Partida Rol por web

Lynn se volvió a llevar las manos a la cabeza al mencionar a Dreren, como si le hubiese entrado una repentina migraña.

—Maldita sea, otra vez—masculló con fastidio. Parpadeó un par de veces, pareció pasársele y volvió a mirarte.

—Lo sé, Gabby, no pierdo la fé—dijo esbozando con sonrisa sesgada—. Es verdad que no han parado de salirnos las cosas mal pero ya toca que empiecen a salirnos bien. Hemos ayudado a buenas personas por el camino y ya únicamente por eso merece la pena... Es sólo que no logro concebir que Ayla haya logrado alejarse tantísimo del rango de la filacteria en tan poco tiempo.

Se puso en pie sacudiéndose las manos humedas de haber escurrido la melena.

—Y yo debería secarme o cogeré un resfriado.

Gabby entrecerró los ojos.

—No me gustan nada esas migrañas repentinas. No he oído hablar en el Círculo de ningún encantamiento que explique lo que te ha pasado y te sigue pasando. No es que no los conozca, es que ni siquiera he oído hablar de algo así. Y lo único que no se estudia en el Círculo es la Magia de Sangre. Si te encontraste a Ayla y de algún modo te manipuló con magia de sangre... puede explicar muchas cosas. Para empezar, tal vez ni siquiera esté fuera de rango, pero te haya encantando para que no puedas usarlo, o reconocerla a ella, o entender si quiera la señal que te manda el amuleto.

Puso una mano en la suya.

—Mañana memorizaré un conjuro de protección contra el mal. No podrá devolverte la memoria, pero bloqueará cualquier efecto activo de control mental.

Lynn guardó silencio. Notaste que se humedecía los labios disimuladamente por lo que te dió la impresión de que tu hipótesis le había dado un escalofrío.

—S... Si tuvieses razón no creo que funcione con la filacteria—titubeó con un poco de nerviosismo—. Es decir, a menos que me afecte a la percepción. En ese caso puedo hacer la búsqueda delante de ti y comprobamos si brilla o no.

Te palmeó la mano.

—Y si crees que esa protección puede ayudar, de acuerdo. Yo desde luego no me voy a oponer.

Gabby soltó el aire de golpe, mirando la cadenita.

—No estoy segura de que debiera hacer esto. Las filacterias funcionan con magia, ¿no? Debe haber algún motivo por el que las manejan los que no son magos. Pero... tú sabes más de esto que yo —dijo, sintiéndose rara con la última frase—.  ¿En qué consiste exactamente?

Lynn se encogió de hombros y sonrió con resignación.

—El único motivo es que el funcionamiento de las filacterias es secreto para los magos—respondió—. Ya bastante difícil es perseguir a un apóstata como para que aun encima conozca el modo que usan para perseguirlo y se le ocurran maneras de burlarlo, ¿no?

»En cuanto a si funciona con magia... sí y no. Es decir, necesitas lirio pero no lanzas ningún conjuro. Y tampoco es lirio cualquiera, es polvo de lirio imbuido con lúcilos del propio Velo el que me dio el Caballero Comandante.

Le dió entonces unas palmaditas al saquillo que pendía de su cinto. Luego se mordió el labio inferior sabiendo que estaba a punto de hacer otra cosa que no debería.

—Si se entera de estoy voy a estar en un lío MUY gordo... pero supongo que es por una causa de fuerza mayor. Te lo ruego, Gabby, sé discreta—suspiró resignadamente—. Si lo hago delante de ti es sólo porque SÉ que eres la última maga sobre la faz de Thedas que jamás se convertiría en apóstata, ¿vale? No sé me ocurre en quién más podría confiar.

Aguardó a que le dieses algún tipo de gesto afirmativo o negativo y cuando asentiste, continuó.

—El cristal de la filacteria también es especial; la arena del que se saca está mezclada con el mismo polvo de lirio y tiene una runa de búsqueda grabada. Si espolvoreas sólo una pizca del saquillo encima de la filacteria, brillará cuanto más cerca esté el mago. Tendría que estar a unos dos días y medio de viaje o alguna exageración así para que no emitiese ni el más mínimo fulgor y según Dabona debería llevarnos sólo uno.

Mientras hacía esto, metió la mano en el saquillo y sacó una pizca del brillante polvo azulado. Podías sentir cómo zumbaba de pura energía mágica. Cuando lo espolvoreó sobre el medallón, aguardó un par de segundos. No viste una sola luz pero tu amiga se te quedó mirando como esperando a que le confirmases si tus ojos veían lo mismo que los suyos.

Gabby se quedó mirando unos instantes al amuleto, como si fuera capaz de hacerlo brillar a base de testarudez.

