Partida Rol por web

Sumido en eaquellos pensamientos, el recorrido de vuelta se te hizo algo más corto. Cuando quisiste darte cuenta ya veías a un puñado de metros la entrada al pueblo y desde allí la de tu misma casa; el pozo, el corral vacío, el tajo para la leña con su hacha de mano, el huerto... 

También viste a alguien más; Anne se dirigía hacia la puerta de tu hogar con un cesto de manzanas. Seguramente se las llevaba a tu madre. Se avecinaba una de las deliciosas tartas de manzana de la señora Copper. Bajaste de un brinco de la carreta para recorrer caminando los últimos metros

Y entonces ocurrió lo último que jamás te habrías imaginado.

Repentinamente, escuchaste un ruido fuerte que provenía del interior, como el de algo golpear duramente contra una de las paredes, le siguió un silencio de varios segundos y entonces la puerta se abrió de forma violenta.

Fue cuando la viste, viste aquella silueta envuelta en una capa granate salir a trompicones del interior como si hubiese recibido un empujón tremendo, era menuda y de aspecto delicado, delgado, pero lo que más te llamó la atención de todo aquello no fue eso... ¡fue que iba dejando un rastro de llamas! Pocas, y duraron lo mismo que el rastro de agua que alguien deja en el aire tras sacar las manos de un lago rápidamente. Pero las habías visto.

La figura trastabilló al chocar con Anne, la jovenzuela soltó una exclamación de sorpresa cayéndose de culo al suelo y, de algún modo milagroso, manteniendo sana y salva la cesta de manzanas entre los brazos. La otra persona por su parte logró mantener el equilibrio y se volvió tan rápidamente que la capa revoloteó a su alrededor en un remolino, se encaró con la casa... o con lo que había dentro, no te quedó muy claro. Levantó ambos brazos en un gesto defensivo y de nuevo viste alguna que otra pequeña luz entre sus dedos, pero entonces...

Todo tu mundo estalló en una bola de fuego. Literalmente.

Ante tus atónitos ojos, una explosión de rugientes llamas y pedazos de madera brotó del interior de la casa como un surtidor infernal, por las ventanas, la puerta abierta, y la chimenea de la granja. El estallido fue tan tremendo que la bofetada de calor sofocante llegó hasta ti haciéndote tambalear y obligándote a cubrirte el rostro. Alguien gritó.

Cuando volviste a mirar...

...la viste tan sólo un segundo, un único segundo. Pero fue suficiente para que la imagen de su rostro se te grabase indeleble en la memoria. La encapuchada figura resultó ser una muchacha; parecía haberte localizado y había cometido el dudoso e involuntario error de girarse justo en el mismo instante en el que tú habías levantado la vista. Al darse cuenta de que la estabas mirando, dio media vuelta a toda velocidad y echó a correr como si escapase de los mordiscos de un Archidemonio en dirección contraria a ti. Hubo un destello de luz y su velocidad aumentó de forma sobrenatural. ¿Magia?

Antes de que pudieras pensar en la respuesta a aquella pregunta, se había esfumado como un fantasma entre los árboles.

Sin embargo, en aquél momento había cosas mucho más inmediatas taladrando tu atención.

El pueblo entero se llenó de una algarabía de gritos de sorpresa, espanto y desconcierto. Viste a tus vecinos salir de sus casas, algunos mirando con sobrecogimiento la escena, otros corriendo al lago a buscar agua... Anne se retorcía en el suelo tratando de apagar alguna que otra lengua flamígera que se había prendido en su vestido y cubriéndose el rostro con las manos mientras chillaba con algo que no sabías si era dolor, terror, o las dos cosas a la vez.

¡Y la granja se había convertido en una gigantesca hoguera!

Toda mi vida estalla ante mis ojos. En un primer momento me llevo la mano al mango de mi alfanjon, pero ¿de qué sirve? Una mujer como esa, capaz de matar a mi familia de un solo golpe no puede ser tan facil de capturar. ¿Por qué demonios puede haber hecho algo semejante alguien a quien no conozco?

