Partida Rol por web

La oscuridad que invade la sala se agita, al tiempo que la ira y la sorpresa de mi mente se solidifican dando forma a mis oscuros deseos. Tch´me debe una explicación.

¡Detente! -digo enfurecido a la fulana. Despues de decir lo que he dicho delante de ella y de actuar así, lo tiene realmente dificil para sobrevivir. De las sombras de las sillas, de las mesas, de las esquinas, surgen tres zarcillos de sombra que agarran a la fulana por el cuello y las piernas. Aprietan pero no ahogan, no podrá soltar ningun grito porque el del cuello le tapa la boca.

- Ahora, amigo Tch´moar, ¿tienes alguna explicación para darme sobre el comportamiento de tu fulana? ¿Cómo sé que no está controlada por los Setitas? ¿Cómo se que no nos va a delatar ahora mismo? ¿Y cómo sé que no lo ha hecho ya?
Te advierto de que aunque sea tu sirvienta, si tu no puedes explicarme su comportamiento morirá aquí y ahora.

Estoy enfurecido. No con Tch´moar, por supuesto, pues parece igual de sorprendido que yo, sino por la situación. Parece que vamos a tener problemas y no me gusta. Yo que quería empezar ya la vigilancia de Anum...

La extraña bestia del brujo de ebano me preocupa, al igual que sus sospechas sobre si alguein a seguido al ibero. Pero no fue el ibero el que me trajo hasta aqui.

Aunque escucho la conversacion mis ojos buscan en mis cercanias a la bestia que el brujo a dejado suelta pues puede que no se deje angañar como los mortales.

La informacion sobre Anul es sumamante interesante, el ser que vi en el dormitorio del faraon debe ser el instrumento que usa el Setita para controlar o influenciar al faraon.

Lo que me sorprende es que la reunion tenga lugar en el local de Joseth, el chiquillo de Anul. Tch'moar deberia saber eso, como minimo.

En espera de observar la salida de mi hermosa dama, se concentró en atar un poquito más si cabe a los animados soldados que disfrutan de una hermosa velada acompañada con uno de los más interesantes aditivos, el alcohol. Sería de gran ayuda que esos soldados desearan mostrarse por está casa a menudo para ayuda del sacerdote.

Tch'moar se levanta, más curioso que alarmado por los movimientos de la mujer, la agarra de la barbilla y se pierde en sus ojos durante un instante, como si pudiese devorarla por dentro con sus ojos oscuros.

- En efecto, no sabemos quién la controla, pero es razonable suponer que son los setitas. El viento nocturno me dice que si intenta salir de aquí por su propio pie es porque debe entregar información, de forma que aún estamos a salvo en ese aspecto. Lo que debemos decidir ahora es cual es el curso de acción más astuto: mantener prisionera a la prostituta y tratar de obtener de ella lo que sabe, que era por lo que la llevaba conmigo antes de conocerle, señor ka-Beles, ya que acabo de encontrarla, o dejarla ir con la esperanza de que nos lleve a quien la tenga subyugada de esta forma.

De alguna forma parece haber cambiado el trato del desconocido por parte de Tch'moar, pues sus palabras han cobrado un tono sutilmente más amigable, cercano y confiado.

- Si está de acuerdo, podemos optar por ambos caminos, aunque sugeriría prepararla para una muerte inmediata en caso de perderla de vista. ¿Alguna idea? Por lo pronto puedo asegurar que esta mujer ha estado en contacto con Joseth.

El brujo vuelve a indagar en la mente de la joven, esta vez dirigiendo sus búsqueda a Joseth y a quien la tenga controlada... y para qué exactamente, tratando de relacionar todo eso con la desaparición que estaba investigando.

Un chasquido de mi lengua es el unico gesto que puedo utilizar para manifestar mi molestia por la imprudencia de Tch´moar. Vaya. Ahora tendremos que jugarnosla.

- Amigo, por lo pronto tenemos dos alternativas. Reconozco el poder que la hace comportarse así. Incluso yo mismo puedo hacerlo. Sin embargo para luchar contra él, e intentar seguir sus movimientos, debemos estar seguros de que la potencia de mi Vitae es superior a la de Joseth, cosa de la que estoy convencido, o a la de Anum, cosa de la que dudo bastante. En cualquier caso es una jugada arriesgada, pero despistaría a nuestros enemigos. Aunque... - Los brazos de sombras que atan a la mujer cogen fuerza y la estiran hasta una postura dificilmente soportable, en la que sus oidos quedan tapados por la densa oscuridad. Ahora solo sus ojos y su nariz son visibles en su rostro.- ...Mi opción es más práctica. Matemosla. Ya no es inocente, ya no tenemos que respetar su vida, y lo que es más importante: Nos ha puesto en peligro. Pero antes, -sonrio.- oigamos lo que esta fulana con sombra de serpiente tiene que contarnos.

