Partida Rol por web

El Señor Keefles, el gatito familiar de Gabby, alzó la mirada para observar a Wynne. Después volvió a posarla en Gabby y suspiró largamente.

Derek dejó de lado su hieratismo al escuchar el grito de su hermana. Se giró justo para encontrar que ella venía a la carrera a por él. Riendo, el templario se adelantó y la tomó en brazos. La apretó contra la coraza y se lamentó de no llevar un atuendo más adecuado para demostraciones de afecto. Gabby era tan liviana que pudo darle una vuelta en el aire como hacían cuando eran más jóvenes. Le dio un sonoro beso en la mejilla y le olió el pelo, feliz.

-Te echaba de menos...

Gabrielle se encontró al Caballero Comandante y a Lynn en el umbral de la puerta que daba al recibidor, ésta fue a decirle algo pero la maga pasó tan deprisa entre ellos que tuvo que apartarse a un lado para no ser atropellada, giró como una peonza sobre un tobillo y luego se tuvo que agarrar a Greagoir para no irse de narices. El Caballero Comandante le dirigió una mirada interrogante y ella se limitó a reír por lo bajo. Despues ambos se adentraron en el pasillo.

—Vaya, veo que mi intuición sigue tan aguda como siempre—manifestó Irving pellizcándose la barbilla con una mano en teatral gesto meditativo.

El Primer Encantador no parecía molesto con la ruptura de protocolo, más bien le debía resultar divertida o al menos refrescante después de tanta rutina diaria.

Detrás de Gabrielle, llegaron un templario y una maga vestida con la túnica roja de Encantadora Superior que no resultó ser otra que Wynne. El gatito Familiar de Gabrielle caminaba pegado a sus talones.

—Lo tuyo no es intuición, es clarividencia, Irving—dijo ésta negando con la cabeza—. Es una teoría que confirmo cada año.

Le devolvió la mirada al gato y se encogió de hombros con simpleza.

—Admite que en cuanto cruzaste la puerta sabías tan bien como yo que iba a pasar esto.

El mago que había estado hablando con Greagoir, por el contrario, en un principio miró a Gabrielle con estupor, luego pareció caer en la cuenta de algo y suspiró aparentemente aliviado.

—Con permiso, Primer Encantador...

Irving asintió y el susodicho salió hacia los pasillos, seguido del templario que había venido acompañando a Gabrielle mientras hablaban algo referente a por dónde habían dejado el último orden de estanterías de la biblioteca.

En la sala tan solo quedaron Irving, Gabrielle, su hermano, Dreren, Wynne y un gato.

Irving carraspeó y esperó pacientemente a que la euforia se calmase un poco.

—Bien, ahora que estamos todos juntos, resumiré—dijo—. He hecho venir a Derek desde Risco Rojo para garantizar la seguridad del grupo. No es que no os crea capaces, si fuese así no os enviaría. Pero simplemente os encontraréis cosas ahí fuera que no siempre se resuelven con magia, o al menos no con la que de momento domináis.

Sonrió con el gesto de disculpa de un abuelo que acaba de decirle a su nieto que suelte el arco que todavía no puede ir de caza solo.

—Derek, tus compañeros pueden explicarte los detalles, pero grosso modo: hace poco una maga rompió su filacteria y huyó de la torre. Creemos que se ha dirigido al este y no sabemos si puede haberse convertido en una maléficar o no. Por lo pronto es una apóstata... así que vuestro cometido pasa por seguir su rastro, encontrarla, y traerla de nuevo al Círculo.

Hizo una pausa y levantó ambas cejas.

—¿Alguien tiene alguna pregunta?

El rostro de Dreren no sería de decepción, en realidad se alegraba, y mucho de tener compañía. La necedad no iba con él en muchos sentidos, entre ellos, el de darselas de orgulloso, solo no duraría mucho, el no era como la que ahora llamaban "apóstata" con una frialdad que enturbiaba la mente del hechicero.

 Si Irving consideraba que Gabrielle sería una ayuda, Dreren no tenía nada que decir al respecto. No pudo impedirle a sus ojos seguir la silueta de Lynn, tan interrogante como con la presencia de aquel templario. Su opinión al respecto era, por el momento, reservada, y se la guardaría hasta que le pidiesen su opinión. Ser sincero en ocasiones daba problemas, era mejor serlo pero cuando se lo podía permitir, ahora...no podía.

 La expresión del hechicero se había convertido en la de un joven meditabundo que miraba con ojos tenues hacia el horizonte, perdidos en algún lugar de su propia mente. Hasta que sacudió con violencia y discrección la cabeza, y enfocó a la extraña pareja.

