A Patricia le costaba articular palabra, pero no iba a dejar que la atmósfera del lugar nublara su razón.
-Gustavo... tenemos que descifrar como funciona esto. No podemos ser simples espectadores asistiendo a un show de magia en Las Vegas... Esto tiene una explicación racional que no la estamos viendo. Y en todo caso, si por un momento diéramos crédito a lo que dice el ritual... No es mejor interrumpirlo antes de que ocurra lo que sea que debe ocurrir?
La detective no estaba segura de nada. Intentaba mostrar confianza pero su actitud dubitativa al momento de tomar o no el frasco, en otras circunstancias no se hubiera presentado.
-Te doy una hora para que encuentres a Isolino sin tocar nada y entretener a los jefes. Después de esa hora, voy a sacar los frascos de la posición en la que están y no descansaré hasta descubrir el mecanismo por el cual nos parece que siguen latiendo.
Duras estaba delante al otro lado de la tienda cuando Gutierrez le alcanzó. Le observaban desde unos metros mientras hablaban y le miraban. Durás sabía perfectamente que hablaban de él.
—En esos dos es precisamente en los que estaba pensando— le contestó a su compañero —Tengo la mosca detrás de la oreja de que sus matones pueden intentar algo si trasladamos a Durás a la comisaría.
—Si es que son "sus matones"... concluyó en ese halo de misterio que estaba envolviendo todo el caso. Nada estaba claro, nada era mundano. Que más le gustaría al viejo sabueso que este anticuario cojo no fuese más que un asesino de la camorra. Eso sería cómodo.
Con esa idea en la cabeza una mirada significativa intercambió con Gutierrez. Por un momento ambos reaccionaron recordan el episodio del teléfono y lo normalizaron inmediatamente de su mente.
—¿O lo protegemos como a la princesa de Asturias o lo enviamos con una patrulla y tratamos de usarlo de cebo?— chasqueo los dientes —Tenemos muy poco tiempo para preparar algo así... ¿y si le perdemos?... ¿y si les atrapamos? Y sino ocurre nada haremos un poco el ridículo.
—Mucho que ganar, mucho que perder.
No me decido. Pero si tengo que inclinarme por algo que Durás sea trasladado en convoy de al menos tres patrullas. Con el resto de patrullas del distrito en alerta.
Gutierrez asintió, entendiendo lo que le decía Montalbano.
- Siempre pueden ir un par de patrullas y nosotros unos metros por detrás, en mi coche. - señaló hacia afuera con la cabeza aunque desde allí no se viese su viejo coche. - Siempre podemos decirle al cabeza de convoy que queremos comprobar si alguien les sigue, de esa forma sabrán que vamos a ir detrás y que no tienen que perdernos.
Cortés estaba fuera de sí. La mente le iba a cien por hora y los ojos parecían no abarcar toda la información ante estos. Respiraba agitadamente presa de una mezcla de excitación y locura. Necesitaba respuestas. Y sí, la palabra era "necesitaba".
Tomó las manos de Patricia y la miró profundamente.
- Una hora. - sentenció justo antes de salir corriendo de aquel lugar camino del Hospital. Su cita con Isolino le esperaba.
Montalbano asintió a Gutierrez.
—Muy bien. Vamos a hacerlo...
Y con esto llamó a algunos de los agentes que estaban por allí para comunicarles el plan a un lugar apartado de Durás y otros posibles oídos indiscretos.
Entonces según tengo entendido el plan es que una patrulla se lo lleve detenido mientras Gutierrez y Montalbano les siguen discretamente.
A los agentes les decimos que dos se llevan a Durás y el resto se quedan guardando el perímetro. No les comunicamos de nuestros planes por las sospechas que tenemos en el cuerpo.
Patricia apartó la mano en el mismo momento en que Gustavo le pedía algo más de tiempo. Había tenido una sensación extraña al aproximarse a uno de los extraños frascos. No sabía intepretarla exactamente pero la verdad es que no había sentido algo similar al alivio al apartarse nuevamente. En su interior estaba decidida a mover los objetos. Todavía lo estaba. Pero agradecía la oportunidad que le había dado su compañero de no hacerlo. ¿Por qué? ¿Qué le inquietaba tanto? ¿Y por qué lo sentía de forma irracional?
Gustavo no perdió un instante. Salió de la cámara secreta y subió las escaleras seguido de Aldara. Al parecer tocaba una segunda entrevista con Isolino. De todo aquel complejo puzzle parecía el único que conociese al menos la disposición del tablero pero ¿querría compartirlo con ellos?
Gustavo e imagino que Aldara van a visitar a Isolino a la residencia.
Guillermo y Angel van en la escolta policial de Durás.
¿Qué hará Patricia en la escena del crimen con la cámara secreta?
