que no habías visto en tu vida. Estaba sentado de brazos cruzados sobre una de las cajas, tenía el pelo rubio, casi blanco y muy corto, una barba también corta le cubría la mandíbula cuadrada e iba vestido con un peto de coraza y unos gastados pantalones de cuero. De su costado pendía una espada y de su espalda un escudo.

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09/11/2011, 14:10
Sion

Ni rastro del herrero ni la hija. Pero en la conversación previa ya se había mencionado que Vartan disponía de un hombre de armas para defender la caravana. Salvo una caprichosa coincidencia ese hombre tenía bastantes posibilidades de encajar con la descripción. No mucha gente sabía moverse como se debe con una coraza y viajar con semejante armadura no solía ser precisamente cómodo.

De tener que combatir no estaba mal conocer a otro defensor.

- Buen día amigo, ¿el hombre de armas de Vartan por ventura? Soy Sion, uno más para la seguridad de la caravana. -

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10/11/2011, 16:17
Nolan

El interpelado levantó la vista para dirigirla hacia ti y observarte con ojo analítico mientras se rascaba la barba.

¡Ah!, aquí estás—dijo tras unos segundos con un acento que le hacía ahogar ligeramente las erres. Era un deje muy diluido pero inconfundible, propio de las gentes de Orlais—. Has acertado, amigo, mi nombre es Nolan.

Se levantó y te tendió una mano enguantada. Nolan tendría como mucho treinta años pero por la barba aparentaba unos pocos más.

Vartan ha ido a arreglar unos papeles con el alguacil. Los espacios libres en la plaza se pagan por semanas y no le hace ninguna gracia que los avispados le "cojan el sitio" mientras él no está—explicó—. Mientras, ¿te importa echarme una mano a cargar toda esta locura?

Señaló hacia atrás con el pulgar, hacia el montón de cajas, al parecer debía haberse estado tomando un pequeño respiro porque aún quedaban dos abiertas.

Y de paso intento ponerte al día—añadió yendo a coger la tapa de una. Hizo una pausa y se encogió de hombros—. Si es que tienes alguna pregunta.

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10/11/2011, 22:34
Sion

Algunos hábitos no cambiaban, incluso habiendo estado al borde de la aniquilación total. Tasas, impuestos y un sinfín de papeles y edictos que pocos entendían. Era mejor no pensar cuanto de ese dinero llegaba a las arcas reales y cuanto quedaba en manos de intermediarios con pocos escrúpulos. ¿Cuantos miserables habrían hecho fortuna aprovechándose de los necesitados? Tal pensamiento crispaba los nervios de Sión.

No estuvo mucho tiempo reflexionando sobre el sistema de impuestos de Ferelden, el instinto, la rutina o la experiencia actuaron por el, sin darse cuenta estaba ayudando a cargar pesos y depositarlos en la carreta.

- Burócratas y funcionarios reales, parece que ni la ruina es capaz de acabar con ellos. ¿Al día? Tras toda esta locura ni siquiera tengo claro en que fecha estamos. Imagino que Vartan tendrá una ruta trazada y los peligros sean alimañas, bandidos y restos de la horda.

Sin embargo es preferible escuchar noticias de otros, soy todo oídos. -

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12/11/2011, 01:40
Nolan

Nolan tapó una de las cajas que quedaban por completar.

Teniendo en cuenta que un solo hombre casi consigue que todo el reino se fuera a la mierda, la verdad, no me extraña—resopló levantándola a pulso—. Ahora mismo sólo hay una ruta "segura" si es que así se le puede llamar.

Cargó aquello en la carreta con cuidado y se sacudió las manos. Luego te indicó una pila de cuatro cajas, él se dirigió hacia otra igual.

Hay que ir al sur, la ruta entre el río Dane y el Lago Calenhad empalma con el Camino Imperial que cruza Lothering. Ahora mismo no es que sea un sendero de rosas porque está patas arriba pero como precisamente todos los esfuerzos de reconstrucción se encuentran centrados ahí pues hay patrullas y movimiento de caravanas con lo que es menos probable encontrarse con compañía desagradable.

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12/11/2011, 01:52
Narrador

Estuvísteis cargando las cajas en la carreta, no pesaban mucho pero simplemente había bastantes. Nolan estuvo explicándote que normalmente se tardaría un par de días pero con el estado en el que había quedado todo tras la marcha de la horda, el tiempo de viaje entre lugares solía dilatarse algo más.

Finalmente viste aparecer por el otro lado de la plaza a Vartan. Balaena iba tras él llevando dos caballos de las riendas. Tras saludaros y alegar que ya que estaban habían aprovechado para ir a recogerlos al establo, la caravana estuvo lista en a penas quince minutos.

Tras tanto tiempo, finalmente salías de Gondwan.