Partida Rol por web

Cada vez más perdido en tu mundo y tus compañeros a tu alrededor sufriendo por protegerte a ti y a los tuyos, por luchar por la decisión de Icycla, por salvarte de lo que estuviera por suceder. Y mientras tanto...

Mientras tanto en tu mundo aquella ilusión tan real de tu amor perdido hace tanto tiempo te seguía manteniendo en una realidad idilica que deseabas tener para tiempre y que según pasaba iba a ser así... Solo necesitabas recolectar la esencia necesaria para traerla de vuelta, para que estuviera a tu lado permanentemente, para que todo fuera como hace años.

Solo que ante tu pregunta, Angus sonrió de forma maliciosa, pero no debia ser nada ¿No? - Recolecta siempre esencia... Para mi... Para todos... Conviertete en mi recolector puro de tierra y viento... Hazlo para siempre... Nunca descansarás hasta que hayas terminado de recolectar en el fin de tus días la última gota de esencia posible. - y realmente tetrico empezó a volverse todo, pero si con ello la conseguías recuperar... ¿Que más daba no?

Y entonces unas campanillas sonaron... Pero no había campanillas... A tu alrededor, solo había arena, un desierto inmenso que se extendía más allá incluso de donde alcanzaba tu vista. Una vista quizás baja, pues tu cuerpo se encontraba siendo tragado por las mismas arenas que creías pisar y que realmente te estaban ahogando por la misma situación que ocurría fuera de este mundo... ¿Pero que mundo era este? ¿Y por qué donde solo había arena volvían a sonar unas campanillas? No había vegetación por ningún lado, ni Angus estaba allí.

Te tenía por alguien de una voluntad mayor

Dijo una voz gruesa y enorme que resonó por todas partes, casi como si el lugar en el que te encontraras fuera una cueva, pero realmente estabas al aire libre. ¿Como era si quiera posible? Y para más inri, cada una de las palabras movieron la tierra como si la propia boca del emisor fuera el suelo mismo... Ni que decir tiene que dicho movimiento te removió en donde estabas encontrandote aún más prisionero de tu cuerpo entre toda aquella arena que no te dejaba ya ni moverte y que te llegaba ya por el cuello

Aunque puede que aún tengas una oportunidad extra

Mencionó la voz como si supiera perfectamente de quien y que oportunidades hablaba y es que no podía ser de otra forma, pues no conocias a otros seres en todo el mundo que hablaran de lo mismo... ¿Acaso aún seguías embriagado por la hipnosis de aquel mago? Un momento ¿Que hipnosis? ¿Y por qué te costaba recordarlo? Incluso te costaba recordar la otra oportunidad que te dieron... ¿Por qué? ¿Acaso el otro mundo te afectaba tanto que estaba acabando con tu memoria? Podía ser... Podía ser que necesitaras entonces esa otra oportunidad... Podría ser que aquella voz entonces te pudiera salvar

No existen un numero limitado de oportunidades
Los seres de este mundo cometeis errores constantemente
Pero también sois capaces de aprender de ellos
Debes hacerlo ahora, o no lo harás nunca más

Y probablemente aquella voz tuviera razón... Las enseñanzas de Icycla no eran malas, pero cuantas oportunidades habiais tenido todos los seres de la tierra en concreto. ¿Por qué las personas que enfermaban una y otra vez podían restaurarse y seguir con sus oficios? ¿Por qué cuando una guerra acaba la vida continua para ganadores y perdedores? ¿Por qué entonces cuando alguien es capaz de darse cuenta de sus errores puede corregirlos? ¿Acaso había una segunda oportunidad?

Podías sentir todas aquellas preguntas bombardeando tu mente, mientras tus recuerdos luchaban por mantenerse... Al mismo tiempo que notabas como toda la tierra a tu alrededor se removía haciendote girar allí donde estaba y ascendiendo algo desde las harenas hacia ti... Un trozo de tierra blanda, con hierba y una flor de campanillas vivas y resplandecientes... Al agitarse podías escuchar su tintineo de nuevo... - _{Nargu... Despierta} - como unas campanillas difuminandose con una voz... Pero... ya era tarde. Ya no podrías despertar... O quizás no era tan tarde.

Aprende de tus errores sin temor a cometerlos
Aprende de tu pasado sin temor a recordarlo
Aprende del pasado sin temor a fallarte a ti mismo
Aprende junto a mi poder, aceptalo igual que tu nueva oportunidad

Mi poder es ahora tuyo Nargu

Nargu Náeres, hibrido Luftinuka y Delemental de tierra.

Tuya es la oportunidad a partir de ahora de convocar los tierra calma

Tierra que construiran nuevos caminos

Tierra que repararan viejas heridas alla donde vayas

Y que aportarán protección a tus aliados así como armas contra tus enemigos.