El color desaparece en toda la habitación, todas las penumbras vibran a la vez que late el único corazón vivo de la sala. Formas de antiguos demonios, de miedos más ancestrales que los primeros pueblos, de crimenes que se cometieron antes de que los primeros hombres poblaran Egipto, antes incluso de que mi Sire fuera abrazado por su Sire, "iluminan" de negro caos la mente de la pobre diabla que está a punto de contarme todo lo que sabe.

- Habla y vivirás. - Miento mirandola a los ojos. - Cuéntame todo lo que sabes del hombre que vive en el templo de Set, aquel al que llaman Joseth. Y de todo lo que tenga relación con dicho Templo. Habla. Yo te lo ordeno.

La oscuridad que invade la sala se agita, al tiempo que el ceño del íbero se frunce.

AEN-KA-BELES
¡Detente! -dice enfurecido a la fulana. El poco probable que dada la conversación mantenida esa chica vaya a sobrevivir. Especialmente cuando de las sombras de los asientos, de las mesas, de las esquinas, surgen zarcillos de sombra que agarran a la fulana por el cuello y las piernas, apretando sin llegar a ahogarla... todavía.

- Ahora, amigo Tch´moar, ¿tienes alguna explicación para darme sobre el comportamiento de tu fulana? ¿Cómo sé que no está controlada por los Setitas? ¿Cómo se que no nos va a delatar ahora mismo? ¿Y cómo sé que no lo ha hecho ya? Te advierto que aunque sea tu sirvienta, si tú no puedes explicarme su comportamiento morirá aquí y ahora.

Se le nota enfurecido, bien con Tch´moar, bien con la situación.

TCH'MOAR
Tch'moar se levanta, más curioso que alarmado por los movimientos de la mujer, la agarra de la barbilla y se pierde en sus ojos durante un instante, como si pudiese devorarla por dentro con sus ojos oscuros.

- En efecto, no sabemos quién la controla, pero es razonable suponer que son los setitas. El viento nocturno me dice que si intenta salir de aquí por su propio pie es porque debe entregar información, de forma que aún estamos a salvo en ese aspecto. Lo que debemos decidir ahora es cual es el curso de acción más astuto: mantener prisionera a la prostituta y tratar de obtener de ella lo que sabe, que era por lo que la llevaba conmigo antes de conocerle, señor ka-Beles, ya que acabo de encontrarla, o dejarla ir con la esperanza de que nos lleve a quien la tenga subyugada de esta forma.

De alguna forma parece haber cambiado el trato del desconocido por parte de Tch'moar, pues sus palabras han cobrado un tono sutilmente más amigable, cercano y confiado.

- Si está de acuerdo, podemos optar por ambos caminos, aunque sugeriría prepararla para una muerte inmediata en caso de perderla de vista. ¿Alguna idea? Por lo pronto puedo asegurar que esta mujer ha estado en contacto con Joseth.

AEN-KA-BELES
El guerrero chasquea su lengua molesto.

- Amigo, por lo pronto tenemos dos alternativas. Reconozco el poder que la hace comportarse así. Incluso yo mismo puedo hacerlo. Sin embargo para luchar contra él, e intentar seguir sus movimientos, debemos estar seguros de que la potencia de mi Vitae es superior a la de Joseth, cosa de la que estoy convencido, o a la de Anum, cosa de la que dudo bastante. En cualquier caso es una jugada arriesgada, pero despistaría a nuestros enemigos. Aunque... - Los brazos de sombras que atan a la mujer cogen fuerza y la estiran hasta una postura dificilmente soportable, en la que sus oidos quedan tapados por la densa oscuridad. Ahora sólo sus ojos y su nariz son visibles en su rostro.- ...Mi opción es más práctica. Matémosla. Ya no es inocente, ya no tenemos que respetar su vida, y lo que es más importante: Nos ha puesto en peligro. Pero antes, -sonrío.- oigamos lo que esta fulana con sombra de serpiente tiene que contarnos.

El color desaparece en toda la habitación, todas las penumbras vibran a la vez que late el único corazón vivo de la sala. Formas de antiguos demonios, de miedos más ancestrales que los primeros pueblos, de crimenes que se cometieron antes de que los primeros hombres poblaran Egipto, antes incluso de que mi Sire fuera abrazado por su Sire, "iluminan" de negro caos la mente de la pobre diabla que está a punto de contarme todo lo que sabe.

- Habla y vivirás. - dice mirándola a los ojos. - Cuéntame todo lo que sabes del hombre que vive en el templo de Set, aquel al que llaman Joseth. Y de todo lo que tenga relación con dicho Templo. Habla. Yo te lo ordeno.

Sientes el pánico eclipsando todo orden, toda claridad de pensamiento que pudiera haber tenido la meretriz. Sientes cómo la que era en realidad la asesina predilecta de Joseth se retuerce entre las sombras físicas convocadas por el íbero y cómo se debate por su vida con la nimia esperanza de poder sobrevivir una noche más, como siempre ha hecho. Su mente es un hervidero de instinto de supervivencia salpicado de la necesidad de dirigirse a un lugar, a la trastienda...