Me lanzo corriendo con lágrimas en los ojos, lanzo un grito sin voz y me acerco a la casa tan deprisa como puedo. Por el camino voy tropezando a cada paso, pero nada importa. Mis padres, aquello en torno a lo que mi vida gira se han ido.

Caigo sobre Anne y la saco de dos tirones de las inmediaciones de la casa. Ella tiene más opciones de salir con vida que mis padres, asi que es la primera a la que debo rescatar. Una vez lo he hecho trato de entrar en la casa para poder salvar a mis padres. El fuego ruge con intensidad pero tengo que entrar.

Era imposible tocar la puerta sin quemarte, es más, era casi imposible acercarse más. El calor era insoportable y tenías todo el cuerpo sudoroso. Las llamas, el humo y las cenizas eran escupidas por todos los orificios de la casa a puñados. Comprobaste con angustia que la visibilidad era imposible, eras incapaz de localizar a tu padre o a tu madre.

Simplemente había un muro de fuego entre el interior y tú.

—¡¿Quién eres?! ¡¿Quién eres?!—gritó Anne con la voz llorosa, encogiéndose por el pánico cuando la cogiste para sacarla de allí—. ¡No me hagas daño! ¡Déjame!

No podía verte porque se cubría el rostro con las manos, tenía el vestido lleno de hollín y algún que otro mechón de cabello chamuscado. Las quemaduras que le veías en brazos y piernas eran por suerte superficiales, probablemente de manotear las llamas que se le habían prendido antes para apagarlas. Era evidente que se había comido sólo el borde de la explosión y aun así estaba bastante tocada. Si llega a estar más cerca de la casa... quizá no hubiera sobrevivido.

Tras lo que te parecieron siglos y que seguramente habían sido sólo segundos, viste como un par de personas se acercaban a la carrera con sendos baldes de agua. Vecinos que se habían afanado en ir al lago a por ayuda.

—¡Por la dulce sangre de Andraste!—exclamó uno de ellos—. ¡¿Qué es lo que ha pasado aquí?!

Arrojaron los cubos sobre lo que debería ser la entrada provocando una siseante humareda blanca. Rápidamente, el más curtido agitó los brazos hacia su compañero.

—¡Agua!—bramó—. ¡NECESITAMOS MÁS AGUA, MALDITA SEA! ¡Avisa a Mert y a Lonan! ¡Haced una cadena!

El otro pueblerino respondió saliendo escopeteado por la dirección en la que había venido. El lago estaba a unos doscientos metros de tu casa aunque había suficientes vecinos cerca como para ir formando una cadena de cubos pero... ¿sería suficiente?

—¡¿Estáis bien, hijo?!—jadeó el que se había quedado mientras se acercaba a vosotros—. ¡Dime que no hay nadie dentro!

-Soy yo, Anne, no te preocupes, soy Alexei. No voy a hacerte daño, solo quiero apartarte del fuego.

Trato de tranquilizarla mientras la retiro de allí con toda la delicadeza que puedo y una vez apartada, me quedo contemplando la casa en busca de un modo de entrar.

Cuando por fin me doy por vencido se me acerca el campesino.

-Mis padres.-Respondo con dificultad.-Ambos estaban ahi dentro. Una... especie de maga... los ha matado.

Sin poder hacer nada más, me quedo mirando impotente al ardiente montón de ruinas que hace unos minutos era mi casa.

En ese momento mi mano busca mi alfanjon con celeridad y mi corazon solo alberga una idea, venganza.

—¿Magos aquí... ?—musitó el hombre sorprendido—. ¡Quédate con ella, chico, nosotros nos ocupamos de esto!

Acto seguido recogió el cubo y echó a correr voceando órdenes y nombres mientras todo el mundo se afanaba rápidamente en colocarse en cadena.

—¡Alexei!—sollozó Anne haciéndose un ovillo contra ti, y detectaste alivio cuando se enteró de que eras tú—. N-No puedo ver nada. Me duele...