Proclama ahora el hechizo que desde el primer momento de oirme tienes en tu mente

Proclama ahora que mi poder se manifieste a través de ti

Y vive cien vidas más

En tu mente se dibujó entonces una palabra en otra lengua, en otros simbolos que de normal no entenderías...

- Eso no lo discuto. -replica Anya, la capacidad de auto sacrificio es algo bastante raro y que no todo el mundo tiene.

Su siguiente frase sobre los Delemental hace que la joven frunza un instante el ceño y luego suelte un "tsk" de fastidio antes de volver a ponerse en guardia, comenzando entonces a temblar la tierra. Ya se imagina lo que viene a continuación, así que toma una respiración profunda y despeja su mente. No sabe el elemento de quien haya de venir, pero está claro que esto va a ser peligroso.

El sonido del grito me estremece y por un momento me tiemblan las piernas, pero me obligo a controlarme, manteniéndome serena con las enseñanzas de mi madre. Suelto tranquilamente el aire, emitiendo un halo de vaho que delata el frío del lugar, justo antes de que la DemonIce surja de la tierra. Siento hervir mi sangre por debajo de la piel, pero ese calor se estrella contra la fría cubierta de mi temple, mirando a la criatura con un odio gélido.

Niero nos encierra a todos en una cárcel de llamas, lo que prueba un poco más mi autocontrol*, haciéndome gruñir un poco mientras me comanda para que ataque.

- Aprecio poco que me cargues el muerto, Niero. -indica, claramente molesta, antes de descargar efectivamente su espada en la pose de la Garra del Tigre Negro.

El golpe quizás no fue el más pulido del mundo, pero la rabia con la que se descargó la katana podría congelar a la propia Delemental.

¿Había sido un sueño? Helga abre los ojos y ve delante suyo a Vanille estaba preocupada por ella y lo que le habia sucedido, Helga niega con la cabeza mientras se va incorporando lentamente hasta quedarse sentada:

No... no te preocupes... estoy bien

Sin embargo, aquello que había sucedido, ¿había sido aquel poder? el poder que le habían otorgado. Se mira las manos algo confusa mientras pensaba:

Estoy segura... ha sido por esa visión... esa visión ha sido mucho mas de lo que parecía... pero, ¿porque yo? ¿porque me ha elegido a mi? quizas por mi viaje... no lo se...

Mira a Vanille y dice:

No te preocupes... estoy bien, no me ha dado ningún rayo... estoy bien, ¿y tu?

Observa el lugar y las torretas, aparentemente únicamente esas criaturas habían sido afectadas, lo cual no hacia mas que confirmar que no había sido casualidad, estaba claro, había sido ella misma y poseía ese poder, poder que no tenia antes. Tras beber un poco del agua que le ofrece Vanille se termina de poner de pie y dice:

Creo que... deberíamos ponernos en movimiento... hemos tenido suerte, pero no creo que sea prudente estar mucho tiempo aquí... demos un vistazo a ver que podemos aprovechar de por aquí, recojamos las torretas y marchemos, estoy preocupada por los hombres de la carreta

Decía mientras iba preparándose, sin embargo, no podía dejar de penar en lo que había sucedido

¿Le cuento a Vanille? No... mejor no, es algo realmente increíble... creo que es mejor que piense que ha sido un milagro... no quiero ni asustarla ni preocuparla mas de lo que ya se que esta... es mejor que no le diga nada a nadie... la menos por el momento, hasta que yo misma me aclare

Niero sonrie ante tu "gratitud" desclavando la espada y empezando a ponerse en guardia - Oh ¿Pensabas que por novata te ibas a llevar tu toda la diversión? - Con su peculiar sonrisa negó flexionando las piernas - Ni pensarlo. - Finalmente saltó para llevar su espada contra la DemonIce.

Ante el primer golpe que fue el de Niero, la DemonIce chilló al ser atacada por el costado, pero entonces se puso más en guardia mientras iba desangrandose. Tras recibir tu ataque con la Katana yendo hacia atrás para recibir menos daño, la Delemental gritó y se estiró todas sus extremidades para lanzarte volando por el aire y retener a Niero con dicho poder.

Enguantó sus garras con hielo por encima siendo que ahora parecía tener unas enormes garras heladas como arma y se lanzó directa a por ti siendo que apenas pudiste bloquear el ataque y una de sus garras te atravesó en un punto quizás no tan importante, pero suficiente para que sufrieras todo el daño pues tu armadura no cubrió lo suficiente.*

-Mierda. - Fue entonces que Niero se dió cuenta y fue rápido a separar a la Delemental - Aguanta novata, ya me encargo yo del resto. Trata de no dormirte - Y dicho eso Niero se lanzó al combate contra aquella DemonIce, aunque con claras dificultades. No obstante tu visión se volvía borrosa, y poco a poco el dolor de tu costado te iba inundando. Ni el fuego de tu interior te ayudaba

Por eso al intentar moverte, todo se volvió oscuro...

