—Vaya, gracias por la parte que me toca—Galatea arqueó una ceja suspicazmente mientras miraba a Rengar y se cruzaba de brazos—. Hasta hace un días os conformabais conmigo cada vez que os caíais y os raspabais las rodillas
Tras varios segundos de expresión seria, rió un poco entre dientes. No estaba enfadada (a fin de cuentas, Araevin era el especialista en curaciones, no ella) pero no había podido evitar hacer el símil con los típicos niños revoltosos que, cuando se caen y se hacen daño, le ponen ojitos a su madre para que los cure.
Carraspeó diplomáticamente para retomar el hilo y negó con la cabeza.
—Creo que el motivo de que la reunión sea tan "secreta" es porque ese hombre quiere llamar poco la atención—dijo. Tal y como lo había puesto Rengar parecía que fueran a emboscarlos o algo así.
No obstante, le sonaba raro, pero eso no lo dijo en voz alta. Se conformaba con que a Beshaba no le diera por hacer la gracia.
—Rengar, Aidé y yo—dijo mirando al resto de compañeros a la espera de que expresasen su aquiescencia, luego volvió a mirar a la anfitriona—. ¿Así está bien? Un grupo de cuatro, contando contigo.
Era vagamente consciente de que le había encantado la reacción de la maga. Pero eso tampoco lo dijo en voz alta.
Al escuchar las palabras de Aidé, Rina apretó los dientes... Iba a replicar cuando Rengar y Galatea hablaron. Entonces la joven semielfa asintió con un leve gesto de cabeza.
- Me parece bien. Cuatro será perfecto... Y aún así llamaremos demasiado la atención, por eso dije de ir un grupo reducido... - Se explicó clavando su mirada en el rostro de la hechicera. En el fondo se había sorprendido por el sentimiento de amistad que parecía unir a aquel grupo. Ella había trabajado casi siempre sola y desconocía lo que era el "compañerismo".
- Bien, entonces cenamos y vamos para allí... - Comentó volviendo a dibujar su habitual sonrisa traviesa en su rostro. Se apartó de la chimenea y se acercó al mueble bar para servirse una nueva copa. No tardarían en avisarle de que la cena estaba servida, pero mientras no lo hicieran, aquel licor era como una golosina para Rina.
Un criado entró por fin para servir el vino que Araevin había pedido. Lamentablemente, no había elverquiss en la bodega de Rina. El elfo paladeó el vino y mientras el criado le preguntaba a Galatea si quería cambiarse de ropa, dijo:
—¿Te extrañas, querida? El clérigo siempre es el miembro del grupo más querido. Ahora Mamá Gallina soy yo, y vosotros mis pollitas.
—¿Me estáis dejando fuera? —preguntó Ossian con expresión dolida—. Espera, ¿me estás llamando pollita?
Aidé no hizo ni caso y se dedicó a maneter la mirada de Rina con una cuarta de descaro y tres de reto.
—¿Llamar la atención de quién? ¿De los sharinos? —preguntó Aidé—. Si hay un espía sharino en la ciudad ya estará sobre nuestros pasos. ¿Qué ocurrirá si dediden atacarnos y estamos separado?
Miró a Galatea.
—No me parece sensato. No me... —interrumpió lo que iba a decir—. No creo que debamos correr ese riesgo.
—No, gracias—respondió Galatea silabeando lentamente el "gracias" cuando le volvieron a preguntar si quería cambiarse de ropa—. Estoy cómoda así, en serio, comodísima. Os lo haré saber si en algún momento dejo de estar cómoda...
Suspiró y se peinó hacia atrás con una mano volviendo al tema.
—No, Ossian, disculpa no pretendía decir eso—contestó—. Es sólo que...
Sin embargo, el comentario de Aidé la hizo interrumpir la frase y adoptar un gesto meditabundo.