Ahora que se había quitado las manos de la cara para agarrarse a ti viste que, en efecto, tenía los ojos cerrados y los párpados en carne viva, seguramente por la explosión de llamas. Te parecía una quemadura superficial, pero en una parte tan delicada debería ser un infierno tan solo pestañear por lo que no podía abrirlos sin que le doliera.

Los siguientes minutos fueron lo más angustiante que llegabas a recordar. Anne estaba aterrorizada y era incapaz de soltarte, lloraba hecha un ovillo mientras veías llegar cubos y cubos de agua pero las condenadas llamas parecían tragársela entre siseos de vapor blanco, era imposible pasar al interior, lo intentaran como lo intentaran. Y mira que lo intentaron veces.

Tus vecinos te ayudaron lo mejor que pudieron haciendo aquella cadena del lago a tu hogar. La unión de las incesantes rociadas de agua y el hecho de que la madera sin consumir estaba empezando a escasear terminaron por empezar a decantar la batalla contra las llamas a vuestro favor. Te escocía la garganta, te lagrimeaban los ojos por culpa del humo y tenías un calor infernal, pero ese era el menor de tus problemas en aquel momento.

Cuando todo terminó, la escena era dantesca; las ruinas de la granja carbonizadas y envueltas en una espesa niebla de humo gris y ceniza eran como una pesadilla delante de tus ojos. Nada.

No había quedado nada.

Negándote a desistir, dejaste a Anne al cuidado de una campesina que había traído un botiquín (la conocías, era la alquimista del pueblo) y empezó a calmarla entre susurros como una abuela tranquilizaría a su nieta. Trataste de introducirte entre los escombros, buscando desesperadamente un rastro, un atisbo, ¡cualquier cosa! que te permitiera encontrar a tu padres. La madera ennegrecida quemaba y crujía y la ceniza te llegaba a los tobillos... fue todo lo que encontraste. Ceniza.

Uno de tus agotados convecinos, observaba con las manos en la cabeza, incrédulo y desolado.

—El Hacedor nos asista... —musitó negando con impotencia. Luego te miró absolutamente desconcertado—. Lo siento... muchacho.

Se quitó el sencillo y desgastado sombrero de paja para llevárselo al pecho en señal de apoyo, luego añadió como si no supiera si debía preguntar.

—¿Has dicho que viste a una especie de maga... ? ¿Dónde está? ¿Cómo hizo esto?

Un cuarteto de personas rociaban de agua las cenizas todavía calientes. El peligro de incendio había pasado pero nunca estaba de más evitar que una racha fortuita de viento se llevase algún ascua e iniciase otro.

-No abras los ojos.-Susurro junto a Anne.-Tienes los párpados quemados, tendras que esperar a que cicatricen, pero te pondras bien. ¿De acuerdo? Nadie te hara daño mientras yo esté aqui.

Espero unos minutos mientras van volcando cubos de agua sobre los restos humeantes de mi casa. Esa maldita bruja me debe un par de explicaciones... o mas.

Llega la curandera y la dejo al cuidado de Anne.

-Esta mujer te ayudará.-Digo.-Va a poner tus ojos bien.

Dicho esto, me separo y me acerco a la casa para ver como está inundada de muerte y ceniza.

-Maldita.-Mascullo. Unos segundos despues el campesino se acerca. 

-Gracias.-Digo con lágrimas en los ojos.-Gracias por todo. Esa maldita mujer dejaba un rastro casi imperceptible de llamas al pasar, era muy menuda, de pelo claro, casi color miel. Extendió una mano y esto estalló. No pude ver mas. Salió corriendo a una velocidad inhumana.

Presionar repetidamente

Lograste tranquilizar un poco a Anne, quien cogió una de tus manos como si necesitase aferrarse a algo para calmarse. Aunque aún gimoteaba por culpa del dolor que le laceraba el rostro. Viste como Ovalia, la alcaldesa de facto y alquimista que se había ofrecido a ayudar, sumergía un paño en agua fresca y con sumo cuidado lo exprimía un poco en forma de gotas para refrescarla allá donde se había quemado sin tener que tocarla para ahorrarle algo de dolor.