Pura negrura, oscuridad y frialdad. Un elemento único que dejaba anegado cualquier sentido que tuvieras... Dolor, visión, olor, temperatura... No tenías nada a tu favor ahora que pudiera decirte que era aquella oscuridad, pero podías asegurar que al abrir los ojos, podías ver dicha oscuridad, así como estrañamente sentir su frialdad, aunque ironicamente, se sentía calida. Así como de la nada el fulgor de un olor que podias notar aunque no identificar te llegaba al interior de tu ser.

Eres una vergüenza para todos a los que proteges

Dijo entonces una voz, dura y seca como si la lengua de quien procediera esa voz fuera viperina. Dichas palabras te hicieron sudar, pues fueron tal el ardor de las mismas que casi notabas que pudieran quemarte incluso... ¿Pero acaso tenía razón? A fin de cuentas tu único error en esta batalla solo fue no poder bloquear bien un ataque. ¿Eso significaba que no protegerías bien a nadie? Daba igual la respuesta, pues el fuego de tu interior empezó a resonar y bailar, removiendote lo más profundo de tu ser azotando tu consciencia incluso con cada latigazo de sus llamas bailantes

Te falta poder, te falta fuerza, te falta saber como atacar y recibir los golpes

Volvió a hablar aquella voz y casi como si de un terremoto se tratase la sala donde estabas comenzó a vibrar dejando que poco a poco unas enormes llamas inundaran todo tu alrededor, amenazantes a la par que inofensivas pues no se movían, más bien permanecian expectantes de ti, iluminando así la nada que había a tu alrededor y por ello afirmando una gran realidad. Tu burbuja era un simple pozo de negrura que ni las llamas podían atravesar... O más bien un escudo que mantenía lo malo fuera

Pero sigues negando la fuerza en tu interior
Intentas ocultarla hasta de tus propios ojos mintiendote a ti misma
Logras contenerla pero cuando hay una simple fractura en tu ser...
EXPLOTA COMO UNA MALA BESTIA

Aquella voz no parecía aliada, más bien cabreada, como un ser que quisiera solamente arrancarte la cabeza de un bocado y quedarse tan tranquilo... ¿Pero acaso lo que decía de ti misma era real? Tu poder interno podía ser devastador, tanto suficiente como para destruir todo el mundo si lograbas hacerte con el, pues esas eran un poco las enseñanzas que habías tomado de la religión Icycla, aquella que adoraba a una diosa violada por el fuego, aquella donde tu madre fue destruida desde las entreñas engendrandote a ti en su lugar...

Pero al mismo tiempo el fuego era un elemento bueno, pues Icycla enseñaba no tenerle miedo más que al desbocado. La oscuridad era mala, el frio agradecido a Icycla, pero el extenso resguardado. La comida, el calor, el vapor... Tantas cosas buenas por el fuego incontrolable... Que era imposible imaginarse que lo fuera. Quizás por eso, la voz entre aquellas llamas, entre aquella negrura... Decía dichas palabras. Quizás el fuego, tu peor enemigo y compañero intenso... No era tan dificil de manipular

Acepta quien eres
Acepta tu poder interior
Y CONTROLA TU FUERZA MAXIMA
Así obtendrás mi PODER

DI QUIEN ERES

Mi poder es ahora tuyo Anya

Anya Ishar, hibrida Humana y DemonFire buscadora de la cultura Lumínica.

Tuya es la oportunidad a partir de ahora de convocar los fuegos furiosos.

Fuego que destruirá tu alrededor

Fuego que te ayudará a que tu camino sea más liviano

Y que al mismo tiempo que destruye crea nuevas cosas para un futuro mejor.

Proclama ahora el hechizo que desde el primer momento de oirme tienes en tu mente

Proclama ahora que mi poder se manifieste a través de ti

Y DESTRUYE A LO QUE TE HIERAN

En tu mente se dibujó entonces una palabra en otra lengua, en otros simbolos que de normal no entenderías...

El golpe conecta y Anya ve cómo su espada hiende con gran potencia casi en el costado contrario al golpeado por Niero, llevando allí el impacto por los giros de la Delemental. Hizo un par de pequeños giros con el arma, tratando de no dejar posición posible para atacarla antes de situarse de nuevo en guardia, pero la Delemental fue más rápida de lo que se esperaba y con unas garras de hielo encontró un amplio hueco en las defensas de Anya, no perforándole un pulmón por poco, pero generándole un frío que nunca habría imaginado sentir con lo que ella es. No pensaba que fuese tan grave, pero el dolor la recorrió por completo haciéndola toser y, con esa sacudida, cayó en la oscuridad.