 - Ninguna por mi parte, Primer Encantador. - Se inclinó ligeramente y al erguirse de nuevo aseguró el equipaje con el que cargaba.

 - Pero..con el debido respeto, ya nos lleva bastante ventaja. - No se apresuraba, su tono era tranquilo, y también su silueta, allí plantada, no podría ser más estática y paciente. Debían hacer aquello despacio precisamente porque querían terminarlo lo antes posible, o...esa era la impresión. Aún así, si se confiaban desaparecería para siempre.

 Jeh...seguro que "Gregoir" opina como yo...

 Pensó para sí ironizando.

Gabby se emocionó cuando su hermano la abrazó. Empezó a reír y a sollozar entrecortadamente, todo a la vez. Había sido la sorpresa más hermosa que le hubieran dado nunca. La maga tenía muchas cosas que contar y preguntar a su hermano para ponerse al día, pero debían esperar. Se separó suavemente de él, pero no del todo, como si temiera que se fuera a esfumar si dejaba de tocarlo. En lugar de ello, dejó su brazo enlazado detrás de su espalda mientras atendía al Primer Encantador. Aunque sabía que estaban hablando de cosas muy serias no podía dejar de sonreír como una boba y, de vez en cuando, se tenía que enjugar las mejillas resplandecientes de lágrimas. También observaba furtivamente a su hermano y le dedicaba una sonrisa radiante de tanto en cuanto.

—No, Primer Encantador. Ya las hice todas en su momento. Estoy preparada para partir —se volvió a emocionar y tuvo que sorber por la nariz y enjugarse las lágrimas con el dorso de la túnica. Añadió con voz temblorosa:—. Muchas gracias por portarte tan bien conmigo, Primer Encantador. No podía haber pedido más del Círculo. Me lo habéis dado todo y os llevaré siempre en mi corazón.

¿Alguien necesita insulina para el subidón de azúcar?

«¡Astucia! ¡Mira, ven a conocer a mi hermano!» no hacía falta que dijera nada más. Era un torrente desatado de sentimientos que sin duda el espíritu percibiría.

Sentiste el tenue roce de otra conciencia con la tuya, como alguien que mete un dedo en el agua para comprobar si está muy fría antes de tirarse al lago o algo así. Luego percibiste la presencia familiar del espíritu que parecía entre intrigado y confundido con el hecho de que lo llamaran directamente para "que se asomase a mirar". Aunque lo que de pronto manifestó fue sorpresa.

«Vaya» escuchaste la voz en tu cabeza tras varios segundos. Astucia parecía tan curioso como inquieto por la presencia de tanta gente, aunque la curiosidad iba ganando terreno, todo había que decirlo «Menuda fiesta tenéis aquí montada. ¿Tu hermano es templario?, eso no me lo habías dicho. Bueno, espera, no me habías dicho ni que tenías un hermano, aunque teniendo en cuenta que no lo pregunté...»

El espíritu pareció jocoso con su propia chorrada.

«Me alegra verte tan contenta» dijo al final. Pero entonces algo pareció llamarle la atención «Es... pera, ¿quién es ese otro?»

«Sí, es un templario. ¿Por qué? ¿Hay algún problema?»

Después sintió la curiosidad de Astucia. ¿A quién se refería, a Dreren o a Irving?

«¿A cuál de los dos te refieres? El de la barba es el Primer Encantador Irving. El joven es Dreren, y lo que ves son tatuajes de lirio. ¿Es eso lo que te llama la atención?»

«No, al revés: es una suerte. Siendo templario lo podrás ver más, ¿no?»

Astucia hablaba como alguien que comenta una cosa mientras es incapaz de pensar en otra.

«Por todos los lúcilos del Velo... ¡y tanto que es lirio! ¿No oyes cómo canta?» hizo entonces una pausa como si acabase de caer en la cuenta de algo «Oh, es verdad. Que el espíritu soy yo»

Soltó una risita, parecía haberse acostumbrado pronto a la presencia de tanta gente por el mero hecho de saber que no podían verle, pero tú no lograbas distinguir si Dreren le inspiraba sorpresa, admiración, o espanto.

«Por explicártelo de una forma... ¿Sabes el sonido que obtienes si tocas el borde de cristal de un vaso con el dedo mojado?» dijo «Pues para nosotros el lirio vibra de esa forma, por eso decimos que "canta", aunque los mortales no podéis oírlo. También para mí ese Dreren brilla tan nítido como una almenara pero tú sólo ves los tatuajes azulados, ¿verdad?

