Partida Rol por web

Ornthalas soltó una risita cascada.

—El ciervo se despierta una mañana cualquiera y se dice así mismo "debo correr más que los lobos o me matarán". No muy lejos de allí se despierta el lobo y se dice así mismo "si no quiero morir de hambre, debo correr más que el ciervo". La víctima puede ser el verdugo. El poder es una ilusión.

—Y peligrosa.

Galatea murmuró aquello mientras miraba los remolinos que se formaban en el corto pelaje de la cabeza Áscalon al pasar las yemas de los dedos. Frunció ligeramente el ceño; estaba de acuerdo con eso pero dependiendo de en qué caso lo aplicara le inspiraba tristeza o rabia y no quería dejarse caer en ninguna de las dos. No era momento para eso.

Puede que los humanos del pueblo de Rengar no fueran unos santos varones pero desde luego prefería como "amenaza" a aquellos humanos que a un culto de Sharinos. Además, una cosa era cierta: tal y como estaban las cosas, sería peor tratar de impedírselo que dejarles hacerlo.

¿El "mal menor"? Vaya consuelo.

Quería confiar en que realmente cumplieran su palabra y cogieran sólo la madera que necesitasen... porque estaba segura que Aleera estaría vigilando que lo hicieran. Y como no lo hicieran, no le iba a gustar.

—Supongo que tendré que darle más razones a mi hermana para indignarse—añadió finalmente. Era una forma de quitar hierro al hecho de que a Aleera no iba a gustarle nada que su hermana continuase mezclándose con los humanos para llegar al fondo de aquél asunto—. Pero blanco y negro no existen sin gris.

O lo que era lo mismo: ahora tocaba escuchar la versión de los burgueses. Quizá encontrase más pistas que la llevaran de nuevo tras el rastro de los sharinos.

—Gracias, maestro... —suspiró—. Creo que me sentará bien estar aquí mientras no pueda volver.

Y no podía volver hasta que pasase un día y pudiera de nuevo asumir una forma animal, todavía era un conjuro que le exigía demasiado esfuerzo. Pero una cosa era clara: necesitaba un poco de tranquilidad, últimamente la echaba de menos.