La meretriz se agita, haciendo fuerza y moviendo suspendida como está de los oscuros "cables" que la atenazan. Se debate también mentalmente para eludir las órdenes del íbero, pero se le ve claramente perder la batalla.

-Yo, yo... -comienza a decir entre sudores y dolor.

Y es en ese preciso instante cuando irrumpen en el local varios fornidos soldados, surgiendo de la noche portando antorchas para su viaje nocturno hasta el local. En su faldilla el distintivo dorado de la guardia de palacio de Aha.

En sus manos brillan las poderosas dagas de cobre que caracterizan a los militares, en sus ojos brilla la determinación.

-¡Quemad el local! -exclama el que parece el líder.

La entrada a tropel de los soldados me pilla completamente de sorpresa, y mira que es dificil. El peligro inminente de las llamas que portan los soldados centra mi atencion. Menos mal que ya habia empezado a dibujar las posibles salidas que tenia del local.

Ante semajantes palabras supongo que la mayor parte de los parroquianos se dirijira hacia la puerta de manera bastante desordenada, lo que seguramente me permitira salir por una de las ventanas sin tener que realizar demasiados esfuerzos para disimular mi presencia, ya de por si invisible.

Una vez fuera del local busco un lugar adecuado para presenciar el mas que probable combate que se produzca en el interior....o simplemente observar, desde la distancia, la quema del local de Joseth.

Si realmente es Anum quien controla al faraon esta desde luego intentando acabar con el negocio de su propia progenie. Curioso, parece indicar que efectivamente Joseth a renegado de su propio sire y de su religion.

He de meditar sobre lo acontecido en el interior del local, pues extraños son los acontecimientos.

Concentrado como estabas en la lectura de la mente embargada de instintos de la meretriz, tus agudos sentidos no han podido advertirte de la presencia de los guardias. Tu homúnculo no había salido de la sala tampoco, de manera que sólo puede avistarte de la presencia de los soldados cuando éstos ya han entrado, aunque te permite cierta visualización de la situación antes de salir del "reservado" donde os encontráis: cuatro soldados ya han entrado en la sala grande antorchas en mano y sin miramientos se dirigen a prender lo que tiene aspecto de poder arder con facilidad, que en esta casa es mucho. Otro, el que ha hablado está junto a otro en la puerta y en ese mismo momento acaba de hundir la daga en el torso de uno de los clientes que trataba de traspasar la puerta. No sólo están incendiando el lugar, sino que además pretenden que los que están dentro se quemen con él.

El sacerdote no daba crédito ante tal injusto acto falto de sutileza. Cuan inoportunos eran ahora que se disponía a cobrar los frutos de tanto esfuerzo dedicado en su segundo templo. Se enfrentaría él mismo a todos ellos, pero era demasiado tarde para evitar nada si Aha estaba en su contra, aunque en su interior no le preocupaba demasiado, pues no sería difícil edificar otro templo. Una sonrisa se mostró en su cara en respuesta a tal pensamiento, un nuevo comienzo, con más fuerza, aun más despiadado, ese seria el resultado de este error. Cuan equivocado estaría Aha si pensaba que el fuego era capaz de arrasar los sentimientos que la gente vuelca sobre cosas tan irrelevantes, pero tan necesarias para su satisfacción. Los pensamientos del sacerdote se volvían cada vez más crueles nacidos en su interior del odio acumulado por la escena que iba a presenciar. En toda esta injusticia observó en sus ojos la sombra de Set, como una bendición, que agradecería y disfrutaria en este mismo momento. Su sangre se impulsó hacia un acto desalmado, para erigir los cimientos de su nuevo templo. Joseth quiso ofrecerle al faraón la clave para erradicar esos sentmientos, tan fácil como encontrar un sentimiento superior, tan fácil como utilizar el miedo. Será el miedo lo que Menfis te profesará maldito Aha, miedo y desconfianza por el error que vas a cometer...te dedico este baño de sangre en nombre de Set. Con toda su voluntad dirigida a esta causa, comenzó a tirar de los hilos que abrirían el telón de su obra... mientras, el observaría todo desde la distancia, detras de los decorados, comenzó sus pasos hacia el exterior de la cervecería.

Los dioses no están con nosotros Tch´moar. Preciosa, se acabó tu tiempo... -digo mientras los tentaculos de sombras se aprietan y enroscan en su cuello partiendolo en menos de dos segundos.

Amigo, ahora decide, ¿huimos o combatimos?- digo desde la intimidad del reservado, ahora totalmente a oscuras. Pero por mi... No termino la frase, sólo desenfundo mi daga de cobre y hago una mueca. Me han jodido los planes y ahora estoy furioso. Si tiene que ser de ésta manera, sea. Casi prefiero torturar a un soldado que a una mujer.

Tch'moar parece poco interesado en la lucha cuando puede prenderse fuego todo el edificio, así que trata de escapar lo antes posible moviéndose a una velocidad asombrosa.

- Pelead si así lo deseáis, os esperaré fuera.