No nota nada ya del mundo real, pero se siente despierta, como en un sueño lúcido. Estña oscuro... hace calor... existe un olor extraño... ¿ha ido al más allá? Una voz la ataca sin que ella entiendia por qué le habla así, ¿qué ha hecho mal, en realidad? Le han puesto contra una prueba considerable, ¿quizás debería haberse quedado simplemente a la defensiva? Algo en su naturaleza Delemental está alterado, pero no de una forma que hubiese sentido antes. Como si estuviese feliz.

Algo se forma en su mente, algo que no entiende y sí a la vez, pero no logra atraparlo, esquivo. La voz sigue mencionando todas sus carencias. ¿Y quién eres tú para criticarme?¿Cómo no me va a faltar todo, si he salido hace apenas unas semanas del templo? Quiere decir, pero no sabe cómo hacerlo en ese momento. Las llamas y la oscuridad se entremezclan de una forma confusa, sin que entienda bien lo que sucede.

La voz sigue hablando, sobre lo que ella lleva dentro, ¿y qué?¿Qué puede hacer con eso? Esa furia no es algo que sepa controlar, por más que se haya esforzado en ello. Solo ha logrado limitarla, guardarla donde no haga daño mientras no sabe cómo emplearla correctamente, ¿qué más podría hacer?¿Dejar que arrasase todo? Lo domará... En su momento, con el tiempo. Ahora no es capaz, pero tampoco se pueda decir que haya renunciado por completo a él. Solo rechaza esa parte que trata de controlarla.

Su propia religión no temería su poder si estuviese controlado, aunque, ¿quién va a fiarse realmente de que un Delemental esté controlado? Ella aún tiene mucho que aprender y lo sabe, y aunque sabe de su naturaleza monstruosa, mejor que nadie, nunca se ha rendido de intentar hacer algo bueno aún así. De ser la hoguera que aleja lo más crudo del invierno. De ser la pira que espanta las bestias nocturnas.

Soy Anya Ishar.
Hija de un Delemental que destruyó y creó a la par.
Hija de una sacerdotisa que aguantó lo indecible para criarla.
Eterna aprendiz. Futura maestra.
Soy aquella que quiere crear algo que proteja a todos.

Proclama en su interior, o eso intenta.

No entiende bien nada de lo que sucede. No sabe quién le habla. No sabe por qué le dice eso. Pero sí sabe que siente que eso que le han dado podría terminar con la Delemental antes de que Niero peligre. No quiere perder el control, por lo que se encomienda a Icycla una vez más para mantener su mente en el camino correcto.

INCINERAR

Con todo su ser, Anya proclama dos palabras que son una.

Vanille respondió muy rápido - No, estoy bien, ninguno de los rayos nos ha alcanzado a ninguno y... Creo que hemos sido las únicas en presenciar esta minitormenta. Gracias Diosa Thira - Mencionó finalmente Vanille después de su estado... Sin duda le afectó a modo de fe.

Tras decir eso y escucharte tu preocupación, Vanille se puso manos a la obra ayudandote a levantarte y tratando de ayudarte a moverte - No creo que ir sin energía sea bueno para ti, pero me tienes a mi para cargarte. Nunca te dejaría sola Helga. - mencionó finalmente haciendo gana de su enorme amistad que sentía contigo.

Y así fue como ambas junto al pequeño Vaporum empezasteis la larga caminata hacia Trayerta, lugar donde sin duda te esperarían un sin fin de descubrimiento esperando a ser explorados... Sino fuera porque en un momento dado de la caminata, dejaste de oir los pasos de los tres. Seguiais andando, pero el silencio se hizo dominante de todo el lugar. Ni viento, ni vuestras pisadas, ni las de Vaporum... Ni siquiera podias oir tu latido si tratabas de concenctrarte... Y no fue hasta que giraste la cabeza para buscar que pasaba, que no te diste cuenta de ello...

Las palabras fueron dichas, tan duras y secas como las de aquel que te hablaba, tan fuertes como tu corazón lo proclamaba, y así, las llamas empezaron a aproximarse a ti.

Las llamas fueron rodeándote en espiral, primero a un lado, luego a otro, como jugando a tu alrededor, pero luego dándote ese ardiente calor que en parte era poder y en parte era salvación. Una sincronía perfecta que al momento de aproximarse lo suficiente a ti, se detuvieron volviéndose un intenso mar y muro al mismo tiempo de llamas.

Entre aquel juego de luces y sombras que eran las llamaradas de tu alrededor cuyo fulgor no descansaba, podías ver y encontrar el origen de la voz. Una sonrisa maliciosa a la par que orgullosa se mostró mientras se adentraba en la parte que conformaba tu oscuridad

Desnudo el cuerpo que entre las llamas se iba formando, sin más decoración que el furo fuego envolviéndole donde allí debía crecer el pelo. Ojos fulgurosos cual base flamígera que te miraban como su fuera un abismo sin fondo. Potentes músculos que al igual que la cara mostraban humanidad aun con una expresión malévola que acabó agarrándote del cuello y barbilla para que centraras tu mirada en el

Ya era hora que aceptaras tu fuego interior
Ahora que el mío converja junto al tuyo
Y atraiga la creación y la destrucción

Con dichas palabras lujuriosas a la par que serias cual padre que regaña a su hija, el hombre creado con las llamas recorrió los escasos centímetros que había entre su cara y la tuya, besándote en ese momento y al mismo tiempo generándose una luz que empezó a sustituir a las flamas e inundarlo todo.

