Rengar se dio cuenta de que nadie esperaba que sacase las armas, pero ya era tarde para echarse atrás. Sin escudo y sin hacha no se le daba tan bien luchar y por eso había desenvainado automáticamente.
-No es tuyo. Vuestra última oportunidad: o nos dejais marchar o vamos a tener que luchar.
Aidé fue la primera en reaccionar, agitando la mano para lanzar un hechizo rápido que le proporcionó un instante de claridad para adelantarse a todos. La genasí trazó unos complicados símbolos ardientes en el aire y señaló a tus dos oponentes.
El aire rutiló a su alrededor, y de pronto los movimientos del drow se volvieron dolorosamente lentos.
Motivo: Ini Aidé (Nervio Vivaz)
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+8)=27
Motivo: Ini Drow
Tirada: 1d20
Resultado: 19(+7)=26
Motivo: Ini Semiorca
Tirada: 1d20
Resultado: 1(+2)=3
Motivo: TS Vol Drow
Tirada: 1d20
Dificultad: 18+
Resultado: 8(+1)=9 (Fracaso)
Motivo: RC Drow
Tirada: 1d20
Dificultad: 9+
Resultado: 8(+6)=14 (Exito)
Motivo: TS Vol Semiorca
Tirada: 1d20
Dificultad: 18+
Resultado: 20(+1)=21 (Exito)
1. Aidé
2. Drow
3. Tú
4. Semiorca
Lentamente, como si estuviera nadando en gelatina el drow se desplazó a tu alrededor, buscando tu espalda.
Busca una posición de flanqueo con su compañera, vaya.
-¡Ocúpate del drow!
Rengar arrancó con una fuerza inusitada. Se hizo a un lado para evitar un posible martillazo y buscó el abdomen de la semiorca para descargar un hachazo. El golpe fue formidable y hundió el arma más de lo que pretendía, rasgando carne e intestinos. Pero, después de todo, las hachas estaban hechas para matar. No habría cortes de advertencia.
La semiorca había quedado muy debilitada y Rengar lo sabía. No quería matarla.
-¡Rendíos ahora y curaré todo el daño que he hecho! -gritó-. ¡Esto no tiene por qué ir a más!
Motivo: ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+9)=29
Motivo: ataque
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+9)=23
Motivo: que la mato xDDD
Tirada: 1d8
Resultado: 5(+4)=9
Al recibir el demoledor golpe la semiorca lanzó un aullido escalofriante, entrando en un frenesí bélico en el que llegar a una solución razonada quedaba fuera de lugar.
Lanzó un poderoso martillazo de arriba abajo que detuviste con el escudo.
Motivo: Atq
Tirada: 1d20
Dificultad: 24+
Resultado: 4(+14)=18 (Fracaso)
Con una articulación gutural realizada sin mover los labios, Aidé concentró mágicamente su atención en la semiorca. Mientras trazaba en el aire un nuevo encantamiento, advirtió lo claramente definida que estaba vuestra oponente.
Dos rayos de fuego rugieron por el escenario de la pelea para abatirse sobre la semiorca. Fulminada por la potencia del impacto trastabilló retrocediendo un par de pasos. Después la ropa y el pelo le empezaron a prender. Se tiró al suelo y empezó a rodar en un vano intento de apagar el fuego. Pero el fuego mágico no se extinguía con esa facilidad.
Aidé contempló su obra con un estático brillo en los ojos.
Motivo: Rayo Abrasador 1
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 15(+6)=21 (Exito)
Motivo: Daño Rayo Abrasador 1
Tirada: 4d6
Resultado: 11
Motivo: Atq Rayo Abrasador 2
Tirada: 1d20
Dificultad: 16+
Resultado: 10(+6)=16 (Exito)
Motivo: Daño Rayo Abrasador 2
Tirada: 4d6
Resultado: 13
Gaelin tiró las armas.
