Partida Rol por web

El Señor Keefles se relamió desde los brazos de Gabby.

—Al menos el paseo en barca tendrá aperitivo...

Wish se echó las ancas a la cabeza y tembló completamente durante unos instantes. Estaba tan paralizada que la ranita apenas pensó en una escapatoria, a pesar de que lo tenía fácil rodeada de agua.

Gabby miró a Dreren con intención.

—Creo que será mejor que Wish vaya contigo. Me gustaría hablar con Lynn... en privado.

- Si. Será lo mejor.

 Le apasionan los viajes en barca. - Disculpó a su familiar mientras se acercaba a Wish.

Era casi seguro que tendría que recogerla con las manos el mismo. Miedosa...

 - Pero es obvio que no lo ha pensado bien. - No rió, pero si sonrió con complacencia. Wish había hecho exactamente lo que tenía que hacer, pero como con la decisión de Dreren al permitir aquella toma de decisiones, Wish había perdido también su combate contra el familiar de Gabrielle.

 ¿De verdad creera que un familiar con esa apariencia y conducta tiene ganas siquiera de caminar para cazar?

 Recogiendo a su familiar entre las manos lo resguardó en la manga, sobrante, de su túnica. Era toda una tarea con el bastón de mago bajo el brazo.

 Wish aún temblaba.

«Es curioso que lo percibas así. Para nosotros, un sueño tiene siempre más fuerza y es más maravilloso que el mundo real. Osea, los magos que vamos conscientes al Velo sabemos que no es así. Pero lo es para el resto de los mortales.»

Astucia contestó con algo que sonaba a refrán, pero que daba la impresión de esconder una respuesta.

«Porque los sueños, sueños son... »

Lynn miró alternativamente a Dreren y a Gabrielle, sus ojos violetas saltaban de uno a otro cada vez que alguno hablaba. Y jugueteaba inconscientemente con el extremo de la larguísima trenza que le colgaba por el hombro.

Cuando finalmente todo pareció decidido, suspiró.

—Bueno... pues hasta ahora.

Se acercó a la barca y puso primero un pie para asegurarse de que no se movía mucho. Entonces pasó el otro y se sentó en el extremo contrario al barquero, donde se suponía que los pasajeros iban.

Gabby devolvió el beso de su hermano, asintió a las palabras de Dreren y se cercioró de que Wish permaneciera donde debía. Después borró el ceño de su frente y dedicó una sonrisa al barquero antes de subirse a la barca.

—¡Buenos días, Jhonas! Yo también creí que no existía la simpatía entre los barqueros. El anterior barquero no lo era tanto como tú, al menos —dijo Gabby—, aunque quizá influyera que era una niñita asustada...

Agitó la mano para despedirse de su hermano y de Dreren.

—¡Nos vemos ahora!

- Disculpa que te sea franco, y quizás, directo.

 ¿Podrías poner en mi conocimiento cuales son exactamente tus órdenes al respecto de esta compañía y el cometido que se le ha asignado?

 Todo moviendo únicamente los labios. La mirada estaba fija en la embarcación que se alejaba y la voz fue clara, pero esperaba que no lo suficientemente fuerte como para que le oyese alguien más además de Wish y Derek.

 Wish terminó en el interior de la ropa de Dreren de nuevo, invisible, pero más inmovil que de costumbre. Dreren se apoyaba en el bastón de mago muy parcialmente, y su diestra caía por su propio peso sin movimiento, salvo quizás el de la manga de su túnica desplazada por la brisa.

 El exterior era doloroso para sus tatuajes, sensibles al cambio de temperatura...

El barquero parecía patidifuso ante tanta amabilidad.

—Buenos días, señorita—respondió—. Ya podían sacar más de donde has salido tú.

Se quedó un segundo callado y luego soltó una carcajada. Liberó el cabo que mantenía atada la barca, lo enrrolló a bordo y tras empujar con un remo sobre la plataforma de madera para alejarse del embarcadero, comenzó a remar.

El paseo en barca era de lo más agradable que habías hecho en mucho tiempo. Sentías la cercanía de Astucia, quien había estado callado curioseando los alrededores... Pero en el momento en el que habías dicho que querías hablar en privado con Lynn, la presencia cálida del espíritu se había retirado. Caiste en lo desconcertante que resultaba el haberte dado cuenta de ello porque de por sí el sol calentaba derramando sus rayos sobre el lago.

A despecho de las ganas que parecía tener de explorar todo aquello, Astucia seguía fiel a su afirmación de que no le gustaba interferir en el libre albedrío de la gente. Tal vez aquello incluyese "asuntos personales de la gente".

La brisa era suave y alborotaba tus rizos. Lynn por su parte, se había inclinado ligeramente sobre el flanco de la barca y jugueteaba distraída con las puntas de los dedos de una mano trazando estelas sobre la cristalina superficie del agua, de la que de vez en cuando brincaba algún pez.

Gabby se acercó un poco a Lynn, no demasiado para no desequilibrar la barca pero lo suficiente para poder hablar discretamente con Lynn en voz bajita.

—Siento si he sido un poco brusca, pero tenía que hablar contigo —susurró. Gabrielle conocía a su amiga desde hace mucho y sabía que le había hecho ilusión que Dreren dijera de ir con ella—. Es importante, sobre el lirio que tatuaste a Dreren. ¿Dónde lo aprendiste?