Lo último que viste en aquel lugar era un mero símbolo que resistía a toda luz y que poco a poco se fundía con tu cuerpo

Acto seguido de decir aquello, tu palabras se transmitieron por toda la cueva, y entonces tu herida empezó a quemarse desde dentro, y no solo tu herida… También tu boca, tus ojos y hasta tu nariz y orejas…

Poco a poco todo tu empezaste a llenarte de llamas por completo y en el momento que todas las llamas cubrieron tu cuerpo, estas se expandieron llenando la cueva en una explosión que apenas no dio tiempo a nada. Ni siquiera ver tu misma el resultado, pues cuando estas empezaron a cesar tu herida recién cicatrizada por las llamas y tu baja energía consumida por las mismas te hicieron perder la consciencia.

Segundos después, que para el resto del mundo fue bastantes minutos, te encontrabas en un carro, cubierta por una manta y en movimiento, obviamente, por el traqueteo del mismo carro… Si mirabas hacia el conductor por su espalda podías saber que era Niero.

-¿Ya has despertado? – Preguntó sin siquiera volverse - ¿Cómo te encuentras?

Al proclamar las palabras, quizás de manera poco meditada, las llamas comienzan a danzar cada vez más cerca, pero aún así no siente miedo. Es una escena rocambolesca, la joven, con el aspecto de una adolescente, rodeada de un mar de fuego, pero con un gesto que se ha tornado tranquilo, resuelto. Esas llamas no son un muro. Se dice, aún sin entenderse a sí misma. Son un camino.

El cuerpo de llamas frente a ella la hace sentir... Extraña. Exuda una presencia imponente, en cierto modo cautivadora, peligrosa, segura... No es hombre ni es demonio, entonces, ¿qué es?¿Quién es? Su expresión, aún así, es lo que causa más dudas en la joven. No sabe si ese aspecto malévolo es por tenerla atrapada en su red o porque en verdad hay algo malvado. Yo no soy así. Nunca lo seré. Piensa al notar ese gesto, pues recuerda a ese fuego que reclama lo que quiere, sin control. La parte malvada. Como los Delemental, piensa.

El hombre, imponente, la agarra y toma sus labios sin preguntar. No se parece en nada a los besos que le dio Ya'tse. Sabe a... Poder.

Las últimas palabras que le había dicho justo antes del beso le hacen pensar de nuevo: ¿qué y quién es? Una parte de ella sabe la respuesta, pero el resto le dice que es engreído creer que un Dios se fijaría en ella en cualquier sentido.

Finalmente, siente ese símbolo que se funde con ella, en su interior... Quizás también esté por fuera, pero importa mucho más cómo siente su fuego cambiar.

Es entonces que la realidad vuelve a ella y viceversa, sintiendo cómo la misma realidad resuena con la palabra que ha dicho. Por un momento, sus ojos delatan su naturaleza, viéndose el fuego que ya antes se podía ver en su interior, antes de que el fuego la invada entera, expandiéndose de dentro hacia afuera, cauterizando su herida, llevando su cuerpo y su alma a un límite imposible.

- Muere... Ahora... -dice con firmeza, aunque aún así apenas audible entre el mar de llamas que se expande... Justo antes de que el interruptor de su cabeza finalmente salte, haciéndola caer como un trapo al sueltño de la cueva.

Una parte de su cabeza llega a pensar en Niero antes de irse del todo. Espera que no le haya pasado nada...

Al despertar, suelta un gemido quejumbroso, sintiéndose como si hubiese recibido una paliza.

Escucha la pregunta y es entonces que mira, sintiéndose rara. Está un poco mareada, nota al mover la cabeza, y su cuerpo se siente... Distinto.

Se palpa en el lugar de la herida y comienza a pasarse las manos por el torso, los brazos, la cabeza, como si quisiera asegurarse de que todo está en su sitio... O de que no hay nada nuevo. O no tan nuevo, pero que no debería estar ahí.

- Me encuentro... Distinta. -dice, volviendo a quedarse tumbada, con los ojos cerrados- Algo ha pasado en la cueva... ¿Qué ha pasado? -Como si él fuese a saber responderlo.- ¿Qué he hecho? -pregunta, después, consciente de que ha pasado "algo", pero sin saber bien el qué.

O sin querer aceptarlo tan fácil, quizás.