—Sí... ahora que lo mencionas, tienes razón—murmuró pellizcándose la barbilla, el apunte de la genasí había hecho que ahora enfocase la situación de una manera distinta. Guardó unos segundos de silencio pensativo antes de centrar su atención de nuevo en Rina. Antes de manifestar opinión alguna al respecto, preguntó: —. ¿En dónde habéis quedado exactamente?
-Aidé tiene razón. Aunque no vayamos juntos todo el rato, deberíamos estar cerca unos de otros -dijo Rengar mesándose la barbilla.
- ¿Y qué ocurrirá si por nuestra culpa se pone en peligro la vida del informador? - Preguntó la semielfa respondiendo a las palabras de Aidé. - No sé si los sharinos os estarán siguiendo. Pero si así fuera ya lo habrían hecho de antes, y por lo que tengo entendido os habéis separado estos días... - Comentó mirando a Rengar. - Si todavía no se han fijado en vosotros, y espero que así sea ya que nos daría una buena ventaja, seguro que ver a seis aventureros caminando por la noche despertaría su curiosidad. No, sigo creyendo que es mejor no ir todos... - Se reiteró en sus palabras. Era evidente que la joven semielfa estaba acostumbrada a moverse sola por las calles. O eso parecería si no fuera vestida con aquel elegante traje...
Galatea frunció suavemente el ceño.
—Eso es como decir que el riesgo de poner en peligro la vida del informador es impensable y el de poner en peligro la de mis compañeros no lo es—dijo no enfadándose pero sí se notaba que no le gustaba la idea—. No nos ofusquemos tanto ahora con si hay o no espías. Ver seis aventureros caminando por la noche bien podría significar que van a una reunión supersecreta, o la taberna más cercana a tomar algo.
Como ya tenía los brazos cruzados, lo que hizo fue pasar una pierna sobre la otra. No tenía muy claro por qué Marina temía tanto por la vida del informador yendo con ellos... o igual sí, ¿a quien no le ponían de punta aquellas combustiones de fuego mágico que se producían como por ensalmo? Tal vez lo mejor sería un término medio, y en ese momento al paladín se le ocurrió.
—Bueno, lo que dice Rengar no es mala idea—propuso intentando conciliar opiniones dispares—. Aunque no vayamos juntos todo el rato, al menos estar lo suficientemente cerca. ¿Os parece mejor así?
Ahora sólo faltaba que alguien propusiera que primero pasara un grupo y... a los cinco minutos, el otro lo siguiera para terminar reuniéndose todos con el informador. Empezaba a sentirse ella como una espía.
De no ser porque los sharinos le amargaban el humor, le habría resultado hasta cómico.
El rostro de Marina se ensombreció ante las palabras de Galatea. La joven no había pretendido insinuar que no le importara la seguridad del grupo. Ella estaba acostumbrada a moverse de noche por la ciudad, y sabía que llamaba menos la atención un grupo pequeño que ver a 6 aventureros armados, dirigiéndose hacia el puerto... Incluso eso podía levantar las sospechas de los guardias...
- Bueno, está bien... Podemos separarnos en dos grupos. Aunque sinceramente sigo sin entender este afán que tenéis de ir todos juntos... Así os meteréis en más líos de los habituales... - Comentó y la comisura de sus labios se curvaron en una sonrisa. Se llevó la copa a los labios y bebió un buen trago. Empezaba a tener hambre y el licor aquel lo único que hacía era calentar su estómago.
- Entonces, cuando terminemos de cenar nos dirigiremos al puerto... - Les dijo volviendo a mirarles.
—Señoras, caballeros. La comida está servida —anunció una criada regordeta.
La mujer detuvo su mirada unos momentos en Galatea y se acercó solícitamente a proponerle en voz baja.
—¿Mi señora quiere cambiarse de ropa para la cena?
Ish, te cedo la batuta para que describas el comedor y las sabrosas viandas con las que agasajas a tus huéspedes .
