—¿Y cómo se supone que te lo voy a demostrar?—respondió Emeric con cierta impaciencia—. Si sales del Velo no puedes volver a entrar como si lo hicieras en una taberna. ¡Si salimos esa cosa se escapará! ¿Es que no puedes simplemente confiar en lo que te digo y punto?
-¡Prefiero que escape un demonio a cometer un error y matar a mi hermana! Sólo hay una salida pacífica: nos vamos de aquí y no hacemos nada. Si pasa algo me responsabilizaré después, pero no voy a dejar que hagas nada. La amenaza sigue en pie -advirtió Derek, cada vez más firme.
Miró de reojo a Gabrielle y acusó un fuerte dolor en el vientre. No quería mirarla por temor a que le confundiera más.
-Nos vamos. Ahora.
Motivo: persuasion
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+10)=29
Emeric pareció dudar un momento y tragó saliva con la mandíbula tensa. Los tipos grandes, blindados, musculosos y armados no eran de los que más le gustaba tener en su contra precisamente.
—¡Es... Está bien, está bien!—terminó farfullando mientras agitaba las manos en señal de tregua—. Aunque me gustaría saber cómo vas a "responsabilizarte" de dejar huir a un demonio. Hacedor... creía que os entrenaban más duramente.
Suspiró y, sin dejar de mirar ceñudo a Gabrielle, te tendió una mano.
—Ven, vámonos.
Derek se giró por última vez.
-Lo siento, Gabby. Tengo que saberlo.
El aspirante a templario cogió de la mano a Emeric.
Sentiste instantáneamente una sacudida que te recorrió todo el cuerpo, no es que fuera insoportable pero se te antojó similar a haber cogido una anguila eléctrica. Notaste como si una fuerza invisible tirara de tu mente y la última visión que tuviste fue la de Gabrielle con el rostro arrasado por las lágrimas antes de que todo se volviera repentinamente negro.
Lo siguiente pudo haber sido un segundo después, una hora después, o un año después. No podrías definirlo pero abriste los ojos con un respingo y te encontraste tumbado en la cama de la posada. El sol de la mañana se colaba por la ventana amortiguado por la bruma matutina.
Derek saltó de la cama y se acercó a la ventana. La torre seguía allí, pero no había nadie en la puerta. Eso le tranquilizó. Había estado en lo cierto. No había sido real, su hermana no había salido a encontrarse con él. Se trataba de un demonio, después de todo. Tendría que estar alerta.
Tras vestirse salió de su cuarto en busca de Emeric. Quería llegar a la Torre de inmediato para encontrarse con la Gabrielle real, para abrazarla de manera real. Así estaría seguro de que había hecho lo correcto dejándola atrás.
No tuviste que buscar mucho para encontrar a Emeric, más que nada porque en cuanto abriste la puerta te topaste al mago en el pasillo.
Cruzado de brazos contra una pared y gesto entre fastidiado e inquieto, parecía estar esperando. Cuando te vio se limitó a descruzar un brazo y a hacer un amago de saludo con él, como si te invitara a pasar por el pasillo para bajar.
-¿No tienes nada que decir? -preguntó Derek cuando lo tuvo frente a frente-. Bah, no me importa. Vamos de una vez a ver a mi hermana, joder. Espero que esta vez no haya trucos.
Y tras ello pasó por delante del mago con muchos aires de arrogancia. No quería escuchar a Emeric ni oír un "te lo advertí". Había hecho lo que había considerado justo y punto. Habría que verlo a él en una situación parecida, obligado a acabar con la persona a la que más amaba en el mundo.
Ahora nada de eso le importaba demasiado. Necesitaba ir a la Torre ya.
—En realidad tendría demasiadas cosas que decir—suspiró Emeric torciendo el gesto—. Aunque me quedaré con "de nada".
El mago esperó a que pasases. O no tenía ganas de discutir, o simplemente se le había quedado la preocupación en el cuerpo. Una vez lo hiciste, te siguió escaleras abajo. Esta vez el posadero estaba en su sitio limpiando las jarras. Y os preguntó si queríais desayunar.
Cuando acabásteis y salísteis de la taberna también había jirones de bruma matutina flotando perezosamente por la superficie del lago, pero Gabrielle no estaba allí esperando. Pudiste ver al barquero en el embarcadero pero no estaba martillando su barca. Se encontraba sentado en la pasarela de madera mirando ociosamente al agua.
-Espero que estés esperando a embarcar a los primeros pasajeros del día -dijo Derek con tono agrio.
Otra negativa por parte del barquero iba a ponerlo un poquito agresivo. Ya se había desquiciado suficiente mientras dormía.
El barquero giró la cabeza por encima de su hombro para poder mirarte
—Oh, eres tú—respondió—. Ehr... "Buenos días" a ti también.
Se puso en pie con un trabajoso gruñido y la espalda le crujió, con lo que el hombre se frotó los riñones con ambas manos murmurando algo acerca de pedir un aumento de sueldo.
—En realidad estaba descansando. Pero si lo que quieres saber es sí la barca ya está lista: sí.
Señaló con una mano el borde derecho del embarcadero. Desde la posada no se divisaba pero ahora, justo al lado, pudiste ver la barca en el agua, como nueva.
—Supongo que queréis cruzar, ¿no?—preguntó—Pues venga, subid. Y cuidado con sacar las manos por fuera.
Derek: 200 PX
-No me oirás quejarme de que la armadura me pese. Cada uno con su problema -murmuró Derek sentándose en la barca. No quería iniciar una tangana, pero era un alivio poder superar a alguien sabiendo que era mejor y más fuerte que él.
No siguió el juego del barquero o de Emeric, si es que se metía. Se quedó mirando la lejanía, esperando a que la Torre se hiciera cada vez más grande...