Las últimas palabras de Angus habían en cierto modo confundido al rocoso híbrido. ¿Recolectar escencia por siempre? ¿Hasta el fin de sus días? Aunque por alguna razón una parte de él se mostraba irracionalmente atraída hacia esta idea, otra intentaba sin demasiado éxito retomar el control de su mente; no era necesario ir a tal extremo, ¿o sí? «Bueno... si Angus lo dice...» pensó ingenuamente y casi resignándose a aceptar hacer lo que debía hacer.

Justo en el momento en que aún dudándolo estuvo a punto de decidirse de forma definitiva por entregarse a su nuevo cometido, su entorno cambió. El sonido de unas campanillas parecían haber despejado todo rastro de Angus de aquel plano de la existencia y provocado que infinitos y diminutos granos de arena lo infestasen todo en su lugar, dando pie a la llegada de una profunda y grave voz, una aún más imponente que la suya propia, una que reverberaría con fuerza y firmeza en el aire.

"No existe un numero limitado de oportunidades" diría esa voz.

Hundiéndose en la arena Nargu fue incapaz de distinguir si el "click" que acababa de escuchar era mera obra de su imaginación al haber escuchado aquellas palabras o si tan sólo se trataba de la arena girando intempestuosamente a su alrededor y chocando contra su piel, haciéndolo hundirse más y más en aquel desierto. Sea como fuera, con un pasado a largo y corto plazo en ese entonces difuso y un presente no mucho más esclarecedor, decidió permanecer en silencio y escuchar. La voz le decía que todos cometían errores todo el tiempo y que podían aprender de ellos, pero eso era justamente su ideal, ¿por qué entonces percibía que sonaba como si no fuese así y estuviese en cambio hablando de un ideal opuesto al suyo? ¿Quizás por el límite de antes? «No, no, espera» pensó. «Sin un límite las oportunidades pierden su etéreo valor, ¿qué más da desperdiciar una si luego tendré otra, y otra, y otra más?» Y es que cuando cada oportunidad le costaba la vida a alguien o le añadía sufrimiento a sus pesares conceder una más era ya demasiada benevolencia, benevolencia digna de Icycla.

—Yo... —musitó al recibir aquel trozo de tierra con hierba y una floreciente campanilla sobre él. ¿Qué era todo aquello? ¿Su poder? ¿El de quién exactamente? No lo tenía claro. De hecho no lo tenía ni claro ni oscuro ni tampoco una mezcla extraña de ambos conceptos a la que quizás se le podría llamar claroscuro: directamente no tenía idea de qué era lo que estaba presenciando, pero algo le decía que aquella voz no era mera obra de su imaginación. La voz hablaba de construir nuevos caminos y reparar viejas heridas, y por lo que el medio Luftinuka sabía o creía saber, ambas empresas podían en principio sólo traer bien al mundo—. Lo haré —dijo entonces, completamente determinado a avanzar por el camino que se presentaba ante él a pesar de no tener del todo claro a dónde lo llevaría o lo que significaba tomarlo. Si obtendría poder con el cual hacer del mundo un lugar mejor de la forma que fuese lo recorrería de principio a fin sin dudar ni por un segundo.

Seismo.

Fuertes como ninguna, tus palabras resonaron por todo el lugar, removiendo el cielo y poco a poco la arena a tu alrededor e incluso agrietando la tierra.

Todo a tu alrededor parecía ahora temblar en son a ti mismo, pareciendo querer dejarte salir de aquella prisión que de arena se había formado para entonces… Hundirte más en ella y tragarse hasta tu cabeza, dejándote así en una gran negrura…

Negrura que poco a poco cambió de nuevo. La tierra se volvió piedra y tú alrededor aire para respirar. La campanilla a pocos centímetros de tu cabeza tintineante y lo que te agarraba tan profusamente enorme hasta poco más allá de ti dejándose ver pues una figura que de por si hablaba sola

Aquel ser magnánimo, hecho de tierra, arena, hierba, plantas… De todo lo que cubría la tierra, enorme e imponente en su máximo esplendor, se hallaba ante ti acercándote pues poco a poco con sus gigantescas manos hacia su rostro para poder verte mejor, mientras que la arena de su cuerpo caía y te cubría más y más

Tu que aceptas pues esta tercera oportunidad
No se la quites a los demás
Y muéstrales el camino que junto a mi les crearás

Dichas palabras temblaron en todo su ser removiéndote incluso tu interior antes que finalmente y por la diferencia de tamaños, el ser enorme de tierra te acercara a tus labios en un intento de beso que casi parecío que te comía, inundando en el momento del contacto todo con una enorme luz que primero cubrió la tierra y luego el resto

Lo último que viste en aquel lugar era un mero símbolo que resistía a toda luz y que poco a poco se fundía con tu cuerpo

Entonces en aquel espacio donde Angus estaba tratando de convencerte, todo empezó a temblar, todo empezó a desmoronarse, la tierra comenzó incluso a removerse y alzarse en diversos puntos allí donde crecían pilares de tierra, algunos incluso acabados en punta - ¿Nargu? ¿P-por qué? - y entonces uno de todas esas esquirlas de tierra, fue a alcanzar a Angus atravesandola del todo, mirandote con cara palida al sentir tal dolo...