Los dos detectives organizaron el despliegue de protección para el asesino. Alguno de los agentes enarcó una ceja sorprendido quizás por tanta precaución. Era evidente que el caso sería muy mediático pero, la verdad, Durás no parecía un individuo de alto riesgo. Para los agentes implicados en el caso era un psicópata muy cabrón y escurridizo.
Claro que ninguno de los agentes sabía tanto como los dos viejos detectives. Y desde luego nadie les iba a chistar. Así que se procedió al traslado del sospechoso según sus órdenes de forma inmediata.
Enseguida abro escena para ambos grupos.
Me queda Patricia, de momento, en esta escena.
Patricia se quedó sola en el sótano y un temor irracional la invadió. Qué tenía la atmósfera de ese lugar? Sin embargo, ella era una mujer de ciencia, no se dejaría llevar por una mera sensación, aunque esta sensación fuera salir corriendo de allí y cerrar a cal y canto el lugar.
Agradeció tener una hora de tiempo para poner en orden sus emociones. De chica, cada vez que había tenido miedo por una peli de terror o una pesadilla muy vívida, su manera de superarlo había sido enfrentado aquello que la asustaba y ahora pensaba actuar igual. Si en una hora, sus compañeros no le daban noticias que la hicieran cambiar de parecer, contra todo su instinto, iría y tomaría uno de los frascos, rompiendo el esquema macabro.
Mientras pasaban los minutos no se quedó ociosa. Recorrió la estancia meticulosamente, sacó fotos desde todos los ángulos que se le ocurrieron, inspeccionó bien de cerca tanto frascos como el pentagrama, y, por sobre todo, intentó olvidarse del nudo que tenía en el estómago y el hormigueo que no podía dejar de sentir en la piel.
Mientras pasa la hora, examino la escena a fondo buscando la pista "racional". Gasto puntos si es necesario.
Lo peor de todo fue descubrir que no había explicación racional para aquello.
Era una mujer de ciencias, alguien que siempre había encontrado una respuesta satisfactoria para todas las preguntas.
Pero aquello no lo tenía. No era un truco. No era una simulación. Sentía ese miedo irracional y, dentro de su ser, notaba como se acercaba a una puerta que, de atravesar, no tendría vuelta atrás.
Miraba el reloj esperando una respuesta de sus compañeros. En su vida se había sentido más desprotegida, más sola y perdida que en aquella cámara secreta, acompañada del latir unísono de aquellos corazones muertos.
Esperaba una señal. ¿Llegaría a tiempo?
No hace falta gastar puntos: no hay ninguna pista racional en esta sala.
Hacemos una pausa hasta el regreso de las navidades.
Espero a que pase la hora antes de hacer nada. Aguardo q me indiques cuando sea :)
Patricia miraba la hora de forma insistente. Habían pasado cincuenta y cinco minutos y no tenía noticias de sus compañeros. ¿Qué estaba sucediendo?
Digamos que han pasado justo en el momento en que Gustavo hace la llamada al interrogatorio.
¡Adentro acción!
No pudo resistir más. Los 55 minutos que llevaba sola en aquella habitación habían dejado sus nervios de punta. Había revisado de arriba abajo la estancia sin encontrar nada que pudiera sostener la idea de un montaje digno de Criss Angel pero su razón se resistía a aceptar la otra alternativa.
-Aquí hay gato encerrado, no me trago este jueguito de lo sobrenatural -dijo en voz alta para darse confianza. Por dentro, temblaba como una hoja.
-A qué le tengo miedo? Basta Patricia, es momento de dejar de jugar -miró la hora en el móvil. 61 minutos, el tiempo prometido había transcurrido.
Tragó saliva, se secó la transpiración de las manos en el pantalón, inspiró y expiró hondo... Se agachó cerca del frasco que creía que contenía el corazón de Robledo y lo tomó, sacándolo del pentagrama. Estaba hecho.
Allá voy! (*﹏*;)
Una parte de Patricia se decía que aquello era una tontería, pero no podía negar que otra parte de su ser sentía como si un rayo la fuese a fulminar en cualquier momento. Tragó saliva y levantó el tubo donde estaba el corazón que suponía de Robledo por su tamaño y energía. No quiso reconocer que las manos le temblaban.
Lo primero que notó fue lo liviano que era. Esperaba que el frasco pesase bastante más o que algún tipo de fuerza lo retuviese en su sitio pero lo levantó sin problemas. Lo apartó del pentagrama. Y no sucedió nada. El corazón seguía latiendo en el interior del frasco, levitando de forma imposible, imparable y rítmico. Y la forense notó un leve escalofrío producto de lo antinatural que le parecía aquello. Pero no sucedió nada más. Todo seguía igual que antes. Quitar el corazón de su posición no había disparado ningún evento.