—Nada —admitió en un suspiro—. Pero me quedaré más tranquila lanzándote el conjuro mañana.

Se levantó.

—Te dejo que te seques el pelo. Voy a... ¡escapar en apostasía! —Gabby le sacó la lengua a su amiga y salió corriendo, riendo.

—Está bien—suspiró Lynn—. Pero será mejor que me lo seque en la fogata del campamento o cogeré una pulmo... ¡eh!

Cuando hiciste la chorrada, por supuesto salió corriendo detrás de ti. Al irrumpir a la carrera en el campamento, todo el mundo giró la cabeza hacia ti creyendo que ocurría algo pero al ver que quien te "perseguía" era Lynn, las cabezas cambiaron de blanco a ella y una de cada dos pares de cejas se arqueó.

—¡Está huyendo en apostasía!—respondió tu amiga medio riéndose medio en defensa propia—. ¡Sólo cumplo con mi deber!

Os pusisteis a serpentear entre carreta y hoguera. En determinado momento, el mabari se unió a la carrera ladrando con excitación aunque ni él parecía tener claro a quien había que perseguir. De hecho, a veces os adelantaba a las dos y tenía que volver atrás. Nolan reía a carcajadas por lo absurdo de la escena, Belgar resopló poniendo los ojos en blanco y murmurando algo sobre que la juventud de estos tiempos estaba para encerrar y Balaena os miraba en silencio con un atisbo muy tenue de sonrisa. En cuanto a Asthan... él os miraba desde el estanque, con los ojos como platos.

Gabby tomó una decisión en una fracción de segundo y corrió en línea recta hacia Asthan, imaginándose (y era mucho imaginar) que era un ariete en forma de mujer. Cuando llegase al elfo lo abrazaría y gritaría: ¡casa! para que Lynn no pudiera pillarla.

La cara de Asthan se descompuso en una cómica expresión mezcla de sorpresa y susto cuando os vió a las dos enfilar hacia él. Cuando lo abrazaste ya se estaba cubriendo con los brazos como si se viera venir que íbais a pasarle por encima aunque cuando no pasó tal cosa, separó un brazo y asomó un ojo primero para explorar y, acto seguido, para mirarte con extrañeza.

—¿"Casa"?

Lynn llegó poco después de ti aunque ella se paró visiblemente desconcertada porque tuvieses tanta confianza con un dalishano que acabábais de conocer. Sin embargo, la pregunta de Asthan desvió su atención y sonrió entre jadeos.

—¿Los dalishanos no jugáis a este tipo de cosas?—dijo—. Si llegas a la "casa" antes de que te atrapen, ganas.

Se cruzó de brazos como si fuera a regañarte, soplando teatralmente un mechón mojado de la frente y todo.

—Pero Gabby ha hecho trampa; ha designado la casa que ha querido unilateralmente.

El elfo parecía un poco indeciso sobre cómo afrontar aquello. Lynn acababa de hablarle a él, no te estaban hablando a ti mientras él observaba desde el Velo. Lo veían perfectamente por una vez.

Gabby soltó todo el aire en una risa y después respiró a gusto, tumbada sobre la hierba. Daba gusto disfrutar con aquellas pequeñas tonterías, después de tanta lucha y tanto problema. Esbozó una sonrisilla traviesa y se parapetó detrás de Asthan antes de soltar un profundo silbido.

—¡Kaaaaando! ¡Ven, muchacho!

Por supuesto, llegó el perro y llegó el desastre; para empezar derribó a Lynn al llegar corriendo por detrás, la cual se cayó sentada en el suelo soltando una exclamación seguida de un gruñido. Luego embistió a Asthan que soltó un grito ahogado.

Y luego se te cayeron los dos encima.

El elfo rebulló hasta lograr escabullirse medio arrastrándose de espaldas hasta que topó con un árbol y no pudo retroceder más. No parecía hacerle especial ilusión el exceso de cariño por parte del mabari, el cual se dedicó a llenarte de besos (y babas) la cara aprovechando que te tenía a su altura. Luego trató de seguirlo a él, pero Asthan se volvió a cubrir con los brazos.

Lynn se estaba riendo entre dientes pese a que se había dado un buen culazo ya sólo por lo estúpido de la escena pero al advertir que Asthan no parecía muy cómodo con la misma, se levantó para agarrar al mabari del collar y tirar con suavidad.

—Bueno, vale ya—dijo. Y en ese momento se convirtió en el blanco de los lametazos del perro, con lo que tuvo que aplacarlo antes de seguir—. Vayamos a cenar algo antes de que Belgar termine con la olla entera.

Gabrielle: 300 PX