-N-Nargu... - con tos empezó a expulsar sangre y salir de la esquirla rodando por ella hasta tus pies transformandose poco a poco en lo que se convirtió cuando murió por primera vez... Un conjunto de extremidades destruidas de su propio cuerpo, cuya cabeza fragmentada te miró directamente con una sonrisa a la par que lloraba - G-gracias, N-Nargu... Gracias por... Liberarme... A-ahora no... No te atormentaré... No me controlarán... para hacerte daño. - su sonrisa estaba a medio camino de la desdicha y de la felicidad, y es que apenas un rostro completo te podía decir más.

-Nargu... Tu eres muy fuerte... No dejes que puedan contigo... No dejes que acaben contigo... Yo... Yo siempre estaré... En tu corazón... Lucha, por todos... Lucha, por ti... Crea paz... y no busques venganza - quizás facil decirlo, pero dificil hacerlo... No obstante aquellas palabras de Angus fue quebrando todo aquel espacio en el que estabas encerrado, quedando única y exclusivamente tu junto a ella en un espacio negro. Así te percataste que se trataba de tu psique... Pero si era tu mente ¿Por qué Angus hablaba como si acabara de verte? ¿Por qué hablaba independientemente de lo que dijera tu mente? - Lucha Nargu, sobrevive. Hazlo por mi y recuerda... Siempre te querré.

Y así el cuerpo de Angus desapareció volviendote a dejar aquella sensación agridulce de la primera vez, que bien podría mezclarse con ira, tristeza y dolor...

Ira, tristeza y dolor que se propagaron al llegar tus últimas palabras a tu ser natural "SEISMO"

La tierra tembló más que nunca, generandose un terremoto del cual nadie podía quedarse quieto de pie. Todos, aliados y enemigos estaban asustados, gritando y corriendo de un lado a otro, sin poder hacer nada, mientras tu mente rompía el conjuro de aquel ser que trataba de doblegarte, y es que lo logró, pero a que precio.

Las palabras que invocaron el seismo fueron las ocasionantes de la destrucción de todo aquel lugar donde extraian esencias de formas inhumanas, pues el poder interior de tu tierra empezó destruirlo todo con pilares de tierra y esquirlas salidas desde el suelo, una y otra vez, independientemente de si lo que pillaba era aliado o enemigo. Un poder colosal que arrasaba todo a su paso, dejandote finalmente inconsciente por toda la presión mental sufrida, a la par que el cansancio de dicho poder.

Al despertar pudiste ver que estabas tirado frente a lo que se podría llamar una catastrofe. Unas ruinas en las cuales nadie querría entrar era lo que conformaba aquello que habías levantado con seismo en aquella ciudad y no quedó nadie de aquello... Nadie...

Ni los pueblerinos inhumanos, ni tampoco tus aliados. Tampoco podías rebuscar pruebas de ello pues la tierra se lo había comido todo... Pero ahora volvías al inicio. Estabas solo o esa era la sensación que percibía tu ser, al ver tal catastrofe. La catastrofe que el dios que engendró a Mimali te había otorgado como poder.

Las palabras del coloso de tierra habían impactado de lleno en Nargu. Sea lo que fuese aquel ser, ciertamente le estaba dando una tercera oportunidad, ¿cómo podría negarle su pedido de no quitarle la suya a los demás? Sí, seguiría dedicando cuerpo y alma a su cometido de traer el bien al mundo, pues esa era la voluntad de la benevolente Icycla, voluntad y benevolencia de la cual a su propia forma él se había adueñado, haciéndola suya, compartiéndola con otros y ahora con quien bien podría ser llamado su salvador.

Nargu miró con tristeza a Angus, despedazada una vez. Esta vez la miraba vuelto en sí; sus recuerdos estaban de regreso y su mente por la razón que fuese parecía gozar de una claridad mucho mayor a la de hacía tan solo un tiempo atrás. No le tomó demasiado tiempo entender lo que estaba sucediendo en realidad: la Angus de hacía unos momentos no era Angus. Ella jamás le habría pedido algo así ni mucho menos hecho sentirse culpable a propósito. La dulce hija de mimalí habría sido incapaz de hacerle daño. Por otra parte, quien ahora veían sus ojos parecía... distinta. ¿En verdad podía ser ella? ¿Podría quizás estar en verdad viéndola gracias al coloso de roca?

—Lo haré, Angus. Nos vemos luego —respondió esforzándose por aplacar la tenue melancolía que recorría su cuerpo y de sintiéndose alguna forma feliz por haber sido capaz de despedirse de Angus. Fuese esa realmente Angus o una magistral obra de su subconsciente, ni siquiera en sueños había podido hablarle de forma pacífica y despedirse, pues no había habido una sola vez en la que no acabase despedazada.