Hubiera pasado lo que hubiera pasado allá adentro, lo averiguarías, para bien o para mal. Sólo una persona sabía qué había ocurrido realmente en el interior de aquella casa, sólo una persona sabía perfectamente el motivo de que ésta hubiera estallado en llamas, y tú habías visto perfectamente quién era esa persona.

Tan sólo quedaba encontrarla. Y sabías por dónde empezar.

El silencio se estaba volviendo incómodo así que la mujer decidió entablar conversación contigo, aunque fuera porque no te comieras la cabeza en tu fuero interno, mientras repetía la operación con el paño.

—¿Qué... vas hacer ahora, muchacho?—preguntó con suavidad.

-Lo único que puede y debe hacerse.-Digo mientras miro en la dirección por donde esa maldita mujer ha huido.-Averiguar por qué ha ocurrido esto, ver quién está detras y vengarme.

Apenas si cuento con lo puesto, pero afortunadamente mis capacidades de rastreo siguen intactas, asi que probablemente pueda rastrear a esa maldita bruja... aunque algo me dice que Denerim puede albergar algunas de las respuestas que busco.

Una vez me he asegurado de que Anne está bien, salgo hacia Dennerim lo antes posible.

Una duda, la direccion por la que la bruja se fue es la misma que debo seguir para ir a Denerim?

Por cierto, recibiste mi mp?

—¿Vas a... ? ¡No!—Anne fue a mirarte por inercia y debió tratar de abrir los ojos en el proceso que soltó un grito de dolor llevándose las manos al rostro—. N... No hagas locuras, Alexei Es una maga ¡Te matará!

—Shhh... —la calmó la mujer separándole las manos con suavidad—. No te toques, cariño. En cuanto te haya refrescado lo suficiente con agua te pondré una gasa fina para que no te roce el pelo ni te moleste la luz mientras te cicatriza. Tendrás que ser paciente y no abrir los ojos en al menos un par de días para que sanes bien, ¿de acuerdo?

Anne apenas podía contener los sollozos pero no eran de miedo ya, eran de dolor. La pobre no debía saber ni como ponerse aunque asintió con toda la entereza que pudo reunir.

Ovalia extrajo de su bolsa un vial lleno de un líquido transparente y se lo puso en las manos para que lo pudiera coger.

—Toma, bébete esto, te calmará un poco el dolor.

Esperó a que la muchacha lo cogiese para hacerle una seña al campesino que antes había estado hablando contigo. Éste se apresuró a agacharse junto a ambas para que Anne no se quedara sola. La anciana hizo un aparte contigo.

—Es un tranquilizante—te aclaró—. Lo mejor que puede hacer ahora para sobrellevar el dolor es intentar dormir un poco.

Suspiró pellizcándose el puente de la nariz.

—Entiendo que quieras marchar en busca de respuestas, Alexei, no seré yo quien te detenga. Pero esa muchacha está muerta de miedo por ti: Puedes despedirte tú de ella ahora o puedo contarle yo que te has ido cuando se despierte y esté más calmada... No creo que eso último le guste pero le diré que tendrás cuidado y no correrás riesgos innecesarios si no quieres que se preocupe. Tú decides.

-No deseo que sufra innecesariamente, aun es una niña.-Digo mirando con agradecimiento a la sanadora.-Despideme de ella cuando se despierte y tranquilizala. Dile que volveré enseguida.

Acto seguido, vuelvo a lo que antes fué mi casa y busco con la mirada algún trozo pequeño de madera que pueda llevar conmigo a modo de recuerdo. Apenas si li suficientemente grande como para tallar un amuleto en el.  Una vez lo he cogido, lo meto en mi mochila y comienzo el viaje sin perder tiempo.

Alexei: 700 PX y 1 PH

Si decides gastar el PH, apúntame en un mensaje para director (en Off-topic) en qué lo gastas. Si prefieres ahorrarlo, te lo puedes guardar hasta que decidas usarlo (siempre y cuando sea antes de un combate/misión, claro, no me lo vas a aprender en medio de todo el tinglao xD)

Recuerda que tienes la lista de habilidades aquí. Si tienes alguna duda, pregunta en el Off.