El espíritu pareció pensativo.

«Buf... Ese tipo es un temerario o directamente está chiflado. Tanto lirio puede ser mortal para los humanos, ¿cómo demonios hizo eso sin intoxicarse?»

«Debe ser muy hermoso. Me gustaría oírlo.» dijo Gabby «Pues se lo hizo Lynn. ¿Te acuerdas de ella, no? Creo que siguió un antiguo ritual de la Capilla. El Primer Encantador también estaba asombrado de su trabajo.»

Astucia pareció quedarse pensativo un momento cuando mencionaste lo del canto del lirio.

«Bueno, eso... »

Pero entonces le dieron la respuesta a su pregunta y aquello acaparó todo su interés.

«¿Que lo hizo Lynn?» repitió sorprendido «No me extraña que vuestro jefazo estuviese tan asombrado, esa chica tiene unas manos milagrosas, me pregunto qué más podrá hacer con ellas... »

Hubo un silencio sepulcral y al segundo después pareció caer en la cuenta de algo porque primero se alarmó y luego soltó una carcajada.

«¡Hacedor! ¡Juro que no quería sonar tan ambiguo!»

De alguna manera inexplicable, sabías con certeza que estaba siendo sincero (¿tal vez por el vínculo?) pero como le costaba no ahogarse con la risa, cualquier otro que lo oyera no pensaría lo mismo.

«Ay... lo siento, en serio, cuando dije lo de las manos me refería a... » dijo tras controlar las carcajadas «...a que un talento así es digno de un encantador. El lirio es magia en estado puro, imbuirlo con éxito no es algo al alcance de cualquiera, ¿me sigues?»

Derek se sintió enternecer al contemplar la dicha de su hermana. Era tan feliz y tan buena, tan inocente... Casi había olvidado lo emotiva que se ponía en ocasiones, pero lejos de molestarle, aquello le gustaba mucho. Gabby era como un rayo de sol hecho persona: la alegría y la dicha personificada, siempre llena de energía y capaz de animar a un muerto. Derek se prometió en aquel instante que daría lo que fuera por mantenerla a salvo y feliz.

-Gracias, Primer Encantador.

Suponía que era cosa del tal Irving el haberlos reunido. Debía de tenerle cariño a Gabby; no era difícil. Por otro lado no pudo evitar una cierta punzada de celos. Si había habido algún otro iluminado, algún iniciado al que Gabrielle hubiese llamado la atención y él no hubiera estado allí para impedirlo...

Gabby se sonrió ante el alborozo de Astucia. Pero se había sonreído tantas veces mirando a su hermano que nadie sospechó nada. El hilo que tomó la conversación la pilló desprevenida. Se había aplicado tanto en el estudio del Velo para preparar su angustia que una cuestión académica de otra índole la sorprendió.

«Sí... es lo de los tranquilos, ¿no? Que... no usan la magia como nosotros sino de otra manera. Para fabricar cosas...»

«¿Los Tranq... ? ¡Ah! Esos tipos a quienes cortan del Velo»

Percibiste de alguna manera que Astucia sentía un escalofrío ante lo que significaba aquello para él.

«Lo que iba diciendo... Los encantadores son capaces de imbuir magia en un objeto. Lynn no es maga que yo sepa, pero ha sido capaz de imbuir lirio ya no en un objeto, sino en una persona viva. Un solo rasguño mal hecho habría metido tanto lirio en la sangre de ese chico que habría muerto en cuestión de minutos. Así que eso significa que tu amiga simplemente lo hizo perfecto, en el sentido literal de la palabra» explicó «Imbuirlo en un objeto debría resultarle entonces un juego de niños. Estoy seguro de que si se lo propusiera podría crear runas con los ojos cerrados... »

Hizo entonces una pausa antes de añadir de modo anecdótico:

«Que por cierto... ¿no iba a venir también? ¿Dónde está?»

«No sabía que era tan habilidosa» admitió Gabby, y eso que Lynn le contaba todo. ¿Acaso sería ella misma consciente de su pericia?. Tendría que hablar con ella sobre el asunto «La he visto antes marcharse con el Caballero Comandante Gregoir. El líder de los templarios aquí en el Círculo, vaya. Pero sí, viene con nosotros, ¿por qué lo preguntas?»

«Curiosidad... »

Casi podías imaginarte la sonrisa pícara que solía acompañar a aquél tono pillo tan característico del espíritu.