—¡Cha'kohk! ¡Me rindo! —dijo tirando las espadas cortas y corriendo lentamente, tratando de hacerse un camino entre la multitud congregada.
Rengar soltó un gruñido de sorpresa cuando vio a la semiorca arder.
-¡Aidé! ¡Te he dicho el drow!
Soltó las armas y el escudo y se lanzó sobre la bárbara para imponerle las manos y realizarle una curación mágica. Usó toda su energía para asegurarse de que no moriría.
12 de curación imponiendo manos.
Aidé vio como el drow salía de allí echando mistos. La gente parecía más ocupada en cobrar sus apuestas y en protestar que en vosotros.
—Y me he encargado de él, ¿no lo ves? —sonrió la genasí con fiereza—. La piedad es para el jardín de juegos, no para el campo de batalla.
-Esto no es una batalla -respondió Rengar mientras procuraba enmendar la herida de la semiorca. Su curación mágica había obrado milagros y ahora estaba fuera de peligro (y la mayor parte de los intestinos estaban dentro), pero estaba lejos de irse a levantar de un salto-. Ve a buscar un sanador, por favor.
Lo pagaría de su bolsillo, faltaba más. Al final iba a tener que pagar más que una moneda de oro, pero no le importaba. Aquello era algo que sí debía pagar, pero lo otro no. Con un poco de suerte, el drow se lo pensaría dos veces antes de volver a amenazar a nadie.
—Vaya, pues cuando te vi agujerearle las tripas con tu hacha me pareció otra cosa —bufó la genasí, poniéndose en jarras, antes de preguntarle a la multitud con tono aburrido:—, ¿algún sanador presente?
Un elfo de aspecto fanfarrón y marrullero se acercó a ti. Iba vestido con una pesada casaca roja abotonada con bordados dorados, cuya elegancia y exquisitez contrastaba fuertemente con el blusón y los sencillos pantalones de lana. Las botas negras de piel vuelta también eran de buena calidad, pero habían visto mejores tiempo. El elfo hacía saltar una bolsita de monedas en su mano, haciendo tintinear las monedas que probablemente habría ganado apostando por ti.
—Parece que es mi día de suerte, por partida doble —comentó jocosamente antes de atar la bolsita de monedas al cinturón— ¿Necesitáis mis servicios?
-Quiero que cuides de esta mujer y que te ocupes de que sus heridas sanen -Rengar sacó de su bolsa cincuenta monedas de oro y se las tendió al elfo-. Espero que esto sea suficiente para costear el servicio. Volveré más tarde para ver cómo se encuentra. Tenemos cierta prisa.
El elfo aceptó las monedas sin rechistar.
—Desde luego, tú más sincero servidor Araevin de Athkatla se encargará ello —dijo esbozando una sonrisilla—. Aunque yo me cuidaría de volver a acercarmea ella. Ya sabes, por aquello de que has estado a punto de matarla y todo eso. La gente se lo toma como algo personal.
-Eso ha sido un accidente. Pero me imagino que no querrá agradecerme nada. No lo hago por eso.
El semiorco le hizo un gesto a Aidé con la cabeza para que echase a andar.
-Nosotros nos vamos. Gracias. Hasta luego.
Mientras ibas de camino a buscar a Ossian (aunque no tenías ni idea de dónde empezar a buscar), Aidé comentó:
—No pensarás que vayamos al castillo de Halvan nosotros tres solos con el mocoso, ¿no?
-No podemos esperar a Galatea -contestó Rengar-. ¿O sí?
—Es tu hermano el que está en peligro —reconoció Aidé—, pero si el Castillo de Halvan es tan peligroso como cree Ossian me gustaría ir allí con toda la ayuda posible.
Rengar no estaba muy seguro de nada. Sin Galatea, le faltaba la voz que le dijera "adelante". Con Galatea, habría habido una manera de detener la pelea del club de aventureros. Y aunque Joxer estuviera en peligro, sin Galatea no saldría bien. Algo lo decía en su interior.
-Está bien. Esperemos.