No sé si tendréis algo más que decir, planear u opinar. Si no hay más que decidir, haced un post más bien de cierre y nos vamos a la siguiente escena. Entiendo que vais las tres y que os acompaña Aidé. Araevin, Drizzt y Ossian se queda de equipo de rescate. Si tenéis alguna señal con la que comunicaros o algo así, decididla.
La ceja derecha de Galatea sufrió un cómico tick cuando, nada más levantarse, la criada se le acercó para preguntarle aquello por tercera vez. La elfa miró al techo con exasperación.
—¡Como alguien vuelva a preguntarme si quiero cambiar de ropa, le prendo fuego a la casa!
No es que tuviera verdadera intención de hacerlo pero aquello comenzaba a parecer una comedia. Soltó un hondo suspiro y dejó caer de nuevo los brazos y la cabeza al más puro estilo "Ya está, ya me he quedado a gusto" antes de seguir a Marina al comedor.
"Por todos los dioses... ¿Qué tiene de malo mi ropa?".
La criada se retiró a toda velocidad mascullando una disculpa y dedicándole una mirada de circusnstancias a Rina.
Aidé sonrió de oreja a oreja, de una forma más elocuente de cualquier cosa que pudiera decir.
—Te estás convirtiendo en... en... en... —señaló a Aidé con espanto—, ¡en ella!
—Bueno, querida. Reconoce que algo de fondo de armario sí que te falta —comentó Araevin antes de frotarse la barbilla—. ¿Sabes lo que es un armario? Unas cosas grandes, de madera. Donde se guardan ropa u otros enseres. Seguro que Rina te podrá enseñar unos cuantos.
Rengar se alegró cuando la discusión terminó. Por otro lado, el exabrupto de Galatea le sorprendió tanto que, por un momento, no supo si debía sonreír. Al final así fue. El semiorco se rascó una ceja ante el intercambio de opiniones acerca del vestuario de Galatea y aprovechó para defender a la elfa.
-Bueno, es una druida. No necesita muchas ropas de gala en el bosque -comentó. Era pura lógica, y si él lo entendía no sabía por qué el resto seguía dándole vueltas al asunto.
La presentación de la comida hizo que le rugieran las tripas. Había traído apetito porque sabía que se darían una buena comilona. Hacía tiempo que no comía algo verdaderamente rico, y las viandas de prisión no eran ningún manjar. ¿Qué les serviría la burguesa? Rengar recordaba una vez, después de ayudar a un caballero a recuperar parte de su fortuna robada, en la que había comido en una de las mejores tabernas de los Valles. Había tenido que renunciar a la coraza un par de días porque no se había podido embutir en ella.
—Tranquilo, Araevin. No trataré de peinarme con el tenedor... —suspiró Galatea al cielo.
Normalmente no le prestaba atención a aquellas chorradas pero pensó que si simplemente se largaba sin decir nada igual creían que se había enfadado de verdad... Así que hizo el pequeño esfuerzo de añadir aquello.
No obstante, el comentario de Rengar hizo que lo mirase y esbozara una sonrisita sesgada. No sabía qué le hacía más gracia; si el hecho de que el paladín no había pillado que todos aquellos comentarios entre el bardo y el clérigo eran una comedia o que al salir en su "defensa" lo estuviera diciendo realmente en serio. Bueno... eso último era más encantador que gracioso.
A la hora de darse la vuelta aun tardó en dejar de mirarlo y siguió a Rina al salón. Como todavía seguía sonriendo, decidió aprovechar para susurrarle a la consternada criada que no se preocupase por el fuego, era especialmente sensible al fuego. A los bosques no les sentaba bien.
No fuera a ser que también se creyeran que pretendía incinerar la casa de verdad...
Todos: +300 px
Galatea: tu relación con Aidé ha aumentado en 1 punto: Amistad — Camaradería (8)
Galatea: has iniciado una nueva relación con Araevin: Amistad — Asociado (2)
Rengar: tu relación con Aidé ha aumentado en 1 punto: Amistad — Camaradería (8)
Rina: has iniciado una nueva relación con Aidé: Rivalidad — Asociado (3)