Al despertarse, la tierra rugió con furia, destruyéndolo y arrasándolo todo sin ningún tipo de discriminación o discernimiento sobre qué destruir y qué proteger y resguardar. Por alguna razón y a pesar de haber perdido la conciencia en medio de aquel caos lleno de gritos y desesperación, Nargu despertaría luego aparentemente sano, a salvo y solo. Había sido él quien había causado todo aquello, ¿verdad? Él o aquel coloso que había prometido prestarle su poder para junto a él hacer del mundo un lugar mejor, o quizás habían sido ambos.

El híbrido miró a sus alrededores para observar lo que ahora se parecía más una porción de páramo desolado que a un antiguo pueblo y mina de esencia. No quedaba absolutamente nada. Aún impactado por lo rápido que se había desarrollado todo, no pudo evitar hacer otra cosa que echarse hacia atrás para caer sentado en la tierra pedregosa. Si en verdad todo había sido arrasado, los otros prisioneros, los niños del pueblo, sus amigos, sobrinos y seguidores... ¿Todos habían muerto? ¿Ese era el precio que había pagado? No... de todos en aquel lugar él era el único que no había pagado ningún precio.

—Dime, coloso... —llamó con la mirada fija en el suelo, esperando que desde alguna parte lo estuviese escuchando—. ¿Han muerto todos? —preguntó, temiendo que respondiese lo que creía que respondería.

Niero sonreía mientras conducía el carromato y negó - Tranquila, aunque casi me quemas, estoy bien. Te cargaste a esa Delemental, y eso que pensé que no lo harías... Aunque me sorprendió tu despliegue de poder, no pensé que fueras tan fuerte hasta que vi que no se trataba de tu lado Delemental, sino de eso* - me señala una parte de tu cuerpo en donde ahora había un simbolo dibujado cual tatuaje perteneciente a tu cuerpo

-El sello del fuego. Nunca pensé que en mi vida podría ver a un heredero de tal poder divino, pero en parte me alegro no haberte atravesado de un disparo nada más te vi. - Arreó con las riendas a los caballos del carro y continuó hablando - Y antes de que lo preguntes, si, se que eres medio Delemental. Es algo que no me puede ocultar nadie... Tengo como un don para ello. Practica después de tanto tiempo. - Acto seguido Niero se volvió para ti mientras suspiraba y al mismo tiempo seguía hablando

Pero sus palabras no salieron de su boca. En cambio todo el lugar a tu alrededor se silenció, ni el caminar de los caballos, ni las ruedas del carromato, ni el aire pasar... Nada. Solo un sordido sonido de silencio. Al percatarse Niero sobre que no le oias miró preocupado en dirección este tornandose su rostro en miedo y pavor...

Y no hubo respuesta.

El viento corría entre las distintas piedras, cantando su ulular. La sangre podía notarse en el ambiente, igual que podías notar la humedad de todo el alrededor en general... Ya no había nada allí... Pero peor. No había nadie que pudiera responder tu principal y más primordial duda.

¿Aquellos seres a los que querías fueron devorados por la tierra?

¿Obtendrías alguna vez la respuesta?

Sea como fuere en un momento dado el silencio inundó tus oidos forzandote a elevar el rostro para ver una oscura realidad...

Y en un momento la oscuridad os inundó a cada uno, otra vez... Pero esta vez no en una ilusión banal, sino en una realidad tan fantastica como lucida. Desde la visión de cada uno podiais ver cinco llamas más alrededor de una llama enorme. Viendo se así, las seis llamas alrededor de la gigantesca eran de colores. Rojo, Azul, Cian, Amarillo, Verde y Marron. Todas refulgian con incesante crepitar. Y la de enmedio solemne como tal, comenzó a hablar.

Vosotros sois los sucesores de los que en su día antaño vencieron a los dioses.
Ellos tenían el poder de con sus manos y espiritus encarcelar a estos mismos en los sellos que ahora poseeis.
Ahora, después de tanto tiempo, el día de la profecía ha llegado.
El faro elemental, o como vosotros lo llamais, el faro de la paz se ha apago...
Y la catastrofe está por desencadenarse.
Vuestro poder está incompleto, pues cada sello que contiene los poderes divinos, se fraccionó por completo.

Debeis encontrarlos, reunirlos todos y clamar al poder mágico de los sellos elementales.
Para ello dirigiros a Trayerta, la ciudad que esconde el septimo elemento.
Cuando lo hayeis allí, estando los seis juntos...
este os revelará las verdades de vuestros nuevos poderes.

Levantaos mis heores, y salvad a Sansóläis.

La llama central fue consumiendose poco a poco, mostrando entonces a Trayerta en su lugar, el objetivo actual de los heroes.

Fin del capitulo 0