Lynn dejó los peces en cuanto notó que te estabas acercando a ella.

—No pasa nada—se obligó a esbozar una sonrisita—. Si tenemos todo el camino por delante...

Sacudió ligeramente la mano sobre el agua y se enderezó secándose las puntas de los dedos en la manga de la túnica.

—¿Lo de grabar lirio?—respondió entonces parpadeando al no esperarse la pregunta—. Pues... es una técnica que usa la Capilla para encantar los escudos, las armaduras y las espadas de algunos templarios. Antiguamente se tatuaba también en la piel pero dejó de hacerse porque era bastante arriesgado: algunos no lo toleraban.

Lo último la hizo ruborizarse un poco y desviar ligeramente la vista, tal vez porque no sabía si lo que tocaba ahora era una regañina o no.

—A eso iba. Una gota de lirio en la sangre y Dreren no lo hubiera contado. ¡Pero no te saliste del dibujo! Tienes un talento excepcional, Lynn. Astucia me lo ha dicho: si hiciste ese trabajo con Dreren, podrías grabar runas sin esfuerzo. ¿Lo has intentado alguna vez?

—¿Qué?

Lynn parpadeó de forma tan cómica que casi se puso bizca por un instante, entonces sacudió la cabeza y volvió a empezar.

—Hacedor... No esperaba que me salieras por ahí—confesó sin perder el rubor aunque ahora evidentemente no era por temer una regañina, sino por el "piropo inesperado"—. No, claro que nunca he probado a hacer ninguna runa, no soy encantadora.

Hizo entonces una pausa al caer en la cuenta de algo que habías mencionado.

—Espera. ¿Astucia? ¿Tu espíritu dijo eso?—preguntó bajando la voz al mencionarlo—. ¿Y él cómo lo sabe?

-En realidad debo de ser el que menos sabe -dijo con seriedad, muy conciso-. Hay una maga huida y tendremos que cazarla, eso es todo. Mi papel es protegeros de ella y ocuparme de que no haga más daño, me imagino. Se supone que sois vosotros los que tenéis que explicarme la cosa a fondo.

Derek no estaba de buen humor y no tenía ganas de contestar las dudas de aquel mago que probablemente estuviese mirando a su hermana desde allí. Quería cruzar y hablar con ella, que le contase cómo había sido su adiestramiento, las cosas que había aprendido, que había visto... y a quiénes había conocido.

—Escuchó el lirio cantar —respondió Gabby—. Es magia en estado puro, y los espíritus lo escuchan vibrar. Astucia opina que te debería resultar muy fácil crear muy runa si te lo propusieras. Puede que no lo sepas, pero YA tienes la habiliadd de una encantadora, Lynn. 

- Encontrarla. Dar con ella. - Especificó como una corrección, aunque lo hizo desinteresadamente, como si no hubiese emoción alguna que le llevase a evadir una palabra como "cazar" que Dreren entendía sólo viable para la búsqueda de un animal salvaje o algo peor...además, añadió: - Y hasta el momento no ha hecho más daño que la toma de decisiones en contra de lo esperado por parte de un miembro leal del círculo. - No disfrutaba con la etiqueta en un mago de "peligro inminente" daños directos y colaterales asegurados.

 - Es un alivio contar contigo entonces. - Sólo en ese momento le miró. A los ojos, pacientemente. - Si tienes alguna pregunta al respecto o necesitas algo puedes plantearnosla sin ningún problema.

 Aunque me imagino que tendrás más experiencia que nosotros en lo referente a encontrar desaparecidos. - No había condescendencia, pero sí cierta intencionalidad a la hora de dirigir lo que pretendía ser una conversación, una no precisamente para romper el hielo...aunque haría las veces a la perfección.

Lynn no debía estar muy acostumbrada a que la halagasen, o bueno, como hermana de la Capilla no debía ser precisamente de las chicas que van por ahí mientras la gente les suelta piropos y silbidos al pasar... porque no supo qué contestarte en los primeros cinco segundos. Simplemente se quedó rascándose una mejilla con gesto confuso.

—¿El lirio canta?—aquella idea la hizo esbozar una sonrisita casi infantil, como a quien acaban de contarle que existen las hadas—. Qué bonito.

Debió darse cuenta de lo boba que debió sonar que se llevó una mano a los labios y rio por lo bajo.

—Bueno, es que... —titubeó—. Es que no sé si debería... es decir, no sé si puedo ser encantadora y hermana de la Capilla ala vez.

Parecía indecisa.

—Qué raro, seguro que si tu espíritu se dio cuenta, Irving también, o Greagoir. ¿Por qué no me dijeron nada?

Gabrielle se encogió de hombros.

—¿Has dejado de ser una Hermana de la Capilla por dejar de usar el hábito? —le preguntó—. Son nuestras acciones las que definen quiénes somos, no los hábitos, ni las etiquetas que otros nos otorgan. 

Aquello le había quedado muy bonito, pero Gabby no estaba segura de sus propias palabras. Ella misma habría sido una Hermana si su don no se hubiera interpuesto en su camino.

—Visto lo visto yo creo que Irving sabe muy bien lo que se hace. Si buscabas una explicación de por qué te han enviado en esta misión en vez de ponerte un castigo... esa podría ser la respuesta. Quizá esperaban que utilizaras tu don para ayudarnos.